Vicente Nieves, El Economista
La última crisis parecía ser el inicio de un ciclo recesivo muy fuerte, pero pocos habrían apostado a que ese ciclo iba a tener consecuencias permanentes sobre la economía, que podrían lastrar el crecimiento económico y el empleo durante décadas. La crisis ha reducido de forma permanente el crecimiento potencial de las economías desarrolladas, que se enfrentan, como señaló Janet Yellen la semana pasada, a los efectos de la histéresis.
Lawrence H. Summers, profesor de la Universidad de Harvard, y Antonio Fatás, profesor de Economía en INSED, tratan las consecuencias y las causas de la histéresis en su trabajo The Permanent Effects of Fiscal Consolidations. En este documento, dichos expertos culpan a la consolidación fiscal emprendida en 2010 por la mayor parte de las economías desarrolladas. Este ha sido el principal factor que ha conducido a Occidente a la situación actual, caracterizada por un crecimiento mediocre y un mercado laboral débil.
"Los resultados muestran la presencia de fuertes efectos de histéresis producto de la política fiscal. Gran parte de las secuelas señalan hacían una consolidación fiscal contraproducente", según reza el trabajo de ambos expertos.