Alejandro Nadal, La Jornada
La probabilidad de que Grecia salga de la unión monetaria europea aumentó significativamente la última semana. La reunión de ministros de finanzas de la eurozona en Riga, capital de Latvia, muestra que el gobierno de Atenas se enfrenta a un bloque compacto y que le será muy difícil convencer a los poderes europeos sobre la necesidad de cambiar la política macroeconómica en Grecia.
El encono y tono mordaz de los ministros de finanzas contra Varoufakis, ministro griego de finanzas, tenía un objetivo claro: mostrar que las pretensiones del gobierno de Syriza no tienen futuro. El mensaje fue un ultimátum y los ministros de finanzas lograron que Tsipras lo remplazara con Euclides Tsakalotos, el nuevo jefe del equipo negociador.
Entre paréntesis, creo que los ministros de la eurozona nunca le perdonaron a Varoufakis que les hablara con un lenguaje que desconocen. Ese lenguaje es el de la macroeconomía. Imagínense, hablar de los orígenes y causas de la crisis, cuando todos saben que se trata de un cataclismo provocado por la ineptitud de los gobiernos. ¡Qué mal gusto!
La señal desde Riga es que se acerca la salida de Grecia de la esfera del euro. Y si alguien tiene dudas, que vea la conferencia del ministro alemán de finanzas, Wolfgang Schäuble, en la Brookings Institution, en Washington, hace unos días (brookings.edu). Su visión sobre la crisis y la economía mundial es reveladora.
Para empezar, Schäuble atribuye las causas de la crisis a la política monetaria y fiscal. El ministro alemán piensa que el problema de las economías capitalistas en las últimas dos décadas es que el crecimiento se ha sustentado en el endeudamiento creciente y en ciclos crediticios que tienen una fase de auge y otra de declinación y crisis. Los ejemplos que presenta son la experiencia de Japón hasta 1991 y las crisis financieras en Asia en 1997, así como el ciclo que conduce a la última crisis financiera en 2007. En conclusión, Schäuble sostiene que se ha buscado una fuente de crecimiento artificial en las políticas monetaria y fiscal y lo único que se ha logrado encontrar es un promotor de los ciclos de endeudamiento y crisis.
Consistente con este diagnóstico Schäuble piensa que el plan de recuperación en Europa sí funciona y que la prueba está en el crecimiento en España, Portugal e Irlanda. Esta expansión está conduciendo a la reducción en el desempleo. Vaya, hasta Grecia estaría comenzando a funcionar mejor: su crecimiento es positivo y ya tuvo un superávit primario. El corolario de todo esto es que el problema central en Europa, según Schäuble es el riesgo moral de ayudar a gobiernos irresponsables (léase Grecia).
El ministro alemán parece ignorar que el sistema crediticio y el endeudamiento es esencial para una economía capitalista. No se trata de un aditamento superfluo, sino de un componente medular del capitalismo. Pero Schäuble piensa que la estabilidad macroeconómica y el orden en las cuentas públicas son la clave para el crecimiento sostenido a largo plazo: la estabilidad genera expectativas favorables de largo plazo y esto permite salir del crecimiento por endeudamiento.
Pero después de criticar la práctica de recurrir al crédito en demasía para crecer, Schäuble nos informa que lo que se busca con el plan de ajuste y reformas es permitir a Grecia tener acceso ¡a los mercados financieros! Vaya, parece que se le enredó el guión al experto ministro alemán de finanzas. Por un lado nos dice que el crecimiento ha dependido del sobrendeudamiento y de los ciclos crediticios inherentes al sistema financiero, pero para Grecia hay que buscar su regreso al tenebroso mundo de los mercados financieros.
Schäuble ignora que aún las inversiones basadas en sanas expectativas de largo plazo tienen que recurrir al sistema crediticio y que es así como funciona una economía capitalista. Pero hay que informarle que los mercados financieros no tienen la propiedad que los cuentos de hadas (léase los textos de macroeconomía) les atribuyen. No son estables y tampoco pueden medir el riesgo con distribuciones normales de probabilidades porque ese mundo no existe, independientemente de cómo se forman las expectativas de los inversionistas.
Otro punto clave es la explicación sobre el superávit alemán en cuenta corriente. Según Schäuble se explica por el precio del petróleo y la apreciación del dólar. ¿De verdad creerá que estos factores coyunturales explican el desequilibrio europeo de los últimos años? Quizás lo más alarmante es la relación que establece el ministro alemán entre este superávit alemán (el mayor del mundo) y la dimensión geopolítica en la que destaca la confrontación con la Rusia de Putin. Según Schäuble hay que vencerla con el poderío económico de Alemania pues es lo que permite aplicar sanciones económicas que le duelan a Rusia.
Para estos funcionarios alemanes es claro que la Unión Europea debe responder a las necesidades del poderío alemán. Más allá del lenguaje alarmista, todo esto recuerda la descripción que hiciera la revista New Statesman de Angela Merkel como el líder alemán más peligroso desde Hitler.
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