domingo, 18 de enero de 2015

La última contradicción del BCE (y cómo ayudar a Grecia)

Yanis Varoufakis, Sin Permiso

No hay duda de que el programa OMT (“outright monetary transactions”, transacciones monetarias directas) ha sido el mayor éxito de Mario Draghi ( el diestro pero con escaso margen de maniobra Presidente del Banco Central Europeo). En el verano de 2012 el euro estaba a punto de desplomarse por el precipicio. El anuncio de Draghi de la intención del BCE de comprar cantidades ilimitadas de deuda soberana (italiana, en particular) para contener el contagio en los mercados de bonos bastó: la especulación de los bonos de la periferia terminó, a pesar de que Draghi no compró un solo bono de deuda.

Aunque de ninguna manera acabó con la crisis del euro, la obligó a trasladarse a los cimientos de la economía real (provocando la actual ola deflacionaria), reavivó el prestigio maltrecho del BCE y la confianza en su capacidad para mantener unida a la zona euro mejoró. Sin embargo, desde el primer minuto, los oponentes alemanes de la OMT (incluyendo el ... Bundesbank), y de la idea general del BCE de comprar bonos soberanos, llevaron el asunto al Tribunal Constitucional alemán, que, después de mucha deliberación, trasfirió a los tribunales europeos el veredicto final. ¿Puede el BCE acometer legalmente la compra de bonos soberanos, como insiste en hacer el programa OMT? Esa era la pregunta.

El Abogado General Pedro Cruz Villalón, del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, pronunció su veredicto: la OMT no violó el derecho europeo y puede ser puesta de nuevo en marcha a discreción de la junta directiva del BCE. Draghi debe estar satisfecho. No sólo no se ha erosionado el apoyo jurídico a su OMT sino que, además, sale muy reforzado en su actual batalla para convencer al Bundesbank y a Berlín de que el BCE debe comprar cientos de miles de millones de bonos soberanos de las naciones de la zona euro como parte de un tardío ejercicio de flexibilización cuantitativa que Draghi espera pueda derrotar a la deflación. Tiene sentido: si la compra de bonos es legalmente posible en el contexto de la OMT, con toda seguridad tiene que serlo en el contexto de la flexibilización cuantitativa.

Pero ¿por qué defiendo que esta decisión es pertinente para Grecia? Grecia no emite bonos y no se puede beneficiar, mientras se mantenga irremediablemente insolvente, de la flexibilización cuantitativa, cuyo objetivo son bonos del gobierno. Sea como fuere, hay un beneficio potencial importante en la decisión del Sr. Cruz Villalón cara al próximo gobierno griego. Esta decisión libera a Draghi de cualquier prohibición de comprar bonos del gobierno. Sin embargo, para que esta nueva "libertad" pueda convertirse en una forma significativa de flexibilización cuantitativa, no debe haber restricción alguna que obligue al BCE a comprar sólo bonos con calificación triple A y no debe asumirse que el BCE no pueda sufrir perdida alguna como consecuencia de sus compras de bonos (en caso de futura reestructuración de la deuda). Al igual que cuando la Fed compraba montones de deuda privada sin garantía blindada de cero pérdidas, el BCE, con el fin de utilizar su nueva libertad para llevar a cabo una flexibilización cuantitativa con impacto macroeconómico, debe aceptar que puede tener que aceptar pérdidas en su programa de compra de bonos.

Y aquí está el problema. Si el BCE acepta esto, como el Banco de Italia insiste que debería hacer, entonces la terca insistencia del BCE (en contra de las exigencias de SYRIZA) de que no pueden reestructurarse los bonos griegos que acumula (como resultado del fallido programa de compra de bonos SMP de 2010/1) se desmorona sin contemplaciones.

En resumen, el respaldo a la legalidad de la OMT del Tribunal Europeo es un importante apoyo al poder de negociación de un futuro gobierno de SYRIZA. De lo contrario, los planes del BCE de una flexibilización cuantitativa importante, contra las fuerzas de la deflación, están condenados al fracaso.

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