El debilitamiento conjunto de China, Europa y Estados Unidos, sugiere que las esperanzas de una recuperación económica vuelven a desvanecerse alimentando con ello nuevos temores. El índice manufacturero de China cayó a 50,6 en abril desde 50,9 en marzo; en Estados Unidos, la expansión del sector manufacturero se deslizó a 50,7 puntos en abril desde los 51,3 puntos de marzo. La contracción del crecimiento económico global golpeó fuerte a estos dos países que en conjunto equivalen a la cuarta parte del PIB mundial. Si incluimos los datos de Japón y Europa (en fuerte declive),vemos que mas del 50 por ciento del PIB mundial está en problemas.
La perspectiva de una nueva desaceleración en Estados Unidos y China es particularmente preocupante dado que se requiere un crecimiento en ambos países para ayudar a compensar la recesión en la zona euro. Las preocupaciones sobre el desarrollo de la economía de Estados Unidos se profundizaron aún más tras los decepcionantes datos de la construcción y la industria. A pesar de estos malos datos, la Reserva Federal insistió en que su actual programa de flexibilización cuantitativa (QE) es suficiente y aporta a la economía todo el apoyo que necesita. Todo se deja a la política monetaria y no hay ninguna intención de dar protagonismo a la política fiscal.
Sin embargo, no existe en verdad ninguna evidencia de que las políticas monetarias estén activando la recuperación en Estados Unidos dado que sólo postergan los problemas reales. Este fenómeno ha comenzado a verlo hasta el FMI, al reconocer que la recuperación no es lo suficientemente robusta "para generar puestos de trabajo para los millones de personas que han caído en el desempleo en los últimos cinco años". También comenzó a señalar los riesgos que enfrenta la recuperación global, en la cual puede diluirse la ventaja que llevaban los países asiáticos. El deterioro de las perspectivas de la economía de China, Europa y Estados Unidos, vuelve a alimentar los temores mundiales.
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