lunes, 14 de noviembre de 2011

Crisis de Italia puede destruir los cimientos de la Unión Europea


Italia puede convertirse en breve en un nuevo centro de tensiones económicas en Europa. De momento, las expectativas negativas en torno a este país han llevado a la rentabilidad de los bonos italianos a 5 años al 6,29%, anticipando una acelerada deflación. A medida que se conoce la trama de fraudes que hizo Italia para ingresar al euro la situación en la zona se hace más alarmante.

La zona euro está en condiciones de soportar la bancarrota de un país del tamaño de Grecia, pero el desplome de una economía con un peso específico tan grande como la italiana podría suponer el ocaso de Europa y el comienzo de una gravísima crisis en todo el mundo. Aunque este escenario es poco probable, ya que la economía de la península transalpina tiene mucho más recursos que la griega. Pero no podrá salir del atolladero sin ayuda externa.

Las señales que llegan de Italia son inquietantes. La rentabilidad de los bonos italianos a diez años ya ha alcanzado el 6,68%, cifra récord para este país (Portugal ya requirió de la ayuda de la UE cuando alcanzó el 8%). Actualmente, los mercados están crispados por los rumores de que los dirigentes del Banco Central Europeo se negarán a comprar las obligaciones de Italia, si el gobierno italiano no toma seriamente cartas en el asunto, recorta los gastos y lleva a cabo unas profundas reformas económicas.

El banco Credit Suisse ha señalado que sin una buena política de reformas estructurales, la economía de Italia puede venirse abajo en 100 días. Es el periodo que resta hasta la suspensión de pagos en Italia. Si esto se confirma, Europa se cubrirá de negros nubarrones. La suspensión de pagos de la pequeña economía helena, si termina por suceder, será un duro golpe contra el sistema financiero de la Unión Europea. El fiasco italiano se lo llevaría todo por delante…

Es evidente que la economía italiana está seriamente dañada y sin ayuda externa no tiene posibilidades de recuperarse. Y para nadie es un secreto que con inyecciones de capital no se va a solucionar el problema. El problema, es que Italia y Grecia están ya muy acostumbradas a un elevado gasto público. Una reducción en el mismo es sinónimo de tensión social. Los riesgos son muy altos y pueden provocar una nueva oleada de crisis mundial. La caída de Italia puede arrastrar al Reino Unido, Japón y atacar fuertemente a Estados Unidos.

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