El mundo se dirige hacia una nueva recesión global y China debe centrarse en sus problemas domésticos e inyectar una gran cantidad de dinero a la economía. Hasta el momento, China ha sobrevivido sin sobresaltos a las consecuencias de la crisis financiera mundial, pero la gravedad del tsunami que se acerca a Europa y a Estados Unidos, amenaza con llegar a China y quitarle los privilegios que ha tenido en estos tres años de debacle financiera. Así es como lo entiende Wang Qishan, viceprimer ministro chino en declaraciones para Financial Times, en donde advierte sobre la necesidad de reformar el sistema financiero del gigante asiático para dar estabilidad al país.
Pese a que China creció un sorprendente 9,1% en el tercer trimestre, Wang dice que el país tiene problemas estructurales en su sector financiero, y que los bancos deben evitar el crecimiento ciego y mejorar su eficiencia. China deberá relajar su política monetaria y hacer del yuan una moneda más flexible en ambas direcciones, para evitar el sobrecalentamiento de la economía y la inflación. El primer ministro Wen Jiabao reafirmó la intención de Pekín de permitir fluctuaciones en el yuan en ambas direcciones para desalentar las expectativas de que la moneda china sólo pueda apreciarse. Jiabao señaló que de lo único que se puede estar seguro en estos momentos de incertidumbre, es que la recesión económica causada por la crisis financiera internacional será una recesión global prolongada.
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