jueves, 3 de diciembre de 2009

Costos de la guerra en Afganistán impide crear más empleo en Estados Unidos


El anuncio del presidente Obama de que enviará 30.000 soldados más a Afganistán ha despertado una serie de críticas. Muchos señalan que lo más urgente es generar fuentes de trabajo al interior de los Estados Unidos y destacan que los costos de esta guerra (US$ 30.000 millones anuales), son demasiado altos para un país que tiene su déficit presupuestario en niveles récord.

Mientras los más críticos se preguntan si se justifica que el país financie una guerra ya perdida, a los demócratas más progresistas les preocupa que el gasto de la guerra limite su agenda doméstica. Obama ha tratado de asegurarle a su partido que no escatimará recursos para los desafíos internos: "La nación que estoy más interesado en construir es la nuestra", dijo el mandatario estadounidense. Sin embargo la realidad es claramente otra. Obama una vez más sorprende con este tipo de medidas y con la continuación de una guerra con Afganistán que oculta oscuros intereses.

La preocupación más apremiante de Obama debe ser recuperar la actividad económica y lograr que baje la tasa de desempleo del 10,2% actual, que es lo que definirá su presidencia. El del empleo ha pasado a ser el tema político más relevante en estos momentos no sòlo en Estados Unidos, sino también en varios países de la Uniòn Europea (España, Grecia, Letonia) y sólo el control de esta variable puede definir la prolongación o rechazo de los actuales gobiernos.


Para Estados Unidos, la situación es claramente mucho peor de lo que el presidente esperaba cuando asumió el cargo en enero pasado. La nueva administración estimaba que la tasa de desempleo alcanzaría su techo en 8%, y oficialmente se encuentra en el 10,2%%, aunque la tasa real es del 17,5%. Mayor razón para recortar todos los gastos que tengan por objetivo la destrucción.

Además que el margen de maniobra fiscal del gobierno es cada vez más limitado. Estados Unidos tiene un déficit de presupuesto récord y la Casa Blanca reconoció que deberá recortar el gasto o aumentar la recaudación triobutaria para que el déficit caiga a un más manejable 3% del PIB en el mediano plazo.

En este contexto, cualquier gasto adicional, como la decisión de enviar otros 30.000 soldados a Afganistán a un costo anual de alrededor de US$ 30.000 millones, resulta problemático. Más aún cuando una encuesta de Gallup arrojó que sólo el 35% aprueba la gestión de Afganistán, mientras el 55% la rechaza.

Imagen | Allan McDonald

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