El día del trabajo, que se celebra hoy en casi en todo el mundo, tiene una historia manchada de sangre y muerte. Su origen está en los movimientos sindicalistas formados bajo el impulso de la Primera Internacional y las ideas de Marx sobre la fuerza de trabajo, en la segunda mitad del siglo XIX. Esta es una época de pleno crecimiento de las grandes industrias y con una vertiginosa expansión de las ciudades que genera el abuso y la explotación de importanrtes contingentes humanos. En ese contexto, los trabajadores estaban totalmente desamparados trabajando hasta 16 horas diarias y con salarios miserables.
Esta situación de abuso y explotación patronal generó la creación de sindicatos para defender los derechos laborales. En noviembre de 1884 se celebró en Chicago el IV Congreso de
El presidente Andrew Johnson, a favor de la propuesta, promulgó la ley que establecía la jornada de trabajo en 8 horas diarias. Sin embargo, los empresarios se negaron a ella y así fue como más de 350 mil trabajadores fueron a la huelga y paralizaron al país. Marchas, disturbios y enfrentamientos se produjeron entre el 1° y el 4 de Mayo de ese año, con un saldo de 38 muertos y 120 heridos. Los siete principales dirigentes laborales fueron condenados a muerte el 9 de octubre de 1886 y cinco de ellos fueron ahorcados el 11 de noviembre de 1887.
Después de realizarse
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