Jacques Diouf, director de la FAO, refiriéndose a la teoría económica señaló: "En una economía rural clásica dicen que cuando los precios suben, la producción se ve estimulada a aumentar, con lo que los precios después se estabilizan. Sin embargo, esto no ocurrirá porque en los países pobres, los agricultores se enfrentan a dificultades para tener acceso a semillas, fertilizantes y alimento para el ganado".
Los elevados precios impulsados por malas cosechas y el alto precio del petróleo, están desencadenando fuertes disturbios en Africa, Indonesia, Tailandia y Haíti, entre otros países que se ven muy complicados para pagar a 118 dólares el barril de petróleo. Los países que se ven en mayores dificultades son aquellos que deben importar la mayor parte de sus productos alimenticios, todos los cuales han alcanzado precios récords como es el caso del maíz, la leche y el trigo.
Pese a que la FAO ha advertido que esta crisis en el precio de los alimentos puede desatar grandes disturbios, no se ven acciones claras y decididas en los gobiernos. En Chile, el Banco Central corre a proteger el dólar, en vez de crear mecanismos que amortigüen el alza de estos bienes básicos. Ya el pan se encuentra en $ 1.000 el Kilo y esta es una situación que afecta a los más pobres.
Lo que ocurra ahora dependerá de la voluntad política y de la acciones concretas para estimular a los pequeños productores del campo y garantizar la compra de sus bienes. Es en la agricultura pequeña y mediana donde se debe invertir cuanto antes para revertir una situación que está llevando al mundo por un despeñadero. El modelo basado en las exportaciones ya perdió vigencia y lejos de ser un aporte a la economía se ha convertido en una carga por la colusión y control monopólico de sus estructuras.
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