El gobierno de Estados Unidos, que hasta hace poco afirmaba que no salvaría a bancos imprudentes, se vio obligado ayer a salir al rescate de Bear Stearns, luego de que la firma admitió que su liquidez “se había deteriorado significativamente”, avivando el temor de una crisis profunda del sistema financiero en aquel país y provocando la caída en el precio de las acciones en las principales plazas del mundo.
La decisión de la FED de acudir al rescate de Bear Stearns, el quinto mayor banco de inversión de Estados Unidos, marca un hito en el desarrollo de los acontecimientos que en los últimos meses ha colocado a la economía estadounidense a las puertas de la recesión. Un alto responsable de la Fed aseguró que es preciso remontarse a la Gran Depresión de 1929 y luego a los años 60 para encontrar antecedentes de una operación de salvamento bancario conducido directamente por el banco central.
Bear Stearns es uno de los cinco mayores bancos de inversión de Wall Street y una eventual quiebra, riesgo que se hizo patente ayer viernes ante la falta de recursos para atender los pedidos de retiro de fondos de sus clientes, acarrearía un efecto de dominó.
El anuncio de Bear Stearns de que enfrentaba problemas de insolvencia que lo obligaban a recurrir a la Reserva Federal y al JP Morgan Chase por fondos de emergencia intensificaron los temores de una crisis global de crédito. Los títulos de esta compañía que se especializa en finanzas hipotecarias e intermediación y que fue uno de los primeros en amitir que tenía problemas por préstamos hipotecarios, perdieron ayer el 47 por ciento de su valor y se desplomaron de 54,2 a 27 dólares por acción, el nivel más bajo en diez años.
La debilidad del sistema financiero dólar está quedando en evidencia. El precio de las propiedades de todo el país se ha depreciado en un 50%, mientras el petróleo llega a los 110 dólares el barril y la onza de oro a los mil dólares, un 300% de su valor promedio en el 2006..
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