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jueves, 15 de febrero de 2024

Cinco bancos de Wall Street poseen 223 billones en derivados financieros, el 83% del total


La Comisión de Investigación de la Crisis Financiera (FCIC, por sus siglas en inglés) identificó los derivados como un factor que contribuyó significativamente a la crisis financiera de 2007-2010 en Estados Unidos, haciendo hincapié en la naturaleza no regulada y oculta de millones de contratos de derivados entre las principales instituciones financieras que aumentaron la incertidumbre y el pánico.

Pese a las promesas de la legislación de reforma financiera Dodd-Frank de 2010 para frenar los riesgos asociados a los derivados, datos recientes de la Oficina del Contralor de la Moneda (OCC) revelan que cinco grandes holdings bancarios, entre ellos JPMorgan Chase, Bank of America y Goldman Sachs, han dominado el mercado de derivados, con el 83% de los 268 billones de dólares en derivados de todos los bancos estadounidenses al 30 de septiembre de 2023.

Especialmente preocupante es su control sobre el 96% de los derivados de crédito de alto riesgo, por un total de 5,8 billones de dólares. La inyección secreta de la Reserva Federal de 16 billones de dólares en préstamos a tipos inferiores a los del mercado durante el periodo 2007-2010 tenía en parte por objeto estabilizar a los bancos debido al contagio de sus posiciones concentradas en derivados. Para evitar que se repita, los reguladores bancarios federales han propuesto normas de capital más estrictas para 37 bancos dedicados a los derivados y a las operaciones de alto riesgo, lo que ha provocado una fuerte oposición de los megabancos de Wall Street, que ahora presionan contra estas medidas.

La historia de los desastres relacionados con los derivados, como el impacto de Merrill Lynch en el condado de Orange, la quiebra de Lehman Brothers y el colapso de AIG en 2008, subraya los peligros potenciales de las irresponsables burbujas especulativas.


miércoles, 29 de enero de 2020

Mercado de reportos: regresa la pesadilla


Alejandro Nadal, La Jornada

Hoy, a casi nadie le interesan las causas de la crisis financiera global de 2008. Parece que solamente los economistas académicos y los que trabajan en los departamentos de investigación de algún banco central siguen interesados en el tema. Y muchos análisis arriban a la misma conclusión: algunos factores que desempeñaron un papel crucial en la detonación de la crisis siguen estando presentes y hasta se han hecho más intensos y peligrosos. Quizás el mejor ejemplo es el del mercado de reportos.

Los contratos de reporto en las transacciones del mercado interbancario desempeñan un papel crucial. En dicho mercado los bancos saldan sus cuentas de muy corto plazo. Por ejemplo, al final de un día normal el banco A observa que se ha excedido en sus operaciones y necesita fondos para enfrentar los compromisos sobresalientes. Si compara tasas de interés para fondearse puede también ver que le conviene evitar ir al banco central para pedir en préstamo la suma requerida y prefiere acudir al mercado interbancario, en donde encontrará algún otro banco B que esté dispuesto a prestarle la suma requerida. Ambos bancos llegan a firmar un contrato de reporto.

viernes, 19 de octubre de 2018

Crisis financiera: la medicina equivocada

Alejandro Nadal, La Jornada

La teoría económica ortodoxa sobre el funcionamiento del sistema bancario nada tiene que ver con el mundo real de las finanzas. En el plano académico eso explica la ignorancia de los economistas neoclásicos sobre las causas de la crisis financiera de 2007. Pero lo realmente grave es que la mayor parte de las autoridades económicas en el mundo (bancos centrales y agencias reguladoras) sigue utilizando las herramientas de esa teoría ortodoxa, a pesar de ser lógicamente inconsistente y de haber sido desacreditada por los acontecimientos.

El pasado septiembre, Claudio Borio, economista en jefe del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés), declaró que existe un alto riesgo de que la economía mundial sufra una recaída con consecuencias potencialmente más graves que las de la Gran Recesión. Las declaraciones vienen de uno de los funcionarios más lúcidos del BIS, alguien que acertadamente pudo leer las señales de los indicadores financieros más relevantes para predecir la crisis de 2007. Lo más alarmante del anuncio de Borio es su empleo de una metáfora médica: Hoy ya no tenemos más medicinas para curar al paciente y asegurar su recuperación.

jueves, 4 de octubre de 2018

A una década de la estafa financiera más grande de la historia

Andre Damon, wsws

Hace diez años, el Congreso estadounidense y el Gobierno de Bush inició el mayor rescate bancario en la historia de la humanidad.
Con la aprobación de la Ley de Estabilización Económica de Emergencia de 2008, la cual creó el Programa de Rescate de Activos en Problemas (TARP, por sus siglas en inglés), se le autorizó al Tesoro de Estados Unidos gastar unos $700 mil millones para comprar “activos en problemas” de los principales bancos de Wall Street. Este iba a ser meramente un pago inicial de un programa mayor, con el apoyo pleno del Gobierno y la supervisión en gran parte de la Administración de Obama, alcanzando los 4 billones de dólares.

La aprobación del TARP fue la primera respuesta de la clase gobernante estadounidense a la crisis que desencadenó el colapso de la burbuja hipotecaria, en sí el producto de décadas de creciente especulación y financiarización. Los principales bancos e instituciones financieras han ganado miles de millones por medio de la comercialización fraudulenta de hipotecas de alto riesgo. Cuando se acabó el lucrativo y maniaco festejo, tenían en mano billones en activos que esencialmente no tenían valor alguno (“en problemas”).

En declaraciones públicas, algunos líderes de la élite gobernante estadounidense emitieron advertencias severas sobre las consecuencias si el Gobierno no intervenía inmediatamente para salvar los bancos. Todos los recursos de la sociedad tenían que ser exprimidos para recatar el sistema financiero. No se podía eludir ningún gasto ni cuestionarlo.

Mientras que la crisis de 2008 estaba arraigada en las contradicciones fundamentales del capitalismo estadounidense y global, se realizaron ciertas decisiones premeditadas para crear las condiciones más aptas para una transferencia masiva de riqueza a la élite dominante.

jueves, 5 de abril de 2018

A 10 años de Bear Stearns

Alejandro Nadal, La Jornada

En marzo de 2008 el banco de inversión Bear Stearns cayó en quiebra. Sus niveles de apalancamiento y exposición en vehículos de alto rendimiento (que no eran otra cosa que créditos hipotecarios incobrables) lo habían llevado a la bancarrota. La Reserva Federal (Fed) presionó a JP Morgan y le prestó 30 mil millones de dólares (mmdd) para que adquiriera Bear Stearns pagando dos dólares por acción (cuando se habían cotizado en 133 un año antes). El objetivo era evitar la quiebra de otros bancos de inversión, como Merryll Lynch y Lehman Brothers, que también estaban fuertemente comprometidos.

En este mundo, en el que prevalece lo efímero, se podría pensar que la historia de Bear Stearns ya no tiene interés. Pero la realidad es que no es un aniversario cualquiera. Se trata de un hecho cargado de mensajes sobre la naturaleza cambiante del capitalismo y las crisis que parecen su rúbrica. Es también algo que debe provocar el análisis sobre las relaciones entre mercados en general y mercados financieros en especial. Esta reflexión no debe ser un mero ejercicio de contemplación académica, sino una búsqueda de caminos para evitar una debacle de mayor amplitud que la de 2008.

jueves, 22 de febrero de 2018

Las lecciones del 'Lunes Negro'

Barry Eichengreen, El Economista

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha visto con frecuencia en la evolución del mercado de valores un respaldo al programa económico de su Administración. Sin embargo, mientras que el Dow Jones Industrial Average (DJIA) ha subido aproximadamente un 30% desde su llegada a la Casa Blanca, el hecho de que el ascenso del mercado se deba a las políticas del presidente es incierto.

Lo que sí es cierto, como se nos ha recordado recientemente, es que lo que sube puede bajar. Al interpretar las fuertes caídas de las cotizaciones bursátiles y su impacto, muchos pensarán en 2008 y en las turbulencias del mercado que rodearon la declaración de quiebra de Lehman Brothers. Pero un precedente histórico mejor para las condiciones actuales es el Lunes Negro: 19 de octubre de 1987. Ese Lunes Negro fue muy importante: el colapso del 22,6% de los precios sigue siendo la caída porcentual más grande registrada en el Dow Jones en un día. El equivalente hoy sería unos 6.000 puntos en el índice. Además, la crisis de 1987 se produjo en el contexto del ajuste monetario por parte de la Reserva Federal de los Estados Unidos. Entre enero y octubre de 1987, la Fed elevó la tasa efectiva de los fondos federales en casi 100 puntos básicos, lo que hacía más caro pedir prestado y comprar acciones. En cambio, en el período previo a octubre de 2008, los tipos de interés cayeron bruscamente, reflejando un deterioro de la economía.

Esto no es así ahora, por supuesto, lo que hace de 1987 la mejor analogía. La crisis de ese año también se produjo en un período de debilidad del dólar. A finales de la semana anterior, el secretario del Tesoro, James Baker, hizo algunas observaciones que fueron interpretadas como una amenaza para devaluar el dólar. Al igual que el actual secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, en Davos este año, Baker podría quejarse de que sus comentarios fueron sacados de contexto. Pero es revelador que la liquidación del Lunes Negro comenzó en el extranjero, en países que probablemente se verán afectados por la debilidad del dólar, antes de extenderse a los Estados Unidos. Finalmente, el comercio algorítmico jugó un papel importante.

miércoles, 30 de agosto de 2017

Regulación financiera: el fantasma de Ferdinand Pecora

Alejandro Nadal, La Jornada

El 6 de junio de 1934 el entonces presidente Franklin Roosevelt firmó la ley que estableció la Comisión Reguladora del Mercado de Valores y la Actividad Bursátil (Securities and Exchange Commission, SEC). Junto a él se encontraba Ferdinand Pecora, colaborador cercano y uno de los arquitectos del proyecto de ley. Después de la ceremonia Roosevelt se acercó a Pecora y le preguntó: Ahora que he firmado y promulgado este instrumento, ¿qué clase de ley será ésta, Ferdinand?

Pues será una buena o una mala ley, dependiendo de las personas que la apliquen, fue la incisiva respuesta de Pecora. Este abogado había sido asistente del fiscal de Nueva York y fue el principal asesor legal del comité senatorial que investigaba la actividad bancaria y bursátil. Su inteligencia y tenacidad terminó por ganarse la confianza de los senadores. Su influencia fue determinante para convertir al comité en el precursor de los principales instrumentos reguladores de la actividad financiera y de la bolsa de valores en Estados Unidos. Uno de esos instrumentos fue la ley Glass-Steagall (1933) que separó las actividades de los bancos comerciales de las de los llamados bancos de inversión. (Por cierto, la aceptación del neoliberalismo por parte de Clinton condujo a la derogación de esta ley en 1999.)

Muchos esperaban que Pecora sería designado para dirigir la SEC. Pero a Roosevelt le tembló el pulso y prefirió el perfil de Joseph Kennedy. Fue una decisión de gran importancia. Pecora era un inmigrante siciliano y su visión del mundo no era la de los miembros del selecto club de millonarios que se codeaban con los especuladores. Para alguien que venía del exterior del establishment, Pecora nunca tuvo miedo de enfrentarse a los poderosos señores del dinero.

miércoles, 16 de agosto de 2017

La recurrencia e intensidad de las crisis financieras

Roberto Machado, El Gran Angular

De las doce mayores crisis financieras en el mundo de las que se tiene registro, desde el fin de la burbuja de los tulipanes holandeses en 1636, hasta la crisis financiera internacional de 2008-2009, ocho corresponden a la era del capitalismo neoliberal. La mayor recurrencia e intensidad de las crisis financieras propiciadas por el neoliberalismo en el mundo es el resultado directo de la desregulación financiera, del libre movimiento internacional de capitales y del predominio del sector financiero por sobre el sector real de la economía (“financierismo”), que generan grandes ganancias especulativas privadas cuando las cosas van bien, que súbitamente se transforman en pérdidas gigantescas que acaban socializándose cuando las cosas van mal. Este es un rasgo esencial del capitalismo neoliberal. El otro es la creciente concentración del ingreso y la riqueza.

Las crisis financieras suelen tener cuatro fases[1]:

1. Primera (Inicio de la burbuja). Algún acontecimiento genera el surgimiento de una burbuja en el mercado de activos financieros (acciones, bonos, títulos de deuda, fondos mutuos, activos derivados, etc.) o bienes raíces (inmuebles en general). Una burbuja implica una dinámica insostenible en el crecimiento de los precios.

2. Segunda (Manía). Los bancos privados inflan la burbuja otorgando créditos masivamente, con lo que sobreviene una ola de sobre-optimismo y profecías auto-cumplidas: como todos creen que los precios de los activos financieros o bienes raíces seguirán subiendo, todos salen a comprar, con lo que efectivamente estos precios siguen subiendo, y la economía sigue creciendo. Los especuladores se llenan de plata.

lunes, 14 de agosto de 2017

El Dow Jones en 22.000: Un nuevo récord de parasitismo

Nick Beams, wsws.org

El Promedio Industrial Dow Jones registró su séptimo récord consecutivo el día del 3 de agosto, después de llegar a 22.000 el miércoles, impulsado por un aumento de 4,7 por ciento en las acciones de Apple. El Dow ha casi triplicado su valor desde que alcanzó su punto bajo post-crisis financiera del 2008 de 6.547 en marzo del 2009.

El histórico auge bursátil ha continuado a pesar de la inestabilidad del gobierno de Trump y el aumento de las tensiones geopolíticas, con EEUU amenazando con guerra en Europa contra Rusia, en el Medio Oriente contra Irán, y en el este de Asia contra Corea del Norte y China. El mismo día del auge del Dow, Donald Trump promulgó nuevas sanciones contra Rusia, Irán y Corea del Norte. La Unión Europea se desmorona después del Brexit y la alianza entre los Estados Unidos y Alemania se está convirtiendo en hostilidad abierta y mutua. En medio del continuo estancamiento económico, las relaciones comerciales mundiales se están desintegrando, dando lugar a la guerra comercial y el proteccionismo. Nada de esto ha puesto fin a la bonanza en Wall Street y las bolsas del mundo. En lo que va del año, el Dow ha subido un 11,5 por ciento. Una inversión de $10.000 hecha hace apenas una década ahora valdría $33.600. Estas enormes ganancias no llegan a toda la población —la Reserva Federal estima que sólo un 15 por ciento de los hogares posee acciones— sino que a la élite financiera.

En las primeras décadas del período post-Segunda Guerra Mundial, un alza en el mercado bursátil de los EEUU indicaba un fortalecimiento generalizado de la economía estadounidense, impulsada por las grandes corporaciones industriales que encarnaban la superioridad general de los métodos productivos del país. Esta época quedó en el pasado. El auge bursátil actual es una expresión de la inmensa y creciente distancia entre los mercados financieros y la economía real subyacente.

lunes, 3 de abril de 2017

Como los banqueros se convirtieron en los mayores explotadores. Entrevista a Michael Hudson

Michael Hudson, Sin Permiso

Adam Simpson, editor de The Next System Proyect, se sentó con el economista e historiador económico Michael Hudson para discutir sobre viejos y nuevos prejuicios económicos. Michael Hudson es Profesor de Investigación de Economía de la Universidad de Missouri, Kansas City, y un prolífico escritor sobre la economía global y las prácticas financieras predatorias. Entre sus últimos libros se encuentran Killing the Host: How Financial Parasites and Debt Bondage to Ensure the Global Economy (Matar al anfitrión: cómo los parásitos financieros y la servidumbre por deudas sostienen la economía global) y su continuación J is for Junk Economics (B es por economía basura).

Adam Simpson: Michael, estoy muy contento de hablar contigo hoy. En primer lugar, quiero conocer un poco más sobre ti, antes de sumergirnos en tu nuevo libro. He oído que te calificas de economista heterodoxo. ¿Qué significa eso? ¿Cómo te convertiste en heterodoxo?

Michael Hudson: “heterodoxo” es un término acuñado recientemente, principalmente por la Universidad de Missouri en Kansas City, donde soy profesor junto con Randall Wray y Stephanie Kelton y otros miembros de la escuela de la Teoría Monetaria Moderna (MMT). El término significa simplemente que no seguimos la teoría económica convencional. Básicamente somos economistas clásicos. Hacemos lo que la economía clásica solía hacer, que es distinguir entre los ingresos del trabajo y otros no laborales. Y entre trabajo productivo e improductivo. Y vemos que los bancos crean crédito, que los gobiernos podrían crear con la misma facilidad, con objetivos sociales y económicos más productivos. Creemos que los déficits presupuestarios son una forma de proporcionar a la economía dinero para impulsar el crecimiento. Por eso nos llama Stephanie “búhos del déficit” en contraposición a los “halcones del déficit” republicanos y clintonitas, que prefieren que sean los bancos comerciales los que proporcionen el crédito que necesita la economía.

Analizamos como la economía, bienes, servicios y mano de obra, existe dentro del contexto de la riqueza, y los activos y la deuda. Así es como la gente veía la economía antes de la reacción anti-clásica en la década de 1890. Estudiamos cómo la propiedad de la tierra, los bancos y el crédito determinan el marco dentro del cual funciona la economía, a interés.

Así que somos economistas clásicos. Hyman Minsky fue el principal teórico monetario moderno. Heterodoxo significa que en gran medida sus ideas vienen de Marx. Se puede decir que la economía política clásica llegó a su conclusión lógica con Marx. El Capital fue la última gran obra de la economía clásica, y explicó cual era su lógica. Marx demostró que el capitalismo en sí era revolucionario. El capitalismo es un sistema en continua autotransformación. Y por lo tanto estudiamos cómo cambia la economía, no cómo podría alcanzar un punto de equilibrio sin cambio político. Se desarrolla, en lo que Marx llamó las leyes del movimiento. Así que estamos recuperando la política en lo que solía ser economía política, antes de que la “política” fuese echada por la borda hace un siglo y evolucionase hacia la visión unilateral y sesgada actual de la “economía”.

lunes, 26 de septiembre de 2016

Elogiar al uno por ciento: ¿tan buena es la desigualdad para la economía?

Michael Hudson, Sin Permiso

Parafraseando a Mark Twain, todo el mundo se queja de la desigualdad, pero nadie hace nada por remediarla.

Lo que hace la gente es utilizar el término «desigualdad» como punto de partida para proferir sus propias opiniones sobre cómo edificar una sociedad más próspera y al mismo tiempo más igualitaria. El cariz de dichas opiniones dependerá en gran medida de si ven al uno por ciento como un agente innovador, ingenioso y creativo, que crea riqueza e impulsa con ello al resto de la sociedad, o si, tal y como han descrito los grandes economistas clásicos, el estrato más rico de la población está más bien constituido por rentistas, que obtienen sus ingresos y riquezas del 99 por ciento en calidad de propietarios ociosos, monopolistas y banqueros rapaces.

Las estadísticas económicas muestran con imparcialidad las tendencias de la desigualdad en el mundo. Tras alcanzar su punto álgido en 1920, las reformas de la Gran Depresión contribuyeron a que la distribución de la renta fuera más equitativa y estable hasta 1980.[1] Entonces, a la luz del thatcherismo en Inglaterra y de la reaganomía en los Estados Unidos, la desigualdad empezó a dispararse. Y se disparó aún más por efecto del sector financiero (especialmente cuando los tipos de interés se retrajeron del pico del 20 por ciento en 1980, propiciando con ello el mayor auge de la historia del mercado de bonos). Los bienes inmuebles y la industria fueron a la sazón objeto de una financiarización, es decir, de un apalancamiento de la deuda.

miércoles, 17 de agosto de 2016

Un día más en la crisis

Alejandro Nadal, La Jornada

Un día como hoy, hace exactamente nueve años, el Comité de operaciones de mercado abierto de la Reserva Federal (FOMC) reconocía que las condiciones de los mercados financieros se estaban deteriorando rápidamente. En su diagnóstico de la coyuntura admitía que las restricciones sobre crédito y la incertidumbre frenarían el crecimiento. Es como si el capitán del barco viera venir un huracán y dijera: ¡Cuidado, viene una brisa ligera!

Ha llovido desde esos días en los que los economistas de la Fed y del mundo académico tradicional comenzaban a ver señales inquietantes en el horizonte. Su marco conceptual hacía difícil pensar que algo realmente malo estaba cocinándose en las entrañas de las economías capitalistas avanzadas. No cabe duda: cuando se trata de analizar la crisis global del capitalismo contemporáneo, a lo más que llega el pensamiento económico tradicional es a ver entre brumas una crisis financiera.

Por ejemplo, en Estados Unidos se sigue hablando de las reformas al sistema bancario y financiero, como si ahí estuviera la solución del problema. Y aunque todavía no se termina de implementar la ley Dodd-Frank, todavía sigue vivo el debate sobre si el tamaño de los bancos ya dejó de ser un problema o si todavía entraña riesgos sistémicos.

domingo, 21 de febrero de 2016

En las elecciones de EEUU van ganando las fuerzas contrarias al establishment


Robert Reich, Sin Permiso

Oirán ustedes a los expertos analizar las primarias de New Hampshire y concluir que los “extremos” políticos ganan enteros en la política norteamericana, que los demócratas se han movido a la izquierda y los republicanos se han ido a la derecha, y que el “centro” no aguantará.

Tonterías. La verdad es que el “centro” putativo – en el que encontró refugio el Democratic Leadership Council [Consejo Directivo del Partido Demócrata] y la triangulación de Bill Clinton de los años 90, que dominaron George W. Bush y sus compis de empresa y sus asesores neoconservadores, y en el que el Departamento del Tesoro de Barack Obama le otorgó a los bancos de Wall Street enormes rescates, pero sin rescatar a los propietarios de viviendas desesperados – hicieron su trabajo con el resto de Norteamérica y se enfrentan hoy a un ajuste de cuentas.

No están ganando terreno los “extremos”. Están ganándolo las fuerzas de tierra del pueblo norteamericano contrarias al establishment. Hay quienes están tan hartos que siguen a un intolerante autoritario. Otros, más sabiamente, se apuntan a una “revolución política” para recuperar a Norteamérica de los intereses adinerados.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Tres lecciones que deberíamos haber aprendido 5 años después de Lehman’s

Randall Wray, Sin Permiso, EconoMonitor

¿Hemos aprendido algo, 5 años después de la quiebra de Lehman’s? En una palabra: no.

O no mucho, al menos. Aunque sería agradable creer que Larry Summers tiene que retirarse de la carrera por llegar a ser el jefe de la Fed dado su fundamental papel en la creación del colapso financiero global, pienso yo que su retirada tiene más que ver con lo desmesurado del personaje. Ante de que empiecen ustedes a celebrar su derrota, recuerden que Goldman Sachs todavía tiene que dar el visto bueno a cualquier candidato y que el presidente Obama todavía puede elegir a alguno de los ungidos por Goldman, antes que Janet Yellin.

domingo, 30 de diciembre de 2012

El BCE y la Reserva Federal al servicio de los grandes bancos privados

Eric Toussaint, Rebelión

La actuación del Banco Central Europeo y de la Reserva Federal|1|


A partir de junio 2011, los bancos europeos entran en una fase realmente crítica. Su situación era casi tan grave como aquella en que se encontraban después de la quiebra de Lehman Brothers el 15 de septiembre de 2008. Muchos de ellos corrían el riesgo de morir por asfixia debido a que los money market funds americanos no habían satisfecho sus necesidades enormes de financiación a corto plazo (varios cientos de miles de millones de dólares) por considerar que la situación de los bancos europeos era cada vez más arriesgada |2|. La posibilidad de no poder hacer frente a sus deudas amenazaba a los bancos. En este contexto, y tras una cumbre europea convocada de urgencia para el 21 de julio de 2011 con el objetivo de hacer frente a una posible cascada de quiebras bancarias, el BCE volvió a adquirir volúmenes enormes de deuda pública griega, portuguesa, irlandesa, italiana y española para inyectar liquidez a los bancos y libralos de una parte de los títulos que habían comprado con avidez en el período precedente. Esto no fue suficiente para evitar que la cotización en bolsa de los bancos continuase su caída en picado. Los directores de los bancos pasaron el mes de agosto de sobresalto en sobresalto. Hubo una acción clave para mantener los bancos europeos a flote: el BCE, en coordinación con la Reserva Federal, el Banco de Inglaterra y el Banco de Suiza, abrió una línea de crédito ilimitada a partir de septiembre de 2011 que equivalía a una transfusión en vena para aquellas entidades bancarias desprovistas de dólares. Si bien esto les permitió volver a respirar, no fue suficiente. El valor de sus acciones continuó su descenso a los infiernos. Entre el 1 de enero y el 21 de octubre de 2011, la cotización de Société générale cayó un 52,8 %, la de BNP Paribas un 33,3 %, la de Deutsche Bank un 28,8 %, la de Barclays en 30,5 %, y la de Crédit suisse en 36,7 %. En vista de ello, el BCE se vio obligado a sacar la artillería pesada: la LTRO (Long Term Refinancing Operation), en virtud de la cual, entre diciembre de 2011 y febrero de 2012, prestó más de 1 billón de euros (1.000.000.000.000€) a tres años con un interés del 1% a algo más de 800 bancos.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

La tormenta después de las elecciones


Alejandro Nadal, La Jornada

Un análisis prediciendo la victoria de Obama señalaba que la tormenta Sandy desempeñaría un papel clave en el resultado electoral. Cuando el huracán golpeó en Nueva Jersey el 29 de octubre las encuestas daban a Obama una probabilidad de victoria de 73 por ciento. En los días que siguieron al desastre, sus probabilidades de éxito aumentaron hasta alcanzar 86 por ciento.

Las investigaciones sobre la manera en que la tormenta habría afectado las preferencias electorales es algo desconocido. Quizás los medios habrían dedicado más atención al inquilino de la Casa Blanca, proyectando su imagen de mandatario especialmente conmovido, cobijando a los pobres damnificados por el meteoro. También es cierto que un balde de agua fría del Atlántico pudo haber hecho que entrara en razón una parte del electorado y de pronto pudiera ver a través de la red de mentiras del candidato republicano.

martes, 23 de octubre de 2012

La Reserva Federal imprimió 16 billones de dólares para salvar a los grandes bancos

Ernesto Carmona, ArgenPress

Una primera auditoría a la Reserva Federal de Estados Unidos (FED, sigla en inglés) reveló que proporcionó ayuda urgente y en secreto por 16 billones de dólares a los más grandes bancos norteamericanos y europeos en pleno apogeo de la crisis financiera global, entre 2007 y 2010. Esta operación, protegida por el silencio, plantea muchas preguntas sobre el modus operandi de la Reserva Federal, que es una institución privada con ropaje gubernamental y “federal”.

De los 16 millones de millones de dólares, Morgan Stanley recibió 107,3 mil millones, Citigroup 99,5 mil millones y Bank of America 91,4 mil millones, según datos obtenidos invocando la Ley de Libertad de Información (Freedom of Information Act, FIA), meses de litigio en la corte y por una ley aprobada por el Congreso, según un informe de Matthew Cardinale para Inter Press Service (IPS), reproducido en Common Dreams el 28 de agosto 2011 y utilizado para esta versión.

miércoles, 1 de agosto de 2012

JP Morgan y el presagio de un nuevo Apocalipsis financiero

Alejandro Nadal, La Jornada

Cinco años en la peor crisis en ocho décadas y el mundo financiero sigue sin cambios significativos. Aquí se localizó el epicentro del terremoto y las reformas a su sistema regulatorio debían impedir una nueva debacle. Pero el poderío del sector financiero y bancario ha impedido que se apliquen restricciones a su actividad especulativa. La economía mundial enfrenta el riesgo de un nuevo derrumbe. La crisis actual sería apenas un preámbulo del nuevo Apocalipsis.

Primero los números. El tamaño del mercado mundial de derivados se estima en mil 200 billones (castellanos) de dólares, o 20 veces el tamaño de la economía mundial. La mayoría de las transacciones en ese gigantesco mercado, desde swaps de deuda y de tasas de interés hasta exóticos vehículos sintéticos de inversión, escapan a todo sistema regulatorio. Ese mercado no cumple ninguna función social o económica. Su razón de ser es la especulación pura.

sábado, 7 de abril de 2012

¿Quién define la confianza de los mercados financieros?

Vicenç Navarro, Público

El argumento más frecuentemente utilizado por el gobierno Rajoy para justificar los enormes recortes de gasto público en España es la necesidad de “recuperar la confianza de los mercados financieros”, la frase más utilizada por todos los proponentes de las políticas de austeridad. De ahí que debería ser un motivo de gran atención mediática averiguar cómo se define tal supuesta confianza de los mercados, y quién tiene el poder de definición. Es sorprendente, en este sentido, la escasa atención mediática sobre estos puntos.

sábado, 31 de diciembre de 2011

Gérard Duménil: “El mundo ya ingresó en la segunda fase de la crisis”


El economista francés Gérard Duménil es autor de varios libros y ensayos sobre el capitalismo contemporáneo y es un importante crítico del neoliberalismo. Este año publicó, en colaboración con Dominique Lévy, el libro The crisis of neoliberalism (Harvard University Press, 2011). Dumenil estuvo en Brasil, participando en conferencias realizadas por la Unicamp sobre la actual crisis económica mundial. Esta entrevista fue realizada por el politólogo y profesor titular del Instituto de Filosofía e Ciências Humanas (IFCH) de la Unicamp, Armando Boito Júnior, y fue puclicada en el Jornal da Unicamp

Jornal da Unicamp: Usted viene investigando el capitalismo neoliberal hace mucho tiempo. En su análisis, ¿cómo se debe caracterizar la etapa actual del capitalismo?

Gérard Duménil: El neoliberalismo es la nueva etapa en la cual ingresó el capitalismo luego de la transición de los años 70 y 80. Con Dominique Lévy hablamos de un nuevo “orden social”. Con esa expresión nosotros designamos la nueva configuración de poderes relativos entre las clases sociales, dominaciones y compromisos. El neoliberalismo se caracteriza, de ese modo, por el refuerzo del poder de las clases capitalistas en alianza con la clase de los gerentes (cuadros), sobretodo las cúpulas de las jerarquías sociales y de los sectores financieros.

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