“Ahora imagine al presidente Obama no pudiendo volar en el avión presidencial a una reunión cumbre por temor a que un tenedor de bonos le quite las llaves. El transportista Enterprise detenido en Okinawa. El auto familiar de un funcionario consular detenido e incautado en Beijing. El control de la cuentas de Obama ligadas a un fondo de inversión”.No es el relato de una novela. Tampoco una imaginación surrealista o la trama de una ficción llevada al cine.
El párrafo transcripto forma parte de un análisis publicado por el diario Los Angeles Times el 15 de enero, en una nota que titula “Argentina es aleccionador en el debate del límite de la deuda de EEUU” (“Argentina is cautionary tale as U.S. debates debt limit”).
En la bajada del título dice: “Acreedores están tratando de apoderarse de pertenencias de Argentina que incumplió el pago de sus bonos en 2001. ¿Podría suceder lo mismo a Estados Unidos? (“Creditors are trying to seize the property of Argentina, which defaulted on its bonds in 2001. Could the same thing happen to the U.S.?)