martes, 11 de agosto de 2009

La crisis asiática, diez años después


Este artículo lo escribió Joseph Stiglitz en julio de 2007, al cumplirse diez años desde el estallido de la crisis asiática. Dada su gran relevancia, vale la pena recordarlo, para ver hasta que punto un mundo dominado por la política estadounidense, donde el FMI y el Banco Mundial han sido meros ejecutores, son responsables directos de la situaciòn actual.

Joseph Stiglitz
Este julio marca el décimo aniversario de la crisis financiera del este de Asia. En julio de 1997, el Baht tailandés se desplomó. Poco después, el pánico financiero se expandió a Indonesia y Corea, luego a Malasia. En poco más de un año, la crisis financiera asiática se convirtió en una crisis financiera global, con la caída del rublo de Rusia y el real de Brasil.

En medio de una crisis, nadie sabe hasta dónde caerá una economía ni por cuánto tiempo. Pero el capitalismo, desde sus inicios, ha estado signado por crisis; cada vez, la economía se recupera, pero cada crisis conlleva sus propias lecciones. De modo que diez años después de la crisis de Asia, es natural preguntar: ¿cuáles fueron las lecciones que el mundo aprendió de ellas? ¿Una crisis semejante podría volver a ocurrir? ¿Otra crisis es inminente?


Existen algunas similitudes entre la situación de entonces y la de hoy: antes de la crisis de 1997, había habido rápidos incrementos en los flujos de capital de los países desarrollados a los países en desarrollo –un incremento que se sextuplicó en seis años-. Después, los flujos de capital a los países en desarrollo se estancaron.

Antes de la crisis, algunos pensaban que las primas de riesgo para los países en desarrollo eran irracionalmente bajas. Estos observadores demostraron tener razón: la crisis estuvo marcada por las primas de riesgo en alza. Hoy, el exceso global de liquidez una vez más resultó en primas de riesgo comparativamente bajas y en un resurgimiento de los flujos de capital, a pesar de un amplio consenso de que el mundo enfrenta enormes riesgos (incluyendo los riesgos planteados por un retorno de las primas de riesgo a niveles más normales).

En 1997, el FMI y el Tesoro de Estados Unidos responsabilizaron por la crisis a la falta de transparencia de los mercados financieros. Pero cuando los países en desarrollo apuntaron con sus dedos a cuentas bancarias secretas y fondos de inversión, el entusiasmo del FMI y de Estados Unidos por una mayor transparencia disminuyó. Desde entonces, los fondos de inversión crecieron en importancia y las cuentas bancarias secretas florecieron.

Sin embargo, existen algunas diferencias importantes entre entonces y ahora. La mayoría de los países en desarrollo han acumulado masivas reservas de divisas extranjeras. Aprendieron a fuerza de golpes lo que les pasa a los países que no lo hacen, cuando el FMI y el Tesoro de Estados Unidos se entrometieron, arrebataron la soberanía económica y exigieron políticas destinadas a mejorar el reembolso a los acreedores occidentales, que sumergieron sus economías en profundas recesiones y depresiones.

Las reservas son costosas, ya que el dinero podría haber sido invertido en proyectos de desarrollo que mejorarían el crecimiento. No obstante, los beneficios de reducir la probabilidad de otra crisis y otra pérdida de independencia económica compensan por lejos los costos.

Este crecimiento de las reservas, al mismo tiempo que sirvió de garantía para los países en desarrollo, creó una nueva fuente de volatilidad global. Al perder el dólar perdió su lugar sagrado como depósito de valor bajo la administración Bush, reequilibrar estas carteras multimillonarias en dólares implica despojarse de los activos en dólares, contribuyendo al debilitamiento del dólar.

Al mismo tiempo, los países en desarrollo han pedido prestado cada vez más en sus propias monedas durante los últimos años, reduciendo así su exposición al riesgo de cambio. Para aquellos países en desarrollo que siguen fuertemente endeudados en el exterior, un incremento en las primas de riesgo casi con certeza provocaría una agitación económica, si no una crisis. Pero el hecho de que tantos países tengan grandes reservas significa que la probabilidad de que el problema derive en una crisis financiera global se reduce marcadamente.

En medio de la crisis de 1997, se generó el consenso de que existía la necesidad de un cambio en la arquitectura financiera global: el mundo necesitaba un mejor desempeño a la hora de prevenir las crisis y hacerles frente cuando ocurren. Pero el Tesoro de Estados Unidos y el FMI se dieron cuenta de que las probables reformas, por más deseables que fueran para el mundo, no eran de su interés.

Hicieron lo que pudieron para asegurar que no se produjera ninguna reforma importante durante la crisis, con la certeza de que después de la crisis el impulso para la reforma se disiparía. Tenían más razón de lo que pensaban. Después de todo, ¿quién podría haber anticipado que a Bill Clinton lo seguiría un presidente norteamericano decidido a socavar el sistema multilateral en todas sus manifestaciones?

Por ejemplo, cuando el FMI sugirió acertadamente, después de la crisis de Argentina, que era necesario implementar una mejor manera de reestructurar la deuda (un procedimiento de quiebra internacional), Estados Unidos vetó la iniciativa. Cuando la OCDE propuso un acuerdo para restringir el secreto bancario, la administración Bush también vetó esa iniciativa.

Por cierto, las dos lecciones más importantes de la crisis no han sido absorbidas. La primera es que la liberalización de los mercados de capital –la apertura de los mercados financieros de los países en desarrollo a incrementos en dinero “caliente” de corto plazo- es peligrosa. No fue casual que los únicos dos países en desarrollo importantes que no sufrieron una crisis fueran India y China. Ambos se habían resistido a la liberalización de los mercados de capital. Sin
embargo, hoy ambos están bajo presión para liberalizarse.

La segunda lección es que en un mundo altamente integrado, existe la necesidad de una institución financiera internacional creíble que diseñe las reglas del camino de manera que se mejore la estabilidad global y se promueva el crecimiento económico en los países en desarrollo. Con el FMI tan dominado por Estados Unidos (es el único país con derecho a veto) y Europa (que, por norma, nombra a su titular), durante mucho tiempo se consideró que el Fondo representaba los intereses de los acreedores internacionales. Sus fracasos en la crisis de 1997 socavaron aún más su credibilidad y su imposibilidad a la hora de hacer algo respecto de los masivos desequilibrios financieros globales que hoy representan la principal amenaza para la estabilidad financiera han subrayado sus limitaciones.

Las reformas siguen siendo necesarias –inclusive una revisión del sistema de reservas global-. Tal vez no estemos enfrentando una repetición de la crisis financiera global de 1997, pero a no confundirse, las imperfecciones en el sistema financiero global todavía pueden ser costosas, tanto en términos de prosperidad como de estabilidad global.

Enlace a texto original en Project Syndicate, The Guardian

Economía de EE.UU. tocará fondo el tercer trimestre

Ya son varias las señales que apuntan a que la crisis podría estar tocando fondo. El propio Alan Greenspan, ex presidente de la Fed, afirmaba recientemente que la recuperación está cerca. Y no es el único. Un 90% de los 51 economistas consultados para elaborar el informe Blue Chips Economic Indicators creen que este trimestre se alcanzará el peldaño más bajo de la recesión económica.

Sin embargo, el debate gira ahora en torno a la rapidez y la duración de la reactivación económica, sobre el cual no hay mucho consenso. Esta evaluación sigue los datos recientes de la economía estadounidense, que dio cuenta de una caída en el PIB de -1% en el segundo trimestre, tasa de caída menor al -6,4% del período enero-marzo, y del -5,4% del período octubre-diciembre.


Aunque existen sospechas que en la segunda mitad del año remontarán ligeramente los inventarios de la industria con leves mejorías en el gasto del consumidor y en la inversión inmobiliaria, lo cierto es que el desempleo continuará siendo un problema en los próximos meses. Un 70% de los expertos estiman que la tasa de paro no bajará del 7% hasta la segunda mitad de 2012 o incluso después.

Para el conjunto del año, el informe prevé una contracción del PIB del -2,6%, mientras que en 2010 presentará una tasa de crecimiento positiva, del 2,3%. En cuanto a la tasa de paro, calculan que podría alcanzar el 10% este año.

El informe revela que casi dos tercios de los encuestados piensan que la economía apunta a una recuperación con forma de 'U', marcada por una expansión del producto interno bruto inferior a la tendencia, antes de que un crecimiento más sólido se afiance en el segundo semestre del 2010.

Otro 17% considera que la recuperación tendrá forma de 'V', en el que el crecimiento retome el ritmo de la tendencia en forma sostenida, mientras que el mismo porcentaje temía una recuperación en 'W', según el sondeo. Bajo este an{alisis, el crecimiento del PIB subirá por un trimestre o dos, sólo para volver a caer antes de que se afiance una recuperación duradera.

Fernando Flores y la historia de la internet del gobierno de Allende

History of the Internet from PICOL on Vimeo.


Cuando el ejército de Pinochet derrocó al presidente Salvador Allende, hace casi 36 años, descubrió un revolucionario sistema de comunicaciones que conectaba a todo el país al que algunos califican como “una especie de Internet socialista.” ¿Su creador? Un excéntrico científico británico llamado Stafford Beer. Este emocionante artículo fue publicado en The Guardian el 8 de septiembre del año 2003, a días del trigésimo aniversario del golpe militar y reproducido en El Clarin de Buenos Aires el 12 de septiembre de 2003.

Por Andy Beckett, The Guardian
A principios de los años 70, en un lugar alejado de West Byfleet, en Surrey, Inglaterra, se realizó un experimento tan pequeño como importante. En el cobertizo de una casa, un adolescente llamado Simon Beer construyó una serie de “contadores eléctricos para medir la opinión pública”. La idea fue la siguiente: los usuarios hacían girar el dial del medidor para indicar si estaban o no satisfechos con determinada propuesta política. Extraño y ambicioso, el planteo funcionó bien. Y lo más sorprendente era que el mercado que había encargados su desarrollo, y al que estaba explícitamente dirigido no era Gran Bretaña, sino Chile.

El Reino Unido se acerca a su "década perdida"


El Reino Unido corre el riesgo de sufrir una "década perdida" a imagen y semejanza de la que sufrió Japón en la década de los 90, debido a que la aparente recuperación económica de los últimos meses sigue siendo extremadamente endeble producto de que tras esta crisis no se encuentra sólo una burbuja inmobiliaria o financiera sino un sistema global de alto riesgo.

El gobernador del Banco de Inglaterra (BoE), Mervyn King, realizará esta advertencia cuando entregue los últimos datos oficiales sobre inflación, según adelanta el diario Daily Telegraph. Este asegura que Mervyn King admitirá que si bien lo peor de la recesión ha pasado y que el PIB podría aumentar hacia el final de año, la recuperación puede ser aún más dolorosa que la crisis misma.


El riesgo de que el país caiga en "la trampa de la deflación" puede ser una de las razones por las que la semana pasada el Banco de Inglaterra aprobó aumentar los fondos del programa de reactivación económica en 50.000 millones de libras (58.000 millones de euros).

Sushil Wadhwani, ex miembro del Comité de Política Monetaria, señaló que el próximo año puede ser incluso peor que 2009, ya que una "segunda oleada" de la crisis económica podría afectar al Reino Unido. Estas conclusiones coinciden con el diagnóstico de Paul Krugman, quien ya alertó que no se están tomando las suficientes medidas para evitar una ralentización del crecimiento económico como la ocurrida en Japón.

Japón creció de forma extraordinaria durante tres décadas consecutivas entre 1960 y 1990, pero entre 1992 y 2002 su PIB aumentó en torno al 1,2% anual, y no fue hasta 1998, tras concluir que el alcance de la crisis podía ser mayor de lo previsto, cuando las autoridades decidieron elaborar un plan de saneamiento bancario con el que se evitó la quiebra del sector a través de ayudas públicas a las entidades más viables, que introdujo cambios regulatorios dirigidos a fortalecer el trabajo de supervisión por parte del Ejecutivo.

Pese a las señales de que la recuperación económica ya ha comenzado y que lo peor de la recesión ya ha pasado, Wadhwani aseguró que "cada vez hay más pruebas" de que el Reino Unido está siguiendo el mismo camino que Japón en la década de los 90.

"La recesión está acabada en el sentido de que probablemente ahora tendremos tres o cuatro trimestres de repunte. La gente cree -erróneamente- que las cosas volverán entonces a la situación normal", explicó Wadhwani, quien subrayó que estos signos de mejora se deben sólo a factores temporales.

"La segunda mitad de 2010 puede ser más difícil que todo lo vivido desde el año pasado. Habrá una mayor rigidez fiscal, el recorte del IVA habrá desaparecido y el mundo irá más despacio. Habrá muchas cosas llegando al mismo tiempo que perjudicarán a la economía".

Unirán el Atlántico y el Pacífico bajo la Cordillera de Los Andes


Una larga vía que conectará por tren el Atlántico con el Pacífico a través de la Cordillera de Los Andes para el año 2020, han comenzado a impulsar los gobiernos de Argentina y Chile. La propuesta de este Corredor Biocéanico, busca conectar los principales centros comerciales de Argentina, Brasil, Chile y Uruguay en un plan que permitirá multiplicar por diez el comercio entre estos países.

La idea surgió de la empresa Corporación América (CASA), de Argentina y la Compañía Interoceánica de Chile, a la que se sumaron la brasileña Odebrecht y la japonesa Mitsubishi. La primera meta de este consorcio empresarial es superar el principal escollo de la conexión Atlántico-Pacífico: la cordillera de los Andes.

Según la propuesta de CASA, la cadena montañosa "actúa como barrera" en el comercio regional, obligando a que el 83% de la carga que circula entre ambas bandas del Cono Sur viaje por mar, utilizando rutas más largas y costosas.

El principal cruce terrestre que une a Chile y Argentina, el Túnel del Cristo Redentor, tampoco es "una alternativa confiable", ya que por su ubicación en altura, a 3.200 metros, sufre las inclemencias del tiempo y permanece cerrado en promedio entre 45 y 60 días durante el invierno. Por ello la solución es construir un nuevo túnel de baja altura, por el que circulará un ferrocarril eléctrico de alta capacidad de carga.

Este túnel tendrá 52 kilómetros de extensión y conectará la ciudad de Río Blanco, en la región chilena de Valparaíso, con Punta de Vacas, en la provincia argentina de Mendoza. Su altura oscilará entre los 1.500 y 2.500 metros, dependiendo del tramo, y permitirá cruzar la cordillera en menos de 4 horas.

El plan también prevé la construcción de una vía férrea de 204 km entre Los Andes (Chile) y Luján de Cuyo (Argentina). El costo total del proyecto está estimado en US$3.000 millones y su principal objetivo es abrirle a Argentina, Brasil y Uruguay una salida por Chile a los mercados de Corea, Japón y China, dado el creciente comercio que estos países han abordado con las naciones asiáticas. A su vez, Chile lograría una salida al Atlántico para su comercio hacia Europa y Africa, convirtiéndose en un eje de la integración regional del Mercosur.

La idea de usar un tren eléctrico para ampliar el comercio regional ofrece varias ventajas, entre ellas costos más baratos, no dependencia del petróleo, y un menor impacto ambiental. La vía férrea será fundamental para terminar con la falta de conectividad en América Latina.

Chile y Argentina fueron importantes potencias ferroviarias a principios del siglo pasado, pero entre los años 70 y 80 en ambos países fue desmantelada la red ferroviaria por los gobiernos militares.

lunes, 10 de agosto de 2009

Roubini apoya la reelección de Bernanke

Nouriel Roubini apoya la reelección de Ben Bernanke para un segundo mandato en la Reserva Federal. En esto coincide con Paul Krugman y otros destacados economistas

Hace pocas semanas, Ben Bernanke compareció en el congreso y desencadenó un debate sobre si Obama debería volver a nombrarle presidente de la Reserva Federal cuando venza su mandato en enero. Se lo merece, porque las decisiones convencionales e inconvencionales de este erudito de la Gran Depresión han impedido que la gran recesión de 2008-2009 se convirtiese en otra Gran Depresión.

Bernanke opina que, durante la Gran depresión, el colapso en el suministro de dinero y la falta de estímulo monetario durante las contracciones empeoraron la libre caída de la economía nacional. La lección ha valido la pena. La decisión de Bernanke de mantener bajos los tipos de interés y fomentar los créditos ha prevenido, por ahora, la casi depresión en forma de "L" que parecía tan probable tras el colapso financiero del pasado otoño.


Por supuesto, el respaldo al nombramiento de Bernanke viene acompañado de muchas advertencias. Bernanke, gobernador de la Fed al principio de esta década, apoyó políticas fallidas cuando Alan Greenspan llevó el índice de los fondos federales -la tasa política establecida por la Fed como su principal herramienta de política monetaria- demasiado abajo durante demasiado tiempo, y no supervisó correctamente los préstamos hipotecarios, dando lugar a la creación de la burbuja inmobiliaria, crediticia e hipotecaria.

Tanto él como la Fed cometieron tres gravísimos errores al principio de la crisis de las hipotecas basura. Primero, defendió incansable que la recesión inmobiliaria tocaría fondo enseguida -sigue sin producirse, tres años después-. Segundo, argumentó que el problema de los créditos basura estaba contenido, cuando en realidad era un síntoma del mayor apalancamiento y burbuja crediticia de la historia americana. Y, tercero, sostuvo que el colapso del mercado inmobiliario no conllevaría una recesión, incluso si cerca de un tercio de los puestos de trabajo creados en la última recuperación económica estaban relacionados directa o indirectamente con ese sector. El análisis de Bernanke era erróneo por otros motivos de peso. Argumentó que la política monetaria no debería emplearse para controlar las burbujas de activos, y atribuyó los grandes déficits de las cuentas corrientes de Estados Unidos a una superabundancia del ahorro en China y los mercados emergentes, infravalorando el papel que desempeñaron los déficits fiscales excesivos y la acumulación de deuda de los hogares americanos y el sistema financiero.

Aun así, cuando la crisis de liquidez y los créditos sobrevinieron en el verano de 2007, Bernanke ideó un giro de 360º en la política de la Fed que evitó que la crisis se convirtiera en una cuasi-depresión. Y lo hizo, principalmente, con acciones y programas que no formaban parte del arsenal tradicional de las políticas monetarias. El índice de los fondos federales fue bajado efectivamente a cero para reducir los costes de pedir prestado dinero y evitar el colapso de la demanda de los consumidores y el gasto de capital de las empresas. Los nuevos programas fomentaron que las entidades asustadizas retomaran los préstamos.

Por primera vez desde la Gran Depresión, el papel de la Fed como prestamista de último recurso se extendió a la banca de inversión. Bernanke también introdujo un amplio abanico de programas, como el plan para mantener el funcionamiento del mercado de papel comercial -que emite préstamos a corto plazo a las empresas para que puedan cubrir sus gastos de explotación, como el pago de las nóminas-. La Fed participó directamente en el rescate de entidades financieras como Bear Stearns o American International Group. Prestó dinero a bancos centrales extranjeros para agilizar la escasez mundial de dólares e incluso se comprometió a comprar hasta 1,7 billones de dólares en bonos del Tesoro, valores de garantía hipotecaria y deuda de la agencia para reducir las tasas del mercado.

Se trata, en todos los casos, de medidas radicales que casi nunca se habían tomado antes. Algunas de esas iniciativas han dado pie a grandes preguntas: ¿Rescató la Fed a entidades que deberían haberse dejado entrar en quiebra? ¿Provocó un riesgo moral cuando los prestamistas temerarios e inversores fueron rescatados efectivamente? ¿Cómo y cuándo acabará la Fed con el exceso de liquidez que ha resultado de sus medidas? ¿Terminarán provocando estas medidas una inflación y una caída en picado del valor del dólar? ¿Ha perdido la Fed su independencia al complacer las necesidades fiscales del Gobierno, rescatando bancos e imprimiendo dinero para cubrir grandes déficits fiscales?

Pero el dato principal sigue siendo cierto: las medidas creativas y agresivas de la Fed han reducido considerablemente los riesgos de una casi depresión. Sólo por eso, Bernanke merece volver a ser nombrado, para que pueda gestionar la salida de la intervención económica más radical desde su creación, en 1913.

Krugman sostiene que la economía mundial necesita un segundo plan de estímulo

Paul Krugman considera que la economía global necesita el impulso de un segundo plan de estímulo para descartar una crisis prolongada como la que sufrió Japón en los años 90. Sin embargo, señala que la situación actual ya no muestra síntomas que la conviertan en una segunda Gran Depresión.
"En estos momentos el mundo en general se asemeja al Japón de principios de los 90. No es una catástrofe, aunque no sabemos cómo se desarrollará. De hecho, el desplome globalmente ha sido mucho peor que cualquiera ocurrido en Japón durante la 'década perdida'", dijo el economista en una entrevista a la cadena estadounidense CNBC.

Krugman considera "fundamental" un nuevo paquete de estímulo para lograr una recuperación sostenible. "Realmente deberíamos contar con un segundo estímulo.. La buena noticia es que ya no parece que estemos ante la segunda Gran Depresión, como pareció durante algunos meses", agregó.


Por otro lado, el Nobel de Economía 2008, rechaza los temores "excesivos" a que estos planes de estímulo puedan representar una amenaza desde el punto de vista de la inflación, ya que, en su opinión, no hay signos de inflación en el horizonte.
"Hay que entender que al inyectar dinero en el sistema, en su mayor parte se queda ahí. Es bastante sencillo retirarlo si la inflación comienza a ser una amenaza", agregó.


Especuladores elevan el precio de los alimentos básicos


Roberto González Amador, La Jornada

Después de varios meses de relativa estabilidad, el precio de alimentos básicos, cuya alza fue una de las causas de que 5 millones de mexicanos cayeran en la pobreza entre 2006 y 2008, volvió a repuntar en el segundo trimestre de este año, mientras el país mantuvo en aumento las compras foráneas de granos, oleaginosas y carnes, indicó información oficial.

Detrás del incremento en el precio internacional de los alimentos, cuya variación mueve los costos internos en México, está el regreso de la especulación en los mercados de futuros de granos y una renovada demanda por parte de las empresas productoras de biocombustibles. Tal como ocurrió antes de 2006.


domingo, 9 de agosto de 2009

FMI eleva el costo de la crisis a 11,9 billones de dólares


El costo de la crisis financiera ha llegado a 11,9 billones de dólares de acuerdo a los últimos cálculos del FMI. Para se que comprenda la cifra, esta equivale a un quinto de toda la producción mundial y equivale a entregar a cada hombre, mujer o niño del planeta la suma de 1.830 dólares. Sin pensamos que el 50 por ciento de la población mundial vive con menos de 2 dólares diarios, podemos ver la horrorosa magnitud de lo acontecido.

Estos 11,9 billones de dólares incluyen solamente las aportaciones de capital a los bancos, inyectadas para evitar el derrumbe del sistema. La operatoria de los derivados, las garantías sobre la deuda y el apoyo de liquidez a los bancos centrales para contener a los activos tóxicos le ha jugado un muy mal rato a todo el mundo.

Siga leyendo esta información en El Blog Salmón

A dos años del inicio de la crisis, los cálculos del FMI son elocuentes. Asi, el 86 por ciento de estos recursos (10,2 billones de dólares) han sido entregados a los países desarrollados, mientras que los países en desarrollo han recibido un apoyo de 1,7 billones de dólares (14%).

Los datos del FMI dan cuenta que Gran Bretaña y Estados Unidos han sido los países que han recibido más apoyo con estas medidas de emergencia para socorrer su sistema financiero. En el caso del Reino Unido, su factura de socorro asciende al 80 por ciento del PIB.

La gran mayoría de los países que integran el G20 se enfrentan a déficit superiores al 10 por ciento del PIB, destacando Estados Unidos, que deberá soportar un déficit del 13,5 por ciento de su Producto Interno Bruto.

Info | Daily telegraph

Lecturas

Premiar a los malos actores, Paul Krugman. El País.
Dos años de 'thriller' con final abierto, Claudi Pérez. El País.
La extraña gesta de Emiliano Zapata, Ilán Semo. La Jornada
Reino Unido plantea elevar a 70 años la edad de jubilación, EFE.
Con una crisis basta, Esther Tusquets. El País


Edmund Phelps sobre Argentina: "Da pena ver que este país que fue potencia económica, haya caído tan bajo"


En una entrevista exclusiva con El Cronista Weekend, el premio Nobel de Economía (2006), Edmund Phelps, advierte que la Argentina debe considerar un cambio en su política económica y asegura que “el clima hostil de negocios” es un obstáculo para la inversión. Sostiene que el principal problema del país radica en el largo plazo.
El Cronista

Soñaba con ese momento desde hacía 15 años. Pero, como a todo buen Nobel, la noticia del premio lo tomó a Edmund Phelps totalmente por sorpresa.

“Eran las seis de la mañana cuando recibí el llamado”, recuerda con su tan característico tono pausado, en charla telefónica con Weekend, desde sus oficinas en la Universidad de Columbia, Nueva York. A la noticia, le siguió la locura mediática que genera el galardón: felicitaciones, entrevistas, declaraciones, charlas, conferencias y, finalmente, el premio. Para afrontar tal torbellino, este profesor de Política Económica contaba con los consejos de un amigo que pocos años antes ya había pasado por lo mismo. Joseph Stiglitz (Premio Nobel 2001). Ambos no sólo comparten la disciplina, un cierto halo incorformista y la casa de estudios. Regularmente se encuentran también para intercambiar opiniones y teorías. Sin embargo, el apoyo más sólido que reconoce tener este economista, de 76 años recién cumplidos, es Viviana Montdor, su esposa argentina desde hace tres décadas. Viviana ejerce tras bambalinas como consejera, protectora y también como una suerte de media coach para que Phelps -”Ned” para sus amigos- soporte la atención que significa ser considerado una de las mentes más brillantes de nuestro tiempo. Fue la misma Viviana que aquella mañana le pasó la llamada que le cambió la vida.


Nacido en Evanston, Illinois, Phelps recibió el Nobel en 2006 por haber demostrado que el salario y la variación de los precios dependen tanto de la inflación como del desempleo. Sus conocidos, sin embargo, prefieren definirlo como uno de los “revolucionarios” de la teoría económica clásica. “Siempre me había faltado algo en los modelos”, cuenta el economista y alguna vez aspirante a trompetista. Ese algo era la persona común que no cuenta con los supuestos típicos de una información completa para tomar decisiones.

Phelps analiza para Weekend la economía internacional y cuenta por qué cree que lo peor ya pasó, pero que “la recuperación será lenta”. Sin olvidar, claro, su visión sobre la Argentina versión 2009 donde, además de compartir varios nietos con Viviana, tiene una cátedra en la Universidad de Buenos Aires que lleva su nombre y, allá por 1980, trabajó en el CEMA, además de haber sido profesor de economistas argentinos como el ex economista Jefe del Banco Interamericano de Desarrollo, Guillermo Calvo, o de Carlos Rodríguez.

¿Coincide en que pasamos lo peor de la crisis?

- Creo que es inevitable que el desempleo seguirá creciendo por algún tiempo más. Particularmente en el norte de América y gran parte de Europa. Pero, sí, hay razones para esperar que, en estas partes del mundo, el crecimiento vuelva a generarse a principios del año 2010. A eso se suma el crecimiento que llegará desde India y China.

Brotes verdes, ¿los ve y en dónde?

- Hay señales de mejoras aisladas. Por ejemplo, los gastos y la inversión de productores de equipos durables está subiendo, la construcción de casas parece haberse estabilizado. Pero también cabe recordar que uno siempre puede señalar una o dos industrias en particular que están trabajando bien. Los servicios de cuidado médico son un caso que sigue expandiendo su negocio.

¿Para cuándo espera ver señales de una tendencia más generalizada?

- Eso no se puede precisar. Hay demasiado que depende de que se recuperen las expectativas, de productores, de inversores, financieras, de los bancos.

¿Cuáles son los principales desafíos para que se mantenga la tendencia positiva que muestran los mercados en estos días?

- Es importante que logremos reordenar el sector financiero. Hoy por hoy, el sector no está funcionando demasiado bien. Y, en los últimos 10 años, tampoco estuvo sirviendo a las necesidades del sector empresarial. Queda mucho por hacer. No se olvide que mucho del crédito se utilizó para invertir en activos tóxicos, pero también para financiar hipotecas inmobiliarias. Una parte importante de las compañías perdió toda conexión con el sector bancario. Muchas empresas venden sus activos directamente en la bolsa, otras, las más jóvenes, dependen del flujo y el aporte de capital de riesgo. Los bancos están cada vez menos involucrados en hacer préstamos a empresas. Aquí, en los Estados Unidos, por ejemplo, desapareció prácticamente el modelo del clásico banco mercantil que en otros tiempos era el principal actor y encargado de financiar al sector empresarial.

¿Cree que el plan de Obama para incrementar los poderes de la Reserva Federal para controlar mejor el sector bancario mejorará la situación?

- Estuve un poco sorprendido de que la administración Obama esté considerando a la FED como un posible regulador del sector que sirva para proteger a la economía contra todo tipo de riesgo sistémico. Los funcionarios de la FED no están preparados para realizar este tipo de trabajos. Ellos son expertos en temas de política monetaria, macroeconomía y -en ciertos aspectos- del negocio bancario.

Entonces, ¿la regulación que usted pide de dónde debería venir?

- Yo diría que si vamos a querer controlar el riesgo sistémico, lo que necesitamos es una nueva agencia reguladora. Su plantilla debería estar conformada por profesionales que tengan un entendimiento más profundo y especializado sobre lo que hace y causa el riesgo sistémico. Que tengan no sólo expertise sino también un gran caudal de juicio y, por qué no decirlo, intuición sobre estos temas.

China, Brasil y Rusia recientemente renovaron su reclamo de una moneda alternativa contra el dólar. ¿Qué opina sobre tal proyecto?

- Puede que suceda en los próximos cinco años. Pero, por el momento, no lo veo. Con los problemas que complican a las economías del mundo en estos días, los gobiernos no encontrarán tampoco el tiempo para elaborar e implementar un cambio estructural de este tipo. No es algo urgente. Además, los Estados Unidos tienen que lidiar hoy con un déficit fiscal tremendo, por más que sea algo temporal. Otros países en el mundo comparten el problema. Piense que la economía global de los próximos cinco o diez años no se parecerá en nada a la economía que conocimos en los últimos cinco años. Quiere decir, no hay ninguna razón para pensar que tanto el tremendo déficit de los Estados Unidos como el abultado superávit de un país como China sea algo tan permanente como para que se tenga que introducir una moneda global alternativa.

La relación superávit-déficit es uno de los temas en la Argentina. ¿Cuál cree que puede ser su mayor problema en lo económico?

- Se puede decir que, en el transcurso de la crisis, la Argentina, hasta ahora, tuvo suerte: los precios de los commodities volvieron a surgir en los últimos seis meses. Además, la Argentina no sufrió el impacto de tener que soportar la caída en masa y el cierre de bancos u otras entidades. Me parece que el principal problema del país está en el largo plazo. Es decir, el país debe preguntarse cómo convertir su economía en un motor de prosperidad y bienestar. Que sea más innovativa para que provea trabajo a cada vez más personas. Que genere más productividad y mayor nivel de salarios, o sea, ir aumentando el incentivo para que todos los actores quieran participar del proceso económico.

¿Qué identifica como el principal obstáculo para lograrlo?

- Creo que en la Argentina hay un gran número de obstáculos. Por ejemplo, se sabe que el clima de negocios no es muy provechoso, por no decir hostil, en estos momentos. Pero, sería absurdo querer resaltar sólo dos o tres temas. El problema del largo plazo no se puede solucionar con arreglar dos o tres ítems. En estos temas no hay balas mágicas.

Sin embargo, aquí el “fantasma del default” volvió a aparecer. Preocupa un superávit financiero en reducción, el gasto público y un mercado financiero internacional que le está vedado al país. ¿Cómo lo evalúa usted?

- Bueno, Estados Unidos está este año en camino hacia un déficit fiscal colosal. Pero, más allá de eso, siempre es un riesgo apoyarse únicamente en la tranquilidad y el amortiguador que genera un superávit fiscal. La situación siempre puede cambiar de superávit a déficit fiscal. La Argentina no tiene mucha credibilidad crediticia en estos días. Eso podría ser un problema, aunque no lo es aún. Pero, efectivamente, para 2010 si el crecimiento es lento y el gasto sigue creciendo podría haber un problema.

Otro dolor de cabeza es el dólar. Se defiende la flotación administrada. ¿Cómo lo ve?

- Siempre es peligroso querer fijar la tasa de interés y de cambio porque nadie puede saber cuál puede ser el nivel exacto al que deberían ser fijados. Pero, más allá de eso, obviamente hay un problema de la política económica macro en el país. De otra forma, no se habría generado el importante aumento en la tasa de inflación que tuvo la Argentina el año pasado. Algo anda mal con el nivel del tipo de cambio, de las tasas de interés. Y no creo que eso sea el resultado de un aumento de costos que le llega a la economía argentina desde el exterior. Parece ser, más bien, un problema interno de la Argentina.

¿Cómo evalúa la eterna corrida de los consumidores locales hacia el dólar?

- Simplemente es una muestra de que las oportunidades de inversión en la Argentina se caracterizan por una oferta tradicionalmente muy pobre y reducida. Ése es el problema. El dólar es lo primero y lo de más fácil acceso.

¿Cuánto tiempo cree que la Argentina puede vivir con lo suyo, sin la ayuda de los mercados internacionales?

- Creo que un nivel de dinamismo y bienestar económico sustentable no podrá llegar a la Argentina hasta que el país se ocupe de forma definitiva de pagar sus deudas y se concentre en recuperar su credibilidad y convenza al mundo de que la Argentina pagará y no volverá a caer en el mismo error. Creo que debe considerar un gran cambio en su política económica y financiera. Hasta que eso no suceda, la economía seguirá funcionando muy por debajo de su potencial. El Gobierno mismo se complicó la vida con algunos obstáculos autoimpuestos. Uno es la credibilidad crediticia tras el default. Pero el problema no es tanto la llegada y el sustento de los mercados de deuda soberana, pasa mucho más por activar y mantener un modelo económico que permita un ciclo de producción dinámico e innovativo. Hay mucho potencial en su país. Un ejemplo es el mercado inmobiliario, el sector del agrobusiness, el del vino. Uno no puede olvidar que su país fue alguna vez una de las potencias económicas. Da tristeza de que desde entonces haya caído tan bajo.

En esos tiempos, la base era el modelo de exportación de commodities. Hoy, ¿cuál debería ser esa base?

- Yo ni soñaría en dar una recomendación en ese sentido. Ese tipo de decisiones le corresponden a los empresarios, a la gente de negocios que está sobre el terreno. Por el simple hecho de que requiere un gran conocimiento de las condiciones del entorno, conocer el mercado. Como siempre digo: para eso, Dios creó a los empresarios (ríe).

viernes, 7 de agosto de 2009

Revancha en el laboratorio, el ensayo neoliberal ha concluido


Gracias a Ramón Morata, de Artículos claves, he llegado a este artículo de Alejandro Nadal publicado esta semana en La Jornada. Plenamente coincidente con la línea crítica al neoliberalismo que desarrollo en este blog, así como en varios artículos publicados en El Blog Salmón. La mirada ciega y cortoplacista de un modelo económico basado en el capital financiero, ha arrastrado al mundo a la actual debacle que amenaza con ser la más destructiva de la historia. La complicidad y complacencia de los gobiernos que lo aceptaron, le ha significado al mundo veinte años de retroceso. Este es el artículo de Alejandro Nadal:

Alejandro Nadal, La Jornada

El ensayo neoliberal ha concluido. Todo salió mal. No generó crecimiento, y cuando lo hubo fue sobre bases artificiales. Los equilibrios macroeconómicos crecieron y resultaron insostenibles. Las remuneraciones salariales se estancaron, lo que condujo al endeudamiento. La desigualdad y pobreza aumentaron. El sector financiero se expandió por la deficiente rentabilidad en el sector real y la crisis no se hizo esperar.

Pero dentro de todo esto una minoría se benefició. Esa elite planea no sólo continuar el experimento, sino ampliarlo. Los primeros signos se encuentran inscritos en la arquitectura y prioridades de los programas de rescate y de estímulo para frenar la recesión. Otra señal clara ya se despliega en los laboratorios de la academia.

Vamos por partes. Una lección clave de la crisis se relaciona con la teoría económica. Ahora debe quedar claro para todos que la escuela de pensamiento económico dominante, la teoría económica neoclásica, está en bancarrota. Su principal exponente, el modelo de equilibrio general, es una entelequia para la que esta crisis no debería estar sucediendo. La sofisticación matemática de la teoría de equilibrio general (TEG) sólo es comparable con la superficialidad de sus seguidores. La TEG es el artefacto ideológico más importante del neoliberalismo (y quizás del capitalismo).

Los fracasos de ésta son múltiples. Su principal objetivo era demostrar que las fuerzas del mercado, si son dejadas en libertad, conducen a una posición de equilibrio (oferta y demanda iguales en todos los mercados). Durante años, la TEG trató de probar (a través de un modelo matemático) que la formación de precios de equilibrio es intrínseca al libre funcionamiento de los mercados.

Pero no pudo lograr su objetivo. A finales de los años 50 se alcanzaron algunos resultados que se pensó podían ser la base de una demostración general. La ilusión duró poco: en 1960, Herbert Scarf demostró con su célebre contraejemplo que no había fundamentos para apoyar esa conjetura. En 1974, los teoremas de Sonnenschein-Mantel-Debreu mostraron definitivamente que se había llegado a un callejón sin salida: la TEG nunca podría demostrar la convergencia al equilibrio. ¡Vaya resultado! Pero hay una ironía extraordinaria: en los años que siguieron, la bancarrota científica de la teoría que justificaba el credo del libre mercado coincidiría con el triunfo ideológico del neoliberalismo. Eso tiene mucho que ver con lo que sucedió en las universidades.

La teoría de equilibrio general tiene otros defectos importantes. Por sorprendente que le parezca a los lectores, esta teoría no tolera la introducción de la moneda. Sí, leyó usted bien, la teoría más sofisticada de la que se reclaman los tecnócratas aduladores del libre mercado es no monetaria y su modelo matemático es el de una economía de trueque. La paradoja es más fuerte: resulta que el modelo utilizado para justificar la apertura financiera es un modelo teórico en el que no tiene cabida la moneda. Esto es un escándalo.

La concepción idílica del libre mercado también es la base de la teoría macroeconómica contemporánea. En efecto, la nueva macroeconomía clásica (en su versión monetarista o de expectativas racionales) descansa en una fe inquebrantable en la estabilidad de los mercados. Para esta teoría, si existe flexibilidad de precios y salarios, no habrá desempleo. No importa que no se tenga la menor prueba de que el libre mercado conduce al equilibrio. No importa que muchos estudios demuestren que la flexibilidad de precios es precisamente lo que conduce a la volatilidad e inestabilidad de los mercados.

Los economistas neoclásicos, en su modalidad micro o macroeconómica, tienen una pesada responsabilidad en lo que ha sucedido en la economía mundial. Sus modelos vacíos están detrás de la divergencia entre productividad y salarios, de la desigualdad y del endeudamiento, de la idea absurda de la tasa natural de desempleo y de la especulación como leitmotiv de la vida financiera.

No será fácil cambiar las prioridades de la política económica para acceder a un modelo de desarrollo comprometido con el bienestar y la sustentabilidad ambiental. Esta crisis debería contribuir a reformular trayectorias de investigación y planes de estudio en las universidades con nuevas prioridades sobre crecimiento, salarios y remuneraciones, cartelización y corporaciones, la experiencia monetaria y el sector financiero, y, desde luego, la intersección con la base de recursos naturales.

Pero es precisamente en el laboratorio de la academia donde el establishment buscará que todo siga igual, como si la crisis no existiera. La TEG seguirá siendo objeto de enseñanza (pero sin sus deficiencias), al igual que la nueva macroeconomía clásica. Como si nada. El fuerte compromiso ideológico de los economistas neoclásicos y la flojera crónica para abrir nuevas vías de investigación harán difícil el camino. El revanchismo neoliberal en la academia buscará consolidar la stasis. Para las ciencias sociales, esto conlleva un peligro mortal. Y eso no es metáfora.

¿Dónde están los brotes verdes?


La bolsa de Nueva York ha celebrado su mejor verano en siete años; muchos bancos se reparten cuantiosos beneficios; los precios inmobiliarios tienden a estabilizarse y la caída libre tiende a desacelerarse. A primera vista, lo peor ya ha pasado. Sin embargo, ¿dónde están los signos de la recuperación económica?

Los amplios programas de apoyo destinados a combatir el desastre financiero le han quitado una gran carga dramática a la crisis. Los bancos centrales comienzan a revisar sus proyecciones de crecimiento y sacan cuentas. La inversión pública y los rescates masivos parecen haber surtido efecto. El nubarrón comienza a disiparse y los rayos de luz se abren camino en medio de nubes amenazantes. No hay truenos todavía que anuncien una lluvia que lo limpie todo. Sólo silencio. Sólo un sepulcral silencio.

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CEPAL: la crisis dejará hondas y perdurables secuelas

La crisis financiera mundial dejará secuelas perdurables sobre las economías latinoamericanas, advirtió la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena. Al inaugurar la Escuela de Verano sobre las Economías Latinoamericanas de la Cepal, Bárcena dijo que la crisis económica internacional tendrá un duro impacto sobre el comercio, las inversiones, el desempleo y las remesas en Latinoamérica.
Estamos frente a una crisis sin precedentes, que dejará secuelas perdurables sobre distintos aspectos de la economía internacional y regional, lo cual se expresará en un amplio desempleo, menor crecimiento, contracción comercial y déficit fiscales, aseveró.

Entre los principales efectos de la crisis, la titular del organismo de Naciones Unidas mencionó que el comercio regional cayó en abril pasado 31.8 por ciento en valor y 19.7 por ciento en volumen.

Las exportaciones, en tanto, retrocedieron en el mismo mes 29.2 por ciento en valor y 9.2 por ciento en volumen, mientras las importaciones cayeron 34.6 por ciento en valor y 29.9 por ciento en volumen, detalló Bárcena.

De acuerdo con estimaciones de la Cepal, la tasa de desempleo en la región aumentará hasta 9 por ciento, lo que equivale a 4 millones de nuevos desempleados, que se sumarán a las 15 millones de personas que ya están sin trabajo.
El PIB de la región caerá este año un promedio de 1.9 por ciento, cifra muy inferior al 4.2 por ciento de expansión con que cerró en 2008. Bárcena advirtió que todos estos indicadores “tendrán un impacto negativo sobre la pobreza en una región en la que aún hay más de 180 millones de pobres y más de 70 millones de indigentes.

Otro efecto será una baja en las remesas, que en 2008 tuvieron un monto de 69 mil millones y ahora se habla de 60 a 61 mil millones, es decir, 10 por ciento menos a nivel regional. Además, la región también recibirá menos flujos por concepto de inversión extranjera directa (IDE), que será seis veces menor que las remesas.

jueves, 6 de agosto de 2009

A 64 años del terror de Hiroshima


Hace 64 años una masacre cobró forma. El 6 de agosto de 1945 la aviación estadounidense lanzaba el primer bombardeo atómico de la historia sobre la población civil de la ciudad japonesa de Hiroshima en el final de la Segunda Guerra Mundial.

La ofensiva causó la muerte de cerca de 140.000 personas. No obstante, esta cifra ha ido ascendiendo hasta superar actualmente los 258.300, debido a enfermedades causadas por la radiación. Tres días después se repetía este mismo ataque sobre Nagasaki.

Hoy jueves, miles de personas se congregaron en el Parque de la Paz de Hiroshima para guardar un minuto de silencio por las víctimas a la misma hora de la tragedia -las 8.15 de la mañana, hora local (23.15 GMT del miércoles)-, según la agencia local de noticias 'Kyodo'.

Otra lectura: Hiroshima y el genocidio estadounidense
Imágenes inéditas sobre la masacre de Hiroshima

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