Tariq Alí, La Jornada
Los talibanes observaron el 20 aniversario del 11-S de manera sorprendente. En el curso de una semana después del anuncio de Estados Unidos de que retiraría sus fuerzas de Afganistán el 11 de septiembre, el grupo había capturado vastas zonas del país, y el 15 de agosto cayó la ciudad de Kabul.
La velocidad fue asombrosa, con notable visión estratégica: una ocupación de 20 años terminó en una semana, al desintegrarse los ejércitos títeres. El presidente títere se subió a un helicóptero rumbo a Uzbekistán y luego a un jet a Emiratos Árabes Unidos. Fue un golpe enorme al imperio estadounidense y sus estados subordinados. Ninguna cantidad de subterfugios puede cubrir esta debacle.
Poco más de un año antes de los ataques del 11-S, Chalmers Johnson, historiador de la costa oeste de Estados Unidos y alguna vez partidario de las guerras de Corea y Vietnam, además de consultor de la CIA, publicó un libro profético titulado Blowback: The Costs and Consequences of American Empire (Contragolpe: los costos y consecuencias del imperio estadounidense).
Una mirada no convencional al modelo económico de la globalización, la geopolítica, y las fallas del mercado
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martes, 14 de septiembre de 2021
sábado, 11 de septiembre de 2021
Cómo la arrogancia de Estados Unidos y del Reino Unido se encontró con su Némesis
Gilbert Achcar, Labour Hub
Hace veinte años, diecinueve hombres, llenos de odio hacia Estados Unidos y de fe en la promesa del paraíso, se inmolaron, matando a miles de personas y provocando una de las mayores conmociones políticas globales de la historia del mundo.
Todos eran originarios de Oriente Medio; quince de ellos eran ciudadanos del más antiguo y más cercano aliado de Washington en esa región: el reino saudí. Se cosechó lo que se había sembrado.
Durante décadas, el gobierno de Estados Unidos había intrigado en Oriente Medio apoyando regímenes despóticos y fomentando el fundamentalismo islámico como antídoto contra todo lo que se considerara de izquierdas. En 1990, la agonía de la URSS pareció inaugurar un nuevo orden mundial dominado por Washington, lo que un columnista estadounidense denominó acertadamente el momento unipolar. El imperio estadounidense, que hasta entonces aún se tambaleaba por su síndrome de Vietnam, consiguió superarlo -o eso creía Bush padre- al lanzar un ataque devastador contra Irak en 1991. Bush había sido instado por Margaret Thatcher a expulsar a las tropas iraquíes que en agosto de 1990 habían invadido el vecino Kuwait. Entonces, Irak fue estrangulado por un cruel embargo que causó 90.000 muertes de más cada año, según las cifras de la ONU.
Hace veinte años, diecinueve hombres, llenos de odio hacia Estados Unidos y de fe en la promesa del paraíso, se inmolaron, matando a miles de personas y provocando una de las mayores conmociones políticas globales de la historia del mundo.
Todos eran originarios de Oriente Medio; quince de ellos eran ciudadanos del más antiguo y más cercano aliado de Washington en esa región: el reino saudí. Se cosechó lo que se había sembrado.
Durante décadas, el gobierno de Estados Unidos había intrigado en Oriente Medio apoyando regímenes despóticos y fomentando el fundamentalismo islámico como antídoto contra todo lo que se considerara de izquierdas. En 1990, la agonía de la URSS pareció inaugurar un nuevo orden mundial dominado por Washington, lo que un columnista estadounidense denominó acertadamente el momento unipolar. El imperio estadounidense, que hasta entonces aún se tambaleaba por su síndrome de Vietnam, consiguió superarlo -o eso creía Bush padre- al lanzar un ataque devastador contra Irak en 1991. Bush había sido instado por Margaret Thatcher a expulsar a las tropas iraquíes que en agosto de 1990 habían invadido el vecino Kuwait. Entonces, Irak fue estrangulado por un cruel embargo que causó 90.000 muertes de más cada año, según las cifras de la ONU.
domingo, 5 de septiembre de 2021
El matrimonio por conveniencia de Estados Unidos y los talibanes contra Isis-K
Alfredo Jalife-Rahme, La Jornada
Los multimedia del Partido Comunista Chino son feroces sobre la destrucción de Afganistán por Estados Unidos durante su ocupación de 20 años (https://bit.ly/3jQnCYh), pero abordan poco el devenir del nuevo régimen de los talibanes en Kabul.
Días antes a la caída de Kabul, China recibió a una delegación de talibanes (alumnos coránicos). Lo que más teme China en sus 91 km de frontera con Afganistán –en el corredor Wakhan (https://bit.ly/3gZyzob)– es la contaminación terrorista en su provincia autónoma islámica de Xinjiang, donde habitan 11 millones de uigures cuando sus fuerzas enemigas promueven el desestabilizador concepto islámico/turco-mongol del virtual Turquestán Oriental.
Los multimedia del Partido Comunista Chino son feroces sobre la destrucción de Afganistán por Estados Unidos durante su ocupación de 20 años (https://bit.ly/3jQnCYh), pero abordan poco el devenir del nuevo régimen de los talibanes en Kabul.
Días antes a la caída de Kabul, China recibió a una delegación de talibanes (alumnos coránicos). Lo que más teme China en sus 91 km de frontera con Afganistán –en el corredor Wakhan (https://bit.ly/3gZyzob)– es la contaminación terrorista en su provincia autónoma islámica de Xinjiang, donde habitan 11 millones de uigures cuando sus fuerzas enemigas promueven el desestabilizador concepto islámico/turco-mongol del virtual Turquestán Oriental.
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