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lunes, 30 de septiembre de 2024

El surrealismo como movimiento revolucionario

La mayoría de surrealistas parisinos no pertenecieron a ninguna organización; el espíritu común era antiautoritario y revolucionario, con una tendencia libertaria dominante

Michael Lowy, La Haine

El surrealismo es, desde su nacimiento, un movimiento internacional. No obstante, en las páginas siguientes nos ocuparemos sobre todo del grupo surrealista de París, inicialmente en torno a André Breton, pero que prosigue su actividad tras la muerte del autor de los Manifiestos del surrealismo. La aspiración revolucionaria está en el origen mismo del surrealismo y adopta de entrada una forma libertaria en el Primer Manifiesto del surrealismo (1924) de André Breton: «Únicamente la palabra libertad tiene el poder de exaltarme.» En 1925, el deseo de romper con la civilización burguesa occidental lleva a Breton a acercarse a las ideas de la Revolución de Octubre, como atestigua su reseña del Lenin de León Trotsky. En 1927 se adhiere al Partido Comunista Francés, pero se reserva, como explica en el folleto Au grand jour, su «derecho de crítica». Fue el Segundo Manifiesto del surrealismo (1930) el que extrae todas las consecuencias de este acto, al afirmar «totalmente, sin reservas, nuestra adhesión al principio del materialismo histórico». Al tiempo que subraya la distinción, o incluso la oposición, entre el «materialismo primario» y el «materialismo moderno» del que se reclama Friedrich Engels, André Breton insiste en el hecho de que «el surrrealismo se considera ligado indisolublemente, en virtud de las afinidades que he señalado, al enfoque del pensamiento marxista y exclusivamente a este enfoque».

lunes, 26 de noviembre de 2012

La filosofía de la praxis en el pensamiento de Rosa Luxemburg

Michael Lowy, Viento Sur

En la presentación de las Tesis sobre Feuerbach (1845) de Marx, que publicó a título póstumo en 1888, Engels las calificó como “primer documento que registra el germen genial de una nueva concepción del mundo”. Así es, en este pequeño texto Marx supera dialécticamente –la famosa Aufhebung: negación/conservación/elevación– el materialismo y el idealismo anteriores, y formuló una nueva teoría, que podría llamarse filosofía de la praxis.

Mientras los materialistas franceses del siglo 18 insistían en la necesidad de cambiar las circunstancias materiales para que se transformaran los seres humanos, los idealistas alemanes aseguraban que la sociedad sería cambiada gracias a la formación de una nueva conciencia entre los individuos. En contra de estas dos percepciones unilaterales, que conducían a un callejón sin salida –y a la búsqueda de un “Gran Educador” o un “Supremo Salvador”–, Marx afirmó en la Tesis III:

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