Alfredo Jalife-Rahme, La Jornada
En el intermezzo de la triunfal visita del mandarín Xi Jinping a Gran Bretaña (GB), Alan Wheatley y Paola Subacchi –adscritos al británico Royal Institute of International Affairs, conocido como Chatham House: uno de los principales think tanks del mundo–, juzgan que el primer ministro David Cameron “parece haber concluido que los riesgos de su amigable relación con Pekín son superados por la importancia de China para la primacía financiera de Londres (https://goo.gl/05cEAD)”.
Es mucho más que la preponderancia de la plaza de la City (Londres): se trata de la conectividad geofinanciera entre GB y su antigua colonia Hong Kong de casi 8 millones de habitantes, reincorporada en 1997 a China bajo el singular acuerdo de un país, dos sistemas, donde GB se despacha con la cuchara grande en su óptimo sector financiero.