Vicenç Navarro, Público
Cada año los sindicatos publican los datos anuales del número de muertes y accidentes graves que ocurren en los lugares de trabajo en España y en sus comunidades autónomas. Son datos desoladores que raramente aparecen en las primeras páginas de los grandes rotativos del país. En realidad, no aparecen ni en la última página. No son noticia. Y lo que es escandaloso (y creo que es justo utilizar este término a fin de denunciar tal silencio ensordecedor) es que la gran mayoría de tales muertes son evitables y previsibles.
En España cada día mueren 2 trabajadores en el lugar de trabajo, 12 sufren un accidente grave y 53 son diagnosticados de enfermedades laborales (de las cuales muchas pueden causarles la muerte). Y lo que es incluso más preocupante es que habiendo mejorado las cifras a principios de siglo, se han deteriorado de una manera muy espectacular (en realidad en porcentajes no vistos desde hace tiempo) durante los años de las reformas laborales, que han dejado al mundo del trabajo debilitado y desprotegido frente a la avalancha del mundo empresarial, consecuencia del impacto muy negativo que tales reformas (tanto las del gobierno PSOE como las del gobierno PP, ambas reformas aplaudidas, por cierto, por el partido neoliberal Ciudadanos) han tenido en la protección y seguridad de los trabajadores como resultado del gran debilitamiento de los sindicatos.