Una brecha “considerable” entre los más ricos y más pobres, jornadas laborales más extensas que el promedio de la organización, mayor exposición a partículas contaminantes y una calidad educativa por debajo del promedio de los países que la integran, son algunos de los factores que ubican a Chile en el último lugar de la medición. ¿Qué hizo la Concertación en 20 años de gobierno? Sólo continuar con las políticas neoliberales implantadas por la dictadura de Pinochet desde fines de los 70. Las malas prácticas de las políticas económicas neoliberales que se propagaron por el mundo desde los años 80 no sólo desataron la mayor crisis financiera de la historia (y que sigue en pleno desarrollo), sino que amplificaron las brecha de desigualdad y la calidad de vida en todo el planeta. Estas son las conclusiones del estudio de la OECD:
Chile ha progresado en gran medida en la última década en lo que respecta a la calidad de vida de sus ciudadanos. Desde la década de 1990, el país ha tenido un historial de crecimiento sólido y reducción de la pobreza. No obstante, Chile tiene una baja clasificación en muchos temas en comparación con la mayoría de los países en el Índice para una Vida Mejor.
Aunque el dinero no puede comprar la felicidad, es un medio importante para lograr estándares de vida más elevados. En Chile, el ingreso familiar disponible neto ajustado promedio es de 11.039 dólares al año, cifra mucho menor que el promedio de la OCDE de 23.047 dólares. Pero la brecha entre los más ricos y los más pobres es considerable; la población situada en el 20% superior de la escala de ingresos gana 12 veces lo que percibe la población que ocupa el 20% inferior.
En términos de empleo, más del 61% de las personas entre 15 y 64 años de edad en Chile tienen un empleo remunerado, cifra menor que el promedio de la OCDE de 66%. Cerca del 74% de los hombres tienen un empleo remunerado, en comparación con el 49% de las mujeres. En Chile la gente trabaja 2.047 horas al año, más que la media de la OCDE de 1.776 horas. Alrededor del 16% de los empleados tienen un horario de trabajo muy largo, cifra mayor que el promedio de la OCDE de 9%; y, entre ellos, el 20% de los hombres trabajan muchas horas en comparación con sólo el 10% de las mujeres.
Tener un buen nivel educativo es un requisito importante para encontrar empleo. En Chile, el 71% de los adultos entre 25 y 64 años han obtenido el equivalente de un título de educación secundaria, cifra menor que el promedio de la OCDE de 74%. Hay poca diferencia entre hombres y mujeres, ya que el 72% de ellos han terminado con éxito la educación secundaria en comparación con el 71% de las mujeres. En lo que respecta a la calidad de la educación, el estudiante en promedio en Chile obtuvo una calificación de 439 puntos en lectura, matemáticas y ciencias en el Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés) de la OCDE. Esta calificación es más baja que el promedio de la OCDE de 497. En promedio, en Chile las niñas superaron a los niños por 3 puntos, cifra menor que la brecha media de la OCDE de 9 puntos.
En el campo de la salud, en Chile la esperanza de vida al nacer es de casi 78 años, dos años menos que el promedio de la OCDE de 80 años. La esperanza de vida para las mujeres se sitúa en los 81 años, en comparación con los 76 años para los hombres. El nivel de partículas atmosféricas PM10 —partículas contaminantes del aire lo suficientemente pequeñas como para penetrar en los pulmones y dañarlos— es de 53 microgramos por metro cúbico, considerablemente más alto que el promedio de la OCDE de 21 microgramos por metro cúbico. Chile podría tener una mejor actuación en cuanto a la calidad del agua, pues el 77% de las personas dicen estar satisfechas con la calidad de la misma, cifra menor que el promedio de la OCDE de 84%.
En lo que concierne al ámbito público, en Chile hay un fuerte sentido de comunidad y altos niveles de participación ciudadana: el 82% de las personas creen conocer a alguien en quien pueden confiar cuando lo necesiten, cifra menor que el promedio de la OCDE de 90%. La participación electoral, una medida de la confianza pública en el gobierno y de la participación ciudadana en el proceso político, fue del 88% durante las recientes elecciones, cifra mayor que el promedio de la OCDE de 73%. Existe poca diferencia en los niveles de votación en la sociedad; la participación electoral entre el 20% que ocupa el nivel superior de la escala de ingresos es del 90%, mientras que para el 20% que ocupa el nivel inferior es del 92%, diferencia mucho menor que la brecha promedio de la OCDE de 12 puntos porcentuales.
En general, los chilenos están menos satisfechos con su vida que el promedio de la OCDE. El 77% de las personas dicen tener más experiencias positivas en un día normal (sentimientos de paz, satisfacción por sus logros, gozo, etc.) que negativas (dolor, preocupación, tristeza, aburrimiento, etc.). Esta cifra es menor que el promedio de la OCDE de 80%.
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Vea el informe de la OECD, Para una Vida Mejor
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