domingo, 20 de junio de 2010

Opciones imposibles en una depresión mundial

Immanuel Wallerstein, La Jornada

Conforme los líderes y expertos del mundo continúan negando la realidad de una depresión mundial –ni siquiera utilizan el término–, las opciones imposibles que enfrenta gobierno tras gobierno son más y más obvias todos los días. Consideremos lo que ha ocurrido justo el último mes.

Estados Unidos tuvo sus peores cifras de desempleo en mucho tiempo. Sí, hubo algunos nuevos empleos, pero el 95 por ciento correspondió a los trabajadores temporales del censo. Los empleadores privados añadieron apenas un 10 por ciento de los empleos que se esperaba que añadieran. Pese a esto, se ha vuelto políticamente imposible conseguir con votos del Congreso más dinero para incentivos. Y la Reserva Federal ha dejado de comprar valores y bonos hipotecarios del Tesoro, que habían sido las dos estrategias principales para incrementar los empleos. ¿Por qué? El llamado en favor de recortes deficitarios ha crecido muy fuertemente.

La consecuencia más inmediata puede verse a nivel de los presupuestos de cada uno de los gobiernos de los estados. El costo de Medicaid ha subido por la crisis económica. El costo lo asumen los estados en lo individual. El año pasado habían recibido la ayuda de mayores subsidios federales gastados en Medicaid. Estos subsidios no los va a renovar el Congreso. El gobernador Edward Rendell, de Pennsylvania, dice que esto aumentará en dos tercios el déficit presupuestario de su estado, y forzará a dejar cesantes a 20 mil profesores, oficiales de la policía y otros empleados gubernamentales. Por supuesto, esto se suma a la pérdida de servicios médicos para mucha gente.

En Gran Bretaña, el nuevo primer ministro, David Cameron, dice que cortar los préstamos es el asunto más urgente que enfrenta Gran Bretaña hoy. El Financial Times resume sus propuestas en un encabezado: Cameron lanza una era de austeridad. Y la evaluación de esta política es: Si el gobierno va a efectuar reducciones tan abruptas en el gasto, es evidente que no podrá evitar que se dañen los servicios de primera línea. Los recortes serán más brutales aun que todos los que se hicieron durante el gobierno de Thatcher.

La canciller federal alemana Merkel ha anunciado su versión de la austeridad: recortes profundos e inmediatos en el gasto público, que se incrementarán anualmente durante los próximos cuatro años. También ha anunciado nuevos impuestos a las líneas aéreas. Las aerolíneas mundiales respondieron de inmediato que esto dañará su capacidad para reducir los balances negativos y salvarlas de la bancarrota. Las tasas de desempleo en Alemania se incrementarán, pero las prestaciones por desempleo se reducirán. Otros gobiernos en Europa más Estados Unidos están urgiendo a Alemania a que gaste más y exporte menos, con el fin de restaurar la demanda mundial. Merkel rechazó estas demandas diciendo que la reducción de la deuda era su prioridad.

El primer ministro japonés, Naoto Kan, advirtió a su país que la situación de la deuda estaba tan mal que incluso Japón podría enfrentar una situación comparable a la de Grecia. Para remediar esto, propuso algunos incrementos fiscales, más regulación en el ámbito financiero, y nuevas clases de gastos público.

En medio de esta súper austeridad en el norte, ha ocurrido una cosa muy notable, que ha pasado casi inadvertida. Como todo mundo sabe, España es uno de los países europeos que está en dificultades económicas ahora, debido a proporciones de deuda muy grandes. El 30 de mayo, Fitch Ratings se unió a otras compañías calificadoras para reducir la calificación de los bonos españoles de AAA a AA+. La cuestión es por qué. Justo el día anterior, el Parlamento español había votado a favor de los más profundos recortes presupuestarios en 30 años.

Recortes presupuestarios son supuestamente lo que Alemania y otros han estado pidiendo que se hagan en Grecia, España, Portugal y otros países amenazados por demasiada deuda. España respondió a esta presión. Y justo porque lo hizo, Fitch Ratings la bajó de rango. Brian Coulton, la persona en Fitch que está a cargo de calificar a España, dijo en su declaración de bajarle el rango: El proceso de ajuste a un menor nivel de sector privado y de endeudamiento externo materialmente reducirá la tasa de crecimiento de la economía española a mediano plazo.

De modo que así está la cosa, te condenas si lo haces y te condenas si no lo haces. Los especuladores financieros han creado una caída desastrosa en la economía-mundo. Se arrojó entonces la pelota para que los estados resuelvan el problema. Los estados tienen menos dinero y más demandas pesan sobre ellos. ¿Qué pueden hacer? Pueden pedir prestado, hasta que aquellos que prestan dinero ya no lo hagan o exijan una tasa de interés demasiado alta. Pueden aprobar impuestos, y los negocios dicen que esto cortará su capacidad para crear empleos. Pueden reducir gastos. Y además del terrible dolor que esto inflige a todos, pero especialmente a los más vulnerables, esta acción también reducirá la posibilidad de crecimiento, como el señor Coulton apunta que sucederá en España.

Por supuesto, hay un sector muy grande para reducir gastos: lo militar. Los gastos militares proporcionan empleos pero muchos menos que si el dinero se utilizara de otro modo. Esto no se aplica únicamente a quienes más gastan, como Estados Unidos. Un aspecto virtualmente no comentado acerca de los problemas de la deuda de Grecia es su pesado gasto en el rubro militar. Pero ¿hay gobiernos dispuestos a reducir significativamente los gastos militares? No parece muy probable.

Así que, ¿qué pueden hacer los estados? Intentan una cosa hoy y otra mañana. El año pasado eran los estímulos. Este año es la reducción de la deuda. El año siguiente serán los impuestos. En cualquier caso, la situación se pondrá cada vez peor.

¿Puede China salvarnos? Parece que Stephen Roach, un analista muy agudo de Morgan Stanley, es de esta opinión, siempre que el gobierno estimule el crecimiento privado. En ese caso, el alza en los salarios se compensará con una productividad mayor. Tal vez. Pero el gobierno chino se ha resistido a una política así hasta ahora, no por razones económicas sino por razones políticas. Su impulso de mantener una estabilidad política ha sido fundamental hasta ahora. Es más, pese a todo Roach tiene una gran temor: que la rivalidad entre China y Washington conduzca a sanciones comerciales. Yo mismo pienso que eso tiene una alta probabilidad, conforme la situación económica estadunidense continúa deteriorándose.

La salida a todo esto no es un pequeño ajuste aquí o allá, ya sea de la variedad monetarista o keynesiana. Para salir de la caja económica en que el mundo se encuentra se requiere de una remodelación a fondo del sistema-mundo. Esto con seguridad tendrá que venir, pero ¿qué tan pronto?

Traducción: Ramón Vera Herrera
Enlace a La Jornada

3 comentarios:

  1. Hasta el mismo George Soros, dona dinero para el Instituto Para Un Nuevo Pensamiento Económico.
    -Institute for New Economic Thinking
    Hay Facultades de Ciencias Economicas que siguen como si nada hubiera ocurrido, encerradas en torres de marfil. Elites academicas que no dialogan con otras ciencias y dejando solo pequeños espacios a otras interpretaciones alternativas
    La creación del Instituto recoge el estado de insatisfacción frente a la teoría económica convencional, la cual es enseñada en los programas de economía del mundo, fundamentada en la teoría neoclásica, reivindicando la hipótesis de la eficiencia de los mercados.
    Envuelta en una sofisticación matemática que atrae a la juventud inteligente, los convence de su cientificidad y de su capacidad para resolver los problemas de la sociedad. Sin enseñar las tradiciones de la economía heterodoxa en sus diferentes versiones como es la economía poskeynesiana, institucional y las radicales modernas como el marxismo post-estructuralista.
    Stiglitz ha señalado en su libro ‘Caída Libre’ que ésta hipótesis de la eficiencia de los mercados ha caído en el 2008, al igual como cayó la teoría del socialismo real en 1989. Lo curioso es que los programas de economía no se han dado por enterados, y se sigue enseñando los mismos cursos como si nada hubiese pasado, sin diversificarlos e incorporarles otras visiones.
    Por ello, el Instituto reconoce lo inadecuado que son los métodos y modelos hoy usados, y apoya el surgimiento de nuevos paradigmas para entender los procesos económicos. El Instituto trata de guiar a las nuevas generaciones a desafiar el pensamiento dominante con estrategias innovativas y éticas.
    La ciencia económica tiene que apoyarse más en la historia, la sociología y el interesante campo de las ciencias cognitivas. Debe escaparse de supuestos simplistas como la racionalidad beneficio-costo.
    George Akerloff señaló los problemas de un capitalismo moderno con innovaciones financieras que no produce lo que la gente necesita sino lo que la gente cree que necesita.
    Así, cuando hay extrema confianza, algunos avivatos se aprovechan de estos espíritus animales y hacen de las suyas. Por ello se necesita una fuerte regulación del sector financiero, ante las fallas protuberantes de las agencias de riesgos, tan adoradas por nuestros gremios bancarios.
    (grupo economia compleja)

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  2. Tugores cree que, a diferencia de Asia en los 90, Occidente no está aprendiendo de la crisis
    CRISIS: LECCIONES APRENDIDAS... O NO, Juan Tugores Ques.
    Centro de Estudios Internacionales/Marcial Pons Madrid, 2010 -118 páginas.
    JUSTO BARRANCO - La VANGUARDIA - DINERO, 20.06.10
    De la importancia de aprender las lecciones tenemos un claro ejemplo, dice el profesor Juan Tugores, economías asiáticas: en 1997 experimentaron una severa crisis que parecía derrumbar el milagro
    asiático. Pero al cabo de pocos años habían reaccionado con fuerza, replanteado aspectos cruciales de su estrategia, como la fragilidad de depender del ahorro externo.
    "Desde 2007 somos las economías avanzadas las que afrontamos el protagonismo de la Gran Recesión. ¿Sabremos extraer las enseñanzas adecuadas?". Tugores (Palma, 1953),
    Ex rector de la Universitat de Barcelona y experto en economía internacional, cree que no parece el caso: retornamos al business and politics as usual.
    No se trata de hacer demagogia. Cuando estos días se desata el debate de quién controla a quién tras ver la presión que sobre las finanzas de los países europeos realizan los mercados que hasta hace nada debían ser regulados por ellos para no recaer en nuevas crisis,
    Tugores señala: "¿Quién disciplina a quién?
    "La primera respuesta es uno mismo".
    ------Una vez llegan los excesos, empiezan los problemas-----
    Entre las lecciones que debería dejar la crisis figura la importancia del ahorro como motor de progreso, la vulnerabilidad de depender del ahorro exterior, -----el respeto a las inversiones productivas y los peligros de camuflar como si lo fueran operaciones de búsqueda de rentas que van de la especulación al fraude------.
    Como espejo, la situación actual de China: los niveles alcanzados en reservas acumuladas, dice Tugores, desbordan casi cualquier criterio de prudente precaución y entran en el neomercantilismo. Como Francia e Inglaterra hace unos siglos, China aumenta su poder económico con una combinación de fomento a la producción nacional, estímulos a las exportaciones y limitaciones a las importaciones, que se traducen en aumentos de las reservas. De hecho, pese al actual aumento del ahorro occidental, son las economías emergentes, como China, los mayores acreedores de los más endeudados países avanzados. Tal vez, apunta Tugores, ya no se trata de que "los pobres financian a los ricos", sino de que "los nuevos ricos financian a los antiguos".
    Se desempolvan las lecciones de la Historia acerca del papel de los mecanismos financieros en las transiciones de hegemonía: las ocupaciones de tierras por parte de los denominados bárbaros que condujeron al final del Imperio Romano tuvieron que ver con las deudas para contratarlos como mercenarios.
    Desde luego, la situación no es sencilla.
    El ejemplo chino, mercado sin democracia, plantea serios peligros a Occidente de verse arrastrado a sus valores, especialmente en tiempo de crisis.
    --Crisis provocadas por elites político-financieras que, gracias a ellas, quieren volver a ejercer el poder de modo absolutista--
    ¿Qué hacer?
    Por un lado, señala Tugores, la regulación de las entidades financieras -reduciendo el riesgo sistémico- y de las prácticas retributivas, ligándolas a la creación de valor a largo plazo. Por otro, creatividad, innovación y productividad. Países como España, que apenas exportan un 6,8% a Asia, deben conectar más y mejor con los principales nuevos polos de demanda. Y ---apoyar a los que ya han llegado a ellos, a esas empresas medianas, campeones ocultos y creativos que han tomado posiciones en esos mercados---
    Pero por ahora, las ayudas a la crisis las han capitalizado los eternos cazadores de rentas. Una señal ferroviaria francesa advierte de que "un tren puede esconder otro".
    Desde luego, una crisis puede esconder otra en caso de volver a lo de siempre

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  3. Marco un enlace muy interesante:
    http://dialogoseconomicos.blogspot.com/

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