lunes, 3 de mayo de 2010

Colapso de la deuda global nos lleva frente a frente al momento de la verdad



Mientras las agencias de calificación hacen todo lo posible para presionar a la Unión Europea y al euro, comienza a despejarse el tema de la deuda global, que no ha sido tomado muy seriamente. Ya se habrá advertido que ninguno de los países cayó de un día para otro en esta deuda colosal, pues se trata de un proceso de varias décadas que ahora, producto del frenazo económico, se hace visible. Cuando era invisible a nadie le importaba. Simplemente estaba ahí formando parte del sistema, nutriéndose de él y facilitando el consumo. Pero otra cosa es cuando llegan las vacas flacas. Ahí estamos frente a frente al momento de la verdad.

Hasta el año 2007 toda la deuda se consideraba un activo sólido: para los bancos, para el gobierno, para los consumidores. Y no era problema. Todo el mundo la tenía en sus balances, y todo el mundo trabajaba con ella ganando intereses. Durante 70 años los activos se habían movido al alza, creando un sesgo en la calificación de los activos. Sesgo que llevó a David X Li a desarrollar la cópula gaussiana, para maximizar las rentabilidades en un rango del 95% – 99% de las posibilidades, dejando fuera ese 1% – 5% considerado altamente improbable. Lo que ha demostrado la crisis es que para aquello altamente improbable, el mundo de las altas finanzas no tenía ninguna receta incorporada.

El desplome de los activos iniciado el año 2007 comenzó a erosionar las finanzas globales. La caída de los precios alcanzó el 50% en ciudades como Londres, California, Nueva York.. mientras el valor de la deuda seguía aumentando. Así, aquella persona que había comprado su propiedad en 300 mil euros, se halló de pronto con un activo real valorado en 150 mil euros, y una deuda de 300 mil euros (multiplíquelo por los millones que quiera) que aumentaba. El desplome de los activos acentuó el colapso económico. Y dado que la deuda está interconectada a todo el sistema financiero, y que la deuda es el principal activo de este sistema, el problema de la deuda se convierte en un problema global.

Es esta fuerte imbricación del sistema financiero global la que lleva a rescatar a los grandes bancos, y la gráfica de New York Times presentada por Onesimo da cuenta claramente de la fuerte dependencia interbancaria del sistema. Ahora se entiende los tan cuestionados rescates a la banca y los llamados derroches financieros. Ahora también puede entenderse por qué Obama manifiesta su rechazo a que los gobiernos sean rehenes del sistema financiero donde los grandes bancos son demasiado grandes para caer. Tan grandes, que han creado una montaña equivalente a diez veces la economía real, solo en papeles. Una enorme montaña de deuda que ahora se ha dado una vuelta de campana aplastando a los gobiernos y a los consumidores.

Por eso resulta insólito que las agencias de calificación castiguen a países que tienen una deuda bastante menor a la que tiene Estados Unidos, el gran deudor mundial. Cuando las agencias de calificación pongan los ojos en la primera economía del planeta, presenciaremos el detonante final de esta crisis.
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Artículo publicado en El Blog Salmón

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