martes, 11 de marzo de 2008

DEBACLE DEL DÓLAR: A PUNTO DE ESTALLAR


El huracán que empezó con las hipotecas subprime arrasando los mercados financieros, comienza a llegar con fuerza a la economía real y ya suma más de 400 mil desempleados en la economía estadounidense. Grandes centros comerciales y edificios de oficinas se encuentran vacíos sin la menor posibilidad de arrendarlos en un plazo prudente. El desplome de los precios se acerca al 40% y a los 2 millones de propietarios de viviendas echados a la calle se sumarán otros dos millones en las próximas semanas. El valor de los activos físicos se desploma y el dólar cae sin fondo.

La propuesta de Ben Bernanke para detener la debacle va por el lado de bajar entre 100 y 200 puntos la tasa de interés entre marzo y abril, para dejarla en el 1%, es decir un valor real negativo para el dinero en al menos 4%, si pensamos que la inflación no superará el 5%. Se hace la comparación directa con el Japón de los años 90, cuando debió mantener tasas reales negativas para salir de la crisis, de la que tardó una década. No obstante hay una diferencia estructural: mientras el ahorro japonés era del 15% de su PIB, la tasa de ahorro de Estados Unidos es 0%. Este es el país que más consume en el mundo y se acostumbró durante décadas a consumir a expensas del resto del mundo pues pagaba su consumo con los dólares que eran atesorados por los bancos centrales. Ahora, esos mismos bancos centrales se ven obligados a cambiar los billetes verdes dada la millonaria pérdida que sufren cada día esas reservas.

Por eso la propuesta de Bernanke de dejar libre a la inflación es completamente antitética a las bases del modelo. Durante los años 60 y 70 se planteó que la inflación de los países latinoamericanos respondía a la sobreemisión monetaria realizada para cubrir el gasto fiscal. De ahí la génesis de la política de shock de Milton Friedman: cortar el gasto y quitar a las empresas de las manos del Estado. Los agentes del Fondo Monetario Internacional se encargaron de vigilar el cuidado a la “estabilidad monetaria” casi al nivel de credo teológico que por estos días le toca dirimir a José De Gregorio: “creo, oh! señor, en la estabilidad monetaria, en la santísima fé de los precios y en la eficiencia del Dios dinero; creo en la tasa de interés por sobre el empleo y la producción, y por sobre el hambre y la miseria!”.

Bernanke, por cierto, hace todo lo opuesto a la receta de el FMI, y a lo que hace De Gregorio, porque, claro, se trata de USA y porque todo el movimiento en los precios (el petróleo llegó a los 108 dólares el barril y el oro a mil dólares la onza, un 300% superior al 2006) es transitorio.. y parafraseando a Newton…”todo lo que sube algún día tendrá que caer”. Claro que lo que estamos viendo ahora es la caída más estrepitosa del país de Bush. Más estrepitosa incluso que la Gran Depresión de 1929. Con un globo de 45 billones de dólares a punto de estallar y que nadie sabe a ciencia cierta la dimensión de los daños que causará esta caída en el sistema financiero mundial.

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