La solución es clara: es hora de que Estados Unidos reconozca que sus intereses estratégicos exigen una ruptura decisiva con la estrategia destructiva de Israel
Jeffrey D. Sachs, Sinistra in Rete
El ataque de Israel y Estados Unidos contra Irán ha tenido dos efectos significativos. Primero, ha vuelto a exponer la causa fundamental de la agitación en la región: el plan de Israel de "reestructurar Oriente Medio" mediante un cambio de régimen, con el fin de mantener su dominio e impedir la creación de un Estado palestino. Segundo, ha puesto de relieve la futilidad e imprudencia de esta estrategia. El único camino hacia la paz es un acuerdo integral que aborde la cuestión del Estado palestino, la seguridad de Israel, el programa nuclear pacífico de Irán y la recuperación económica de la región.
Israel pretende derrocar al gobierno iraní porque Irán ha apoyado a sus aliados y a actores no estatales alineados con los palestinos. Israel también ha socavado sistemáticamente la diplomacia entre Estados Unidos e Irán en relación con el programa nuclear iraní.
En lugar de guerras interminables, la seguridad de Israel se puede garantizar con dos medidas diplomáticas claves: poner fin a la militancia mediante el establecimiento de un Estado palestino con las garantías del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y levantar las sanciones contra Irán a cambio de un programa nuclear pacífico y verificable.
La negativa del gobierno de extrema derecha israelí a aceptar un Estado palestino es la raíz del problema.
Cuando el Imperio Británico prometió una patria judía en el Mandato Británico de Palestina en 1917, los árabes palestinos constituían el 90% de la población y los judíos menos del 10%. En 1947, gracias a la intensa presión ejercida por Estados Unidos, la Asamblea General de las Naciones Unidas votó a favor de conceder el 56% de Palestina a un nuevo estado sionista , mientras que los judíos constituían solo el 33% de la población. Los palestinos rechazaron esta solución, considerándola una violación de su derecho a la autodeterminación. Tras la guerra de 1948, Israel se expandió hasta ocupar el 78% de Palestina, y en 1967 ocupó el 22% restante: Gaza, Cisjordania, Jerusalén Oriental y los Altos del Golán.
En lugar de devolver los territorios ocupados a cambio de la paz, los políticos israelíes de derecha han insistido en el control permanente del 100 por ciento del territorio, y la carta fundacional del Likud de 1977 declara que sólo habría soberanía israelí “entre el mar y el Jordán”.
Netanyahu representa esta política de dominación y ha sido primer ministro durante 17 años, desde 1996. Al llegar al poder, él y sus aliados neoconservadores estadounidenses desarrollaron la estrategia de "ruptura limpia" para impedir la creación de un Estado palestino. En lugar de buscar la paz a cambio de territorio, Israel pretendía reestructurar Oriente Medio derrocando a los gobiernos que apoyaban la causa palestina. Estados Unidos sería el socio en la implementación de esta estrategia.
Esto es exactamente lo que ocurrió después del 11 de septiembre, cuando Estados Unidos lideró o patrocinó guerras contra Irak (invasión en 2003), Líbano (financiando y armando la agresión israelí), Libia (bombardeos de la OTAN en 2011), Siria (operación de la CIA durante la década de 2010), Sudán (apoyando a los rebeldes para dividir Sudán en 2011) y Somalia (apoyando la invasión de Etiopía en 2006).
Contrariamente a las superficiales promesas de Netanyahu al Congreso estadounidense en 2002 —de que un cambio de régimen en Irak marcaría el comienzo de una nueva era en Oriente Medio—, la guerra de Irak de 2003 prefiguró los acontecimientos que vendrían después en la región. Irak se sumió en el caos, y cada nueva guerra desde entonces ha traído muerte, destrucción y agitación económica.
Este mes, Israel atacó a Irán justo cuando se estaban llevando a cabo negociaciones entre Irán y Estados Unidos para asegurar el uso pacífico del programa nuclear iraní, repitiendo la misma propaganda sobre armas de destrucción masiva que Netanyahu había utilizado para justificar la guerra en Irak.
Durante más de 30 años, Israel ha afirmado que Irán está a punto de adquirir armas nucleares. Sin embargo, el 18 de junio de 2025, el Director General del OIEA declaró que no hay pruebas de un esfuerzo sistemático por parte de Irán para desarrollar armas nucleares. Más concretamente, Irán y Estados Unidos participaban activamente en negociaciones en virtud de las cuales el OIEA supervisaría y verificaría el carácter pacífico del programa nuclear iraní.
El ataque contra Irán demuestra una vez más la futilidad y el nihilismo del enfoque de Netanyahu. Los ataques israelíes y estadounidenses no han logrado nada positivo. Según la mayoría de los analistas, el uranio enriquecido iraní permanece intacto, pero ahora se encuentra en un lugar secreto, en lugar de estar bajo el control del OIEA. Mientras tanto, con el genocidio israelí en curso en Gaza, no se ha logrado ni la paz ni la seguridad.
Israel ha empujado a la región a un cinturón de violencia de 4.000 kilómetros de longitud, desde Libia hasta Irán, con sus acciones imprudentes, ilegales y belicistas, todas ellas encaminadas en última instancia a impedir la creación de un Estado palestino “rehaciendo” el Medio Oriente.
La solución es clara: es hora de que Estados Unidos reconozca que sus intereses estratégicos exigen una ruptura decisiva con la estrategia destructiva de Israel.
Priorizar una paz genuina en Oriente Medio no es solo un imperativo moral, sino un interés fundamental de Estados Unidos, que solo puede lograrse mediante un acuerdo de paz integral. La piedra angular de este acuerdo es que Estados Unidos levante su veto a un Estado palestino dentro de las fronteras del 4 de junio de 1967, y que lo haga desde el principio, no en un futuro lejano e impreciso que nunca llegará.
Durante más de 20 años, las naciones árabes han abogado por un plan de paz concreto. Lo mismo ocurre con la Organización para la Cooperación Islámica (OCI), con sus 57 países miembros, y la Liga de los Estados Árabes (LEA), con sus 22 miembros. Lo mismo ocurre con casi todas las naciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Lo mismo ocurre con la Corte Internacional de Justicia en su fallo de 2024 que declaró ilegal la ocupación israelí. Solo Israel, con el apoyo del veto estadounidense, ha obstaculizado el proceso.
Este es un plan de paz de siete puntos que beneficiaría a todas las partes. Israel obtendría paz y seguridad. Palestina recuperaría su soberanía. Irán pondría fin a las sanciones económicas. Estados Unidos pondría fin a las costosas e ilegales guerras que ha librado en nombre de Israel, así como a los riesgos de proliferación nuclear si la violencia actual continúa. Oriente Medio obtendría desarrollo económico, seguridad y justicia.
– En primer lugar , se implementaría un alto el fuego inmediato en toda la región, que incluiría la liberación inmediata de todos los rehenes y prisioneros.
En segundo lugar , el Consejo de Seguridad de la ONU votaría con antelación para acoger a Palestina como el 194.º Estado miembro de la ONU, con las fronteras del 4 de junio de 1967 y Jerusalén Oriental como su capital. Israel y Palestina podrían entonces acordar ajustes fronterizos mutuamente deseados.
– En tercer lugar , Israel se retiraría de todos los territorios ocupados desde 1967. Fuerzas internacionales bajo mandato de la ONU garantizarían una transición pacífica y ordenada, la transferencia de territorios palestinos a las autoridades palestinas y la seguridad mutua para Israel y Palestina.
En cuarto lugar , se garantizaría la integridad territorial y la soberanía del Líbano, Siria y todos los Estados de la región. Se desmilitarizarían todos los grupos armados no estatales y se retirarían las tropas extranjeras.
– En quinto lugar , el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas adoptaría un acuerdo nuclear actualizado con Irán, que incluiría una verificación vinculante, y todas las sanciones económicas contra Irán se levantarían una vez que se verificara que Irán cumple con el uso pacífico de su programa nuclear.
– Sexto , Israel y todos los estados árabes e islámicos establecerían relaciones diplomáticas plenas después de la admisión del Estado de Palestina como Estado miembro de las Naciones Unidas.
– En séptimo lugar , las naciones del Medio Oriente establecerían un fondo internacional para reconstruir las zonas devastadas por la guerra en el Líbano, Siria y Palestina, con contribuciones de la región y de fuentes externas.
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