domingo, 13 de marzo de 2011

Japón en alerta nuclear tras terremoto y tsunami


El peligro de escapes radiactivos se ha incrementado en Japón y más de 200.000 personas debieron ser evacuadas en un radio de 20 kilómetros. Las sobreexigidas autoridades se vieron obligadas a utilizar el agua de mar como refrigerante de emergencia sabiendo que la corrosión causada por ese líquido las inutilizará para siempre. Pero no había alternativas frente a la gravedad de las circunstancias tras el mayor terremoto y tsunami que ha sufrido Japón en su historia.

Se trata del mayor accidente nuclear desde Chernobyl (1986), y afecta las centrales nucleares de Fukushima Daiichi y Fukushima Daini, que se encuentran en peligro de fusión. La explosión, en la primera de ellas, hizo volar por los aires la cobertura de protección externa, aunque esto no dañó la coraza que cubre el núcleo radiactivo. Fukushima Daiichi tiene seis reactores y cuando se produjo el terremoto, tres estaban en operación y las otras tres cerradas por mantenimiento. Fukushima Daini, a 11,5 kilómetros de distancia, tiene cuatro reactores y todos funcionaban. Los problemas más graves se registraron en el reactor 1 de Fukushima Daiichi.

El viernes, el circuito de refrigeración del reactor fue afectado por el corte de electricidad causado por el terremoto, y los motores diesel que debían actuar en caso de emergencia fueron dañados por el tsunami. Se recurrió entonces a baterías a fin de proveer la energía para bombear el líquido refrigerante. Cuando las baterías agotaron su vida útil de ocho horas se envió a helicópteros. Luego Estados Unidos envió un avión con líquido refrigerante para la central en peligro. Pero los problemas no se resolvieron.

El peligro mayor es que se funda el núcleo de reactor y que tal como ocurrió en Chernobyl en 1986, se produzca una violenta explosión en el núcleo que libere la radiación a la atmósfera. El incremento en la presión del reactor se debe al calor, que libera vapor de agua y gases como el hidrógeno, resultado de la descomposición del agua. El sobrecalentamiento, ha liberado cesio radiactivo en las proximidades de la central y las autoridades han distribuído pastillas de iodo entre la población, ante la posibilidad de la presencia de iodo 131 radiactivo. Este se deposita especialmente en la glándula tiroides y la prevención consiste en saturar esa glándula por ingestión de iodo común.

La última estrategia para enfriar el reactor 1 de Fukushima Daiichi es inyectarle agua de mar con ácido bórico, que contribuye a detener las reacciones en cadena. Sin embargo, otros reactores también han comenzado a tener problemas en su regrigeración. Hasta el momento, el problema de las plantas nucleares de Japón se ubica en el nivel 4 –que corresponde a accidentes con consecuencias locales– en la Escala Internacional de Eventos Nucleares, cuyo máximo nivel, el 7, se refiere a catástrofes mayores como la de Chernobyl.

Ver The New York Times, NYT, El País, Reuters

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