Las medidas del Banco Central y Hacienda no han hecho más que fortalecer al peso chileno en relación a las monedas de nuestros principales socios comerciales como son Estados Unidos y Japón. Con esto se limita la competitividad de las empresas exportadoras, así como la de las sustituidoras de exportaciones, y se crean efectos peligrosamente distorsionadores para la recuperación económica.
Al comparar los datos de paridad de las monedas con los principales destinos de las exportaciones nacionales, se puede concluir que el peso chileno se ha apreciado respecto del dólar de Estados Unidos un 18,7%, mientras que con el yen japonés, un 22,9%. Esta situación es muy relevante dado que el mercado japonés y el estadounidense representan el 30% de las exportaciones chilenas. En este escenario las exportaciones chilenas son menos competitivas que a principios de año.
La medición que prefieren en Hacienda, del tipo de cambio multilateral, agrupa a 19 monedas de acuerdo a la importancia que tienen en el intercambio comercial con Chilem, y se encuentra artificialmente alta, debido a que el peso chileno se ha depreciado más fuerte en relación al Real brasileño y al Bolívar Fuerte venezolano.
Sin embargo, al desagregar los datos, el peso chileno se ha apreciado mucho más frente a las monedas de algunos de nuestros países vecinos.
De hecho, en promedio, de acuerdo al Latin American Currency Index (de JP Morgan), las monedas latinoamericanas se han apreciado 8,5% en el transcurso del año. Sin embargo, al observar los índices de tipo de cambio multilateral de Chile, muestran una apreciación del peso chileno frente a un conjunto de monedas cercana al 15%.
Una señal similar se recoge del ranking que elabora Bloomberg, respecto de las economías emergentes que muestra que la moneda más apreciada del mundo es el peso chileno, con un retorno de 20%, seguida por el Real Sudafricano con un 15% y, en tercer lugar, por el Real Brasileño.
Bajo esta lógica, la competitividad de las exportaciones chilenas se encuentra en serio peligro, situación que puede retardar significativamente la recuperación económica. Es decir, el bajo precio que en este momento tiene el dólar ha comenzado a limitar seriamente la proyección de crecimiento, amenazando con prolongar los efectos de la crisis.
Bueno esto no parece importarle mucho al gobierno de turno,
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