domingo, 7 de mayo de 2017

Las ocultadas causas políticas del crecimiento de las desigualdades

Vicenç Navarro, Público

Una de las características del tiempo que vivimos es el crecimiento de las desigualdades económicas, sociales, políticas y culturales, tanto entre como dentro de la mayoría de países capitalistas desarrollados. En este artículo me centraré en las causas del crecimiento de las desigualdades económicas, analizando las desigualdades salariales, las desigualdades en los ingresos familiares y las desigualdades en la propiedad del capital (productos que generan renta), analizando tales desigualdades en Estados Unidos, por dos razones: una, por ser representativo del capitalismo más avanzado y desarrollado del mundo capitalista occidental (punto de referencia para el pensamiento liberal); y otra, porque lo que estamos viendo desde los años ochenta, a partir de la revolución neoliberal iniciada por el presidente Reagan, es la “americanización de Europa”, expresión que refleja el dominio del pensamiento liberal a los dos lados del Atlántico Norte. En realidad, tal crecimiento de las desigualdades económicas se debe primordialmente a la aplicación (e imposición) de las políticas neoliberales en la gran mayoría de tales países, siguiendo el modelo neoliberal estadounidense.

Las desigualdades salariales

Si analizamos la evolución de los salarios, ya sea considerando el salario por hora, ya sea el salario anual, podemos ver que los salarios del decil superior han crecido de una manera muy marcada, casi exponencial a partir de la década de los años ochenta (cuando se inició la revolución o, mejor dicho, contrarrevolución neoliberal), mientras que los salarios de los cuatro deciles inferiores han ido creciendo muy lentamente desde entonces (e incluso han descendido durante la Gran Recesión 2007-2015, lo cual nunca ocurrió en el decil superior, cuyos salarios continuaron aumentando durante la Gran Recesión). Y lo que sí que disminuyó en la gran mayoría de la población asalariada fueron los beneficios sociales, relacionados con los sueldos. Así, por ejemplo, el porcentaje de la población laboral que tenía alguna cobertura de beneficios sanitarios, financiados conjuntamente por los empresarios y por los trabajadores y empleados (la mayoría de la financiación del aseguramiento sanitario privado en EEUU proviene del lugar de trabajo a través de aportaciones de empleadores y empleados) descendió durante el mismo periodo de tiempo considerablemente, descenso mucho más marcado entre los deciles salariales inferiores, pasando de un 42% en 1980 a un 25% en 2010, que en el decil superior (de un 92% a un 78%). Una situación semejante ocurrió con las pensiones privadas financiadas a través de puestos de trabajo (la mayoría de los datos presentados en este artículo proceden del documento Three Key Economic Distributions, del profesor John Schmitt, del Washington Center for Equitable Growth).

sábado, 6 de mayo de 2017

Financiarización y judicialización corroen la democracia

Emir Sader, La Jornada

La crisis de la democracia es hoy una evidencia a escala mundial. El Brexit, la elección de Donald Trump, el golpe de Estado en Brasil son síntomas más evidentes de un fenómeno que cruza a América Latina y Europa, a Estados Unidos, llegando a países de África y de Asia, como Sudáfrica e India, entre otros.

¿Qué factores afectan a países y a continentes tan distintos, para que la crisis de la democracia se exprese como fenómeno global, como un rasgo central del periodo político actual en el mundo?

Antes de todo, la financiarización de la economía, elemento determinante del periodo marcado por la hegemonía del modelo neoliberal. La desregulación promovida por ese modelo llevó a la predominancia del capital financiero, bajo su forma especulativa, sobre el conjunto de las economías del mundo.

jueves, 4 de mayo de 2017

Del proteccionismo al proteccionismo

Juan Francisco Martín Seco, Contrapunto

En días pasados con ocasión de las Jornadas de primavera del FMI se reunieron en Washington los ministros de Economía y los presidentes de los Bancos Centrales del G-20. Sobre estos foros sobrevolaron como pájaros de mal agüero el Brexit y la posible aplicación de las fanfarronadas que Trump lanzó en la campaña electoral y que continúa manteniendo en la actualidad. Ambos factores se inscriben dentro de lo que el FMI y el discurso hasta ahora oficialmente hegemónico en la escena internacional consideran graves amenazas a la marcha futura de la economía mundial.

Así y todo, el FMI en sus previsiones de primavera ha elevado la tasa de crecimiento mundial previsto y ha concedido al Reino Unido el privilegio de ser el país entre los desarrollados cuyas previsiones de crecimiento para 2017 se han revisado más al alza -0,5 puntos-, con lo que, al menos implícitamente, se desmiente que el efecto del Brexit vaya a ser tan catastrófico para su economía como se pensaba, al menos en 2017. El Fondo considera que el efecto se trasladará a 2018 y siguientes. Puede ser, sin embargo, que según se vayan acercando esos años se reconozca que todo ha sido un espejismo y que tampoco en ellos el resultado acabe siendo tan negativo.

Respecto al nuevo Gobierno estadounidense, el G-20 no sabe a qué carta quedarse. La mayoría de los participantes piensan que hoy por hoy las amenazas de Trump han quedado solo en palabras y confían en que no aplique su programa electoral, al menos en todo lo que hace referencia a las restricciones a los mercados. El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, que ejerció de anfitrión, puesto que Alemania ostenta la Presidencia rotatoria, quiso transmitir un mensaje de tranquilidad y manifestó su confianza en que primará el entendimiento y en que no habrá confrontación en materia de comercio con EE.UU. en la próxima cumbre que se celebrará este verano. Nadie quiere creerse -y menos que nadie Alemania, la gran beneficiaria de la situación actual- que Trump vaya a cumplir sus promesas de la campaña electoral, pero lo cierto es que la condena al proteccionismo desapareció del comunicado final en la pasada cumbre por la oposición de EEUU.

miércoles, 3 de mayo de 2017

Armas nucleares en Corea del Norte


Alejandro Nadal, La Jornada

La amenaza de una confrontación militar en Corea se acompaña de un relato tan simple como engañoso. La narrativa más difundida es que un malintencionado régimen dictatorial en Pyongyang está decidido desde hace décadas a obtener armas nucleares. Los medios internacionales se han encargado de difundir y desarrollar las noticias sobre la irresponsabilidad de Corea del Norte. Como siempre, la historia que lleva a la crisis actual es más compleja.

Es cierto que el régimen de Pyongyang ha mantenido una postura militar belicosa como elemento de disuasión y su brazo castrense ha sido un elemento clave para perpetuar el régimen. En la actualidad tiene un poderoso ejército convencional y un programa de armamentos nucleares que incluye esfuerzos para miniaturizar bombas y el desarrollo de misiles de alcance intermedio. Éstos últimos componentes son el principal foco de atención de la administración Trump, quien vocifera con estridencia que la imprudencia de Pyongyang sólo puede detenerse con muestras de firmeza.

Sin embargo, la experiencia muestra que el proyecto nuclear de Corea del Norte pudo frenarse mediante esfuerzos diplomáticos. También enseña que los seguidores de la línea dura en Washington han entorpecido las posibilidades de un acercamiento y la normalización de relaciones.

En 1994 la administración Clinton firmó un Acuerdo marco con Pyongyang con el que Corea del Norte congelaría su incipiente proyecto nuclear a cambio de concesiones diplomáticas y económicas por parte de Estados Unidos. En particular, el acuerdo establecía que la planta nuclear de Yongbyon se cerraría y quedaría sujeta a inspecciones internacionales. Hoy se estima que sin ese acuerdo Corea del Norte tendría más de un centenar de bombas nucleares.

domingo, 30 de abril de 2017

La era de la ingobernabilidad en América Latina

Raúl Zibechi, La Jornada

La desarticulación geopolítica global se traduce en nuestro continente latinoamericano en una creciente ingobernabilidad que afecta a los gobiernos de todas las corrientes políticas. No existen fuerzas capaces de poner orden en cada país, ni a escala regional ni global, algo que afecta desde las Naciones Unidas hasta los gobiernos de los países más estables.

Uno de los problemas que se observan sobre todo en los medios, es que cuando fallan los análisis al uso se apela a simplificaciones del estilo: Trump está loco, o conjeturas similares, o se lo tacha de fascista (que no es una simple conjetura). Apenas adjetivos que eluden análisis de fondo. Bien sabemos que la locura de Hitler nunca existió y que representaba los intereses de las grandes corporaciones alemanas, ultra racionales en su afán de dominar los mercados globales.

Del lado del pensamiento crítico sucede algo similar. Todos los problemas que afrontan los gobiernos progresistas son culpa del imperialismo, las derechas, la OEA y los medios. No hay voluntad para asumir los problemas creados por ellos mismos, ni la menor mención a la corrupción que ha alcanzado niveles escandalosos.

sábado, 29 de abril de 2017

Tres meses de Donald Trump: más de lo mismo

Marcelo Colussi, HispanTV

Ya pasaron más de tres meses de la asunción de Donald Trump como presidente de la primera potencia capitalista del mundo: Estados Unidos de América.

Nada ha cambiado. Si alguien había pensado que algo podía cambiar con su llegada a la Casa Blanca, se equivocaba de cabo a rabo. ¿Por qué habría de cambiar?

En todo caso, el discurso que levantó el magnate durante su campaña presidencial pudo hacer pensar –equivocadamente, por supuesto– en algún cambio coyuntural. Ante la actual crisis que vive la economía estadounidense, su propuesta apuntaba, al menos en la declamación, a un intento de renacimiento de la alicaída industria nacional.

Pero ahí viene el espejismo. Lo que está alicaído es el poder adquisitivo de la clase trabajadora estadounidense: sus empresas siguen prósperas, muy saludables, manejando el panorama con perspectivas de futuro. Si bien es cierto que, en términos técnico-contables, la producción bruta de China ha superado a la de Estados Unidos, el país americano sigue siendo aún el líder mundial, económica, política, tecnológica y militarmente.

jueves, 27 de abril de 2017

Francia es una abstracción


Alejandro Nadal, La Jornada

La derecha inflexible se enfrentará a la extrema derecha en la segunda vuelta de la elección presidencial en Francia. Emanuel Macron contra Marine Le Pen. Unas de las grandes diferencias se encuentran en el terreno de la política sobre inmigración y las relaciones con la Unión Europea.

El primero es políticamente inexperto y nunca ha ocupado un cargo de elección popular. Su candidatura es más el resultado de una carambola provocada por la desintegración de los partidos políticos tradicionales que el fruto de una trayectoria de lucha política. Macron es un cuadro técnico cuyos conocimientos de economía se limitan a una carrera relámpago en la banca y la alta administración francesa. Repite sin cesar que no es ni de derecha, ni de izquierda, pero su programa neoliberal no engaña a nadie. Su héroe en el panteón de la historia de Francia es Víctor Hugo.

Para Marine Le Pen el héroe es Richelieu. Y en una entrevista de televisión dio a conocer sus razones: fue el arquitecto del Estado moderno y se opuso a que una religión se convirtiera en la prioridad por encima de Francia. Cuando el comentarista le comentó que Richelieu no había sido muy amistoso que digamos con los protestantes, Le Pen contestó: Es que quizás los protestantes tenían exigencias que iban en contra de la nación.

Cumbre del FMI refleja proximidad a una guerra comercial a nivel global

Nick Beams, wsws.org

En otro paso hacia el estallido de una guerra comercial a nivel global, el Fondo Monetario Internacional se convirtió este fin de semana en la segunda organización económica global en descartar su compromiso a “resistirse a todas las formas de proteccionismo”.

Ante el trasfondo de la decisión en marzo de los ministros de finanzas del G20 de retirar dicha promesa de su comunicado, el FMI adoptó el mismo curso de acción en sus Reuniones de Primavera en Washington. En ambos casos, abandonaron su postura oficial de “libre comercio” debido a la presión del gobierno de Trump, en consonancia con el programa de “EEUU ante todo” de la Casa Blanca.

Cambiando su tradicional postura, la declaración emitida por el Comité Monetario y Financiero Internacional de la institución (CMFI) ahora procura “promover la igualdad de condiciones en el comercio internacional”.

El actual presidente del CMFI, Agustín Carstens, gobernador del Banco de México, buscó restarle importancia a la decisión, sugiriendo que la redacción previa fue sacada porque “el uso de la palabra proteccionismo es muy ambiguo”.

En realidad, la omisión del rechazo al proteccionismo es una inconfundible expresión del aumento en las tensiones comerciales, impulsadas sobre todo por la administración de Trump.

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