“Sin auge no hay inflación; si la economía se mantiene deprimida no hay que inquietarse por las consecuencias inflacionarias de crear dinero”Javier Suazo, Alainet
(Paul Krugman)
El Fondo Monetario Internacional (FMI) en una publicación reciente (Neoliberalism: Oversold) ha reconocido que sus políticas de ajuste recesivo y de corte neoliberal han contribuido a reducir el ritmo de crecimiento del PIB y a una mayor desigualdad, en el entendido que está también contribuye a un bajo PIB. Aunque el problema de la desigualdad económica y social se ha generalizado en el mundo, dicho reconocimiento de la insuficiencia de las políticas no necesariamente conduce a su abandono por la Institución ya que, como en el caso de Honduras, siguen aplicándose para aumentar (disminuir) el PIB y contribuir a reducir (aumentar) la pobreza y desigualdad.
Existen, al menos, seis (6) aspectos en los cuales el FMI ha fallado. El primero es la creencia generalizada en muchos de sus funcionarios, que la inflación es un problema monetario como lo apuntó Milton Friedman. Todo el desarrollo teórico y la evidencia empica aportada por los economistas Cepalinos, y Aníbal Pinto en particular, acerca de las raíces estructurales de la inflación latinoamericana y la necesidad de un enfoque heterodoxo fueron desechadas siguiendo este argumento que se convirtió en ideología. El FMI incluso ha recomendado contraer el gasto público para bajar la inflación cuando, como señala Paul Krugman, la economía está en recesión.