miércoles, 9 de junio de 2010

El sistema de vida occidental se acaba



En este vídeo, el escritor, profesor y catedrático de estructura económica José Luis Sampedro expone con absoluta lucidez su visión sobre la decadencia del actual sistema de vida occidental. Algunas de sus declaraciones:

No se trata unicamente de reformar el capitalismo, sino que se debe reformar todo el sistema de vida actual. Se ha pasado del expansionismo Europeo del siglo XV, en el que se ansiaba conocer nuevos mundos, al miedo actual, en el que se alzan barreras: España frente al norte de Africa o EEUU frente a México. El sistema está agotado y estamos inmersos en un desarrollo no sostenible. No da tiempo a que se regenere todo aquello que destruimos.

Se debe reaccionar por las buenas o por las malas, por la razón o por la catástrofe (cambio climático, escasez de agua). El público debe protestar y los líderes deben actuar. Aunque desgraciadamente los que pueden influir no quieren y los que quieren influir no pueden. Para el lujo y los poderosos no hay crisis. Se está destinando muchísimo más dinero para salvar bancos que para salvar el hambre en el mundo.

Hace unos años se analizaban las necesidades y a partir de ahí se buscaban los productos o las acciones que las satisfacían. Hoy en día ocurre lo contrario, se van descubriendo productos nuevos y después se crea la necesidad de forma artificial.


Crisis avanza hacia Francia, Bélgica y Holanda

Después de sacudir con fuerza a Grecia, España y Portugal, la crisis de la deuda europea mira hacia el norte y comienza el ataque a Francia, Austria, Holanda y Bélgica. Para los especuladores, nada es suficiente. La prima de los rendimientos de los bonos alemanes con un vencimiento a diez años, subió para los franceses a 47 puntos, para los holandeses y belgas a 36 y para los austriacos a 67 puntos básicos, un 50% más que la semana pasada.

Mientras tanto, la unión monetaria sigue en dudas, lo que no deja de ser inquietante. Al fuerte desempleo y lenta recuperación se añaden ahora los masivos planes de recorte presupuestario, pese a las advertecias de Stiglitz de que la austeridad (este tipo de "austeridad" forzada) conduce al desastre. La nueva propuesta del G20 fue en la línea de echar pie atrás en las conversaciones anteriores y optar por la estrategia del avestruz, es decir esconder la cabeza frente a lo que viene. ¿Habrá tenido algo que ver la cumbre del Grupo Bilderberg celebrada en Sitges durante el fin de semana?

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Europa elige la depresión

Mike Whitney, Clearing House

Olvídense de una recuperación sin problemas. Los ministros de finanzas y los gobernadores de los bancos centrales del G-20, se reunieron este fin de semana en Busan, Corea del Sur y decidieron abandonar las políticas fiscales expansionistas “de probada calidad” a favor de su propio extraño brebaje de políticas de reducción de gastos y medidas de austeridad. Los miembros de la UE están ansiosos de restaurar la ilusoria “confianza de los mercados”, algo que es seguro que se perderá cuando la eurozona se vuelva a deslizar hacia la recesión y el renqueante sector bancario comience a sangrar tinta roja. El recorte de los déficits mientras la economía todavía se está reponiendo debilitará la demanda y obligará a las empresas a despedir a más trabajadores. Esto disminuirá la actividad económica y frenará el crecimiento. Es una receta para el desastre.

Lo que sigue es un pasaje del blog de Paul Krugman: “El recorte de los gastos mientras la economía sigue estando profundamente deprimida es una manera muy costosa y bastante ineficaz de reducir la deuda futura. Costosa, porque deprime aún más la economía; ineficaz, porque al deprimir la economía, la contracción fiscal también reduce los ingresos de impuestos…

“Lo correcto, de manera abrumadora, es hacer cosas que reduzcan los gastos y/o aumenten los ingresos después que la economía se haya recuperado –específicamente, esperar hasta después que la economía tenga fuerza suficiente para que la política monetaria pueda compensar los efectos contraccionistas de la austeridad fiscal. Pero no: los halcones del déficit quieren su parte mientras las tasas de desempleo se mantienen casi a un nivel récord y la política monetaria sigue estando escasa de dinero cerca del límite cero” ("lost Decade, Here We Come", Paul Krugman, New York Times).

El precio del oro llega a US$1.250


El precio del oro alcanzó un nuevo máximo histórico al cotizarse por encima de 1.250 dólares la onza este martes, mientras los inversionistas continúan nerviosos por la debilidad de la economía mundial. La volatilidad de Wall Street y de las bolsas europeas nos muestran un mundo cargado de miedo pero cuya voracidad desatamás turbulencias. En estos duros tiempos de crisis, el oro es visto como una inversión segura por parte de los espíritus animales.

La preocupación de los inversores por la política laxa es el posible desate de una inflación galopante que pondría en peligro las inversiones a largo plazo. Sin embargo, lo que no toman en cuenta estos señores es que los caminos hacia la inflación están temporalmente cerrados, pues lo que vive el mundo es una deflación estrepitosa. El masivo desplome de los precios de los activos ha obligado también a reducir salarios y practicar recortes a toda escala que solo prometen hundir más a la economía global.

Aunque se insiste en que estos son los precios máximos del oro, creo que en términos reales el oro tuvo mayor valor en los años 70. Si bien el oro posee todas las características de reserva de valor, ofrece también dificultades para su transporte y almacenamiento. Estas desventajas son las que rehuyen los megaespeculadores que hoy nos gobiernan. Estos prefieren las transacciones electrónicas y los billetes constantes y sonantes.

martes, 8 de junio de 2010

Prepárese para el caos y la volatilidad de los mercados

No se requiere tener una bola de cristal para advertir que la semana que comienza será de gran volatilidad en los mercados. Los decepcionantes datos de empleo en Estados Unidos y el bajo nivel de crecimiento para el producto interno bruto de la zona euro en el primer trimestre de este año (entregados el viernes), dan cuanta de una realidad mucho más cruel de lo que se pretende hacer creer. Si a esto agregamos las caídas asiáticas encabezadas por China y Japón, tenemos el cuadro completo de lo que nos espera

A medida que la crisis económica se acerca a los tres años de su estallido (agosto de 2007), se hace evidente que se trata de un fenómeno diferente. La actual crisis no tiene relación con otras anteriores y por eso que la recuperación actual es un fantasma. No hay recuperación. Quienes han intentado comparar esta crisis con otras, lo han engañado. Esta crisis no es comparable a ninguna otra dado que tiene su origen en el centro del mundo financiero y su caída es tan estrepitosa como el derrumbe de las torres gemelas. Por eso también es absurda la discusión sobre cuanto tiempo tardará en llegar la recuperación. Tome nota: será lenta, larga y dolorosa

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¿Quien es el culpable de la crisis financiera?

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Brad DeLong: "Necesitamos un mayor déficit ahora!"

Brad DeLong es otro de los economistas que se suman a la idea de ampliar el déficit como única respuesta a la actual crisis económica. Siguiendo a James Galbraith, DeLong señala que las tasas de interés extraordinariamente bajas, la ausencia de cualquier atisbo de inflación esperada y el alto nivel de desempleo, es suficiente para impulsar un estímulo más fuerte. Y eso se debe hacer ahora. A continuación el post de Brad DeLong:


Necesitamos mayores déficit Ahora!, por Brad DeLong:
A medida que la cifra de desempleo de mayo fue decepcionante, esto sigue siendo un momento excepcional, un tiempo en que muchas de las reglas normales de la ciencia lúgubre se cambian y se transforman. Es un momento para la economía no normal, sino más bien una "economía de la depresión". Las condiciones en que el gobierno de EE.UU. puede pedir prestado ahora son excepcionalmente ventajosas. Y debido a las altas tasas de desempleo, los beneficios de aumentar las compras gubernamentales y reducir impuestos son excepcionalmente grandes en este momento.

El resultado es que los costos de pedir prestado y las políticas de gasto se revocan para el corto plazo. En tiempos normales, un impulso a las compras del Estado o a una reducción en los impuestos, aumenta los tipos de interés que dejan espacio a la productividad, al aumento del gasto de inversión privada y, dólar por dólar, nos deja más pobres después de que el efecto del estímulo desaparece. El préstamo debe entonces ser financiado con un interés significativo, y por lo tanto pagado con impuestos más altos, lo que reduce los ingresos mediante el aumento de la brecha entre los beneficios privados y los beneficios sociales de expansión de la producción. Es un asunto desagradable.

¿Quien dijo que el derrame estaba controlado?

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Pulse el botón "play" (>) de la barra inferior para ver en directo el derrame de petróleo, la mayor catástrofe ecológica de la historia.

Un análisis de la crisis por Vicenç Navarro

Vicenç Navarro from AttacTV on Vimeo.



Esta es una entrevista del grupo Attak, realizada a Vicenç Navarro, Catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Barcelona. Navarro aborda algunos de los tópicos esenciales de la actual crisis financiera que cada día hunde más a la economía mundial.



lunes, 7 de junio de 2010

En defensa de los déficit públicos

Este artículo de James Galbraith publicado en The Nation, aborda la defensa de los déficit públicos como una alternativa real para enfrentar la crisis financiera. Fue traducido para Rebelión por Juan Agulló.

La Comisión Simpson-Bowles1, amparada en las farisaicas enaguas de la reducción del déficit público, acaba de declarar –por boca de su Presidente- que propondrá recortes a la Seguridad Social. (Quizás, para rememorar su ecológico pasado, el ex Senador Alan Simpson se da a la prometeica tarea de podar la Seguridad Social). La congelación del gasto público por parte de Obama constituye otro sacrificio simbólico a los dioses del déficit. La mayoría de los observadores cree que la referida decisión no tiene vuelta atrás pero, ¿qué ocurriría si la tuviera? La respuesta es que una reducción demasiado grande del déficit público puede destruir la economía (o lo que queda de ella) y conducirnos, en un par de años, a una Gran Depresión.

Precisamente por eso la fobia al déficit que predomina en Wall Street, en la prensa, entre algunos economistas y prácticamente, entre todos los políticos es, en realidad, uno de los mayores peligros al que nos enfrentamos actualmente. No se trata, tan sólo, de los pensionistas: ¡todos estamos amenazados! De hecho recortar el déficit público sin reconstruir, previamente, el engranaje del crédito privado es un camino, casi seguro, a la estagnación, a la recesión e incluso a una posible Gran Depresión. Asimismo, obsesionarse demasiado en garantizar recortes del déficit público a largo plazo, también puede contribuir a obstruir aquello que es necesario hacer para reestablecer un crecimiento fuerte y una recuperación del empleo.

Porqué los economistas no vieron el fraude financiero que terminó por colapsar la economía.

El texto que a continuación se reproduce es el testimonio escrito prestado por el gran economista norteamericano James K. Galbraith el pasado mes de mayo ante los miembros del Subcomité Judicial del Senado de los EEUU. El enlace al texto original (en PDF) se encuentra al final del artículo

Les escribo a ustedes como profesional de una disciplina desgraciada. La teoría económica, tal como se enseña desde los años 80, ha fracasado estrepitosamente en punto a entender las fuerzas determinantes de la crisis financiera. Conceptos centrales, como los de las “expectativas racionales” y la “disciplina de mercado”, así como la “hipótesis de los mercados eficientes”, llevaron a los economistas a sostener que la especulación estabilizaría los precios, que los vendedores actuarían para proteger su propia reputación, que podía confiarse en el caveat emptor y que, por consecuencia, no podría darse un fraude generalizado. No todos los economistas creyeron eso. Pero la mayoría, sí.

De manera que el estudio del fraude financiero mereció poca atención. Prácticamente, no existen institutos de investigación consagrados a ese estudio; la colaboración entre los economistas y los penalistas es rara; en los departamentos universitarios que marcan el tono hay muy pocos especialistas en el asunto, y todavía menos estudiantes. Los economistas han subestimado el papel del fraude en todas las crisis que han estudiado, incluidas la debacle de las Cajas de Ahorros provinciales (Saving&Loan) de los años 80 y 90, la transición en Rusia, el desplome financiero asiático y la burbuja punto.com. Y siguen haciéndolo. En un congreso patrocinado por el Instituto Levy de teoría económica celebrado en Nueva York el pasado 17 de abril, a lo más que se acercó a esta cuestión un antiguo subsecretario del Tesoro, Peter Fisher, fue cuando usó la palabra “travesura”. Eso ocurría el mismo día en que la SEC [la comisión controladora del mercado de valores, por sus siglas en inglés] acusaba de fraude a Goldman Sachs.

Los halcones del déficit han tomado el control del G20

Pese a comprometerse en su pasada reunión de abril de mantener los estímulos fiscales hasta que la recuperación fuera sólida, el G20 ha echado pie atrás y ha decidido terminar con los estímulos fiscales para evitar deteriorar aún más los déficit públicos. ¿Hace bien el G20?. Creo que no. Los gobiernos hacen abandono de la economía cuando es el momento en que deberían tomar el control. ¿Presiones del Club Bildeberg?.
Lea este artículo de Paul Krugman, traducido en Sin Permiso


“Los países enfrentados a serios desafíos fiscales necesitan acelerar el ritmo de consolidación”; y se añade: “Saludamos los recientes anuncios de algunos países en el sentido de reducir sus déficits en 2010 y robustecer su marco y sus instituciones fiscales”

Esas palabras contrastan vivamente con el anterior comunicado del G20 de fines de abril, que llamaba a mantener el apoyo fiscal “hasta que la recuperación esté firmemente impulsada por el sector privado y se haya llegado a echar más raíces”.

Es de todo punto increíble que eso ocurra con un desempleo todavía al alza en la eurozona, y con sólo unos débiles indicios de progresos en el mercado de trabajo estadounidense.

¿No necesitamos preocuparnos por la deuda pública? Sí; pero abandonar el gasto público cuando la economía está todavía profundamente deprimida es, además de extremadamente costoso, una forma bastante ineficaz de reducir la deuda futura. Costoso, porque deprime más a la economía; ineficaz, porque, deprimiendo a la economía, la contracción fiscal resultante reducirá la recaudación impositiva. Una estimación aproximada ahora mismo es que recortar el gasto en un 1% del PIB incrementa la tasa de desempleo en un 0,75% (en comparación con lo que ocurriría de otro modo) y, sin embargo, reduce la deuda futura en menos de un 0,5% del PIB.

La deuda y el desempleo agravan la crisis y presionan a la deflación

Con el débil Informe sobre el empleo entregado el viernes en Estados Unidos y los problemas de su deuda, la deflación a gran escala continuará. Los problemas en Europa y las precarias condiciones de los mercados financieros, seguirán acentuando la caída de las bolsas y con ello agravando la crisis. Como señala este informe de Global Research, se ha llegado a un punto de desesperación financiera. La situación del empleo en Estados Unidos lo demuestra: de los 430.000 empleos creados en mayo, 410.000 empleos corresponden a empleo público y de carácter temporal: se encargarán de un Censo que se realizará en las próximas semanas

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domingo, 6 de junio de 2010

¿Qué hace el Grupo Bilderberg en España?



El misterioso Club de Bilderberg, que algunos detractores de la globalización no dudan en tildar de “gobierno oculto del planeta”, ha celebrado este fin de semana, y en el más oscuro secreto, su reunión anual en la localidad catalana de Sitges. Los participantes en la conferencia tenían previsto abordar la crisis mundial, así como las serias dificultades estructurales con que tropiezan actualmente los países de la zona euro (Grecia, España y Portugal), sin olvidar las repercusiones de la guerra de Afganistán para el cada vez más frágil equilibrio del vecino Pakistán o la creciente tirantez en las relaciones entre Oriente y Occidente generada por el incontrolado programa nuclear iraní. Washington y sus aliados se resisten a avalar las propuestas realizadas por Irán en este punto, que han contado con el apoyo de Turquía y Brasil.

Frente a una situación desesperada: la mayor burbuja de deudas en la historia del mundo

Así comienza este informe de Global Research:
La mayoría de los estadounidenses sabe que la economía de EE.UU. anda muy mal, pero lo que no sabe la mayoría de los estadounidenses es hasta qué punto es realmente desesperada la situación financiera de EE.UU. La verdad es que lo que estamos viviendo no es simplemente una “depresión” o una “recesión”. Lo que estamos presenciando es el comienzo del fin de la mayor maquinaria económica que el mundo haya visto. Nuestra codicia y nuestra deuda se están comiendo literalmente viva a nuestra economía. La deuda total gubernamental, corporativa y personal ha llegado ahora a un 360 por ciento del PIB, lo que es más que lo que alcanzó jamás durante la era de la Gran Depresión. Hemos desmantelado casi en su totalidad nuestra otrora colosal base manufacturera, hemos enviado a millones y millones de puestos de trabajo de la clase media al extranjero, hemos vivido mucho más allá de nuestros medios durante décadas y hemos creado la mayor burbuja de la deuda en la historia del mundo. Se acerca rápidamente un gran día de ajuste de cuentas financiero, y la vasta mayoría de los estadounidenses lo ignora totalmente.

Pero la verdad es que las leyes financieras del universo no pueden ser desafiadas eternamente. Lo que sube tiene que bajar. El prestatario es el sirviente del prestamista. Por más que hagas economías, terminan por imponerse.

A veces se precisan cifras frías y duras para que muchos de nosotros nos demos cuenta enteramente de la situación que enfrentamos.

Por lo tanto, detallamos a continuación 50 estadísticas muy reveladoras sobre la economía de EE.UU. que son casi demasiado demenciales como para creerlas…

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