Claudio Albertani*, La Jornada
En 1937, durante la guerra de España en la que había participado brevemente como combatiente en la Columna Durruti, Simone Weil escribió que la humanidad estaba perdiendo los rudimentos esenciales de la inteligencia: las nociones de límite, medida, proporción, relación y conexión entre medios y fines. Por entonces ella registraba que el universo político estaba poblado de mitos y monstruos que envenenaban la vida social. En los mismos años, Orwell lanzó la advertencia de que en el futuro no habría más emociones que el miedo, la rabia y el autorrebajamiento; todo lo demás sería destruido. Ese futuro nos está alcanzando y lo que acontece hoy en Palestina lo evidencia de la manera más lacerante. Mientras nadie parece interesado en parar el genocidio, los grandes medios de comunicación dan forma a una narrativa fantástica que justifica el mal absoluto. Veamos.
Primera mentira: "Lo que pasa en Gaza es una reacción legítima de Israel ante la acción terrorista de Hamas". Falso. La guerra contra el pueblo palestino no comenzó el 7 de octubre; tiene más de 100 años y ha provocado cientos de miles de víctimas palestinas. Empezó, por lo menos, desde el llamado acuerdo Sykes-Picot (1916) por medio del cual Reino Unido y Francia se repartieron el Cercano Oriente y siguió con la Declaración de Balfour (1917), con la cual la principal potencia colonial de la época selló su alianza con el movimiento sionista, a espaldas de quienes ahí vivían desde hacía milenios: los palestinos.