martes, 11 de agosto de 2009

Unirán el Atlántico y el Pacífico bajo la Cordillera de Los Andes


Una larga vía que conectará por tren el Atlántico con el Pacífico a través de la Cordillera de Los Andes para el año 2020, han comenzado a impulsar los gobiernos de Argentina y Chile. La propuesta de este Corredor Biocéanico, busca conectar los principales centros comerciales de Argentina, Brasil, Chile y Uruguay en un plan que permitirá multiplicar por diez el comercio entre estos países.

La idea surgió de la empresa Corporación América (CASA), de Argentina y la Compañía Interoceánica de Chile, a la que se sumaron la brasileña Odebrecht y la japonesa Mitsubishi. La primera meta de este consorcio empresarial es superar el principal escollo de la conexión Atlántico-Pacífico: la cordillera de los Andes.

Según la propuesta de CASA, la cadena montañosa "actúa como barrera" en el comercio regional, obligando a que el 83% de la carga que circula entre ambas bandas del Cono Sur viaje por mar, utilizando rutas más largas y costosas.

El principal cruce terrestre que une a Chile y Argentina, el Túnel del Cristo Redentor, tampoco es "una alternativa confiable", ya que por su ubicación en altura, a 3.200 metros, sufre las inclemencias del tiempo y permanece cerrado en promedio entre 45 y 60 días durante el invierno. Por ello la solución es construir un nuevo túnel de baja altura, por el que circulará un ferrocarril eléctrico de alta capacidad de carga.

Este túnel tendrá 52 kilómetros de extensión y conectará la ciudad de Río Blanco, en la región chilena de Valparaíso, con Punta de Vacas, en la provincia argentina de Mendoza. Su altura oscilará entre los 1.500 y 2.500 metros, dependiendo del tramo, y permitirá cruzar la cordillera en menos de 4 horas.

El plan también prevé la construcción de una vía férrea de 204 km entre Los Andes (Chile) y Luján de Cuyo (Argentina). El costo total del proyecto está estimado en US$3.000 millones y su principal objetivo es abrirle a Argentina, Brasil y Uruguay una salida por Chile a los mercados de Corea, Japón y China, dado el creciente comercio que estos países han abordado con las naciones asiáticas. A su vez, Chile lograría una salida al Atlántico para su comercio hacia Europa y Africa, convirtiéndose en un eje de la integración regional del Mercosur.

La idea de usar un tren eléctrico para ampliar el comercio regional ofrece varias ventajas, entre ellas costos más baratos, no dependencia del petróleo, y un menor impacto ambiental. La vía férrea será fundamental para terminar con la falta de conectividad en América Latina.

Chile y Argentina fueron importantes potencias ferroviarias a principios del siglo pasado, pero entre los años 70 y 80 en ambos países fue desmantelada la red ferroviaria por los gobiernos militares.

lunes, 10 de agosto de 2009

Roubini apoya la reelección de Bernanke

Nouriel Roubini apoya la reelección de Ben Bernanke para un segundo mandato en la Reserva Federal. En esto coincide con Paul Krugman y otros destacados economistas

Hace pocas semanas, Ben Bernanke compareció en el congreso y desencadenó un debate sobre si Obama debería volver a nombrarle presidente de la Reserva Federal cuando venza su mandato en enero. Se lo merece, porque las decisiones convencionales e inconvencionales de este erudito de la Gran Depresión han impedido que la gran recesión de 2008-2009 se convirtiese en otra Gran Depresión.

Bernanke opina que, durante la Gran depresión, el colapso en el suministro de dinero y la falta de estímulo monetario durante las contracciones empeoraron la libre caída de la economía nacional. La lección ha valido la pena. La decisión de Bernanke de mantener bajos los tipos de interés y fomentar los créditos ha prevenido, por ahora, la casi depresión en forma de "L" que parecía tan probable tras el colapso financiero del pasado otoño.


Por supuesto, el respaldo al nombramiento de Bernanke viene acompañado de muchas advertencias. Bernanke, gobernador de la Fed al principio de esta década, apoyó políticas fallidas cuando Alan Greenspan llevó el índice de los fondos federales -la tasa política establecida por la Fed como su principal herramienta de política monetaria- demasiado abajo durante demasiado tiempo, y no supervisó correctamente los préstamos hipotecarios, dando lugar a la creación de la burbuja inmobiliaria, crediticia e hipotecaria.

Tanto él como la Fed cometieron tres gravísimos errores al principio de la crisis de las hipotecas basura. Primero, defendió incansable que la recesión inmobiliaria tocaría fondo enseguida -sigue sin producirse, tres años después-. Segundo, argumentó que el problema de los créditos basura estaba contenido, cuando en realidad era un síntoma del mayor apalancamiento y burbuja crediticia de la historia americana. Y, tercero, sostuvo que el colapso del mercado inmobiliario no conllevaría una recesión, incluso si cerca de un tercio de los puestos de trabajo creados en la última recuperación económica estaban relacionados directa o indirectamente con ese sector. El análisis de Bernanke era erróneo por otros motivos de peso. Argumentó que la política monetaria no debería emplearse para controlar las burbujas de activos, y atribuyó los grandes déficits de las cuentas corrientes de Estados Unidos a una superabundancia del ahorro en China y los mercados emergentes, infravalorando el papel que desempeñaron los déficits fiscales excesivos y la acumulación de deuda de los hogares americanos y el sistema financiero.

Aun así, cuando la crisis de liquidez y los créditos sobrevinieron en el verano de 2007, Bernanke ideó un giro de 360º en la política de la Fed que evitó que la crisis se convirtiera en una cuasi-depresión. Y lo hizo, principalmente, con acciones y programas que no formaban parte del arsenal tradicional de las políticas monetarias. El índice de los fondos federales fue bajado efectivamente a cero para reducir los costes de pedir prestado dinero y evitar el colapso de la demanda de los consumidores y el gasto de capital de las empresas. Los nuevos programas fomentaron que las entidades asustadizas retomaran los préstamos.

Por primera vez desde la Gran Depresión, el papel de la Fed como prestamista de último recurso se extendió a la banca de inversión. Bernanke también introdujo un amplio abanico de programas, como el plan para mantener el funcionamiento del mercado de papel comercial -que emite préstamos a corto plazo a las empresas para que puedan cubrir sus gastos de explotación, como el pago de las nóminas-. La Fed participó directamente en el rescate de entidades financieras como Bear Stearns o American International Group. Prestó dinero a bancos centrales extranjeros para agilizar la escasez mundial de dólares e incluso se comprometió a comprar hasta 1,7 billones de dólares en bonos del Tesoro, valores de garantía hipotecaria y deuda de la agencia para reducir las tasas del mercado.

Se trata, en todos los casos, de medidas radicales que casi nunca se habían tomado antes. Algunas de esas iniciativas han dado pie a grandes preguntas: ¿Rescató la Fed a entidades que deberían haberse dejado entrar en quiebra? ¿Provocó un riesgo moral cuando los prestamistas temerarios e inversores fueron rescatados efectivamente? ¿Cómo y cuándo acabará la Fed con el exceso de liquidez que ha resultado de sus medidas? ¿Terminarán provocando estas medidas una inflación y una caída en picado del valor del dólar? ¿Ha perdido la Fed su independencia al complacer las necesidades fiscales del Gobierno, rescatando bancos e imprimiendo dinero para cubrir grandes déficits fiscales?

Pero el dato principal sigue siendo cierto: las medidas creativas y agresivas de la Fed han reducido considerablemente los riesgos de una casi depresión. Sólo por eso, Bernanke merece volver a ser nombrado, para que pueda gestionar la salida de la intervención económica más radical desde su creación, en 1913.

Krugman sostiene que la economía mundial necesita un segundo plan de estímulo

Paul Krugman considera que la economía global necesita el impulso de un segundo plan de estímulo para descartar una crisis prolongada como la que sufrió Japón en los años 90. Sin embargo, señala que la situación actual ya no muestra síntomas que la conviertan en una segunda Gran Depresión.
"En estos momentos el mundo en general se asemeja al Japón de principios de los 90. No es una catástrofe, aunque no sabemos cómo se desarrollará. De hecho, el desplome globalmente ha sido mucho peor que cualquiera ocurrido en Japón durante la 'década perdida'", dijo el economista en una entrevista a la cadena estadounidense CNBC.

Krugman considera "fundamental" un nuevo paquete de estímulo para lograr una recuperación sostenible. "Realmente deberíamos contar con un segundo estímulo.. La buena noticia es que ya no parece que estemos ante la segunda Gran Depresión, como pareció durante algunos meses", agregó.


Por otro lado, el Nobel de Economía 2008, rechaza los temores "excesivos" a que estos planes de estímulo puedan representar una amenaza desde el punto de vista de la inflación, ya que, en su opinión, no hay signos de inflación en el horizonte.
"Hay que entender que al inyectar dinero en el sistema, en su mayor parte se queda ahí. Es bastante sencillo retirarlo si la inflación comienza a ser una amenaza", agregó.


Especuladores elevan el precio de los alimentos básicos


Roberto González Amador, La Jornada

Después de varios meses de relativa estabilidad, el precio de alimentos básicos, cuya alza fue una de las causas de que 5 millones de mexicanos cayeran en la pobreza entre 2006 y 2008, volvió a repuntar en el segundo trimestre de este año, mientras el país mantuvo en aumento las compras foráneas de granos, oleaginosas y carnes, indicó información oficial.

Detrás del incremento en el precio internacional de los alimentos, cuya variación mueve los costos internos en México, está el regreso de la especulación en los mercados de futuros de granos y una renovada demanda por parte de las empresas productoras de biocombustibles. Tal como ocurrió antes de 2006.


domingo, 9 de agosto de 2009

FMI eleva el costo de la crisis a 11,9 billones de dólares


El costo de la crisis financiera ha llegado a 11,9 billones de dólares de acuerdo a los últimos cálculos del FMI. Para se que comprenda la cifra, esta equivale a un quinto de toda la producción mundial y equivale a entregar a cada hombre, mujer o niño del planeta la suma de 1.830 dólares. Sin pensamos que el 50 por ciento de la población mundial vive con menos de 2 dólares diarios, podemos ver la horrorosa magnitud de lo acontecido.

Estos 11,9 billones de dólares incluyen solamente las aportaciones de capital a los bancos, inyectadas para evitar el derrumbe del sistema. La operatoria de los derivados, las garantías sobre la deuda y el apoyo de liquidez a los bancos centrales para contener a los activos tóxicos le ha jugado un muy mal rato a todo el mundo.

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A dos años del inicio de la crisis, los cálculos del FMI son elocuentes. Asi, el 86 por ciento de estos recursos (10,2 billones de dólares) han sido entregados a los países desarrollados, mientras que los países en desarrollo han recibido un apoyo de 1,7 billones de dólares (14%).

Los datos del FMI dan cuenta que Gran Bretaña y Estados Unidos han sido los países que han recibido más apoyo con estas medidas de emergencia para socorrer su sistema financiero. En el caso del Reino Unido, su factura de socorro asciende al 80 por ciento del PIB.

La gran mayoría de los países que integran el G20 se enfrentan a déficit superiores al 10 por ciento del PIB, destacando Estados Unidos, que deberá soportar un déficit del 13,5 por ciento de su Producto Interno Bruto.

Info | Daily telegraph

Lecturas

Premiar a los malos actores, Paul Krugman. El País.
Dos años de 'thriller' con final abierto, Claudi Pérez. El País.
La extraña gesta de Emiliano Zapata, Ilán Semo. La Jornada
Reino Unido plantea elevar a 70 años la edad de jubilación, EFE.
Con una crisis basta, Esther Tusquets. El País


Edmund Phelps sobre Argentina: "Da pena ver que este país que fue potencia económica, haya caído tan bajo"


En una entrevista exclusiva con El Cronista Weekend, el premio Nobel de Economía (2006), Edmund Phelps, advierte que la Argentina debe considerar un cambio en su política económica y asegura que “el clima hostil de negocios” es un obstáculo para la inversión. Sostiene que el principal problema del país radica en el largo plazo.
El Cronista

Soñaba con ese momento desde hacía 15 años. Pero, como a todo buen Nobel, la noticia del premio lo tomó a Edmund Phelps totalmente por sorpresa.

“Eran las seis de la mañana cuando recibí el llamado”, recuerda con su tan característico tono pausado, en charla telefónica con Weekend, desde sus oficinas en la Universidad de Columbia, Nueva York. A la noticia, le siguió la locura mediática que genera el galardón: felicitaciones, entrevistas, declaraciones, charlas, conferencias y, finalmente, el premio. Para afrontar tal torbellino, este profesor de Política Económica contaba con los consejos de un amigo que pocos años antes ya había pasado por lo mismo. Joseph Stiglitz (Premio Nobel 2001). Ambos no sólo comparten la disciplina, un cierto halo incorformista y la casa de estudios. Regularmente se encuentran también para intercambiar opiniones y teorías. Sin embargo, el apoyo más sólido que reconoce tener este economista, de 76 años recién cumplidos, es Viviana Montdor, su esposa argentina desde hace tres décadas. Viviana ejerce tras bambalinas como consejera, protectora y también como una suerte de media coach para que Phelps -”Ned” para sus amigos- soporte la atención que significa ser considerado una de las mentes más brillantes de nuestro tiempo. Fue la misma Viviana que aquella mañana le pasó la llamada que le cambió la vida.


Nacido en Evanston, Illinois, Phelps recibió el Nobel en 2006 por haber demostrado que el salario y la variación de los precios dependen tanto de la inflación como del desempleo. Sus conocidos, sin embargo, prefieren definirlo como uno de los “revolucionarios” de la teoría económica clásica. “Siempre me había faltado algo en los modelos”, cuenta el economista y alguna vez aspirante a trompetista. Ese algo era la persona común que no cuenta con los supuestos típicos de una información completa para tomar decisiones.

Phelps analiza para Weekend la economía internacional y cuenta por qué cree que lo peor ya pasó, pero que “la recuperación será lenta”. Sin olvidar, claro, su visión sobre la Argentina versión 2009 donde, además de compartir varios nietos con Viviana, tiene una cátedra en la Universidad de Buenos Aires que lleva su nombre y, allá por 1980, trabajó en el CEMA, además de haber sido profesor de economistas argentinos como el ex economista Jefe del Banco Interamericano de Desarrollo, Guillermo Calvo, o de Carlos Rodríguez.

¿Coincide en que pasamos lo peor de la crisis?

- Creo que es inevitable que el desempleo seguirá creciendo por algún tiempo más. Particularmente en el norte de América y gran parte de Europa. Pero, sí, hay razones para esperar que, en estas partes del mundo, el crecimiento vuelva a generarse a principios del año 2010. A eso se suma el crecimiento que llegará desde India y China.

Brotes verdes, ¿los ve y en dónde?

- Hay señales de mejoras aisladas. Por ejemplo, los gastos y la inversión de productores de equipos durables está subiendo, la construcción de casas parece haberse estabilizado. Pero también cabe recordar que uno siempre puede señalar una o dos industrias en particular que están trabajando bien. Los servicios de cuidado médico son un caso que sigue expandiendo su negocio.

¿Para cuándo espera ver señales de una tendencia más generalizada?

- Eso no se puede precisar. Hay demasiado que depende de que se recuperen las expectativas, de productores, de inversores, financieras, de los bancos.

¿Cuáles son los principales desafíos para que se mantenga la tendencia positiva que muestran los mercados en estos días?

- Es importante que logremos reordenar el sector financiero. Hoy por hoy, el sector no está funcionando demasiado bien. Y, en los últimos 10 años, tampoco estuvo sirviendo a las necesidades del sector empresarial. Queda mucho por hacer. No se olvide que mucho del crédito se utilizó para invertir en activos tóxicos, pero también para financiar hipotecas inmobiliarias. Una parte importante de las compañías perdió toda conexión con el sector bancario. Muchas empresas venden sus activos directamente en la bolsa, otras, las más jóvenes, dependen del flujo y el aporte de capital de riesgo. Los bancos están cada vez menos involucrados en hacer préstamos a empresas. Aquí, en los Estados Unidos, por ejemplo, desapareció prácticamente el modelo del clásico banco mercantil que en otros tiempos era el principal actor y encargado de financiar al sector empresarial.

¿Cree que el plan de Obama para incrementar los poderes de la Reserva Federal para controlar mejor el sector bancario mejorará la situación?

- Estuve un poco sorprendido de que la administración Obama esté considerando a la FED como un posible regulador del sector que sirva para proteger a la economía contra todo tipo de riesgo sistémico. Los funcionarios de la FED no están preparados para realizar este tipo de trabajos. Ellos son expertos en temas de política monetaria, macroeconomía y -en ciertos aspectos- del negocio bancario.

Entonces, ¿la regulación que usted pide de dónde debería venir?

- Yo diría que si vamos a querer controlar el riesgo sistémico, lo que necesitamos es una nueva agencia reguladora. Su plantilla debería estar conformada por profesionales que tengan un entendimiento más profundo y especializado sobre lo que hace y causa el riesgo sistémico. Que tengan no sólo expertise sino también un gran caudal de juicio y, por qué no decirlo, intuición sobre estos temas.

China, Brasil y Rusia recientemente renovaron su reclamo de una moneda alternativa contra el dólar. ¿Qué opina sobre tal proyecto?

- Puede que suceda en los próximos cinco años. Pero, por el momento, no lo veo. Con los problemas que complican a las economías del mundo en estos días, los gobiernos no encontrarán tampoco el tiempo para elaborar e implementar un cambio estructural de este tipo. No es algo urgente. Además, los Estados Unidos tienen que lidiar hoy con un déficit fiscal tremendo, por más que sea algo temporal. Otros países en el mundo comparten el problema. Piense que la economía global de los próximos cinco o diez años no se parecerá en nada a la economía que conocimos en los últimos cinco años. Quiere decir, no hay ninguna razón para pensar que tanto el tremendo déficit de los Estados Unidos como el abultado superávit de un país como China sea algo tan permanente como para que se tenga que introducir una moneda global alternativa.

La relación superávit-déficit es uno de los temas en la Argentina. ¿Cuál cree que puede ser su mayor problema en lo económico?

- Se puede decir que, en el transcurso de la crisis, la Argentina, hasta ahora, tuvo suerte: los precios de los commodities volvieron a surgir en los últimos seis meses. Además, la Argentina no sufrió el impacto de tener que soportar la caída en masa y el cierre de bancos u otras entidades. Me parece que el principal problema del país está en el largo plazo. Es decir, el país debe preguntarse cómo convertir su economía en un motor de prosperidad y bienestar. Que sea más innovativa para que provea trabajo a cada vez más personas. Que genere más productividad y mayor nivel de salarios, o sea, ir aumentando el incentivo para que todos los actores quieran participar del proceso económico.

¿Qué identifica como el principal obstáculo para lograrlo?

- Creo que en la Argentina hay un gran número de obstáculos. Por ejemplo, se sabe que el clima de negocios no es muy provechoso, por no decir hostil, en estos momentos. Pero, sería absurdo querer resaltar sólo dos o tres temas. El problema del largo plazo no se puede solucionar con arreglar dos o tres ítems. En estos temas no hay balas mágicas.

Sin embargo, aquí el “fantasma del default” volvió a aparecer. Preocupa un superávit financiero en reducción, el gasto público y un mercado financiero internacional que le está vedado al país. ¿Cómo lo evalúa usted?

- Bueno, Estados Unidos está este año en camino hacia un déficit fiscal colosal. Pero, más allá de eso, siempre es un riesgo apoyarse únicamente en la tranquilidad y el amortiguador que genera un superávit fiscal. La situación siempre puede cambiar de superávit a déficit fiscal. La Argentina no tiene mucha credibilidad crediticia en estos días. Eso podría ser un problema, aunque no lo es aún. Pero, efectivamente, para 2010 si el crecimiento es lento y el gasto sigue creciendo podría haber un problema.

Otro dolor de cabeza es el dólar. Se defiende la flotación administrada. ¿Cómo lo ve?

- Siempre es peligroso querer fijar la tasa de interés y de cambio porque nadie puede saber cuál puede ser el nivel exacto al que deberían ser fijados. Pero, más allá de eso, obviamente hay un problema de la política económica macro en el país. De otra forma, no se habría generado el importante aumento en la tasa de inflación que tuvo la Argentina el año pasado. Algo anda mal con el nivel del tipo de cambio, de las tasas de interés. Y no creo que eso sea el resultado de un aumento de costos que le llega a la economía argentina desde el exterior. Parece ser, más bien, un problema interno de la Argentina.

¿Cómo evalúa la eterna corrida de los consumidores locales hacia el dólar?

- Simplemente es una muestra de que las oportunidades de inversión en la Argentina se caracterizan por una oferta tradicionalmente muy pobre y reducida. Ése es el problema. El dólar es lo primero y lo de más fácil acceso.

¿Cuánto tiempo cree que la Argentina puede vivir con lo suyo, sin la ayuda de los mercados internacionales?

- Creo que un nivel de dinamismo y bienestar económico sustentable no podrá llegar a la Argentina hasta que el país se ocupe de forma definitiva de pagar sus deudas y se concentre en recuperar su credibilidad y convenza al mundo de que la Argentina pagará y no volverá a caer en el mismo error. Creo que debe considerar un gran cambio en su política económica y financiera. Hasta que eso no suceda, la economía seguirá funcionando muy por debajo de su potencial. El Gobierno mismo se complicó la vida con algunos obstáculos autoimpuestos. Uno es la credibilidad crediticia tras el default. Pero el problema no es tanto la llegada y el sustento de los mercados de deuda soberana, pasa mucho más por activar y mantener un modelo económico que permita un ciclo de producción dinámico e innovativo. Hay mucho potencial en su país. Un ejemplo es el mercado inmobiliario, el sector del agrobusiness, el del vino. Uno no puede olvidar que su país fue alguna vez una de las potencias económicas. Da tristeza de que desde entonces haya caído tan bajo.

En esos tiempos, la base era el modelo de exportación de commodities. Hoy, ¿cuál debería ser esa base?

- Yo ni soñaría en dar una recomendación en ese sentido. Ese tipo de decisiones le corresponden a los empresarios, a la gente de negocios que está sobre el terreno. Por el simple hecho de que requiere un gran conocimiento de las condiciones del entorno, conocer el mercado. Como siempre digo: para eso, Dios creó a los empresarios (ríe).

viernes, 7 de agosto de 2009

Revancha en el laboratorio, el ensayo neoliberal ha concluido


Gracias a Ramón Morata, de Artículos claves, he llegado a este artículo de Alejandro Nadal publicado esta semana en La Jornada. Plenamente coincidente con la línea crítica al neoliberalismo que desarrollo en este blog, así como en varios artículos publicados en El Blog Salmón. La mirada ciega y cortoplacista de un modelo económico basado en el capital financiero, ha arrastrado al mundo a la actual debacle que amenaza con ser la más destructiva de la historia. La complicidad y complacencia de los gobiernos que lo aceptaron, le ha significado al mundo veinte años de retroceso. Este es el artículo de Alejandro Nadal:

Alejandro Nadal, La Jornada

El ensayo neoliberal ha concluido. Todo salió mal. No generó crecimiento, y cuando lo hubo fue sobre bases artificiales. Los equilibrios macroeconómicos crecieron y resultaron insostenibles. Las remuneraciones salariales se estancaron, lo que condujo al endeudamiento. La desigualdad y pobreza aumentaron. El sector financiero se expandió por la deficiente rentabilidad en el sector real y la crisis no se hizo esperar.

Pero dentro de todo esto una minoría se benefició. Esa elite planea no sólo continuar el experimento, sino ampliarlo. Los primeros signos se encuentran inscritos en la arquitectura y prioridades de los programas de rescate y de estímulo para frenar la recesión. Otra señal clara ya se despliega en los laboratorios de la academia.

Vamos por partes. Una lección clave de la crisis se relaciona con la teoría económica. Ahora debe quedar claro para todos que la escuela de pensamiento económico dominante, la teoría económica neoclásica, está en bancarrota. Su principal exponente, el modelo de equilibrio general, es una entelequia para la que esta crisis no debería estar sucediendo. La sofisticación matemática de la teoría de equilibrio general (TEG) sólo es comparable con la superficialidad de sus seguidores. La TEG es el artefacto ideológico más importante del neoliberalismo (y quizás del capitalismo).

Los fracasos de ésta son múltiples. Su principal objetivo era demostrar que las fuerzas del mercado, si son dejadas en libertad, conducen a una posición de equilibrio (oferta y demanda iguales en todos los mercados). Durante años, la TEG trató de probar (a través de un modelo matemático) que la formación de precios de equilibrio es intrínseca al libre funcionamiento de los mercados.

Pero no pudo lograr su objetivo. A finales de los años 50 se alcanzaron algunos resultados que se pensó podían ser la base de una demostración general. La ilusión duró poco: en 1960, Herbert Scarf demostró con su célebre contraejemplo que no había fundamentos para apoyar esa conjetura. En 1974, los teoremas de Sonnenschein-Mantel-Debreu mostraron definitivamente que se había llegado a un callejón sin salida: la TEG nunca podría demostrar la convergencia al equilibrio. ¡Vaya resultado! Pero hay una ironía extraordinaria: en los años que siguieron, la bancarrota científica de la teoría que justificaba el credo del libre mercado coincidiría con el triunfo ideológico del neoliberalismo. Eso tiene mucho que ver con lo que sucedió en las universidades.

La teoría de equilibrio general tiene otros defectos importantes. Por sorprendente que le parezca a los lectores, esta teoría no tolera la introducción de la moneda. Sí, leyó usted bien, la teoría más sofisticada de la que se reclaman los tecnócratas aduladores del libre mercado es no monetaria y su modelo matemático es el de una economía de trueque. La paradoja es más fuerte: resulta que el modelo utilizado para justificar la apertura financiera es un modelo teórico en el que no tiene cabida la moneda. Esto es un escándalo.

La concepción idílica del libre mercado también es la base de la teoría macroeconómica contemporánea. En efecto, la nueva macroeconomía clásica (en su versión monetarista o de expectativas racionales) descansa en una fe inquebrantable en la estabilidad de los mercados. Para esta teoría, si existe flexibilidad de precios y salarios, no habrá desempleo. No importa que no se tenga la menor prueba de que el libre mercado conduce al equilibrio. No importa que muchos estudios demuestren que la flexibilidad de precios es precisamente lo que conduce a la volatilidad e inestabilidad de los mercados.

Los economistas neoclásicos, en su modalidad micro o macroeconómica, tienen una pesada responsabilidad en lo que ha sucedido en la economía mundial. Sus modelos vacíos están detrás de la divergencia entre productividad y salarios, de la desigualdad y del endeudamiento, de la idea absurda de la tasa natural de desempleo y de la especulación como leitmotiv de la vida financiera.

No será fácil cambiar las prioridades de la política económica para acceder a un modelo de desarrollo comprometido con el bienestar y la sustentabilidad ambiental. Esta crisis debería contribuir a reformular trayectorias de investigación y planes de estudio en las universidades con nuevas prioridades sobre crecimiento, salarios y remuneraciones, cartelización y corporaciones, la experiencia monetaria y el sector financiero, y, desde luego, la intersección con la base de recursos naturales.

Pero es precisamente en el laboratorio de la academia donde el establishment buscará que todo siga igual, como si la crisis no existiera. La TEG seguirá siendo objeto de enseñanza (pero sin sus deficiencias), al igual que la nueva macroeconomía clásica. Como si nada. El fuerte compromiso ideológico de los economistas neoclásicos y la flojera crónica para abrir nuevas vías de investigación harán difícil el camino. El revanchismo neoliberal en la academia buscará consolidar la stasis. Para las ciencias sociales, esto conlleva un peligro mortal. Y eso no es metáfora.

¿Dónde están los brotes verdes?


La bolsa de Nueva York ha celebrado su mejor verano en siete años; muchos bancos se reparten cuantiosos beneficios; los precios inmobiliarios tienden a estabilizarse y la caída libre tiende a desacelerarse. A primera vista, lo peor ya ha pasado. Sin embargo, ¿dónde están los signos de la recuperación económica?

Los amplios programas de apoyo destinados a combatir el desastre financiero le han quitado una gran carga dramática a la crisis. Los bancos centrales comienzan a revisar sus proyecciones de crecimiento y sacan cuentas. La inversión pública y los rescates masivos parecen haber surtido efecto. El nubarrón comienza a disiparse y los rayos de luz se abren camino en medio de nubes amenazantes. No hay truenos todavía que anuncien una lluvia que lo limpie todo. Sólo silencio. Sólo un sepulcral silencio.

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CEPAL: la crisis dejará hondas y perdurables secuelas

La crisis financiera mundial dejará secuelas perdurables sobre las economías latinoamericanas, advirtió la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena. Al inaugurar la Escuela de Verano sobre las Economías Latinoamericanas de la Cepal, Bárcena dijo que la crisis económica internacional tendrá un duro impacto sobre el comercio, las inversiones, el desempleo y las remesas en Latinoamérica.
Estamos frente a una crisis sin precedentes, que dejará secuelas perdurables sobre distintos aspectos de la economía internacional y regional, lo cual se expresará en un amplio desempleo, menor crecimiento, contracción comercial y déficit fiscales, aseveró.

Entre los principales efectos de la crisis, la titular del organismo de Naciones Unidas mencionó que el comercio regional cayó en abril pasado 31.8 por ciento en valor y 19.7 por ciento en volumen.

Las exportaciones, en tanto, retrocedieron en el mismo mes 29.2 por ciento en valor y 9.2 por ciento en volumen, mientras las importaciones cayeron 34.6 por ciento en valor y 29.9 por ciento en volumen, detalló Bárcena.

De acuerdo con estimaciones de la Cepal, la tasa de desempleo en la región aumentará hasta 9 por ciento, lo que equivale a 4 millones de nuevos desempleados, que se sumarán a las 15 millones de personas que ya están sin trabajo.
El PIB de la región caerá este año un promedio de 1.9 por ciento, cifra muy inferior al 4.2 por ciento de expansión con que cerró en 2008. Bárcena advirtió que todos estos indicadores “tendrán un impacto negativo sobre la pobreza en una región en la que aún hay más de 180 millones de pobres y más de 70 millones de indigentes.

Otro efecto será una baja en las remesas, que en 2008 tuvieron un monto de 69 mil millones y ahora se habla de 60 a 61 mil millones, es decir, 10 por ciento menos a nivel regional. Además, la región también recibirá menos flujos por concepto de inversión extranjera directa (IDE), que será seis veces menor que las remesas.

jueves, 6 de agosto de 2009

A 64 años del terror de Hiroshima


Hace 64 años una masacre cobró forma. El 6 de agosto de 1945 la aviación estadounidense lanzaba el primer bombardeo atómico de la historia sobre la población civil de la ciudad japonesa de Hiroshima en el final de la Segunda Guerra Mundial.

La ofensiva causó la muerte de cerca de 140.000 personas. No obstante, esta cifra ha ido ascendiendo hasta superar actualmente los 258.300, debido a enfermedades causadas por la radiación. Tres días después se repetía este mismo ataque sobre Nagasaki.

Hoy jueves, miles de personas se congregaron en el Parque de la Paz de Hiroshima para guardar un minuto de silencio por las víctimas a la misma hora de la tragedia -las 8.15 de la mañana, hora local (23.15 GMT del miércoles)-, según la agencia local de noticias 'Kyodo'.

Otra lectura: Hiroshima y el genocidio estadounidense
Imágenes inéditas sobre la masacre de Hiroshima

Zeitgeist 2: Addendum


He aquí la continuación de Zeitgeist, un mirada no convencional a los hechos que ocurren y que permenecen ocultos e ignorados por la inmensa mayoría. Si esto disgusta tanto a izquierdas y derechas, por algo será. Le da un duro golpe a la forma de pensar que nos ha llevado al derrumbe. A ese dominio que impone el 0,01% de la población. Hay que verla, pare despertar del largo letargo. Como dice Judd Krishnamurti, nos hemos adaptado a una sociedad completamente enferma... y eso no es nada de saludable.
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