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lunes, 4 de marzo de 2013

Recuperar la política económica

Alejandro Nadal, Sin Permiso

Para decirlo suavemente, el desempeño del capitalismo a escala mundial ha dejado mucho que desear. De manera más clara, frente a nuestros ojos tenemos un desastre desarrollándose en cámara lenta. No sólo el crecimiento ha sido mediocre y el problema de la desigualdad se ha agravado, sino que las crisis se hicieron más comunes y agudas. Los desequilibrios económicos mundiales se intensificaron y hoy constituyen uno de los factores más importantes de inestabilidad e incertidumbre. El sector financiero se expandió de manera absurda y en lugar de que las agencias reguladoras le tengan bajo control, pudo someter a la política económica a sus necesidades.

lunes, 11 de abril de 2011

El nudo gordiano de la política económica



¿Qué es lo que tiene empantanada a la economía y le hace imposible levantar cabeza? En esta charla de 12 minutos el catedrático de Cepade Julián Pavon explica el nudo gordiano de la política económica, parte importante del problema económico que atraviesan algunos de los países europeos. La charla se llama "Muerte y resurrección de Keynes", dado que algunos piensan que las ideas del economista John Maynard Keynes resucitaron con la crisis iniciada en 2008, algo que da cuenta del total desconocimiento que hay sobre la economía en general y sobre las ideas de Keynes en particular dado que la totalidad de ideas keynesianas fueron exterminadas a mediados de los años 70, sin contar con el hecho de que la principal de ellas, el bancor o moneda única para las transacciones internacionales, nunca vio la luz dado que la hegemonía estadounidense impuso al dólar como divisa internacional.

Léalo en El Blog Salmón

martes, 5 de abril de 2011

Jefe del FMI: "El Consenso de Washington está muerto"



El denominado "consenso de Washington", que orientó la política económica de países en vías de desarrollo durante décadas "ya es historia". Los efectos de la crisis han sido tan devastadores que todo lo que ha defendido el Fondo Monetario Internacional durante los últimos 30 años ha dado una gran vuelta de campana, según afirmó ayer el director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, en esta charla ofrecida en la Universidad George Washington de la capital estadounidense. ¿Soplan vientos de cambio en el FMI? Cuelgo el clip completo, con las presentaciones oficiales y el discurso de DSK, este lunes en Washington.

Ver discurso de DSK aquí
Lea, además, el artículo en El Blog Salmón

viernes, 1 de abril de 2011

Stiglitz: "el plan para bajar el déficit de Estados Unidos es un pacto suicida"

El ganador del premio Nobel de Economía 2001, Joseph Stiglitz, criticó fuertemente la propuesta Bowles-Simpson para reducir el déficit presupuestario de Estados Unidos, al indicar que el plan haría más lento el crecimiento económico y debilitaría más la economía estadunidense. Parte de estas declaraciones las realizó a la cadena CNNExpansión.

El plan, esbozado por la Comisión de Deuda del gobierno de Barack Obama, dirigida por Erskine Bowles y Alan Simpson, plantea recortar el gasto discrecional doméstico y el gasto en defensa, terminar con la mayoría de las exenciones fiscales, disminuir las tasas y reducir el gasto en salud. Propone elevar la edad de jubilación, los impuestos y el gravamen a la gasolina. Para Stiglitz, este plan sería contraproducente y constituiría un pacto casi suicida. Por eso plantea aumentar la base de recaudación fiscal entre la población de mayor ingreso económico, el 1% más rico de la población que se apropia del 30% de los ingresos.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Barry Eichengreen: Los inevitables ajustes de Europa

Barry Eichengreen, Project Syndicate

Lo que una vez podría haberse considerado como una simple crisis griega o unas crisis griega e irlandesa, ahora es claro que se trata de una crisis de la eurozona. Resolverla es a la vez más fácil y más difícil de lo que comúnmente se cree.

La economía es realmente muy simple. Grecia tiene un problema de presupuesto. Irlanda tiene un problema bancario. Portugal tiene uno de deuda privada. España tiene una combinación de los tres. Sin embargo, mientras los detalles difieren, las implicaciones son las mismas: todos tienen que soportar ahora recortes de gasto terriblemente dolorosos.

El procedimiento estándar para amortiguar los efectos de la austeridad es vincular los recortes internos con la devaluación de la moneda. La devaluación hace más competitivas las exportaciones, sustituyendo así la demanda externa por la demanda interna que se está comprimiendo.

viernes, 26 de noviembre de 2010

La retirada de la política macroeconómica

J. Bradford DeLong, Project Syndicate

Algo perturbador sobre estudiar historia económica es ver cómo las cosas que suceden en el presente cambian el pasado –o al menos lo que entendemos del pasado-. Durante décadas, siempre confiadamente les enseñé a mis alumnos sobre el ascenso de gobiernos que asumen la responsabilidad por el estado de la economía. Pero la reacción política a la Gran Recesión ha cambiado la manera en que deberíamos pensar sobre esta cuestión.

Los gobiernos antes de la Primera Guerra Mundial –y más, incluso, antes de la Segunda Guerra Mundial- no abrazaron la misión de minimizar el desempleo durante las crisis económicas. Hubo tres razones, todas las cuales se desvanecieron hacia el final de la Segunda Guerra Mundial.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Cepal: América Latina debe financiar su desarrollo "desde dentro"

El finaciamiento del desarrollo de Latinoamérica debe llegar "desde dentro" de la región, opinó hoy la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena. "Nadie se va a preocupar desde fuera si no lo hacemos nosotros", dijo Bárcena en el Foro de la Democracia Latinoamericana que se celebra en Ciudad de México.

La inversión que llega del exterior no es suficiente para el financiamiento del desarrollo que necesita la región, donde el índice de pobreza es del 33% de la población. Por ello, Bárcena volvió a incidir en la necesidad de establecer políticas fiscales efectivas, progresivas y que permitan sustentar Estados fuertes que ofrezcan bienestar a sus ciudadanos. La recaudación fiscal en la región es sustancialmente baja frente al PIB (17% de media), en comparación al doble (34%) en los países desarrollados.

miércoles, 21 de julio de 2010

Consolidadores frente a estimuladores

Robert Skidelskiy, Project Syndicate

Todos los sistemas intelectuales se basan en supuestos que no es necesario explicar, porque todos los miembros de esa comunidad intelectual particular los aceptan. Esos axiomas “profundos” están implícitos también en la economía, pero, si se dejan sin examinar, pueden conducir a los encargados de la formulación de políticas a un callejón sin salida. Eso es lo que está ocurriendo actualmente con las medidas adoptadas en un país tras otro para reducir drásticamente el gasto y disminuir los déficits presupuestarios.

La misión principal que John Maynard Keynes se fijó al escribir su Teoría general del empleo, el interés y el dinero fue la de descubrir los axiomas profundos subyacentes a la ortodoxia económica de su época, que daba por sentada la imposibilidad de un desempleo en masa persistente. La pregunta que formuló sobre sus oponentes fue la siguiente: “¿Qué han de creer para afirmar que el desempleo en masa persistente es imposible, que el ‘estímulo’ estatal para aumentar el empleo no puede ser positivo?” Al responder esa pregunta, Keynes reconstruyó la teoría ortodoxa... y después pasó a desmontarla.

sábado, 19 de junio de 2010

¿Cómo defienden sus mercados las economías de América Latina?

La necesidad de los países de protegerse del impacto de la crisis financiera global reavivó un viejo debate: proteccionismo versus libre mercado. Mientras Chile, México y Perú lideran el ránking de apertura económica regional, Brasil y la UE se quejan por las restricciones al comercio impuestas por la Argentina. La avalancha importadora china: un test para el futuro del Mercosur.

El Cronista

Abrir o cerrar el paraguas. Protegerse o dejar que la lluvia de importaciones bañe al país. Luego de que las medidas proteccionistas se hicieran sentir como una forma de contener el impacto de la crisis financiera sobre las economías del globo, los países, un poco más confiados, comenzaron a disminuirlas. Enseguida, las alzas arancelarias, barreras, derechos antidumping y licencias de importación quedaron atrás en aras de apostar por el intercambio comercial.

En este panorama, América Latina sorprendió al mundo por su bajo nivel de restricciones al comercio. Para la Comisión Económica de América Latina y el Caribe (Cepal), "al contrario de las naciones industrializadas que adoptaron medidas proteccionistas", la región apostó por "diversas acciones para favorecer el intercambio". Promover las exportaciones y facilitar los intercambios de bienes y servicios fueron las principales señales de apertura.

lunes, 7 de junio de 2010

En defensa de los déficit públicos

Este artículo de James Galbraith publicado en The Nation, aborda la defensa de los déficit públicos como una alternativa real para enfrentar la crisis financiera. Fue traducido para Rebelión por Juan Agulló.

La Comisión Simpson-Bowles1, amparada en las farisaicas enaguas de la reducción del déficit público, acaba de declarar –por boca de su Presidente- que propondrá recortes a la Seguridad Social. (Quizás, para rememorar su ecológico pasado, el ex Senador Alan Simpson se da a la prometeica tarea de podar la Seguridad Social). La congelación del gasto público por parte de Obama constituye otro sacrificio simbólico a los dioses del déficit. La mayoría de los observadores cree que la referida decisión no tiene vuelta atrás pero, ¿qué ocurriría si la tuviera? La respuesta es que una reducción demasiado grande del déficit público puede destruir la economía (o lo que queda de ella) y conducirnos, en un par de años, a una Gran Depresión.

Precisamente por eso la fobia al déficit que predomina en Wall Street, en la prensa, entre algunos economistas y prácticamente, entre todos los políticos es, en realidad, uno de los mayores peligros al que nos enfrentamos actualmente. No se trata, tan sólo, de los pensionistas: ¡todos estamos amenazados! De hecho recortar el déficit público sin reconstruir, previamente, el engranaje del crédito privado es un camino, casi seguro, a la estagnación, a la recesión e incluso a una posible Gran Depresión. Asimismo, obsesionarse demasiado en garantizar recortes del déficit público a largo plazo, también puede contribuir a obstruir aquello que es necesario hacer para reestablecer un crecimiento fuerte y una recuperación del empleo.

miércoles, 2 de junio de 2010

James Galbraith: "El peligro que representa el déficit público es cero"


Esta entrevista a James Galbraith, hijo del celebre economista John Kenneth Galbraith, fue realizada por Ezra Klein para The Washington Post. Galbraith ha sido particularmente crítico de la desregulación financiera, y escribió un artículo ya clásico en el cual dio cuenta que al sistema lo derribaron con motosierra para crear las finanzas tóxicas. Las imagenes de los parlamentarios destruyendo la Ley Glass Steagall con motosierra fue recuperado por Michael Moore en su película Capitalism: A Love Story..


- Usted cree que el peligro que representa el déficit a largo plazo está siendo sobreestimado por la mayoría de economistas y periodistas económicos.

- No. Lo que yo creo es que el peligro es cero. No es que esté sobreestimado. Es que está de todo punto mal planteado.

- ¿Por qué?

- ¿Cuál es la naturaleza del peligro? La única respuesta posible es que este déficit mayor pueda causar un aumento de los tipos de interés. Bueno, pues si los mercados pensaran que eso es un riesgo serio, los tipos de interés sobre los bonos del Tesoro a 20 años no estarían al 4% y empezarían a cambiar ahora mismo. Si los mercados pensaran que los tipos de interés sufrirán presiones al alza por problemas de financiación dentro de 10 años, eso se reflejaría ya en un aumento en los tipos a 20 años. Y, en cambio, lo que ha ocurrido es que han bajado a consecuencia de la crisis europea.
Así pues, hay dos posibilidades. Una es que la teoría esté equivocada. La otra es que el mercado sea irracional. Y si el mercado es irracional, no tiene objeto diseñar una política para acomodarse a los mercados, porque no cabe acomodarse a una entidad irracional.

- Entonces, ¿por qué está el grueso de sus colegas tan preocupado por esto?

- Profundicemos un poco en los pronósticos de la Oficina Presupuestaria del Congreso. Se trata de un conjunto de proyecciones. Una de esas proyecciones es que la economía volverá a niveles normales de elevado empleo con baja inflación en los próximos 10 años. Si es verdad, serían muy buenas noticias. Unas líneas más abajo se ve que también prevén unos tipos de interés a corto plazo que suben hasta el 5%. Lo que genera, harto mecánicamente, estos pronósticos de enormes déficits futuros es esta combinación entre tipos de interés a corto plazo altos y tasa de inflación baja. Y esos pronósticos se fundan en parte en el supuesto de que los costes de la asistencia sanitaria crecerán para siempre a una tasa mayor que cualquier otra cosa y en el supuesto de que los intereses de devolución de la deuda representarán entre 2l y el 25 por ciento del PIB.
Llegados aquí, la cosa resulta ya completamente incoherente. No puedes firmar cheques al 20% para todo el mundo sin que el dinero entre en la economía y aumenten el empleo y la inflación. Y si eso ocurre, entonces la proporción de la deuda en relación con el PIB tiene que decrecer, porque la inflación afecta al volumen de nuestra deuda. Todas estas cifras han de agruparse en una historia coherente, y los pronósticos de la Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO) no la ofrecen. De manera que cualquier cosa que se diga basada en ellos es, estrictamente hablando, un sinsentido.

- ¿No podría haber un punto medio entre el planteamiento de la CBO y la idea de que la deuda no representa problema alguno? Parece claro, por ejemplo, que los costes de la asistencia sanitaria seguirán creciendo más rápidamente que los de otros sectores de la economía.

- No. No es razonable. La proporción de los costes de asistencia sanitaria en relación con el PIB y la inflación crecerían hasta acercarse hasta la tasa de inflación de la asistencia sanitaria. Y si la asistencia sanitaria se vuelve tan cara y resulta que acabamos pagando un 20% del PIB mientras que otros pagan el 12%, podríamos comprar París y todos sus médicos y trasladar a nuestros ancianos allí.

- Pero dejando de lado la inflación, ¿acaso no tiene el hiato entre gastos e ingresos otros efectos perversos?

- ¿Ha traído consigo alguna consecuencia terrible el hecho de que no hayamos prefinanciado nuestro presupuesto militar? No. Hay una sola autoridad presupuestaria y crediticia, y lo único que cuenta es lo que esta autoridad paga. Suponga que yo soy el gobierno federal y quiero pagarle a usted, Ezra Klein, mil millones de dólares para construir un portaviones. Lo que hago es transferir dinero a su cuenta bancaria. ¿Se preocupará de eso la Reserva federal? ¿Tendrá que contar con una firma del Servicio de Impuestos Internos? Para gastar, el gobierno no necesita dinero: tan obvio como que un carril de bolos nunca descarrila.
Lo que preocupa a la gente es que el gobierno federal no sea capaz de vender títulos de deuda. Pero el gobierno federal no puede tener nunca problemas para vender su deuda. Al revés. El gasto público es lo que crea demanda bancaria de títulos de deuda, porque los bancos quieren mayores rendimientos para el dinero que el gobierno pone en la economía. Mi padre decía que este proceso es tan sencillo, que la mente se bloquea ante su simplicidad.

- ¿Qué implicaciones políticas tiene esto?

- Pues que deberíamos centrarnos en problemas reales y no ficticios. Tenemos graves problemas. El desempleo está al 10%. Mucho mejor sería ponemos a la tarea y desarrollar políticas de empleo. Y desde luego, podemos hacerlo. Tenemos una crisis energética y una crisis climática acuciantes. Deberíamos dedicarnos durante toda una generación a enfrentar esos problemas de un modo que nos permitiera, de paso, reconstruir nuestro país. Desde el punto de vista fiscal, lo que hay que hacer es invertir la carga, que ahora la soporta el pueblo trabajador. Desde el comienzo de la crisis, yo he venido abogando por una nómina de vacación fiscal, de modo que todos experimenten un incremento en sus ingresos netos y pueden acortar sus hipotecas, que buena cosa sería. También hay que incentivar a los ricos para que reciclen su dinero, y por eso estoy a favor de un impuesto sobre los bienes raíces, impuesto que tradicionalmente ha beneficiado enormemente a nuestras mayores universidades y a las organizaciones filantrópicas y sin ánimo de lucro. Esa es una diferencia entre Europa y nosotros.

- Bueno, creo que esto responde a mis preguntas.

- ¡Pero yo todavía tengo una respuesta más! Desde 1790, ¿con qué frecuencia ha dejado el gobierno federal de incurrir en déficit? Seis cortos períodos, todos seguidos de recesión. ¿Por qué? Porque el gobierno necesita el déficit, es la única manera de inyectar recursos financieros en la economía. Si no incurres en déficit, lo que haces es vaciar los bolsillos del sector privado. El mes pasado estuve en un simposio en Cambridge, en el que el director ejecutivo del FMI dijo ser contrario a los déficits y partidario del ahorro: ¡pero si son exactamente lo mismo! El déficit público significa más dinero en los bolsillos privados.
La forma en que ahora se sugiere que se puede recortar el gasto sin recortar la actividad es completamente falaz. Eso es ahora mismo desolador en Europa. Se exige a los griegos recortar el 10% del gasto en unos pocos años. Y se supone que eso no afectará al PIB, ¡Evidentemente que lo hará! De manera que no dispondrán de los ingresos fiscales necesarios para financiar siquiera un nivel más bajo de gasto. Se obligó a España a hacer lo mismo. La eurozona va al despeñadero.

Por otro lado, mire al Japón. Han tenido déficits enormes ininterrumpidos desde el crash de 1988. ¿Cuál ha sido el tipo de interés de la deuda pública japonesa desde entonces? ¡Cero! No han tenido el menor problema en financiarse. El mejor activo que se puede poseer en Japón es el dinero efectivo, porque el nivel de los precios cae. Te da un rendimiento del 4%. La idea de que las dificultades de financiación dimanan de los déficits es un argumento sostenido en una metáfora muy potente, pero no en los hechos, no en la teoría, y no en la experiencia cotidiana.


jueves, 18 de marzo de 2010

La guerra de egos entre los ministros de Hacienda y Economía

Como nunca antes, el ministro de Hacienda ya no es la única voz autorizada del gabinete para hablar de temas financieros. Juan Andrés Fontaine (ministro de Economía) apuesta por un diseño comunicacional que le de el protagonismo en la reconstrucción y Felipe Larraín (Hacienda) un académico acostumbrado a los laureles no se resigna a perder el tradicional peso de su figura como jefe de la billetera fiscal. Pero Larraín no será la última palabra en materia de política económica. Aparte de Fontaine, el primero en hacerle sombra es Piñera, y luego el ministro de la Secretaría General de la Presidencia, Cristian Larroulet, históricamente cercano a Fontaine.

El año pasado, en plena crisis económica, Larraín se enfrascó en una ácida polémica con Andrés Velasco sobre si el país estaba o no en recesión, diciendo que las cifras macroeconómicas eran “para llorar”. Pese a ello, Larraín considera a Velasco entre sus amigos. De hecho tienen publicaciones juntos como el paper "Regímenes Cambiarios en Economías Emergentes".

Larraín fue el primer chileno en convertirse en profesor de la cátedra Robert Kennedy en Harvard hasta 1999 cuando volvió a Chile y ha escrito más de 120 artículos para publicaciones especializadas. Entre sus 10 libros está Macroeconomía en la Economía Global (1993) junto al famoso economista Jeffrey Sachs. El libro es un clásico entre los estudiantes de Economía, que si han tenido clases con él en la Universidad Católica saben que las hace con un micrófono en la mano y que entre sus frases célebres está esa de que “sólo Humphrey Bogart quema dinero”.

Larraín, como Velasco, es un académico top: disfruta exponiendo modelos macroeconómicos complejos y antes de ingresar de lleno a la política fue economista jefe del Banco Mundial y asesor de varios gobiernos en Latinoamérica y el Caribe.

martes, 8 de diciembre de 2009

¿Cuánto dinero es suficiente para una “vida buena”?

El biógrafo de J.M.Keynes, Robert Skidelsky, ha escrito este artículo donde recupera parte del pensamiento keynesiano. De acuerdo a una predicción hecha por Keynes el año 1930, hacia el año 2030 sólo sería necesario trabajar quince horas a la semana. Si se hubiesen escuchado los planteamientos de Keynes sobre la importancia del equilibrio de pleno empleo y la necesidad de un control a los espíritus animales, estaríamos muy cerca de su pronóstico. Sin embargo, primaron más los espíritus animales y el apetito por la opulencia.

Robert Skidelsky, Sin Permiso

La depresión de la economía ha causado una explosión de ira popular contra la "avaricia" de los banqueros y sus "obscenos" incentivos. Esto se ha visto acompañado de una crítica más amplia del "crecimientismo" ("growthmanship") – la búsqueda del crecimiento económico a toda costa, independientemente del daño que pueda causar al medio ambiente de la Tierra o a nuestros valores compartidos

John Maynard Keynes encaró esta cuestión en 1930, en un breve ensayo titulado "Las posibilidades económicas de nuestros nietos".[1] Keynes predijo que en cien años – es decir, hacia 2030 – el crecimiento del mundo desarrollado se habría detenido de hecho, debido a que la gente ya "tendría suficiente" para llevar "una buena vida". Las horas de trabajo remunerado se reducirían a tres diarias, una semana laboral de quince horas. Los seres humanos serían como "los lirios del campo, que no se afanan ni hilan".[2]

La predicción de Keynes descansaba en el supuesto de que, con un incremento anual del 2% en el capital, un incremento del 1% de la productividad y una población estable, el nivel medio de vida se multiplicaría por ocho como promedio. Esto nos permite averiguar cuánto pensaba Keynes que era "suficiente". El PIB per cápita en el Reino Unido a finales de la década de 1920 (antes del crac del 29) era aproximadamente de 5.200 libras (unos 8.700 dólares) valoradas hoy. De acuerdo con ello, estimaba que un PIB per cápita de aproximadamente 40.000 libras (66.000 dólares) sería "suficiente" para que los seres humanos dirigieran su atención a cosas más agradables.

No está claro por qué pensaba Keynes que la renta per cápita nacional británica multiplicada por ocho sería "suficiente". Lo más probable es que tomara como baremo de suficiencia los ingresos de un rentista burgués de su tiempo, que eran como diez veces los del trabajador medio.

Ochenta años más tarde, el mundo desarrollado se ha acercado a la meta de Keynes. En el año 2007 (es decir, antes del crac), el FMI informó de que el PIB medio per cápita en los Estados Unidos se mantenía en 47.000 dólares y en 46.000 en el Reino Unido. Dicho de otro modo, el Reino Unido ha experimentado un crecimiento multiplicado por cinco del nivel de vida desde 1930, pese a la falsificación de dos de los supuestos de Keynes: "nada de guerras de gran envergadura" y "sin crecimiento demográfico" (en el Reino Unido, la población es un 33% mayor que en 1930).

La razón de una ejecutoria tan brillante es que el crecimiento anual de la productividad ha sido más elevado de lo que Keynes proyectaba: cerca de un 1,6% para el Reino Unido y un poco más elevado en el caso de los EE.UU. Países como Alemania y Japón se han desempeñado aún mejor, pese a los efectos tremendamente negativos de la guerra. Es probable que el "objetivo" de Keynes de 66.000 dólares lo alcance la mayoría de los países occidentales para 2030.

Pero resulta igualmente improbable que este logro termine con la insaciable busca de más dinero. Asumamos, precavidamente, que hayamos cubierto dos tercios de la distancia que nos separa de la meta de Keynes. Podríamos haber esperado que se redujeran las horas de trabajo en dos tercios. De hecho, se han reducido sólo en un tercio, y la reducción se interrumpió en la década de 1980.

Esto vuelve enormemente improbable que alcancemos la jornada laboral de tres horas para 2030. También resulta improbable que vaya a detenerse el crecimiento, a menos que la naturaleza misma imponga un parón. La gente seguirá trocando ocio por mayores ingresos.

Keynes minimizó los obstáculos de esta meta. Reconocía que existen dos tipos de necesidades, absolutas y relativas, y que estas últimas pueden ser insaciables. Pero subestimó el peso de las necesidades relativas, especialmente a medida que las sociedades se enriquecían y, por supuesto, el poder de la publicidad para crear nuevas necesidades, e inducir así a la gente a trabajar con el fin de ganar dinero con el que satisfacerlas. Mientras el consumo sea conspicuo y competitivo, seguirá habiendo renovadas razones para trabajar.

Keynes no ignoraba del todo el carácter social del trabajo. "Seguirá siendo razonable", escribió, "buscar la finalidad económica de los demás después de que haya dejado de ser razonable para uno mismo". Los ricos tenían la obligación de ayudar a los pobres. Keynes no pensaba probablemente en el mundo en desarrollo (la mayor parte del cual apenas había comenzado a desarrollarse en la década de 1930). Pero la meta de la reducción de la pobreza global ha impuesto una carga de trabajo extra a la gente de los países ricos, a través tanto del compromiso de ayuda exterior y, lo que es más importante, de la globalización, que aumenta la inseguridad en el empleo y, sobre todo en el caso de los menos cualificados, contiene los salarios.

Además, Keynes no se enfrentó realmente al problema de lo que haría la mayoría de la gente cuando ya no precisara trabajar. "Es un problema temible para una persona corriente, sin talentos particulares, ocuparse de sí misma, sobre todo si no tiene raíces en el lugar, en las costumbres o en las queridas convenciones de una economía tradicional". Pero puesto que la mayoría de los ricos -"aquellos que disfrutan de una renta independiente, pero carecen de vínculos u obligaciones o lazos" han "fracasado de una forma desastrosa", ¿por qué iban a hacerlo mejor los que hoy son pobres?

Creo que en esto Keynes se acerca al máximo a la respuesta de la cuestión de por qué su "suficiente" no será, de hecho, bastante. La acumulación de riqueza, que debería ser un medio para alcanzar "la vida buena", se convierte en un fin en sí mismo, pues destruye muchas de las cosas que hacen que valga la pena vivir. Más allá de cierto punto -que la mayor parte del mundo dista de haber alcanzado- la acumulación de riqueza sólo ofrece placeres substitutivos para las pérdidas de verdad que exige en lo que toca a las relaciones humanas.

Encontrar los medios de nutrir los apagados "vínculos u obligaciones o lazos" que son tan esenciales para que florezcan los individuos constituye el problema por resolver en el mundo desarrollado, y empieza a perfilarse para los miles de millones que acaban de subirse a la escalera del crecimiento. Bien lo dijo George Orwell: "Todo progreso se contempla como una lucha frenética dirigida a un objetivo que esperamos y rogamos para que no se alcance nunca".

Notas:
[1] En Papeles de Economía Española, nº 6, 1981, páginas 353-361.
[2] La cita evangélica se encuentra tanto en Lucas, 12, 27 como en Mateo 6, 28.
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Traducción para www.sinpermiso.info: Lucas Antón

miércoles, 1 de julio de 2009

Apreciación del peso complica recuperación


La fuerte apreciación del peso chileno, tal como lo he indicado en varios artículos ha comenzado a complicar la recuperación de la economìa chilena. Las últimas medidas del Banco Central y Hacienda, han llevado a que el peso chileno sea en estos momentos la moneda más apreciada del planeta. Esta vez el economista Sebastián Edwards salió al debate y señaló que el peso chileno se ha apreciado mucho más de lo que debería frente al dólar.

El académico de la Universidad de California (UCLA), se manifestó preocupado por la apreciación del peso en relación con el dólar, tras la venta de divisas del Gobierno para el financiamiento de los planes de estímulo económico.
"Lo que hay que preguntarse es como conseguir los recursos para financiar esto y en lo posible lo que haya que hacer para adelante es hacer endeudamiento en pesos, o una combinación entre las dos cosas, porque el tipo de cambio se ha apreciado más de lo que debería apreciarse", dijo en un seminario de Moneda Asset Management.

Respecto al alto gasto fiscal para este año, Edwards afirmó que no es preocupante ya que se trata de una situación temporal: "Este es un gobierno que ha pagado toda su deuda y por lo tanto tiene activos netos positivos y le es posible endeudarse". "Lo que sería preocupante es que este déficit siguiera para siempre. Si esto fuera una tendencia me preocuparía. Pero no es una tendencia. Esto es hacer política contracíclica y es algo muy positivo", afirmó Edwards.

Ver | Bajo precio del dólar pone en peligro la recuperación económica,
Baja del dólar afecta recuperación económica

sábado, 13 de junio de 2009

Adam Smith está más cerca de Karl Marx que de quienes lo ensalzan actualmente


Eric Toussaint Argenpress

En las siguientes citas descubrimos que lo que escribió Adam Smith en los años de 1770 no está tan alejado de lo que escribieron Karl Marx y Friedrich Engels setenta años después, en el famoso Manifiesto comunista.

Según Adam Smith:
"Por lo general, el trabajador de la manufactura añade, al valor de los materiales sobre los que trabaja, el de su propio mantenimiento y el beneficio de su patrono."
Traducido en términos marxistas, eso significa que el obrero reproduce en el transcurso de su trabajo el valor de una parte del capital constante (es decir, los medios de producción —la cantidad de materias primas, de energía, la fracción del valor del equipo técnico utilizado, etc.— que entran en la producción de una mercadería determinada) al que se agrega el capital variable correspondiente a su salario y el beneficio de su patrono, que Marx denominó la plusvalía. Karl Marx y Adam Smith, en épocas diferentes, consideraron que el patrono no produce valor, cuando, por el contrario, es el obrero el que lo produce.

Según Adam Smith, el obrero crea valor... sin ningún coste para el capitalista:
"Aunque el patrono adelante los salarios a los trabajadores, en realidad éstos no le cuestan nada, ya que el valor de tales salarios se repone junto con el beneficio en el mayor valor del objeto trabajado."
En el siguiente pasaje, Adam Smith analizó los conflictos de interés y la lucha de clases entre capitalistas y obreros
"Los salarios corrientes del trabajo dependen del contrato establecido entre dos partes cuyos intereses no son, en modo alguno, idénticos. Los trabajadores desean obtener lo máximo posible, los patronos dar lo mínimo. Los primeros se unen para elevarlos, los segundos para rebajarlos.

"No es difícil, sin embargo, prever cuál de las partes vencerá en la disputa y forzará a la otra a aceptar sus condiciones. Los patronos, al ser menos en número, pueden unirse fácilmente; y además la ley lo autoriza, o al menos no lo prohíbe, mientras que prohíbe las uniones de los trabajadores. No tenemos leyes parlamentarias contra la asociación para rebajar los salarios; pero tenemos muchas contra las uniones tendentes a aumentarlos. Además, en tales confrontaciones los patronos pueden resistir durante mucho más tiempo. Un terrateniente, un colono, un comerciante o un fabricante pueden, normalmente, vivir un año o dos con los capitales que ya han adquirido, y sin tener que emplear a ningún trabajador. En cambio, muchos trabajadores no podrían subsistir una semana, unos pocos podrían hacerlo durante un mes, y un número escaso de ellos podría vivir durante un año sin empleo. A largo plazo, el trabajador es tan necesario para el patrono como éste lo es para él, pero la necesidad del patrono no es tan inmediata.

"Se suele decir que la unión de los patronos es muy rara y que la de los trabajadores es muy frecuente. Pero los que, de acuerdo con estos dichos, piensen que los patronos raramente se unen, son tan ignorantes de lo que pasa en el mundo como de este asunto. Los patronos están siempre y en todas partes en una especie de acuerdo tácito, pero constante y uniforme, para no elevar los salarios por encima de su nivel actual. La violación de dicho acuerdo es, en todas partes, impopular, y somete a quien así procede al reproche de sus vecinos e iguales. De hecho, oímos poco de estas uniones porque es lo normal, incluso se puede decir que es el estado natural de cosas de las que nunca se oye hablar. Los patronos constituyen, a veces, incluso uniones específicas para reducir los salarios por debajo de aquel nivel. Estos acuerdos se llevan a cabo siempre con el más absoluto silencio y secreto hasta que se ejecutan, y nunca se hacen públicos cuando los trabajadores se someten, como a veces ocurre, sin resistencia. No obstante, estas uniones se encuentran a menudo frente a uniones defensivas de los trabajadores, quienes en ocasiones, sin existir siquiera una provocación de este tipo, se unen para elevar los salarios. Las razones que esgrimen estriban a veces en el alto precio de los bienes de subsistencia y, a veces, en los grandes beneficios que los patronos sacan de su trabajo. Ahora bien, sean sus uniones defensivas u ofensivas, se suele hablar mucho de ellas. Para precipitar una solución recurren siempre a grandes alborotos y a veces a la violencia y a los atropellos más sorprendentes. Están desesperados y proceden con el frenesí propio del hombre en ese estado, cuya alternativa es morirse de hambre o forzar a sus patronos a que, por miedo, cumplan sus exigencias. En estas ocasiones los patronos reclamen tanto como ellos y exigen la ayuda de los magistrados civiles y el cumplimiento riguroso de las leyes establecidas con tanta severidad contra la asociación de sirvientes, trabajadores y jornaleros."
Lo que motiva al capitalista según Adam Smith:

"El único motivo que mueve al poseedor de cualquier capital a emplearlo en la agricultura, en la manufactura, o en alguna rama del comercio mayorista o detallista, es la consideración a su propio beneficio particular. Las diferentes cantidades de trabajo productivo que puede poner en movimiento y los diferentes valores que puede añadir al producto anual de la tierra y trabajo de la sociedad, según se emplee de una u otra forma, nunca entran en sus pensamientos.»

Adam Smith considera que hay tres clases sociales fundamentales: 1º. La clase de los terratenientes que vive de la renta; 2º. La que vive de los salarios y 3º. La clase capitalista que vive de los beneficios. Adam Smith identifica a su manera la conciencia y los intereses de estas tres clases sociales.
"Todo el producto anual de la tierra y el trabajo de cualquier país o, lo que viene a ser lo mismo, el precio conjunto de dicho producto anual, se divide de un modo natural, como ya se ha dicho, en tres partes: la renta de la tierra, los salarios del trabajo y los beneficios del capital, constituyendo, por tanto, la renta de tres clases de la sociedad: la que vive de la renta, la que vive de los salarios y la que vive de los beneficios. Estas son las tres grandes clases originarias y principales de toda sociedad civilizada, de cuyas rentas se deriva, en última instancia, la de cualquier otra clase. [...]"
Hablando de la clase de los rentistas, o sea, de los terratenientes, Adam Smith afirmaba:
"Es la única de las tres clases, que percibe su renta sin que le cueste trabajo ni desvelos, sino que la percibe de una manera en cierto modo espontánea, independientemente de cualquier plan o proyecto propio para adquirirla. Esa indolencia, consecuencia natural de una situación tan cómoda y segura, no sólo convierte [a los miembros de esta clase] a menudo en ignorantes, si no en incapaces para la meditación necesaria para prever y comprender los efectos de cualquier reglamentación pública"
El interés de la segunda clase, la que vive de los salarios, está tan vinculado con el interés general de la sociedad como el de la primera. [...] Sin embargo, aun cuando el interés del trabajador está íntimamente vinculado al de la sociedad, es incapaz de comprender ese interés o de relacionarlo con el propio. Su condición no le deja tiempo suficiente para recibir la información necesaria, y su educación y sus hábitos son tales que le incapacitan para opinar, aun en el caso de estar totalmente informado. Por ello, en las cuestiones públicas su opinión no se escucha ni considera, excepto en las ocasiones en que los patronos fomentan, apoyan o promueven sus reclamaciones, no por defender los intereses del trabajador, sino los suyos propios".

La tercera clase la constituyen los patronos, o sea, los que viven de beneficios. El capital empleado con intención de obtener beneficios pone en movimiento la mayor parte del trabajo útil en cualquier sociedad. Los planes y proyectos de aquellos que emplean el capital regulan y dirigen las operaciones más importantes del trabajo, siendo el beneficio el fin perseguido con todos aquellos planes y proyectos. [...] Dentro de esta clase, los comerciantes y fabricantes son las dos categorías de personas que habitualmente emplean los mayores capitales, y que con su riqueza atraen la mayor parte de la consideración de los poderes públicos hacia sí. Como durante toda su vida están ocupados en hacer planes y proyectos, frecuentemente tienen mayor agudeza y talento que la mayor parte de los terratenientes. [...] Los intereses de los comerciantes que trafican en ciertos ramos del comercio o de las manufacturas siempre son distintos de los generales, y muchas veces totalmente opuestos. El interés del comerciante consiste siempre en ampliar el mercado y reducir la competencia. La ampliación del mercado suele coincidir con el interés público, pero la reducción de la competencia siempre está en contra de dicho interés, y sólo sirve para que los comerciantes, al elevar los beneficios por encima de su nivel natural, impongan, en beneficio propio, una contribución absurda sobre el resto de los ciudadanos. Cualquier propuesta de una nueva ley o reglamentación del comercio que provenga de esta clase deberá analizarse siempre con gran precaución, y nunca deberá adoptarse sino después de un largo y cuidadoso examen, efectuado no sólo con la atención más escrupulosa sino con total desconfianza, pues viene de una clase de gente cuyos intereses no suelen coincidir exactamente con los de la comunidad y que tienden a defraudarla y a oprimirla, como ha demostrado la experiencia en muchas ocasiones"

También encontramos en Adam Smith otros juicios que producen urticaria a los gobernantes y a los ideólogos que reivindican su herencia:
"Nuestros comerciantes se quejan con frecuencia de los altos salarios del trabajo británico como la causa de que sus manufacturas no se vendan tan baratas en los mercados foráneos, pero no dicen nada de los altos beneficios del capital. Se quejan de las generosas ganancias de otra gente, pero no dicen nada de las propias. No obstante, los altos beneficios del capital británico pueden contribuir a elevar el precio de las manufacturas británicas, tanto, y en algunos casos quizá más, que los altos salarios del trabajo"

Esta declaración es una verdadera herejía para los patronos que adjudican a los costes salariales —siempre demasiados altos para su gusto— la responsabilidad de la inflación y de la falta de competitividad.

Estos elementos, tan esenciales en el pensamiento de Adam Smith (o incluso más) que la famosa mano invisible (que sólo menciona tres veces en su obra), son sistemáticamente pasados por alto por el pensamiento económico dominante.

Una de las diferencias fundamentales entre Adam Smith y Karl Marx es que el primero, si bien era conciente de la explotación del obrero por el patrono, apoyaba a los patronos mientras que el segundo estaba por la emancipación de los obreros.

El preámbulo de los estatutos de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) redactado por Karl Marx expresa el meollo de su posición:

«Considerando:

"Que la emancipación de los trabajadores debe ser obra de los trabajadores mismos; que la lucha por la emancipación no ha de tender a constituir nuevos privilegios y monopolios, sino a establecer para todos los mismos derechos y los mismos deberes; y a la abolición de todos los regímenes de clase;

"Que el sometimiento del trabajador a los que monopolizan los medios de trabajo —o sea, la fuente de la vida— es la causa fundamental de la servidumbre en todas sus formas: miseria social, degradación intelectual y dependencia política;

"Que por lo mismo la emancipación económica de los trabajadores es el gran objetivo al que debe subordinarse todo movimiento político;

"Que todos los esfuerzos hechos hasta ahora han fracasado por falta de solidaridad entre los obreros de las diferentes profesiones en cada país, y por la ausencia de una unión fraternal entre los trabajadores de diversas regiones;

"Que la emancipación de los trabajadores no es un problema local o nacional, sino que, al contrario, es un problema social, que afecta a todos los países donde exista una sociedad moderna; estando necesariamente subordinada su solución al concurso teórico y práctico de los países más avanzados;

"Que el movimiento que resurge entre los obreros de los países más industriosos de Europa, al engendrar nuevas esperanzas, advierte solemnemente que no se incurra de nuevo en antiguos errores, y llama a la coordinación de todos los movimientos hasta ahora aislados;

"Por estas razones, se funda la Asociación Internacional de Trabajadores.
Y declara:
»Que todas las sociedades y todos los individuos que se adhieran a ella reconocerán como la base de su conducta hacia todos los hombres, sin distinción de color, creencia o nacionalidad, la Verdad, la Justicia y la Moral,.

"Y por lo tanto, ningún derecho sin deberes, ningún deber sin derechos».
Vía Argenpress

domingo, 10 de mayo de 2009

Marginal Revolution y la nueva teoría de la macroeconomía y el ciclo económico

En los Estados Unidos, la diarrea es un dolor, una molestia y, por supuesto, una vergüenza. En gran parte del mundo en desarrollo, la diarrea es asesina, especialmente de los niños. Cada año 1,8 millones de niños mueren de diarrea. Poner fin a la muerte prematura de estos niños no requiere avances científicos, ni tampoco requieren nuevos medicamentos o productos sanitarios de lujo. La prevención de estas muertes requiere sólo una cosa: crecimiento económico.

Este el párrafo inicial con el que arranca el capítulo 6 del último libro de los economistas Tyler Cowen y Alex Tabarrox (bloggeros de Marginal Revolution): La riqueza de las naciones y el crecimiento económico, un manual de economía que pretende transmitir la importancia que tiene el crecimiento económico para la vida humana. El punto central es que en los últimos años los resultados del crecimiento económico quedaron en manos de unos pocos. ¿Qué hacer para revertir ésto?

El texto, que aún está en la imprenta, propone una teoría económica más moderna y real, que toma el modelo de crecimiento de Solow, la Nueva Economía Keynesiana, los ciclos reales y la economía de las ideas. Este último aspecto es plenamente novedoso pues los libros de economía actuales se han olvidado de considerar la evolución de las ideas, un elemento que es central en una ciencia que debe abordar la problemática política y social de su tiempo. Tal como lo hicieron en su época Adam Smith y Karl Marx.

Asimismo, la literatura actual de la enseñanza económica no toma en cuenta la teoría de los ciclos, pues la irrupción del neoliberalismo los consideró un capítulo superado, obsoleto, perteneciente al pasado. Tal fue la prepotencia de ese modelo (por eso recibe el nombre de fundamentalismo económico) que borró del mapa las ideas de Keynes. El neoliberalismo las desechó sin mas trámite a mediados de los años 70. Estos elementos son los que hacen del libro de Cowen y Tabarrox una propuesta interesante que puede llegar a sacudir algunas de las obsoletas prácticas económicas de los últims años. Habrá que ver hasta qué punto cumple ese ansiado objetivo: que el crecimiento económico se destina al desarrollo humano.

En ese link se podrá leer y descargar por un breve tiempo el capítulo 6 de: Modern Principles: Macroeconomics, Economic Growth

jueves, 5 de marzo de 2009

Chile, la mayor caída en una década: 1,4% en enero

Una fuerte contracción experimentó la economía chilena durante el mes de enero. De acuerdo al Índice Mensual de la Actividad Económica del Banco Central, el crecimiento experimentó una caída de 1,4% en el primer mes del año, su mayor retroceso desde julio de 1999. Este resultado hace inminente el recorte de tasas por parte del Banco Central en su próxima reunión de Política Monetaria, y habría que preguntarse hasta qué punto el Banco Central es responsable de esta magra cifra.

Las nefastas políticas del Central aplicadas desde el 2007 con sus aumentos sucesivos en la tasa de interés e intensificadas el 2008 debido a los temores inflacionarios, le ha jugado al país este duro revés, más aún cuando los temores inflacionarios eran facilmente disipables. Como he advertido en este blog las políticas del Central han sido totalmente nefastas siguiendo los dictados del modelo neoliberal que privilegia el factor precio por sobre el factor empleo y el factor crecimiento. Ahora tenemos las consecuencias: deflación y caida en el PIB.

La próxima semana, el Central deberá disipar todas las dudas y acometer un recorte significativo en la tasa de interés, de al menos 200 puntos, para evitar que la economía chilena se desplome aún más.

Más informaciones:
Banco Central sube la tasa a 6,75% y condena a Chile a un magro crecimiento
El dilema crecimiento o inflación

viernes, 23 de enero de 2009

Regulación y Mercados Competitivos

He aquí un articulo sobre un tema candente:
Regulación y Mercados Competitivos

lunes, 5 de enero de 2009

Fundamentalism and realism in Economy



To 79 years of crack of the 24 of October of 1929, the present debate of economic science has shown the deep division between realists and fundamentalists as formerly it were it the debate between keynesian and monetaristas, been account that the Keynes was essentially monetarista (of there the title of its work: The General Theory of the Employment, Interest and Money) as they showed Clower and Leijonhufvud in years 60s.

The economic fundamentalism implanted by the neoliberal doctrine from principles of the 80 it has been contradicted with the present financial crisis that it has to the world surrounded in an ancestral psychological fear. Beyond the speculative bubble of the Dow Jones from aims of the 90s to the last year (that took it to a sobrevalue of more than 14 thousand points and must be sincerar around the 7,000) fundamentalists they have appealed to the unshakeable faith in the models to the point that if an observation does not fit in the context, must be excluded from the analysis because “the markets are perfect”. For the fundamentalists the crises do not exist because they are attributed “to market faults”. And its answer to solve the faults of the market is “with more market”. For the fundamentalists the one is the man that must adapt to the necessities of the economic system and not the economic model the one that must adapt to the human necessities.

The exposition of Adam Smith was a progressive model for its time. It’s proposal looked for to put in front to the hobbsiana thesis of homo homini lupus where the collapse of the humanity was inevitable without the presence of a protected regulator Leviathan in the force of the Law. The thesis of Smith was to reveal the collaboration and proactive impulses of the man (taken of David Hume) and to show that this one far from looking for its extermination looks for to develop the progress. This long ago more patent in the Theory of the moral feelings where Smith plays with harmony balance of the social invisible hand suggested by Mandeville and Newton. For that reason The Wealth of Nations marks the beginning of economic science, understood like a theory that it looks for to explain the growth and the social progress.

Smith was a liberal progressive in all the line. For that reason it does not have anything to do with the Neoliberalism the Friedman who makes of the market “only that matters”, in the this sense thesis of Friedman were questioned and its “intellectually corrupt” exposition, as it indicates Paul Krugman, is just beginning to be revealed. The market fundamentalism is what on the brink of madness has to the world in this present collapse and the global paralysis. Because the markets are not divine justice, but rather the force angry and destroyer of the nature. What we are seeing every day, perplex, is the fury of the market, ideologized by the fundamentalist currents of the free capital.

James Tobin, in his critic to Monetary Frame of Friedman (The Monetary Interpretation of History), of 1965, indicates the easy thing that he was to pass of the phrase “the money matters” to “the money is the unique thing that matters”. And this is what Friedman in his fundamentalist absolutism did: “the money is the unique thing that matters”, and made of the monetary policy and the control of the inflation the axis of the action of the central banks, closing the way to other preoccupations like the growth, the employ, the total use or the distribution of the entrance.

Tobin, in one more a “realistic” line, raised the necessity to dissuade the practices of financial speculation with a tax that increased in price it, to be able to develop to policies oriented to the total use and the growth of the real economy. However, the “Tobin rate” gradually was left by the governments and central banks and the capital flows freely circulated and at the speed of the light around all the planet looking for the differential of easy gain that it inflated the bubble that today falls resoundingly like a controlled demolition.

The realists of the economy have been more conscientious of the limits of the models and they are quick to settle contrastables decisions of economic policy with the direct experience, of in case complex. The neoliberal medicine far from solving the problems of the humanity as Friedman promised to it (the hunger, unemployment, the inequality), has created a polarized and unequal world more. It is clear that the patient must be put under a different treatment.

The basic prescription of the fundamentalists of the market was “to stabilize, to liberalize, to privatize” applying the prescription not to generate an increase maintained of the prices. Thus it was as the inflation were reduced remarkably to global level in years 90. But this also was consequence of the high temporary gains produced by the privatizations.

The fundamentalist models of the call “positive economy” and its estocastics dynamics of the general balance cannot explain the present crisis. This is the alert call that their models are incomplete and must be completed by economists who do not follow table-strickles the orthodox theoretical recipe book. It is necessary to return to direct to the economy towards the total use and this time with a growth model that bets by the conservation of the planet, the quality of life and environment. The easy gain to the Wall Street, does not go more.

Note: This post was originally published in El Blog Salmon. See the original version in Spanish.
Nota: Este texto fue publicado originalmente en El Blog Salmón. Vea la versión original aquí.

Image | Daquella manera

sábado, 27 de diciembre de 2008

La distribución de la riqueza y su peligroso impacto en la crisis


Marc Garrigasait, de Investors Conundrum, acaba de publicar esta información que es relevante para los tiempos que corren y que constituye uno de los ejes de este blog: la distribución de la riqueza.

Un estudio de Thomas Piketti de la Paris School of Economics y Emmanuel Saez de la University de California en Berkeley, demuestra que tanto a finales de los años 20 como en los últimos años, la renta nacional se ha ido concentrando en el 1% de los más ricos, los cuales tienen mas del 20% (la quinta parte) de toda la renta nacional. A su vez, el 90% de la población que entre los años 1940 y 1980 alcanzó a disponer del 67% de la renta, ahora se distribuye apenas el 50% de toda la torta.

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