Una mirada no convencional al modelo económico neoliberal, las fallas del mercado y la geopolítica de la globalización
domingo, 3 de agosto de 2025
Tercermundización de la clase trabajadora
William I. Robinson, La Jornada
La secretaria de Agricultura de Estados Unidos, Brooke Rollins, pronunció un discurso poco difundido el pasado 8 de julio. En respuesta a las preocupaciones de la agroindustria de que la campaña de deportación está socavando la oferta laboral, advirtió que las deportaciones masivas continuarán y que “no habrá amnistía bajo ninguna circunstancia” para los trabajadores agrícolas. “En última instancia, la respuesta es la automatización, y también algunas reformas dentro de la estructura gubernamental actual”, dijo. “Y, además, hay 34 millones de adultos sanos en nuestro programa de Medicaid (salud pública). Hay muchos trabajadores en Estados Unidos”.
Existe una lógica subyacente en todas las recientes acciones estadounidenses, desde las deportaciones masivas y la guerra arancelaria hasta el proyecto de ley de presupuesto aprobado por el Congreso, la intervención en Medio Oriente, la negociación de un “acuerdo de paz” en el Congo, etcétera. Todo tiene un propósito común: abordar la crisis del capitalismo global liberando al capital trasnacional para que persiga una nueva ronda de expansión depredadora en todo el mundo mediante la digitalización, la apropiación extractivista de recursos, la guerra, la degradación de las clases trabajadoras y populares y la reestructuración radical del Estado capitalista hacia formas autoritarias y neofascistas.
Los trabajadores migrantes trasnacionales son vulnerables a la sobrexplotación debido a las fronteras nacionales y a la división de la clase trabajadora global entre trabajadores ciudadanos y migrantes. Los migrantes en Estados Unidos representan casi 20 por ciento de la fuerza laboral total. Se concentran en los estratos más bajos de la economía, como la construcción, la agricultura, los recursos naturales, las ocupaciones de mantenimiento y los servicios manuales, donde pueden ser sobrexplotados y sobrecontrolados por la clase capitalista trasnacional en su afán por maximizar la extracción de plusvalía.
El objetivo del Estado capitalista bajo el régimen de Trump es imponer también a los trabajadores nativos las condiciones en que los migrantes trabajan arduamente. Esta degradación de la mano de obra nativa sólo puede lograrse si la deportación masiva se coordina con la panoplia de ataques contra la clase trabajadora multinacional, desde drásticos recortes en los servicios sociales hasta la represión sindical, la eliminación de la protección a la salud y pensiones, despido de cientos de miles de funcionarios públicos, restricción del acceso a las prestaciones por desempleo, etcétera.
Los trabajadores nativos se ven obligados, por privación e inseguridad, a aceptar los empleos abandonados por los trabajadores deportados. El proyecto de ley de presupuesto recientemente aprobado resultará en una reducción de los ingresos de 40 por ciento más pobres y en la pérdida de atención médica y asistencia alimentaria para millones de personas. Recorta drásticamente el gasto en salud pública y al mismo tiempo condiciona las prestaciones de salud pública a la obtención de empleo. Como Rollins dejó claro, millones de trabajadores perderán sus prestaciones de salud a menos que estén dispuestos a remplazar a los migrantes en la agricultura y otros sectores mal remunerados en condiciones de sobrexplotación.
Una forma de revertir la caída de la tasa de ganancia es abaratar la mano de obra y degradar las condiciones laborales para aumentar la tasa de explotación. Esto se conoce como expansión de la plusvalía absoluta y explica la reubicación de la producción y los servicios a zonas de bajos salarios durante el último medio siglo de globalización. La otra forma es remplazar la mano de obra con tecnología mediante la automatización, como menciona Rollins, proceso que expande la plusvalía relativa, ya que se extrae más valor con menos mano de obra.
Este proceso lleva décadas en marcha y ahora se está potenciando gracias a las tecnologías digitales impulsadas por la IA, lo que ha dado lugar a una rápida expansión mundial del excedente de mano de obra. Las filas de la humanidad excedente se cuentan ahora por miles de millones a medida que se extiende la desintegración social. Las nuevas tecnologías basadas en la automatización y la IA, combinadas con el desplazamiento generado por los conflictos, el colapso económico y el cambio climático, están aumentando exponencialmente las filas de la humanidad excedente.
Las industrias digitales, como el comercio electrónico, el software y los servicios de IA, los servicios en la nube, los vehículos autónomos, la ciberseguridad, la robótica, la biotecnología y otras, tienen un interés particular en un aumento de la plusvalía relativa sobre la absoluta. A medida que estas industrias se desplazan hacia el centro mismo de la economía global, las pocas corporaciones que desarrollan y controlan las tecnologías digitales están acumulando un poder sin precedentes sobre los estados, los sistemas políticos, el comercio y las instituciones militares. Los multimillonarios tecnológicos, como Palantir y Accenture, están profundamente arraigados en el régimen de Trump, que ha recurrido a Palantir para crear y gestionar un depósito centralizado de datos impulsado por IA, el primer paso hacia una privatización y automatización más radical del propio estado.
Inversionistas trasnacionales han invertido miles de millones de dólares en empresas tecnológicas y de plataformas como salida para su capital acumulado excedente, inflando los valores y generando múltiples burbujas especulativas. La automatización como estrategia para debilitar a la clase trabajadora también genera agudas contradicciones. Sólo el trabajo genera plusvalía. A medida que la masa de mano de obra excedente se expande, también lo hace la masa de capital excedente. Desigualdades globales sin precedentes agravan la crisis de sobreacumulación. Los mercados globales no pueden absorber la producción de la economía global. Los estados deben gestionar crisis de legitimidad en espiral a medida que el tejido social se desintegra. Una crisis económica de la escala de la de 2008 o superior es prácticamente inevitable.
Cuando llegue ese momento, se producirán levantamientos masivos que desestabilizarán aún más los estados y sistemas políticos y avivarán las llamas del conflicto militar. El Estado fascista debe contener la rebelión masiva atacando los derechos civiles y políticos e infundiendo miedo para impedir el desarrollo de sujetos revolucionarios. Incitar el nativismo y el nacionalismo y criminalizar a migrantes y refugiados es sólo una táctica para confundir, dividir y desorganizar a las clases trabajadoras. El levantamiento popular en los barrios de Los Ángeles, desde donde escribo, contra el terrorismo de ICE es una señal de la rebelión global desde abajo en marcha.
Publicado por
mamvas
en
7:40 a.m.
Tags:
Capitalismo,
Crisis Mundial,
Donald Trump,
Explotación,
Mercado Laboral

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