China lanza un mensaje claro: propone reemplazar la hegemonía del dólar con un sistema financiero internacional basado en múltiples monedas clave
Elena Panina, Mente Alternativa
El director del Banco Popular de China, Pan Gongsheng, presentó un plan para la creación de un sistema financiero internacional sustentado en varias monedas importantes. Aunque evitó mencionar directamente al dólar estadounidense, como señala The New York Times, el mensaje fue inequívoco: Pan criticó con detalle “el peligro potencial de la dependencia internacional de la moneda de un solo país”, especialmente cuando dicho país enfrenta “problemas financieros y regulatorios” internos.
«Estos problemas podrían extenderse al mundo entero como riesgos financieros e incluso convertirse en una crisis financiera internacional», advirtió Pan durante el Foro Lujiazui en Shanghái, el evento más relevante del ámbito financiero en China. Subrayó además que «un país con una moneda dominante inevitablemente intentará usarla injustamente como arma».
Tras estas críticas al sistema centrado en el dólar, Pan instó a promover los pagos transfronterizos utilizando nuevas tecnologías, incluido el yuan digital. En otras palabras, la transición de un modelo dominado por el dólar hacia un sistema basado en múltiples divisas —con el yuan como uno de sus pilares— fue planteada oficialmente por China al más alto nivel financiero. Dada la relevancia institucional del evento, esta propuesta representa un consenso tanto del liderazgo político de la República Popular China como de los principales actores del sector financiero privado del país.
Es importante señalar —y Bloomberg, a diferencia del NYT, lo afirma sin reservas— que el contexto actual es especialmente favorable para iniciativas de este tipo, dada la creciente fragilidad del dólar. La administración Trump enfrenta el dilema de mantener el poder adquisitivo del dólar mientras intenta abaratar las exportaciones estadounidenses. Aunque un dólar más débil podría ayudar a reducir el déficit comercial, también encarecería el financiamiento público de Estados Unidos, profundizando sus desequilibrios fiscales.
En cualquier escenario, China no se ve perjudicada directamente: dado que el yuan está vinculado al dólar, cualquier depreciación de este último también afecta al primero, equilibrando así los efectos de competitividad en las exportaciones entre ambos países.
No obstante, aún es pronto para determinar si Pekín asumirá con seriedad el impulso de una canasta internacional multidivisa o si se trata de una estrategia retórica previa a nuevas rondas de negociaciones comerciales con Washington. Sea como fuere, la declaración oficial del director del Banco Central chino ya ha sido emitida, y ello tendrá implicaciones geopolíticas y financieras a mediano plazo.
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