viernes, 20 de enero de 2017

La despolitización de lo político: la frivolidad del supuesto futuro sin trabajo

Vicenç Navarro, Público

Existe hoy un debate en EEUU que tiene gran relevancia también para España. Tiene que ver con las causas del elevado deterioro del mercado de trabajo estadounidense y, muy en particular, del descenso en la capacidad adquisitiva de la población, consecuencia de la disminución de los salarios y de la pérdida de ocupación.

Para entender la importancia e intensidad de este debate, hay que ser consciente de que el establishment político-mediático estadounidense está en estado de shock, pues no se esperaban la derrota de la candidata demócrata, la Sra. Hillary Clinton, y, todavía menos, la victoria del candidato republicano, el Sr. Donald Trump, al cual siempre consideraron como un candidato con escasas posibilidades de éxito debido a estar fuera de los cánones de lo que un candidato deber ser y/o debe parecer. Su comportamiento teatral, sin embargo, atrajo gran atención mediática, garantizándole una gran exposición, que hábilmente utilizó para desacreditar al establishment político federal y a la mayoría de los grandes medios de comunicación, tarea relativamente fácil de realizar, pues tales establishments políticos y mediáticos eran ya altamente impopulares entre la mayoría de las clases populares. Una situación semejante ocurre en España, donde la mayoría de la población no cree que las instituciones llamadas representativas les representen, y la mayoría de la población considera a los grandes medios no creíbles en su presentación de la realidad política del país (he documentado en artículos anteriores la evidencia que apoya tal observación).

En realidad, solo dos candidatos transmitieron el hartazgo y rechazo de las clases populares hacia los mencionados establishments. Uno fue el candidato del Partido Demócrata, el socialista Bernie Sanders, y el otro el candidato del Partido Republicano, Donald Trump, de la ultraderecha estadounidense. Era obvio que, de los dos, el más temido por la estructura de poder económico y financiero del país, y por lo tanto también por el establishment político-mediático del país, era Bernie Sanders, pues era él el que tenía un análisis más certero de las raíces del problema que afectaba a las clases populares (el maridaje entre el poder financiero y económico, por un lado, y las instituciones representativas, por el otro, vehiculado por un sistema electoral profundamente antidemocrático, que requería, para cambiarlo, una revolución política). La gran mayoría de las encuestas mostraban que el candidato Bernie Sanders podría haber ganado las elecciones si su adversario hubiera sido Donald Trump. Pero, repito, el enemigo número uno para el establishment político-mediático estadounidense era Sanders, y fue tal establishment el que se movilizó para destruirlo. Trump, sin embargo, aun cuando no contó con la simpatía de los medios, no fue considerado como una amenaza. Los medios lo ridiculizaron. Era, después de todo, un hombre del establishment financiero, gran defensor del sistema capitalista estadounidense, vulnerable al ridículo debido a su comportamiento teatral (y muy efectivo). Los medios nunca consideraron que pudiera ganar, y su atención hacia él derivaba del aspecto novedoso, escandaloso e irreverente. Pero casi nunca lo tomaron en serio, hasta el final, cuando se vio que podría ganar.

jueves, 19 de enero de 2017

La revolución, a un siglo de la Revolución de Octubre

Raúl Zibechi, La Jornada

Mentar la tormenta se ha vuelto casi rutinario. Hasta el presidente chino, Xi Jinping, abrió el Foro Económico Mundial de Davos diciendo que en el mundo hay una tormenta aunque, agregó, también hay luz. Es muy probable que Xi se refiriera al mundo empresarial que lo cobijó con una ovación, ya que es el tipo de alianzas que corteja la dirección de la potencia emergente.

Lo cierto es que ya pocos dudan que atravesamos una situación caótica, aunque el capital financiero y buena parte de los políticos progresistas se empeñan en atribuirla a Donald Trump, que es apenas el emergente y no la causa de los problemas actuales. La tormenta está mostrando que la capacidad de comprensión en medio de la borrasca se vuelve cada vez menor. Incluyendo a quien firma estas líneas, obviamente.

Consuelo de poco valor es que las clases dominantes sufren también dosis importantes de desconcierto, algo que se puede palpar en la profunda división entre los de arriba, empezando por la superpotencia, donde no atinan a consensuar si el enemigo principal es Rusia o China, para poner apenas un ejemplo.

Cuando las urgencias son tantas y apenas podemos responder las más apremiantes, intentando no desviarnos del camino emancipatorio, se vuelve necesario buscar signos que nos ayuden a no perder la brújula. A un siglo de la primera revolución socialista victoriosa, propongo sacar algunas conclusiones con la mirada puesta en la tormenta que nos empieza a sacudir.

Una economía para el 99%

Oxfam

Los nuevos datos son demoledores. Tan sólo 8 personas (8 hombres en realidad) poseen ya la misma riqueza que 3.600 millones de personas, la mitad más pobre de la humanidad. La superconcentración de riqueza sigue imparable. El crecimiento económico tan sólo está beneficiando a los que más tienen. El resto, la gran mayoría de ciudadanos de todo el mundo y especialmente los sectores más pobres, se están quedando al margen de la reactivación de la economía.

Han pasado cuatro años desde que el Foro Económico Mundial alertase de la grave amenaza que supone el incremento de la desigualdad económica para la estabilidad social y tres desde que el Banco Mundial decidiese combinar su objetivo de acabar con la pobreza extrema con la necesidad de promover una prosperidad compartida. Desde entonces, y a pesar de que los líderes mundiales se hayan comprometido con el objetivo de reducir la desigualdad, la brecha entre los más ricos y el resto de la población se ha ampliado.

Sin embargo, el mundo sigue inmerso en una crisis mundial de desigualdad:
  • Desde 2015, el 1% más rico de la población mundial posee más riqueza que el resto del planeta.
  • Actualmente, ocho personas (ocho hombres en realidad) poseen la misma riqueza que 3.600 millones de personas (la mitad de la humanidad).
  • Durante los próximos 20 años, 500 personas legarán 2,1 billones de dólares a sus herederos, una suma que supera el PIB de la India, un país con una población de 1.300 millones de personas.
  • Los ingresos del 10% más pobre de la población mundial han aumentado menos de 3 dólares al año entre 1988 y 2011, mientras que los del 1% más rico se han incrementado 182 veces más.
  • El director general de cualquier empresa incluida en el índice bursátil FTSE 100 gana en un año lo mismo que 10.000 trabajadores de las fábricas textiles de Bangladesh.
  • Un nuevo estudio del economista Thomas Piketty revela que en Estados Unidos los ingresos del 50% más pobre de la población se han congelado en los últimos 30 años, mientras que los del 1% más rico han aumentado un 300% en el mismo periodo.
  • En Vietnam, el hombre más rico del país gana en un día más que la persona más pobre en diez años.
Si sigue esta tendencia, el incremento de la desigualdad económica amenaza con fracturar nuestras sociedades: incrementa la delincuencia y la inseguridad, socava la lucha contra la pobreza10 y hace que cada vez más personas vivan con más miedo y menos esperanza.
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Ver informe completo de Oxfam

miércoles, 18 de enero de 2017

Nieve artificial en la Montaña Mágica

Alejandro Nadal, La Jornada

Algo extraño ocurre en Davos, una de las más importantes estaciones de esquí situada en los Alpes suizos. Su altura sobre el nivel del mar garantiza un generoso volumen de nieve para sus pistas durante el invierno. Pero cuando se trata de sacar ventaja de los periodos vacacionales del otoño y la primavera, la fabricación de nieve artificial se hace necesaria. Y hoy la manufactura de nieve artificial se ha convertido en una pequeña industria.

Hace unos 15 años Davos contaba con un puñado de cañones de nieve, unas burdas máquinas que lanzaban pequeños balines de hielo hacia las pistas. Pero hoy la estación cuenta con 380 máquinas sofisticadas que mezclan aire con millones de litros de agua fría que se congela y deposita en las pistas como nieve fina. A diferencia de los antiguos balines de hielo, esta nieve es capaz de satisfacer los gustos de los más exigentes clientes en Davos.

Desde luego, es fácil adivinar: la necesidad de contar con nieve artificial aun a esa altura en los Alpes se debe al cambio climático, tema que seguramente dará mucho qué hablar en la edición 2017 del Foro Económico Mundial.

martes, 17 de enero de 2017

El FMI dice que no es capaz de calcular el impacto que supondrá Trump en la economía mundial


El Fondo Monetario Internacional ha confirmado sus pronósticos del pasado mes de octubre para la economía mundial, que contemplan un crecimiento del 3,4% este año y de 3,6% en 2018, y ha señalado un incremento de la incertidumbre relacionado con el resultado electoral en EEUU, reconociendo que no será hasta julio cuando pueda valorar de forma más específica el impacto de las políticas de Donald Trump al frente de EEUU.

"Existe una amplia dispersión de posibles desenlaces en torno a las proyecciones, dada la incertidumbre que rodea a la orientación de las políticas del Gobierno estadounidense entrante y sus ramificaciones internacionales", apunta la institución en la actualización de su informe Perspectiva de la economía mundial, publicado el pasado mes de octubre. El FMI ha incorporado también a sus pronósticos el afianzamiento de los precios del petróleo tras el acuerdo al que llegaron el pasado 30 de noviembre los miembros de la OPEP junto a otros grandes países productores para limitar la oferta de petróleo.

A diferencia de octubre, el FMI aprecia, a pesar de la incertidumbre, un mejor comportamiento de las economías desarrolladas, cuyo pronóstico eleva al 1,9% en 2017 y el 2% un año después, una y dos décimas por encima respectivamente de su anterior pronóstico, mientras detecta un empeoramiento de la tendencia entre las emergentes, para las que prevé una expansión del 4,5% este año, frente al 4,6% estimado anteriormente, y confirma un crecimiento del 4,8% en 2018.

lunes, 16 de enero de 2017

¿Hay que culpar a la globalización?


Dean Baker, Sin Permiso

Aunque no podemos aceptar el racismo y la misoginia con que alimentó Donald Trump su victoria electoral, tenemos que reconocer que los votantes de clase obrera blanca que le dieron amplio apoyo tenían agravios reales. Han sido perdedores económicos durante las últimas cuatro décadas. Han visto estancarse sus salarios y las perspectivas a que se enfrentan sus hijos en el mercado laboral son sombrías. Sus cuitas vienen de políticas económicas que fueron diseñadas para redistribuir el ingreso hacia los de arriba. La globalización fue la más visible de esas políticas.

Entre los muchos mitos sobre la globalización, el peor es el que dice que la pérdida de un enorme volumen de puestos de trabajo en los EEUU (y en Europa) era inevitable. Puesto que el mundo en vías de desarrollo está lleno de trabajadores con salarios bajos, se dice, era imposible para los norteamericanos competir con ellos. Los economistas y los políticos que promueven esa opinión pueden conceder que el resultado es muy desafortunado para los trabajadores norteamericanos, pero insisten en que era inevitable. Se consuelan con los crecientes niveles de vida de los miles de millones de pobres del mundo en vías de desarrollo.

Es una visión de la historia de los últimos cuarenta años muy digerible para quienes no fueron sus víctimas. Pero es de todo punto falsa.

Posmodernidad, vida líquida, amor líquido

Juan José Tamayo, CCS

El politólogo y científico social polaco Zygmunt Bauman es uno de los pensadores más lúcidos e influyentes de nuestro tiempo. “Líquido” es una de las categorías centrales y de gran riqueza analítica de su pensamiento. Su tesis es que en la sociedad actual todo es líquido, inconsistente, evanescente: la modernidad, los miedos, los temores, el amor, la vida. Las condiciones de vida y de acción y las estrategias de respuesta se modifican con tal celeridad que no pueden consolidarse ni traducirse en hábitos y costumbres.

Nuestro mundo avanza a un ritmo vertiginoso pero sin rumbo, cambia pero sin consistencia. No hay tiempo para que las cosas echen raíces. La precariedad es el signo, y el sino, de nuestro tiempo. Pareciera que el imperativo categórico fuera estar poniéndose al día constantemente. Las cosas se adquieren y se desechan con celeridad compulsiva. Las capacidades se tornan discapacidades en un instante. La apelación a la experiencia es signo de decrepitud. Se impone la velocidad frente a la duración, la aceleración frente a la eternidad, la novedad frente a la tradición, el consumismo frente a la ciudadanía. “El consumidor, afirma, es enemigo del ciudadano”. Hemos pasado del miedo al cambio al miedo al estancamiento.

domingo, 15 de enero de 2017

Cinco datos que muestran que la desigualdad ha aumentado en España pese a la recuperación económica

España es el segundo país de la Unión Europea donde más crece la brecha entre ricos y pobres desde que estalló la crisis, y ésta sigue aumentado a pesar de los últimos años de crecimiento económico, según revela el último informe de Oxfam Intermón.
Sara Plaza, Público

La recuperación económica en España no ha ido acompañada de la disminución de la desigualdad. Al contrario, ésta continúa aumentando año a año. Así lo muestra el último informe de Oxfam Intermón, España, un crecimiento económico que deja fuera a las personas más vulnerables, que muestra como las tres personas más ricas del país acumulan la riqueza del 30% más pobre.

España es un país de dos realidades. Desde 2014 crece el PIB, pero los resultados de esta reactivación económica solo benefician a una minoría mientras que la desigualdad se cronifica e intensifica. En la última década, el índice de Gini en España ha empeorado y la situación actual de las familias y las personas más golpeadas por la crisis contradice el optimismo en torno a los principales datos macroeconómicos. España sigue siendo el segundo país de la Unión Europea donde más ha crecido la desigualdad desde que estalló la crisis, y donde ésta ha seguido aumentando a pesar de los últimos años de crecimiento económico.

1. Siete mil nuevos millonarios
Según el informe de Oxfam, en 2015 hubo siete mil nuevos millonarios en España. Para la ONG, esta tendencia de acumulación de la riqueza en manos de unos pocos es una de las principales causas de la desigualdad. A la vez que crece el número de ricos se produce el deterioro de la situación de las personas más vulnerables.

sábado, 14 de enero de 2017

La globalización y los trabajadores del mundo


Prabhat Patnaik, El viejo topo

La globalización fue anunciada como algo beneficioso para todos, como un vigoroso paso adelante hacia una mejora económica universal. Era claramente falso, y no fueron solo los economistas de izquierdas, sino también muchos economistas de la línea “dominante” como Paul Samuelson los que lo dijeron desde el primer momento.

El motivo que aducían era muy sencillo: si el régimen económico mundial permitía la libre importación en Estados Unidos de mercancías procedentes de China o de la India, ello afectaría negativamente a los salarios reales de los trabajadores norteamericanos, porque los trabajadores norteamericanos, con unos salarios mucho más altos, tendrían que competir, en detrimento suyo, con los salarios más bajos de los trabajadores chinos o indios. Por consiguiente, el hecho de que la globalización perjudicaría necesariamente a los trabajadores de Estados Unidos y de otros países avanzados, les parecía obvio a ellos, y de hecho a todos, de lo que se seguía que no era posible que beneficiase a todos los segmentos de la clase trabajadora mundial. Ahora bien, de acuerdo con esta argumentación, se consideraba que la globalización beneficiaría a los trabajadores de países como China o la India, es decir, de aquellos países del tercer mundo con los salarios bajos.

Formulando este argumento de otro modo, ya que la libre circulación de mercancías y de capitales por todo el mundo intensifica la competencia entre los trabajadores de los diferentes países, se produciría una tendencia hacia una disminución de las diferencias salariales entre estos países, y si bien esto representaría un cierto incremento en los salarios reales de los trabajadores del tercer mundo, también representaría una reducción en los salarios reales de los trabajadores metropolitanos.

jueves, 12 de enero de 2017

Los cuatro escenarios de guerra y/o paz de Kissinger


Alfredo Jalife-Rahme, La Jornada

En el primer Foro Oslo del Premio Nobel de la Paz participaron los dos máximos geoestrategas vivientes de Estados Unidos (EEUU): el israelí-alemán-estadounidense Henry Kissinger (93 años) y el polaco-canadiense-estadounidense Zbigniew Brzezinski (88 años), con el tema EEUU y la paz mundial después de la elección presidencial (https://goo.gl/LtgX3n).

Ya revisé la postura involutiva de Brzezinski, quien ha pasado de la unipolaridad de EEUU a un G-2, que China rechazó, y ahora no tiene más remedio, pese a su sicopatológica rusofobia, que aceptar el reacomodo global de un G-3: EEUU/Rusia/China (https://goo.gl/JFxEQl).

Donald Trump –quien se inclina por un etéreo G-2 de EEUU y Rusia, mientras adopta una postura hostil contra China– recibió con bombo y platillo a Kissinger, polémico ex asesor de Seguridad Nacional de Nixon y Ford.

España no recuperará el empleo destruido durante la crisis hasta dentro de cinco años


España destruyó durante la crisis casi cuatro millones de empleos y se situó a la cabeza de Europa en esta triste estadística. Pero eso es el pasado. Preocupa más el futuro: España no volverá al nivel de ocupados que tenía en 2007, alrededor de 20,6 millones, hasta dentro de cuatro o cinco años, en 2021 o 2022, según el último indicador laboral de ManpowerGroup, que se se presentó este miércoles.

La previsión del indicador de ManpowerGroup es ligeramente menos optimista que la del Gobierno del PP: calcula un ritmo de creación de empleo de unos 400.000 nuevos puestos de trabajo al año, frente al medio millón anual que estima el Ejecutivo de Mariano Rajoy para los próximos cuatro años. ManpowerGroup cree que a partir de este año 2017 se moderará el fuerte avance del empleo de los dos últimos años. Pese a esa moderación, el empleo, aunque precario, seguirá manteniendo su senda ascendente, con el turismo liderando el crecimiento y la hostelería situada como el principal motor del mercado laboral durante la recuperación.

miércoles, 11 de enero de 2017

Austeridad: la idea que no quiere morir


Alejandro Nadal, La Jornada

El gobierno mexicano impuso el fuerte aumento en los precios de la gasolina por una razón: ha optado por regresar a la austeridad y lo que se denomina el superávit primario. Es muy importante analizar las causas que llevan al gobierno a esta elección, que corresponde a un poderoso mito neoliberal y conlleva la descomposición del Estado mexicano.

El año pasado las calificadoras Standard & Poor’s y Moody’s rebajaron la perspectiva crediticia de México de estable a negativa. La primera de estas agencias señaló que existía una probabilidad de 30 por ciento para que degradara la calificación sobre México en los próximos dos años debido al creciente endeudamiento. Por su parte, Moody’s justificó su decisión argumentando que el desempeño de México era muy débil y que el entorno externo no facilitaba las cosas. En síntesis, la vulnerabilidad de las finanzas públicas en los próximos dos años comenzaba a alarmar a los mercados financieros.

La deuda neta del gobierno federal era 42 por ciento del PIB en 2015 y ya se proyectaba que en 2016 ese indicador subiría a 45 por ciento. Si en 2005 el índice de la deuda se había colocado en 28 por ciento, el incremento de dicho indicador había sido el resultado de los déficit primarios que el gobierno mantuvo desde 2008. Las calificadoras señalaron que el aumento del endeudamiento era moderado, pero les preocupaba que el margen de maniobra fiscal se hubiera reducido. Para completar su análisis S&P y Moody’s señalaron que a pesar de que el gobierno mexicano había instrumentado importantes reformas estructurales el crecimiento siguiera siendo mediocre y continuara el deterioro de la posición fiscal.

“El Capital” de Marx: más actual que nunca

Alvaro Ramis, Punto Final

En 2017 conmemoraremos los 150 años de la publicación del primer tomo de El Capital, de Carlos Marx. Se trata de un hito mundial que no debe pasar inadvertido, entre otras razones porque la obra magna de Marx continúa siendo criterio ineludible a la hora de entender el tiempo en que vivimos. Con El Capital Marx logró el objetivo fundamental que se propuso: realizar una “crítica a la economía política”, entendida como aquellas relaciones de producción que involucran a las clases sociales. Se trata de una “crítica” en el sentido que Kant le da a este término: someter al juicio de la razón resolver, en lo posible, las distintas interpretaciones de un fenómeno. Y Marx propone su propia interpretación, que en estos 150 años ha obligado a derramar literalmente miles de litros y litros de tinta, tanto para intentar rebatirle, reinterpretarle o para reafirmar sus argumentos.

¿Puede haber, luego de tantos años, algo nuevo que decir sobre El Capital? Por supuesto, en tanto esta obra no es un punto de llegada, sino el inicio de un método. Marx no buscó dar respuesta a lo que describe en los dos primeros tomos de su obra. Las propuestas de salida sólo quedaron insinuadas y bosquejadas en el tomo III, que quedó inconcluso por su muerte. Por eso El Capital es ante todo una compleja lección de anatomía del capitalismo, y más ampliamente, de las relaciones políticas y culturales asociadas a sus lazos económicos. Sus argumentos constituyen hipótesis de trabajo, no son dogmas ni creencias, sino líneas de investigación. De esa manera, si aplicamos algunos de los conceptos que acuña Marx en El Capital podríamos entender mejor una serie de procesos del Chileactual, que la ciencia económica y sociológica que normalmente se enseña en las Facultades no logra descifrar. Veamos algunos casos:

martes, 10 de enero de 2017

El espejismo del ingreso universal

Michel Husson, Viento Sur

Que una sociedad garantice un ingreso decente a todos sus miembros es, evidentemente, un objetivo legítimo. Pero ello no implica la adhesión a los proyectos de ingreso universal, de base, etc. Estos proyectos se basan en un postulado erróneo, conducen a un callejón sin salida estratégico y renuncian al derecho al empleo.

Adiós al pleno empleo, viva el ingreso

La idea de un ingreso universal se encarna en múltiples proyectos/1. Pero, más allá de sus diferencias, todos se desarrollan en la intersección de dos propuestas más o menos explícitas. La primera es conocida: las ganancias de productividad hacen que no se pueda alcanzar el pleno empleo. Y como toda actividad humana es creadora de valor, hay que redistribuir la riqueza producida mediante un ingreso desconectado del empleo.

Admitamos durante un instante, aunque esa previsión es altamente discutible/2,que las ganancias de productividad ligadas a las nuevas tecnologías son portadoras de una hecatombe de empleos y que un empleo sobre dos será automatizado en los dos próximos decenios. Los partidarios del fin del trabajo dicen entonces: “veis claramente que ya no habrá empleo para todo el mundo, -por lo que-es necesario un ingreso universal para redistribuir la riqueza producida por los robots”.

Democracias intervenidas

David Brooks, La Jornada

En Washington hay gritos de protesta y condena, más investigaciones y un intenso debate sobre una barbaridad, algo inaceptable, algo tan terrible que la propia democracia está en riesgo: un gobierno extranjero se atrevió a lanzar una campaña de influencia para manipular el proceso político interno de Estados Unidos.

La CIA, la FBI y la Agencia de Seguridad Nacional ofrecieron briefings al presidente Barack Obama y al presidente-electo Donald Trump, presentaron sus resultados ante el Congreso y emitieron un informe al público resumiendo sus conclusiones sobre cómo el gobierno de Vladimir Putin ordenó e implementó una campaña que incluyó sembrar y difundir noticias falsas, hackear y filtrar correos electrónicos tanto de la campaña de Hillary Clinton como del Comité Nacional Demócrata, y que todo esto era, primero, para minar la confiabilidad del proceso electoral, pero al final, para beneficiar la campaña de Trump y dañar a Clinton.

Suponiendo que todo, o parte de esto, sea cierto, no deja de llamar la atención que los directores de inteligencia, sus supuestos jefes en la Casa Blanca y en el Congreso y un amplio coro de analistas e intelectuales del establishment se atrevan acusar y condenar a un gobierno extranjero de intromisión en los asuntos políticos internos de otra nación, sin reconocer que Estados Unidos lo ha hecho, y lo sigue haciendo, en todo el mundo y desde hace décadas.

Estados Unidos ha intervenido para influir en los resultados de elecciones de otros países por lo menos 81 veces entre 1946 y el año 2000, según el experto Dov Levin de la Universidad Carnegie Mellon. Eso no incluye golpes de Estado o intentos para derrocar gobiernos –los famosos cambios de régimen– sino sólo intentos directos para influir en una elección a favor de una fuerza política. Si se incluyen éstas, el número de intervenciones es mucho más alto.

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