El mandato de Angela Merkel será recordado como la paradoja más cruel que hayan enfrentado Alemania y Europa. Por un lado, dominó la política europea como nadie en tiempos de paz y deja una cancillería alemana mucho más poderosa que la que recibió. Pero, por otro lado, la forma en que acumuló ese poder debilita la economía alemana y condena a la Unión Europa a un estancamiento secular.
Una economía debilitada por la riqueza
No cabe duda de que hoy Alemania es política y económicamente más poderosa que en 2005. Sin embargo, las causas que explican su fortalecimiento son las mismas que permiten anticipar su deterioro en el marco de una Europa estancada.El poder de Alemania es el resultado de tres excedentes inmensos: el superávit comercial, el superávit estructural del gobierno federal y la afluencia de dinero extranjero a los bancos de Frankfurt, consecuencia de una eurocrisis de combustión lenta que parece no tener fin.