sábado, 9 de noviembre de 2019

A 30 años de la caída del Muro de Berlín: Mijaíl Gorbachov advierte que el mundo está "ante un peligro colosal"


A Mijaíl Gorbachov (Unión Soviética, 1931) se le atribuyen muchos de los cambios en Europa del Este que terminaron con el derribo del Muro de Berlín, la reunificación de Alemania, la desintegración de la URSS y el fin de la Guerra Fría.
Ahora, a 3 décadas de la caída de uno de sus símbolos más reconocibles, quien fuera el secretario general del Partido Comunista Soviético habló con la BBC. E hizo un llamado a todos los países para que pongan fin a la "carrera de armas nucleares".

Gorbachov fue el último presidente de la disuelta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. "Siempre que existan las armas de destrucción masiva, especialmente las nucleares, el mundo está ante un peligro colosal", le dijo el último líder soviético al periodista de la BBC Steve Rosenberg en Moscú. "Todas las naciones deben destruir todas las armas nucleares. Es necesario para salvarnos a nosotros mismos y a nuestro planeta", argumentó Gorbachov, de 88 años.

Para superar el problema constitucional en Chile: una propuesta alternativa

La siguiente columna es una respuesta a la publicación “Salida institucional a la crisis: académicos de cuatro universidades proponen plebiscito para Asamblea Constituyente”.


Rodrigo P. Correa G., Ciper

Un destacado grupo de profesores de derecho ha propuesto un procedimiento para sustituir la Constitución y de ese modo superar la actual crisis política. Proponen un primer plebiscito que pregunte a la ciudadanía si quiere o no una asamblea constituyente; la elección de dicha asamblea si el resultado del plebiscito es favorable; la redacción de una nueva constitución por dicha asamblea y, finalmente, un segundo plebiscito para la aprobación popular de esta nueva Constitución. Conscientes de que la Constitución vigente no permite semejante procedimiento, proponen que todo comience con una reforma constitucional que lo autorice. En este sentido se trata de una propuesta “institucional”.

La propuesta es incompleta y engorrosa.

Toda constitución debe responder dos preguntas de distinta naturaleza. Por una parte debe preguntarse qué regular y cómo regularlo. Esta es la pregunta más obvia y la que más interesa a la ciudadanía.

Por otra parte, debe preguntarse bajo qué procedimientos la propia constitución podrá ser reformada en el futuro. Esta pregunta poco interesa a la opinión pública. Ella, sin embargo, es sin duda la más importante. Bastan dos ejemplos de nuestra propia historia constitucional.

Gastón Soublette en el marco del Congreso Desafíos de la transición a una Nueva Civilización




viernes, 8 de noviembre de 2019

Chile en llamas


Lula libre


El Supremo Tribunal Federal determinó la excarcelación de Luiz Inácio Lula da Silva, 579 días después haber sido ingresado en la Superintendencia de la Policía Federal de Curitiba. Minutos antes de las 22 horas el titular de la Corte, Antonio Dias Toffoli, emitió su parecer a favor del político que el 27 de octubre pasado cumplió 74 años. De ese modo concluyó una sesión tensa. La tensión dramática creció como el marcador de un partido de fútbol: a las 15 horas había 5 jueces en contra y 3 a favor de Lula. Pero a partir de allí fueron llegando, uno a uno, los votos que desembocaron en el grito "Lula Libre!" dado por los militantes concentrados frente al Palacio de Justicia, en la Plaza de los Tres Poderes, de Brasilia.

"Lula no cometió ningún ilícito y es víctima de la lawfare que consiste en el uso estratégico del derecho para la persecución política", dijo su abogado defensor, Cristiano Zanin Martins.

Esta fue la su segunda prisión por enfrentar al régimen de turno. La anterior había ocurrido bajo la dictadura en 1980, cuando estuvo 31 días encerrado. Aquel tornero mecánico de los años 70 salió agigantado de la DOPS, la policía política de los generales, en mayo 1980.

Lo mismo debe suceder en los próximos días cuando traspase el portón policial de la sureña Curitiba. Su victoria es la derrota de sus principales antagonistas, el presidente Jair Bolsonaro y el exjuez Sergio Moro, actual ministro de Justicia y Seguridad Pública.

Piñera aprieta la mano ante la aceleración de las movilizaciones

Un gobierno enfrentado a un país


Paul Walder, CLAE

El presidente chileno Sebastián Piñera, tras haberse ausentado en los medios durante los días más calientes de la crisis regresó a las pantallas al inicio de esta semana a través de una entrevista a la BBC. Un mensaje a la comunidad internacional, con énfasis en los inversionistas, para decir que en Chile todo estaba bajo control y él no tenía pensado renunciar.

El mensaje al mundo tuvo su contraste en Chile mediante puntos de prensa desde La Moneda para anunciar su agenda social, o una serie de pequeños subsidios a sectores medios y pequeñas empresas que son un detalle inocuo ante la magnitud de las demandas sociales. Del mismo modo que Piñera no ha querido atender a los crecientes reclamos de la población, la ciudadanía tampoco se interesa en escuchar las débiles propuestas del presidente.

Las medidas anunciadas por Piñera tienen otro destinatario. Es la oposición política, tan deslegitimada ante la población como la coalición de gobierno, pero salvavidas de último momento para enfrentar la crisis social que escala un poco más cada día en un proceso inverso a la degradación del Ejecutivo.

Chile: desobediencia civil


Hervi Lara B., Alai

Durante la semana del 14 de octubre de 2019, estudiantes secundarios chilenos protestaron pon el alza del pasaje del metro (US$ 0,04), al mismo tiempo de hacer un llamado a evadir masivamente su pago. La respuesta de las autoridades fue la represión. Pero la protesta se mantuvo sumándose otras manifestaciones cada vez más masivas y que fueron adquiriendo carácter transversal, expresando múltiples demandas sistemáticamente desoídas por el gobierno. Por la noche del 17 de octubre, familias enteras ocuparon las calles denunciando la violencia policial y protestando no sólo por el alza del metro, sino por un modelo económico generador de enormes desigualdades al haber enriquecido a unos pocos a costa del empobrecimiento de la mayoría. Chile se rebeló contra el neoliberalismo y el gobierno del millonario Presidente de la República respondió declarando que “Chile está en guerra”, sin reconocer que su propio pueblo reclamaba por el sistema de pensiones (AFP), la destrucción de la educación pública y del sistema de salud, la corrupción institucional, el robo del agua, las “zonas de sacrificio”, la privatización del mar, la desnacionalización de los recursos naturales, los abusos del sistema financiero, los bajos salarios, la sobreexplotación de los trabajadores, el sistema de transportes, etc…, desembocando así en estallido social.

El gobierno, mostrando debilidad e incapacidad política, declaró Estado de Emergencia con la consiguiente ocupación militar de las calles, toque de queda, helicópteros policiales sobrevolando las ciudades, detenciones arbitrarias, abusos sexuales y violaciones, asesinatos, secuestros, desapariciones temporales y todo tipo de abusos de poder. Es la experiencia ya conocida de las intervenciones militares que incrementan los niveles de violencia, aumentando la tensión existente y retraumatizando a quienes antes habían vivido los horrores y crímenes de la dictadura militar a partir de 1973. Sin temor a la represión, el 25 de octubre se realizó una marcha autoconvocada por la ciudadanía, a la que concurrieron más de tres millones de personas a lo largo del país.

jueves, 7 de noviembre de 2019

Los hijos del neoliberalismo se alzan para exigir justicia en Chile y el mundo

Es totalmente apropiado que Chile esté a la vanguardia de las protestas que arrasan el mundo en este otoño de descontento, ya que Chile sirvió como laboratorio para la transformación neoliberal de la economía y la política que ha barrido al mundo desde la década de 1970.


Medea Benjamin, Nicolas JS Davies, Commondreams

Los levantamientos contra el dominio corrupto, de generación en generación, de los gobiernos neoliberales de "centro derecha" y "centro-izquierda" que benefician a las corporaciones ricas y multinacionales a expensas de los trabajadores están arrasando país tras país en todo el mundo.

En este otoño de descontento, personas de Chile, Haití, Honduras, Irak, Egipto y Líbano se están levantando contra el neoliberalismo, que en muchos casos les ha sido impuesto por invasiones estadounidenses, golpes de estado y otros usos brutales de la fuerza. La represión contra los activistas ha sido salvaje, con más de 250 manifestantes asesinados en Irak solo en octubre, pero las protestas han continuado y crecido. Algunos movimientos, como en Argelia y Sudán, ya han forzado la caída de gobiernos corruptos y arraigados.

Un país que es emblemático de los levantamientos contra el neoliberalismo es Chile. El 25 de octubre de 2019, un millón y medio de chilenos, de una población de unos 18 millones, salieron a las calles de todo el país, desarmados por la represión gubernamental que mató al menos a 20 de ellos e hirió a cientos más. Dos días después, el multimillonario presidente de Chile, Sebastián Piñera, despidió a todo su gabinete y declaró: "Estamos en una nueva realidad. Chile es diferente de lo que era hace una semana".

El pueblo de Chile parece haber validado la investigación de Erica Chenoweth sobre movimientos de protesta no violentos, en la que descubrió que una vez que más del 3.5% de una población se levanta para demandar de manera no violenta cambios políticos y económicos, ningún gobierno puede resistir sus demandas. Queda por ver si la respuesta de Piñera será suficiente para salvar su propio trabajo, o si será la próxima víctima de la regla del 3.5%.

El capital natural: metáfora peligrosa


Alejandro Nadal, La Jornada

Desde hace tiempo se ha difundido la idea de que estamos destruyendo la naturaleza porque no le hemos puesto un precio a sus diferentes componentes. Según ese razonamiento, el que la naturaleza no tenga precio conduce a la idea de que su destrucción no tiene, por tanto, costo. Y esto es lo que explica el terrible proceso de destrucción ambiental. Si sólo pudiéramos atribuir un precio para todo lo que está en la naturaleza podríamos tener una idea clara del costo económico en el que estamos incurriendo y se evitaría así la destrucción del medio ambiente.

Esta es una idea enraizada en el pensamiento económico tradicional. No sólo está profundamente equivocada. También entraña una amenazadora visión sobre las relaciones entre las fuerzas de mercado y la naturaleza en una economía de producción monetaria.

Vinculada con esta supuesta lógica económica se encuentra la noción de capital natural, producto de una de las más insensatas y peligrosas metáforas que se han introducido en la economía ambiental (neoclásica) y en la economía ecológica (que nunca pudo hacer una crítica seria de la teoría neoclásica). Según esta idea, los componentes de la naturaleza pueden ser concebidos como un capital o un acervo que produce servicios. Los abogados de esta visión del capital natural proponen utilizar diversas técnicas de valuación de la naturaleza para poder asignar a esos servicios ambientales y así tener una medición rigurosa sobre el costo de la destrucción ambiental.

miércoles, 6 de noviembre de 2019

Chile, el despertar sin miedos



Francisco Ramírez Varela, Alai

Un grafiti en la pared corona una esquina de las calles del centro de Santiago: “Chile despertó, ya no tiene miedo”. Frente a él camina por la calle un sin número de gente, sin banderas, sin colores, con el único objetivo de juntarse en una plaza, para expresar su pérdida a los miedos.

Frente a los miedos, podemos encontrar un sin número de explicaciones, biológicas, psicológicas y sociales; básicamente es la reacción que manejamos ante los fenómenos de riesgo, peligro o los desafíos a lo desconocido. Mucho de los miedos que experimentamos, son utilizados en los procesos de aprendizaje y también de socialización, donde también los parámetros de ellos se asocian a las consecuencias negativas, de castigo y punitivos a los que debemos de tener miedo. Es desde ahí que el miedo, se ha utilizado desde los inicios de la humanidad, como dispositivo de control político o religioso, relacionado con el castigo o al ejercicio del poder, como bien analizan diversos autores. De esa manera el no cumplir con lo establecido nos colocará frente al miedo del castigo a recibir, ya sea humano o divino.

El miedo viene utilizándose en la clase política desde hace mucho tiempo, jugando con los temores de futuro y con lo que pasará o no ocurrirá de no seguir el juego político. No es de extrañar desde ahí los juegos políticos, que hoy se viralizan por el abuso de las redes sociales virtuales, como es la amenaza de acabar como Venezuela o que podríamos ser como los países “desarrollados”.

Origenes de la revolución chilena de octubre



Manuel Acuña A., Rebelión

‘NATURA NON FACIT SALTUS’

El viernes 18 de octubre se produjo, en Chile, un estallido social cuya intensidad y extensión perdura aún en los momentos que se escriben estas líneas. Como sucediera el 11 de mayo de 1983, también en esta oportunidad el estallido social sorprendió no sólo al Gobierno sino a la generalidad del espectro de actores que se desplaza dentro de la escena política de la nación. “La crisis que nadie previó”, acusó una de las portadas del periódico ‘La Tercera’ de esos días [1] como queriendo reflejar el sentir casi unánime de tales actores.

“¿Dónde debemos buscar respuestas para entender lo que se ha etiquetado como “estallido social”?

Ante tal situación, así se pregunta hoy un analista, para responderse, de inmediato:

“Ilustro con una analogía: cuando siento un malestar físico severo, no le pregunto a gente de la calle ni a los políticos sobre lo que debería hacer, sino que probablemente voy a recurrir a alguien con conocimientos médicos con base científica. En temas sociales, sin embargo, parece que todos somos equivalentes en cuanto a conocimientos, que todo lo que se dice son “opiniones” y, por lo tanto, todo es igualmente válido: lo que dice la calle, los periodistas y los políticos” [2] .

Esta forma de sorprenderse es algo que no debiera causar tanta expectación. En 1682 escribió el investigador inglés John Ray su obra ‘Methodus Plantarum Nova’ en la que, siguiendo las enseñanzas de Aristóteles, quiso recordarnos que, en la naturaleza, nada ocurre de manera súbita o imprevista. ‘Natura non facit saltus’, afirmó recurriendo al latín, lengua que empleaban los hombres de ciencia de esos años, acuñando una frase que, más tarde, repetirían Charles Darwin y Alfred Marshall en la nación británica.

martes, 5 de noviembre de 2019

El "reventón social" de Chile, una mirada histórica


Gabriel Salazar Vergara, Nueva Sociedad

Solo faltaba una chispa (cualquier chispa) que, crispando la piel de los adolescentes de Chile, que vienen mostrando más sensibilidad histórica e irritabilidad política que cualquier otro sector de la sociedad, hiciera estallar todo. Esa chispa llegó con el aumento del metro y la represión que sucedió al movimiento por la «evasión masiva».

Desde el 18 de octubre sacude Santiago y el resto de Chile una masiva protesta social, en la que amplios sectores medios y de las clases populares han concurrido a manifestar su rechazo al modelo neoliberal vigente. La protesta ha redundado en grandes marchas, «caceroleos» multitudinarios y enormes destrozos, saqueos e incendios en estaciones del tren subterráneo, supermercados y multitiendas, lo que ha conmovido profundamente a la opinión pública nacional e incluso internacional.

Sin duda, se trata del «reventón social» más extendido, violento y significativo que ha vivido el país en toda su historia. Y el único, además, que hasta ahora no ha dado lugar a una sangrienta masacre como respuesta por parte de los aparatos policiales y militares del Estado central. Dadas esas características, se hace necesario trazar algunas perspectivas históricas mínimas para precisar su especificidad política y sus posibles proyecciones.

1. Debe tenerse en cuenta que en Chile, desde 1973, se impuso por la violencia extrema un modelo neoliberal «de laboratorio», por la necesidad estratégica de demostrar, en el marco de la Guerra Fría, que la economía de mercado podía generar «desarrollo económico social» y no solo «subdesarrollo», como se planteó en el Tercer Mundo en las décadas de 1960 y 1970.

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