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lunes, 18 de noviembre de 2019

Manuel Castells: "Hay una falta de confianza en la democracia liberal tal y como ésta existe"


El destacado sociólogo y economista español visitó Chile para ver de cerca el estallido social que sacude al país hace ya casi un mes. El académico explicó que el fenómeno no es algo excepcional, sino que es una tendencia global y, a su juicio, el gran problema es el capitalismo, "que si bien genera crecimiento, produce mucha desigualdad, lo que lo hace muy inestable y con cuadros de crisis recurrentes". Bajo esa premisa, el intelectual apuntó a una "crisis de la gestión de la crisis” producto de la falta de credibilidad y legitimidad de las instituciones y procedimientos democráticos. A raíz de esto, dijo, "se produce un bloqueo y los ciudadanos, al advertir eso, optan por salirse del marco, lo desbordan y ahí vienen las explosiones sociales". Para Castells, la única forma para superar la crisis es "intentar tender puentes entre las fuerzas políticas de gobierno y oposición, izquierdas y derechas, para encauzar lo que sucede, a través de acuerdos dónde todos cedan y siempre de manera transparente".

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domingo, 17 de noviembre de 2019

Chile, A un tris del túnel


Ascanio Cavallo, La Tercera

La apuesta fue y sigue siendo muy alta: el gobierno y la oposición parlamentaria centran sus esfuerzos en generar una nueva Constitución Política como el modo principal de detener la violencia. Pero ninguno de los dos ha demostrado la capacidad de lograrlo y en algún caso cabe presumir que hasta la han alentado, por omisión, ambigüedad o doble discurso.

El martes 12 ha de quedar consignado como el día más peligroso de la historia reciente de Chile. Hay quienes creen que fue así porque el gobierno estuvo a un tris de volver a dictar el estado de emergencia y que el hecho mismo de sacar a los militares habría reincendiado la calle y cortado el diálogo político iniciado el lunes. Esta versión, sin ser enteramente falsa, puede tener dos problemas: comienza por el efecto (lo que casi pasó) y tiene un fuerte componente especulativo (lo que habría pasado).

Parece más probable que el gobierno se haya visto en una situación algo más compleja antes de llegar a la decisión que no tomó. A eso de las 20 horas de ese martes, la violencia estaba asolando parte de Santiago y muchas ciudades de regiones. La policía se veía desbordada en numerosos lugares. De los muchos edificios e instituciones que fueron amenazados a lo largo del día -una campaña de terror digital-, algunos ya se encontraban asediados. Había una simultaneidad en ciertos ataques, bastante parecida a la del 18-O. Y un detalle inédito: intentos de copamiento de cuarteles policiales. Cuando eso ocurre, el escenario pasa a ser otro.

Del Chile volcánico a la nueva constitución


Mauro Basaure, El Mostrador

Chile se parece a un volcán, según Clotario Blest: aparentemente calmo, pero con explosiones recurrentes de protesta social violenta. Hoy es un volcán en plena erupción y que libera una energía de protesta que había sido resistida y reprimida por años —por siglos dicen aquellos que decapitan estatuas de colonizadores y “pacificadores”. Este modelo volcánico de sociedad no solo perpetua el carácter destructivo del conflicto social, sino que además desaprovecha su potencial constructivo y democratizante. Mirado desde un punto de vista histórico todo esto parece como una condena, no muy distinta al hecho de ser uno de los países más telúricos del mundo.

No es un misterio para nadie que en todas las sociedades hay conflictos. Las sociedades capitalistas, en particular, los producen con un alto potencial de erosión de la cohesión social. Lo interesante no es tanto eso, como sí el hecho de que no todas las sociedades tratan esos conflictos del mismo modo. ¿Dónde reside la diferencia? ¿cómo se ha relacionado la sociedad chilena con los conflictos que ella misma produce? ¿qué tiene que ver esto con el cambio constitucional?

Chile, ¿la tumba del neoliberalismo?

Después del golpe de Estado militar de Pinochet se ensayó en el país un experimento económico de corte neoliberal extremo que ha acabado por explotar en las calles


Ernesto Vale, La Vanguardia

Lo que está ocurriendo en Chile trajo a mi memoria un documental de Patricio Guzmán titulado ‘La batalla de Chile’, estrenado en el cine Arkadín de la Travessera de Gracia en la Barcelona de finales de los años 70 y que fui a ver con un amigo.

En todo caso, antes de seguir, debemos subrayar que el enfrentamiento de estos días no es exactamente igual que al que tuvo lugar hace cuarenta y tantos años atrás; aunque pueda parecerlo. Aquella era la época de la Guerra Fría, por lo tanto, los conflictos tenían otra dimensión ideológica y también geopolítica. Pero eso sería otro tema.

A mucha gente le sorprende lo de Chile. Y, en cierto modo, se puede entender, porque fueron muchos años hablando en los medios de su “milagro” económico, sin que mencionaran nunca la otra cara. Y la realidad casi siempre tiene dos o más caras.

sábado, 16 de noviembre de 2019

Chile rechaza el acuerdo de la élite politica para poner fin a la crisis social

Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestido de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.
Por sus frutos los conoceréis. Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?
Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego.
Así que, por sus frutos los conoceréis"

(Mt 7. 15-20)

Alex Ibarra, Le Monde Diplomatique

El acuerdo de la gran mayoría del Congreso fue rechazado por el pueblo insurgente. Las razones son muchas, pero el eje central es el mismo. Las decisiones de una clase política que tributa un fanatismo por el poder que le confiere privilegios y garantías de las cuales el ciudadano común se encuentra muy lejano. Estos son los miembros, en palabras de la Mistral, de la "clase herodiana" que siguen sin entender que las protestas en Chile están apartadas de las banderas de los partidos políticos y que asistimos a un cambio cultural profundo. El pueblo comprende que de ellos no se puede esperar demasiado, ya sabemos cuáles son sus frutos, así que que sólo falta que se cumpla su destino según lo que expresa la metáfora bíblica que conocemos.

Ha fracasado el llamado acuerdo por la Convención Constituyente que pretendía borrar la demanda por la Asamblea Constituyente propuesta por el movimiento que ha recuperado la soberanía popular oponiéndose al Gobierno de Sebastián Piñera y a todo el orden constitucional vigente. La tarde de este vienes fue muestra de las declaraciones mentirosas del Gobierno que a voz del presidente, ministros e intendentes, estarían de acuerdo con que el pueblo se exprese, pero que en los hechos sistematiza y recrudece la represión. La población de Lo Hermida fue duramente cercada y castigada con malos tratos, ante lo cual la población reaccionó generándose una cruenta batalla. Aún no hay cifras concretas de la gran cantidad de abusos cometidos por las Fuerzas Especiales.

jueves, 14 de noviembre de 2019

El impensado y estruendoso estallido contra el homo-oeconomicus chilensis


Yemil Harcha Raffachello, Santiago de Chile

La primera pregunta que procede hacerse frente al actual estallido social debiera ser – a mi juicio- tratar de determinar si lo que estamos experimentando hoy en Chile, son los síntomas de una enfermedad social o -por el contrario- se trata del despertar de un largo coma social, es decir la cura de una enfermedad. Precisar, en suma, si estamos enfermando o estamos sanando.

Si consideramos la mutilación y pérdida de vidas por disparos de la policía o la destrucción por bandas violentistas de irrecuperables edificios patrimoniales, hay que concluir que estamos en presencia de una grave enfermedad. Pero si observamos la desaparición de la farándula televisiva y su reemplazo por necesarios debates políticos, parecería que –al revés- estamos por fin recuperando la racionalidad, enmudecida por décadas.

Curiosamente todo el mundo está de acuerdo en ambas conclusiones contradictorias,. Porque, si hay un rasgo evidente en este estallido social, es su naturaleza contradictoria: todos rechazamos la costosa destrucción humana y material ocasionada tanto por la policía como por los manifestantes, pero asimismo todos respaldamos absolutamente sus reivindicaciones.

Esta ambivalencia de la ciudadanía se refleja también en la vacilación del aparato institucional para enfrentar la situación. Por una parte reprimiendo, pero también acogiendo las reivindicaciones. Tal ambivalencia se manifiesta aun en la fuerza armada, donde mientras unos disparan a matar, otros se cuestionan de reprimir, o revisan sus protocolos de derechos humanos y hasta ha habido confraternización con los manifestantes.

miércoles, 13 de noviembre de 2019

El neoliberalismo y su colapso en Chile


Roberto Avila, DiarioUChile

Es evidente que el neoliberalismo está sucumbiendo en Chile, sólo la contumacia presidencial le mantiene en pie. Pero de mantenerse esta acarreará la ruina no sólo del modelo neoliberal sino también del capitalismo. La economía chilena tambalea, la recaudación del IVA en Octubre bajo en un 29 % la venta de calzados, vestuario y automóviles en un 50% y Octubre solo tuvo 12 días de convulsión social. Puede darse la paradoja histórica de un golpe empresarial contra un gobierno de derechas.

Millones de chilenos protestan desde la capital a la más pequeña localidad contra el neoliberalismo, bien cabe preguntarse entonces, que es el neoliberalismo?.

En 1947 se reunieron en la ciudad suiza de Mont Pelerín una serie de empresarios e intelectuales que dieron vida a un cuerpo de ideas que configuran el capitalismo en su forma más extremista. Entre los concurrentes se encontraban Friederick Von Hayek, Karl Popper, Ludwig Von Misses, Salvador de Madariaga y Milton Friedman, crearon allí una suerte de Internacional del empresariado que funciona hasta el día de hoy.

Los textos fundacionales del neoliberalismo son “Camino de Servidumbre” de Von Hayek y “La sociedad abierta y sus enemigos” de Karl Popper. Y “Libertad de elegir” de Milton Friedman.

lunes, 11 de noviembre de 2019

Gabriel Salazar: “Esta vez el enemigo es la clase política; la gente no quiere nada ni con la derecha, ni con la izquierda ni con el centro”


El historiador Gabriel Salazar analizó el movimiento social que ya supera las tres semanas en Chile y en entrevista con La Segunda aseguró que tiene para rato, y que la clase política no se da por aludida como uno de los focos de malestar de la ciudadanía.

Respecto al tipo de manifestación espontánea y el origen de la rabia, el académico reflexiona que “la gente se reúne en grupos chicos para deliberar por su cuenta. Aparecen las redes sociales, los colectivos. Los partidos políticos y los gobiernos no le hicieron caso ni al Mochilazo, ni al Pingüinazo, ni a la movilización estudiantil de 2011″.

En este sentido precisa que “Nadie los tomó en serio. Entonces, lo que ha ocurrido en estos días es la culminación de este proceso de transformación de la ciudadanía a través de una revolución interna y que ahora aparece en la calle de forma masiva”.

Sobre el tipo de organización que se ha dado en estos momentos, Salazar contesta que “antiguamente la gente se asociaba en una organización legalizada. En cambio, el movimiento de pobladores (mediados del siglo XX) no se regía por estatutos. Se armaba para hacer algo y luego se desarmaba. Esa es la red social. Por ejemplo, los delincuentes se asocian así. Microorganizaciones que se arman, desarman y multiplican. Pinochet pudo destruir las organizaciones con torturas, pero cuando se enfrentó a las jornadas de protestas del 83 al 87, cuando se enfrentó a las redes sociales populares, perdió. Esta forma de juntarse es típica del bandolerismo social”.

sábado, 9 de noviembre de 2019

Para superar el problema constitucional en Chile: una propuesta alternativa

La siguiente columna es una respuesta a la publicación “Salida institucional a la crisis: académicos de cuatro universidades proponen plebiscito para Asamblea Constituyente”.


Rodrigo P. Correa G., Ciper

Un destacado grupo de profesores de derecho ha propuesto un procedimiento para sustituir la Constitución y de ese modo superar la actual crisis política. Proponen un primer plebiscito que pregunte a la ciudadanía si quiere o no una asamblea constituyente; la elección de dicha asamblea si el resultado del plebiscito es favorable; la redacción de una nueva constitución por dicha asamblea y, finalmente, un segundo plebiscito para la aprobación popular de esta nueva Constitución. Conscientes de que la Constitución vigente no permite semejante procedimiento, proponen que todo comience con una reforma constitucional que lo autorice. En este sentido se trata de una propuesta “institucional”.

La propuesta es incompleta y engorrosa.

Toda constitución debe responder dos preguntas de distinta naturaleza. Por una parte debe preguntarse qué regular y cómo regularlo. Esta es la pregunta más obvia y la que más interesa a la ciudadanía.

Por otra parte, debe preguntarse bajo qué procedimientos la propia constitución podrá ser reformada en el futuro. Esta pregunta poco interesa a la opinión pública. Ella, sin embargo, es sin duda la más importante. Bastan dos ejemplos de nuestra propia historia constitucional.

Gastón Soublette en el marco del Congreso Desafíos de la transición a una Nueva Civilización




viernes, 8 de noviembre de 2019

Chile en llamas


Piñera aprieta la mano ante la aceleración de las movilizaciones

Un gobierno enfrentado a un país


Paul Walder, CLAE

El presidente chileno Sebastián Piñera, tras haberse ausentado en los medios durante los días más calientes de la crisis regresó a las pantallas al inicio de esta semana a través de una entrevista a la BBC. Un mensaje a la comunidad internacional, con énfasis en los inversionistas, para decir que en Chile todo estaba bajo control y él no tenía pensado renunciar.

El mensaje al mundo tuvo su contraste en Chile mediante puntos de prensa desde La Moneda para anunciar su agenda social, o una serie de pequeños subsidios a sectores medios y pequeñas empresas que son un detalle inocuo ante la magnitud de las demandas sociales. Del mismo modo que Piñera no ha querido atender a los crecientes reclamos de la población, la ciudadanía tampoco se interesa en escuchar las débiles propuestas del presidente.

Las medidas anunciadas por Piñera tienen otro destinatario. Es la oposición política, tan deslegitimada ante la población como la coalición de gobierno, pero salvavidas de último momento para enfrentar la crisis social que escala un poco más cada día en un proceso inverso a la degradación del Ejecutivo.

Chile: desobediencia civil


Hervi Lara B., Alai

Durante la semana del 14 de octubre de 2019, estudiantes secundarios chilenos protestaron pon el alza del pasaje del metro (US$ 0,04), al mismo tiempo de hacer un llamado a evadir masivamente su pago. La respuesta de las autoridades fue la represión. Pero la protesta se mantuvo sumándose otras manifestaciones cada vez más masivas y que fueron adquiriendo carácter transversal, expresando múltiples demandas sistemáticamente desoídas por el gobierno. Por la noche del 17 de octubre, familias enteras ocuparon las calles denunciando la violencia policial y protestando no sólo por el alza del metro, sino por un modelo económico generador de enormes desigualdades al haber enriquecido a unos pocos a costa del empobrecimiento de la mayoría. Chile se rebeló contra el neoliberalismo y el gobierno del millonario Presidente de la República respondió declarando que “Chile está en guerra”, sin reconocer que su propio pueblo reclamaba por el sistema de pensiones (AFP), la destrucción de la educación pública y del sistema de salud, la corrupción institucional, el robo del agua, las “zonas de sacrificio”, la privatización del mar, la desnacionalización de los recursos naturales, los abusos del sistema financiero, los bajos salarios, la sobreexplotación de los trabajadores, el sistema de transportes, etc…, desembocando así en estallido social.

El gobierno, mostrando debilidad e incapacidad política, declaró Estado de Emergencia con la consiguiente ocupación militar de las calles, toque de queda, helicópteros policiales sobrevolando las ciudades, detenciones arbitrarias, abusos sexuales y violaciones, asesinatos, secuestros, desapariciones temporales y todo tipo de abusos de poder. Es la experiencia ya conocida de las intervenciones militares que incrementan los niveles de violencia, aumentando la tensión existente y retraumatizando a quienes antes habían vivido los horrores y crímenes de la dictadura militar a partir de 1973. Sin temor a la represión, el 25 de octubre se realizó una marcha autoconvocada por la ciudadanía, a la que concurrieron más de tres millones de personas a lo largo del país.

jueves, 7 de noviembre de 2019

Los hijos del neoliberalismo se alzan para exigir justicia en Chile y el mundo

Es totalmente apropiado que Chile esté a la vanguardia de las protestas que arrasan el mundo en este otoño de descontento, ya que Chile sirvió como laboratorio para la transformación neoliberal de la economía y la política que ha barrido al mundo desde la década de 1970.


Medea Benjamin, Nicolas JS Davies, Commondreams

Los levantamientos contra el dominio corrupto, de generación en generación, de los gobiernos neoliberales de "centro derecha" y "centro-izquierda" que benefician a las corporaciones ricas y multinacionales a expensas de los trabajadores están arrasando país tras país en todo el mundo.

En este otoño de descontento, personas de Chile, Haití, Honduras, Irak, Egipto y Líbano se están levantando contra el neoliberalismo, que en muchos casos les ha sido impuesto por invasiones estadounidenses, golpes de estado y otros usos brutales de la fuerza. La represión contra los activistas ha sido salvaje, con más de 250 manifestantes asesinados en Irak solo en octubre, pero las protestas han continuado y crecido. Algunos movimientos, como en Argelia y Sudán, ya han forzado la caída de gobiernos corruptos y arraigados.

Un país que es emblemático de los levantamientos contra el neoliberalismo es Chile. El 25 de octubre de 2019, un millón y medio de chilenos, de una población de unos 18 millones, salieron a las calles de todo el país, desarmados por la represión gubernamental que mató al menos a 20 de ellos e hirió a cientos más. Dos días después, el multimillonario presidente de Chile, Sebastián Piñera, despidió a todo su gabinete y declaró: "Estamos en una nueva realidad. Chile es diferente de lo que era hace una semana".

El pueblo de Chile parece haber validado la investigación de Erica Chenoweth sobre movimientos de protesta no violentos, en la que descubrió que una vez que más del 3.5% de una población se levanta para demandar de manera no violenta cambios políticos y económicos, ningún gobierno puede resistir sus demandas. Queda por ver si la respuesta de Piñera será suficiente para salvar su propio trabajo, o si será la próxima víctima de la regla del 3.5%.

miércoles, 6 de noviembre de 2019

Chile, el despertar sin miedos



Francisco Ramírez Varela, Alai

Un grafiti en la pared corona una esquina de las calles del centro de Santiago: “Chile despertó, ya no tiene miedo”. Frente a él camina por la calle un sin número de gente, sin banderas, sin colores, con el único objetivo de juntarse en una plaza, para expresar su pérdida a los miedos.

Frente a los miedos, podemos encontrar un sin número de explicaciones, biológicas, psicológicas y sociales; básicamente es la reacción que manejamos ante los fenómenos de riesgo, peligro o los desafíos a lo desconocido. Mucho de los miedos que experimentamos, son utilizados en los procesos de aprendizaje y también de socialización, donde también los parámetros de ellos se asocian a las consecuencias negativas, de castigo y punitivos a los que debemos de tener miedo. Es desde ahí que el miedo, se ha utilizado desde los inicios de la humanidad, como dispositivo de control político o religioso, relacionado con el castigo o al ejercicio del poder, como bien analizan diversos autores. De esa manera el no cumplir con lo establecido nos colocará frente al miedo del castigo a recibir, ya sea humano o divino.

El miedo viene utilizándose en la clase política desde hace mucho tiempo, jugando con los temores de futuro y con lo que pasará o no ocurrirá de no seguir el juego político. No es de extrañar desde ahí los juegos políticos, que hoy se viralizan por el abuso de las redes sociales virtuales, como es la amenaza de acabar como Venezuela o que podríamos ser como los países “desarrollados”.

Origenes de la revolución chilena de octubre



Manuel Acuña A., Rebelión

‘NATURA NON FACIT SALTUS’

El viernes 18 de octubre se produjo, en Chile, un estallido social cuya intensidad y extensión perdura aún en los momentos que se escriben estas líneas. Como sucediera el 11 de mayo de 1983, también en esta oportunidad el estallido social sorprendió no sólo al Gobierno sino a la generalidad del espectro de actores que se desplaza dentro de la escena política de la nación. “La crisis que nadie previó”, acusó una de las portadas del periódico ‘La Tercera’ de esos días [1] como queriendo reflejar el sentir casi unánime de tales actores.

“¿Dónde debemos buscar respuestas para entender lo que se ha etiquetado como “estallido social”?

Ante tal situación, así se pregunta hoy un analista, para responderse, de inmediato:

“Ilustro con una analogía: cuando siento un malestar físico severo, no le pregunto a gente de la calle ni a los políticos sobre lo que debería hacer, sino que probablemente voy a recurrir a alguien con conocimientos médicos con base científica. En temas sociales, sin embargo, parece que todos somos equivalentes en cuanto a conocimientos, que todo lo que se dice son “opiniones” y, por lo tanto, todo es igualmente válido: lo que dice la calle, los periodistas y los políticos” [2] .

Esta forma de sorprenderse es algo que no debiera causar tanta expectación. En 1682 escribió el investigador inglés John Ray su obra ‘Methodus Plantarum Nova’ en la que, siguiendo las enseñanzas de Aristóteles, quiso recordarnos que, en la naturaleza, nada ocurre de manera súbita o imprevista. ‘Natura non facit saltus’, afirmó recurriendo al latín, lengua que empleaban los hombres de ciencia de esos años, acuñando una frase que, más tarde, repetirían Charles Darwin y Alfred Marshall en la nación británica.

martes, 5 de noviembre de 2019

El "reventón social" de Chile, una mirada histórica


Gabriel Salazar Vergara, Nueva Sociedad

Solo faltaba una chispa (cualquier chispa) que, crispando la piel de los adolescentes de Chile, que vienen mostrando más sensibilidad histórica e irritabilidad política que cualquier otro sector de la sociedad, hiciera estallar todo. Esa chispa llegó con el aumento del metro y la represión que sucedió al movimiento por la «evasión masiva».

Desde el 18 de octubre sacude Santiago y el resto de Chile una masiva protesta social, en la que amplios sectores medios y de las clases populares han concurrido a manifestar su rechazo al modelo neoliberal vigente. La protesta ha redundado en grandes marchas, «caceroleos» multitudinarios y enormes destrozos, saqueos e incendios en estaciones del tren subterráneo, supermercados y multitiendas, lo que ha conmovido profundamente a la opinión pública nacional e incluso internacional.

Sin duda, se trata del «reventón social» más extendido, violento y significativo que ha vivido el país en toda su historia. Y el único, además, que hasta ahora no ha dado lugar a una sangrienta masacre como respuesta por parte de los aparatos policiales y militares del Estado central. Dadas esas características, se hace necesario trazar algunas perspectivas históricas mínimas para precisar su especificidad política y sus posibles proyecciones.

1. Debe tenerse en cuenta que en Chile, desde 1973, se impuso por la violencia extrema un modelo neoliberal «de laboratorio», por la necesidad estratégica de demostrar, en el marco de la Guerra Fría, que la economía de mercado podía generar «desarrollo económico social» y no solo «subdesarrollo», como se planteó en el Tercer Mundo en las décadas de 1960 y 1970.

lunes, 4 de noviembre de 2019

Cómo la élite flaite e inculta simplificó la bandera de Chile

El principal enemigo de Chile es la ignorancia y el desprecio al conocimiento


Fernando Izaurieta, El Mostrador

Diversas instituciones científicas (entre ellas mi lugar de trabajo, la Universidad de Concepción) han condenado en forma categórica la desigualdad, las violaciones a los derechos humanos y la violencia generalizada de los últimos días.

Como académico, por supuesto me sumo a estas declaraciones. Pero también pienso que para construir un Chile mejor debemos comprender cómo llegamos a la desastrosa situación actual. El tema es complejo y tiene causas evidentes como la educación, desigualdad e injusticias sociales. Sin embargo, en mi opinión, existe otra causa fundamental que estamos pasando por alto. Es sólo mi opinión personal, pero como lo veo es una cicatriz infectada tan profundamente en el alma de Chile que incluso está escrita en la historia de nuestra bandera.

El problema al que me refiero –dicho en buen chileno– es que culturalmente nuestro cuiquerío es muy flaite. Permítame ilustrar lo que quiero decir con la curiosa historia de nuestra bandera, tal como está narrada en el libro Un viaje a las ideas: 33 historias matemáticas asombrosas del matemático chileno Andrés Navas.

La bandera chilena original con la que se juró la independencia el 12 de febrero de 1818, “la primera estrella de Chile”, no era la bandera que conocemos ahora. Aquella bandera original es la que está en esta figura, trazada de acuerdo con la reconstrucción histórico-matemática del Dr. Navas.

domingo, 3 de noviembre de 2019

Lo esencial. Por Carlos Pérez Soto


Carlos Pérez Soto, Le Monde Diplomatique

No perder de vista lo esencial: la profundización del modelo neoliberal en Chile. No se trata de la privatización de las empresas estatales, no se trata del shock económico monetarista, no se trata de reprimir al movimiento sindical o de imponer trabas al desarrollo de la cultura. No se trata, por supuesto, de volver a imponer dictaduras militares. El asunto es llevar el modelo a todas sus consecuencias posibles, a todos los ámbitos de la vida pública, estatal, privada. Y se trata de hacerlo en democracia, en “paz”, con la complicidad pasiva o activa de los partidos políticos, con ritos electorales cada dos años, con permanentes operaciones de relaciones públicas que presentan como avances “sociales”, “democráticos”, lo que no es sino la esencia de todo: el modelo llevado a su extremo, el neoliberalismo como forma de vida. Y en Chile, por supuesto, que ha servido ya por más de cuarenta y cinco años como plataforma ejemplar, como escenario de todos los experimentos, de todos los ensayos, para mostrar al mundo que la extrema avidez capitalista puede perfectamente ser administrada en forma “pacífica” desde gobiernos social demócratas o, como suelen decir los canallas, de “centro izquierda”. Por supuesto, no van a privatizar el Metro. Ni siquiera van a “inyectar” capitales privados. De lo que se trata es de atiborrarlo de pasajeros, obtener ganancias y con ese excedente subvencionar al sistema de transporte privado. Se trata de endeudar al Metro en la banca trasnacional, para obtener “ahorro externo” y poder crear nuevas líneas y de paso, por cierto, pagar los correspondientes intereses, eternamente “mal negociados”, y con eso transferir recursos de una empresa estatal, nacional, productiva, a bancos trasnacionales, privados, especuladores e improductivos. Y si el pasaje es muy alto, si la gente desata su ira contra la carestía del transporte, simplemente se “inyectan recursos”, desde luego estatales, para bajar los pasajes sin tocar nada del esquema anterior, para obtener el mismo resultado de fondo: desviar recursos públicos a bolsillos privados. Y, más aun, revistiendo esta confirmación de la política que nos ha llevado hasta aquí como “agenda social”, proclamando a todos los vientos “hemos escuchado el clamor de la gente”, pactando en torno a un gran “acuerdo nacional” (bajar la tarifa estudiantil, bajar los pasajes a la tercera edad) habiendo, de paso, reforzado el mecanismo neoliberal tanto en el plano económico como en su proyección política.

La vergüenza del neoliberalismo chileno que recorre el mundo



Grupos de derechos humanos han documentado más de 25 muertos y más de mil heridos durante las protestas contra el gobierno de Chile. Entre los más comunes: los causados ​​por pistolas de perdigones disparadas por las fuerzas de seguridad contra los manifestantes.

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