Nahia Sanzo, Slavyangrad
Excluir a Ucrania del diálogo entre Estados Unidos y Rusia sería “muy peligroso”, ha afirmado en una entrevista concedida a AP Volodymyr Zelensky, en línea con el actual argumentario europeo de señalar como riesgo una posible normalización de la situación continental. Si el mero hecho de comenzar a pensar en una futura reanudación del comercio de hidrocarburos entre la Unión Europea y Rusia ha sido señalado como un peligro, ¿qué podría decirse de la posibilidad de una paz que no implique garantizar todas y cada una de las exigencias de Ucrania y los países más belicistas del flanco del este? Pese al nerviosismo que provoca en Kiev y Bruselas toda mención a la paz, la complejidad del conflicto, las dificultades del trumpismo a la hora de comprenderlo y ciertas dosis de descoordinación e incompetencia que hacen que ni siquiera quien debe dirigir el proceso diplomático sea capaz de decir si existe realmente un plan hacen altamente improbable que la temida paz llegue en menos de cien días. De ahí lo vacío de las palabras de Zelensky cada vez que se refiere a la idea de un final rápido a la guerra, frase hecha pensada para no ser percibido por el presidente de Estados Unidos como un obstáculo a la paz y que generalmente acompaña de una serie de exigencias que implican necesariamente retrasar el proceso.
“«Creo que, ante todo, [debemos] celebrar una reunión con él y eso es importante. Y eso es, por cierto, algo que todo el mundo en Europa quiere», dijo Zelensky, refiriéndose a «una visión común de un rápido final de la guerra»”, escribe la agencia estadounidense para insistir en el orden en el que el presidente ucraniano quiere que se realice un proceso en el que su capacidad de control es prácticamente nula. “Tras la conversación con Trump, «deberíamos pasar a algún tipo de formato de conversación con los rusos. Y me gustaría ver a los Estados Unidos de América, Ucrania y los rusos en la mesa de negociaciones. … Y, para ser honesto, una voz de la Unión Europea también debería estar allí. Creo que sería justo y eficaz. ¿Pero cómo resultará? No lo sé»”, añade AP, reflejando con las palabras de Zelensky cuáles son las preferencias de Ucrania: una negociación con Estados Unidos en la que queden determinados los términos que van a trasladarse a Rusia y en la que Moscú se encuentre, no solo con Ucrania, sino con Estados Unidos y la Unión Europea.
“La guerra de Ucrania, que dura ya casi tres años, se encuentra en una encrucijada. Trump prometió poner fin a los combates en los seis meses siguientes a su toma de posesión, pero ambos bandos están muy distanciados y no está claro cómo se concretaría un acuerdo de alto el fuego. Mientras tanto, Rusia sigue avanzando lenta pero constantemente a lo largo del frente, y las fuerzas ucranianas sufren una grave escasez de mano de obra. La mayoría de los ucranianos desean una pausa en los combates para reconstruir sus vidas. El país se enfrenta casi a diario a ataques rusos contra viviendas, y los ataques a los sistemas eléctricos han sumido a ciudades enteras en la oscuridad”, escribe AP, que describe una situación que contrasta con la idea de Ucrania de continuar luchando hasta lograr una posición de fuerza en las negociaciones. La debilidad en el frente y la completa dependencia del país de sus socios extranjeros para sostener el Estado y las Fuerzas Armadas ha hecho a Zelensky apelar a otro tipo de fuerza.
Las palabras del presidente ucraniano denotan el temor a encontrarse en unas condiciones comparables a las del Formato Normandía, en las que una parte de la guerra, Donbass, no tenía presencia y era representada por Moscú, cuya población no estaba sufriendo el conflicto y estaba dispuesta a aceptar unas condiciones más favorables a Ucrania de lo que habrían aceptado Donetsk y Lugansk. Zelensky desea el principal activo que le ofrecía ese formato, negociar con el apoyo de sus socios o que sean ellos mismos quienes, con la presencia de Ucrania, negocien en nombre de Kiev como ocurrió en Bielorrusia durante la larga noche que dio lugar a los acuerdos de Minsk.
“Pueden tener sus propias relaciones”, afirmó Zelensky sobre los contactos entre Estados Unidos y Rusia, “pero hablar sobre Ucrania sin nosotros es muy peligroso para todos”. Según Reuters, uno de los planes que estaría planteándose la administración Trump sería negociar con Rusia un alto el fuego que permitiera celebrar elecciones en Ucrania para que, finalmente, Rusia negociara la resolución de la guerra con un Gobierno legítimo en Ucrania. Este planteamiento supondría dilatar el proceso durante meses, teniendo en cuenta el caos de desplazamiento de población existente actualmente en Ucrania y las negociaciones que Kiev tendría que realizar con sus aliados para permitir la votación de millones de personas en el extranjero, y favorecería a la parte que actualmente se encuentra a la defensiva. Ucrania dispondría de tiempo para reforzarse sin la preocupación de posibles avances rusos, que quedarían detenidos durante todo el proceso electoral a la espera de una negociación sin garantías de fructificar. La idea, que evoca el recuerdo de las ofensivas de las Repúblicas Populares de Donbass detenidas por orden de Rusia en favor de la negociación de los dos acuerdos de Minsk que Ucrania incumpliría sistemáticamente, sería favorable a Ucrania, aunque no necesariamente a Zelensky. El sábado, el académico ucraniano-canadiense Ivan Katchanovski insistía en que las perspectivas electorales del actual presidente serían sombrías en un proceso electoral mínimamente libre, algo incierto teniendo en cuenta las condiciones de guerra y de control absoluto del círculo de Zelensky de las estructuras políticas. Comentando este escenario, el periodista opositor ruso Leonid Ragozin escribía que el equipo de Trump ve a Zelensky como un obstáculo para la paz y añadía que Rusia solo aceptaría el alto el fuego previo a un proceso electoral en caso de que partidos como el de Medvedchuk -que en 2021 se encontraba al frente en las encuestas de intención de voto, lo que provocó una campaña de acoso y derribo orquestada desde la Oficina del Presidente- tuvieran la ocasión de participar, algo altamente improbable. En otras palabras, como en 2014 y 2015, se estaría exigiendo a Rusia detener una ofensiva en favor de una negociación futura a la que llegaría con sanciones económicas reforzadas y en la que tendría que enfrentarse a Ucrania, la Unión Europea y Estados Unidos. Solo la percepción de que puede lograrse de Donald Trump el compromiso real -por escrito, no como las promesas que obtuvo en los años 90 Mijaíl Gorbachov- puede conseguir que Moscú acepte, en las condiciones actuales, un plan en estos términos.
Pero no es solo Rusia quien puede ser reticente a la propuesta que plantea Reuters. A juzgar por las palabras de Zelensky, Ucrania no está dispuesta a aceptar cualquier negociación. La obsesión del actual presidente sigue siendo negociar con sus aliados unas condiciones de posguerra que hagan la negociación con Rusia prácticamente insignificante. Todo indica que Ucrania aceptaría congelar la guerra en el frente existente, dejando los territorios fuera de su control de facto en manos rusas, tras conseguir las garantías de seguridad que exige de sus socios. “Sin garantías de seguridad por parte de los aliados de Ucrania, dijo Zelensky, cualquier acuerdo alcanzado con Rusia sólo serviría como precursor de futuras agresiones. El ingreso en la OTAN, un viejo deseo de Kiev que Moscú rechaza categóricamente, sigue siendo la principal opción de Zelensky”, escribe AP sin precisar que también Trump parece descartar la posibilidad de acceso a la OTAN y que otros países, entre ellos Alemania, son también contrarios a ella.
La segunda opción es lograr la presencia de un gran contingente de paz, idea en la que el presidente ucraniano dice en la entrevista estar trabajando con Emmanuel Macron, su principal impulsor. “Dije en presencia de los dos líderes”, afirma Zelensky en referencia a su reunión con Donald Trump en presencia del presidente francés, “que nos interesa como parte de la garantía de seguridad, pero no como única garantía de seguridad”. Ucrania parece ser más favorable a un gran paquete de armamento occidental, es decir, misiles, instalado en Ucrania que a una fuerza militar europea que, según Zelensky, no tendría la fuerza necesaria sin Estados Unidos. “Putin no teme a Europa”, declaró Zelensky la semana pasada.
La preferencia de Kiev sigue siendo la entrada en la OTAN, que el presidente ucraniano califica de “la garantía de seguridad más barata que Ucrania puede recibir, la más barata para todos”. “Será una señal de que no es Rusia quien tiene que decidir quién debe estar en la OTAN y quién no, sino que es Estados Unidos quien decide”, sentenció Zelensky, para quien la certeza de que la admisión en la OTAN significa la continuación de la guerra es un detalle que no hace falta tener en cuenta. “Creo que sería una gran victoria para Trump”, añadió el presidente ucraniano, perfectamente consciente de cuáles son las verdaderas prioridades.
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Ver también:
- El plan de Trump para Ucrania está condenado al fracaso
Scott Ritter. 3/02/2025 - ¿Se está posicionando Trump para un “no acuerdo” con Rusia… o no?
Alastair Crooke. 29/01/2025 - La guerra de Ucrania se convierte en una ficción absurda
M. K. Bhadrakumar. 10/01/2025 - Minsk, la manipulación de un proceso en el que no creyó nadie
Nahia Sanzo. 4/01/2025
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