miércoles, 2 de agosto de 2017

Investigación revela que el parasitismo financiero está detrás del alto costo de medicinas

Nick Beams, wsws.org

El viernes 14 de julio el periódico neoyorquino New York Times publicó un artículo escrito por la editora Gretchen Morgenson sobre la industria farmacéutica y los precios de medicinas en Estados Unidos. Ese artículo, intitulado Big Pharma Spends on Share Buybacks, but R&D? Not So Much (“Las grandes farmacéuticas gastan más en recomprar sus acciones pero, ¿en investigación y desarrollo? muy poco”) pone el dedo en la herida de uno de los fenómenos actuales más significativos —la explosión de parasitismo financiero.

El artículo de Morgenson está basado en un ensayo del Instituto de Nuevo Pensamiento Económico (Institute for New Economic Thinking) intitulado US Pharma’s Financialized Business Model (“El modelo financiero de negocios de los farmacéuticos estadounidenses”) que revela que los exorbitantes precios de medicinas en Estados Unidos —los más altos del mundo— nada tienen que ver con lo que las empresas alegan, que altos precios son imprescindibles para estimular importantísimas investigaciones. Demuestra que en realidad el alto costo de medicinas es la consecuencia de maniobras financieras de las farmacéuticas para que más lucren sus accionistas, principalmente mediante ofertas públicas de recompra de acciones.

martes, 1 de agosto de 2017

Venezuela y la Asamblea Nacional Constituyente: ¿poco o mucho?

Atilio Boron

Pocas veces se celebraron elecciones en un contexto tan signado por la violencia como las de este domingo pasado en Venezuela. Hay pocas experiencias similares en el Líbano, Siria e Irak. Tal vez en los Balcanes durante la desintegración de la ex Yugoslavia. Dudo que en algún país europeo o mismo en Estados Unidos se hubiera celebrado elección alguna en un contexto similar al venezolano. Por eso que algo más de ocho millones de personas hayan desafiado a la derecha terrorista con sus sicarios, pirómanos, saqueadores y francotiradores y concurrido a emitir su voto demuestra el arraigo del chavismo en las clases populares y, además, un valor a toda prueba para luchar por la paz y repudiar la violencia. Y cuando el CNE dice que votaron 8.089.320 personas es así nomás, doblemente certificado por la cédula electoral y el control de las huellas dactilares de cada uno de los votantes. Ese material está allí, sujeto a verificación por parte de la oposición o de observadores independientes, contrariamente a lo ocurrido con la pantomima electoral de la MUD el 16 de Julio que en una hilarante innovación en el arte y la ciencia de la política procedió a admitir votantes con o sin documentos, sufragar cuantas veces lo quisiera para luego quemar todos los registros una vez terminado el relampagueante recuento de los 7 millones y medio de votos que mienten haber recibido.

lunes, 31 de julio de 2017

¿Mike Pence, presidente número 46 para sustituir a Trump?

Alfredo Jalife, La Jornada

Después de la humillante derrota de Trump y el Partido Republicano (PR) en el Senado para repeler el Obamacare, Rick Tyler –anterior jefe de prensa del senador Ted Cruz–sentenció, en el tóxico programa Morning Joe, que “la presidencia de Trump había terminado (https://goo.gl/WcZtfj)”.

El problema con estas perentorias exequias es que Rick Tyler carece de credibilidad al haber inventado una historia falsa sobre el senador Marco Rubio, por lo que fue fulminantemente despedido.

Si el medio es el mensaje, como sustentó el célebre comunicólogo Marshall McLuhan, tampoco los controvertidos conductores de Morning Joe –quienes padecen trumpofobia infinita– son muy creíbles.

Los múltiples intentos y fracasos de Trump y el Partido Republicano para repeler el Obamacare epitomizan su impericia política, que carcome la necesaria cohesión para la gobernabilidad, pero, como decía Yogi Berra –estrella beisbolista de los Yanquis de Nueva York–, el juego no se acaba, hasta que se acaba.

domingo, 30 de julio de 2017

El capitalismo de amiguetes: Coca-cola y el presidente Trump

Vicenç Navarro, Público

Una de las posturas ampliamente extendida entre economistas neoliberales (que goza de gran visibilidad mediática en los mayores medios de comunicación, tanto privados como públicos y tanto escritos como orales y televisivos) es que el mayor problema de la economía española es que el Estado ha sido gestionado y dirigido por gente muy poco competente, que no sobrevivirían en el sector privado. Según tales economistas, los gestores públicos no tienen ni idea de cómo debería gestionarse una empresa. Lo que se necesitaría, dicen tales autores, es permitir que sean grandes empresarios los que contribuyan con su experiencia a la eficiencia de la gestión pública. En Catalunya, el economista de mayor proyección mediática en la televisión pública TV3, de clara sensibilidad neoliberal, ha enfatizado en más de una ocasión que el problema del Estado español (y catalán) es que los que lo gestionan no tienen ninguna experiencia en la empresa privada, alentando que sean gestores de tales empresas los que gestionen también las públicas.

Trump como modelo de la gestión empresarial

Lo que hemos estado viendo en la Administración Trump es la toma del poder directo de los distintos aparatos del Estado por la clase empresarial del país, en un proceso en el que las mayores agencias del Estado pasan a ser dirigidas por grandes empresarios o gestores próximos a las grandes empresas del país sin ningún intermediario. Es la máxima expresión del “capitalismo de amiguetes” en el que todo el aparato del Estado está dirigido y gestionado por los amiguetes del presidente.

Grecia, el rechazo de las deudas ilegítimas, una lucha que une

Eric Toussaint, CADTM

Casi doscientas personas se reunieron en el cine al aire libre Dexameni, en el barrio Kolonaki de Atenas, el lunes 17 de julio para asistir a una conferencia y a la proyección de dos documentales realizados en colaboración con el CADTM. La actividad fue organizada conjuntamente por la Comisión para la Verdad sobre la Deuda Griega y la asociación Justicia para Todos. El vídeo de animación titulado «La dette grecque, une tragédie européenne» (La deuda griega, una tragedia europea) se proyectó al principio de la sesión. Este vídeo, realizado por el equipo de Lieja Productions du Pávet y el CADTM, recibió muchos aplausos.

Entre la militancia reunida esa tarde reconocimos a diversas figuras procedentes de un amplio abanico de la izquierda que resiste a los memorandos: Zoe Konstantopoulou (expresidenta del Parlamento griego y fundadora del partido político Rumbo de Libertad), tres exministros del primer Gobierno de Tsipras (Panagiotis Lafazani, Dimitri Stratoulis y Nadia Valavani, todos miembros de Unidad Popular), el jurista Nikos Konstantopoulos (expresidente de Syriza a principios de los años 2000), Aris Chatzistefanou (director de las películas Debtocracy, Catastroïka… y animador de la web Infowar) , Leonidas Vatikiotis (coguionista de Debtocracy y Catastroïka), Moisis Litsis del CADTM Grecia, Kostas Bitsani (compañero de la eurodiputada Sofia Sakorafa, de viaje en Bruselas esta tarde), Antonis Ntavanelos (exmiembro del buró político de Syriza) y Sotiris Martiris (ambos miembros de DEA y de Unidad Popular), Stathis Kouvelakis (exmiembro del Comité Central de Syriza y miembro de Unidad Popular), Diamantis Karanastasis, uno de los impulsores de Curso de Libertad, Marie Laure Coulmin, coordinadora del libro colectivo Les Grecs contre l’Austérité (Los griegos contra la austeridad); militantes sindicales y muchos ciudadanos y ciudadanas que no participan habitualmente en las reuniones de la izquierda radical. Una auténtica reunión en un contexto en el que la unidad de acción entre resistentes es más necesaria que nunca. Es raro ver semejante diversidad y es importante señalar que la lucha contra las deudas ilegítimas constituye una temática que puede reunir a todo el mundo, aunque no es fácil.

sábado, 29 de julio de 2017

La narratura​ ​del capitalismo

Jorge Majfud, Alai

¿Realmente le debemos la modernidad al capitalismo?

Una de las afirmaciones que los apologistas del capitalismo más repiten y menos se cuestiona es aquella que afirma que este ha sido el sistema que más riqueza y más progreso ha creado en la historia. Le debemos Internet, los aviones, YouTube, las computadoras desde la que escribimos y todo el adelanto médico y las libertades sociales e individuales que podemos encontrar hoy.

El capitalismo no es el peor ni el menos criminal de los sistemas que hayan existido, pero esta interpretación arrogante es, además, un secuestro que la ignorancia le hace a la historia.

En términos absolutos, el capitalismo es el período (no el sistema) que ha producido más riqueza en la historia. Esta verdad sería suficiente si no consideramos que es tan engañosa como cuando en los años 90 un ministro uruguayo se ufanaba de que en su gobierno se habían vendido más teléfonos móviles que en el resto de la historia del país.

La llegada del hombre a la Luna no fue simple consecuencia del capitalismo. Para empezar, ni las universidades públicas ni las privadas son, en sus fundamentos, empresas capitalistas (excepto algunos pocos ejemplos, como el fiasco de Trump University). La NASA tampoco fue nunca una empresa privada sino estatal y, además, se desarrolló gracias a la previa contratación de más de mil ingenieros alemanes, entre ellos Wernher von Braun, que habían experimentado y perfeccionado la tecnología de cohetes en los laboratorios de Hitler, quien invirtió fortunas (cierto, con alguna ayuda económica y moral de las grandes empresas norteamericanas). Todo, el dinero y la planificación, fueron estatales. La Unión Soviética, sobre todo bajo el mando de un dictador como Stalin, ganó la carrera espacial al poner por primera vez en la historia el primer satélite, la primera perra y hasta el primer hombre en órbita doce años antes del Apollo 11 y apenas cuarenta años después de la revolución que convirtió un país atrasado y rural, como Rusia, en una potencia militar e industrial en unas pocas décadas. Nada de eso se entiende como capitalista.

jueves, 27 de julio de 2017

Octubre de 1917, la Revolución que reinventó el mundo

Josep Fontana, Público

La conmemoración del centenario de la revolución rusa de octubre de 1917 debería llevarnos a una evaluación razonada de sus aciertos y sus errores, de la cual podamos sacar lecciones útiles para un presente de desconcierto e incertidumbre.

Entre sus aportaciones positivas figura en primer lugar la de haber alentado en todo el mundo las esperanzas de cambio y la voluntad de protesta de los de abajo hasta forzar a los gobiernos del capitalismo avanzado a desarrollar políticas de “reformismo del miedo” para defenderse de la amenaza potencial de la subversión. Fue en gran medida el miedo al comunismo lo que favoreció que la socialdemocracia crease lo que llamamos el estado del bienestar, basado en una redistribución de los beneficios de la actividad económica. La prueba de ello es que cuando, a fines de los años setenta, desapareció el miedo al comunismo,comenzó el desguace del estado del bienestar y se inició la etapa de desigualdad creciente en que estamos hoy sumergidos.

Otra de sus aportaciones decisivas fue su contribución al proceso de descolonización, un campo en el que los comunistas se mantuvieron activos desde que en 1927 inspiraron la reunión en Bruselas de la Liga contra el imperialismo que reunió a representantes de 134 organizaciones, procedentes de 37 territorios coloniales distintos, con la participación de figuras como Sukarno, Nehru, Haya de la Torre, Messali Hadj y una amplia representación del Kuomintang chino. Un año más tarde, en septiembre de 1928, el sexto congreso de la Internacional comunista publicaba unas Tesis sobre los movimientos revolucionarios en los países coloniales y semicoloniales en que se planteaban los métodos con que ayudar a las “revoluciones democrático-burguesas” de estos países.

Entre sus errores más graves figura el de haber renunciado al ideal leninista de crear una sociedad que, tras una fase transitoria de dictadura del proletariado, procedería a abolir gradualmente todos los mecanismos de poder del estado –la policía, el ejército y la burocracia- iniciando así el camino hacia su desaparición y hacia una sociedad en que se preveía incluso el fin del trabajo asalariado. Lejos de ello, el poder soviético acabó erigiendo un estado opresor, escudándose en la necesidad de defender la revolución de sus enemigos internos y externos.

miércoles, 26 de julio de 2017

Brexit, la noticia silenciosa

Alejandro Nadal, La Jornada

Ya casi nadie habla del Brexit, la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE). Para muchos esa ya no es noticia y después de la tormenta del referendo de junio de 2016, cuando el electorado decidió abandonar la UE, parece que las aguas han vuelto a su cauce normal. Pero las apariencias engañan. Debajo de la aparente calma hay varios volcanes preparándose para hacer erupción. Se ha escrito mucho sobre las razones que explican el resultado del referendo. Pero todavía falta mucho que analizar sobre las consecuencias de ese sufragio de dimensiones telúricas.

Durante la campaña anterior al referendo, el entonces primer ministro David Cameron luchó ferozmente por la permanencia en la Unión Europea. Pero a pesar de lanzar mensajes alarmistas sobre un supuesto colapso económico en caso de ganar el voto negativo, no pudo convencer a unos electores cansados de años de política neoliberal y ávidos de buscar chivos expiatorios. Hoy la libra esterlina permanece un 15 por ciento por debajo del valor que tenía antes del referendo con respecto del euro, pero la economía no sufrió un colapso (todavía). De todas maneras, es importante recordar que la votación en el Reino Unido fue fragmentada. Inglaterra y Gales votaron en favor de abandonar la UE. Pero Escocia e Irlanda del Norte rechazaron la salida y votaron de manera decisiva en favor de permanecer en la Unión Europea. Al día siguiente del referendo Cameron debió renunciar y en su lugar quedó Teresa May, quien había fungido como secretaria del interior.

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