lunes, 15 de enero de 2024

A cien años de su muerte: ¿podemos aprender algo de Lenin?


Miguel Salas, Sin Permiso

El 21 de enero hará cien años que falleció Vladimir Illich Ulianov, más conocido como Lenin. Uno de sus biógrafos, nada partidario de sus teorías, señaló: “el rastro que ha dejado en la historia del mundo es infinitamente más perceptible, pongamos, que el dejado por Alejandro de Macedonia, Tamerlán o Napoleón, pues él solo cambió el curso de la historia” (Robert Payne. Vida y muerte de Lenin). No fue él solo, pero si fue la cabeza de la primera revolución obrera victoriosa que demostró que otro mundo era posible. A pesar de todas las vicisitudes de la revolución rusa de 1917 sus experiencias, virtudes y errores forman parte del bagaje necesario para quienes aspiran alumbrar una nueva sociedad.

Lenin no está de moda. Las campañas en su contra han logrado que en la conciencia de muchas izquierdas aparezca como incómodo, a quien no es nada conveniente acercarse y menos reivindicarlo. Como máximo se le reconoce su lugar en la historia, como agua pasada que mejor no recordar. Él mismo escribió sobre esto: “Ocurre hoy con la doctrina de Marx lo que ha solido ocurrir en la historia repetidas veces con las doctrinas de los pensadores revolucionarios y de los jefes de las clases oprimidas en su lucha por la liberación. En vida de los grandes revolucionarios, las clases opresoras les someten a constantes persecuciones, acogen sus doctrinas con la rabia más salvaje, con el odio más furioso, con la campaña más desenfrenada de mentiras y calumnias. Después de su muerte, se intenta convertirlos en iconos inofensivos, canonizarlos, por decirlo así, rodear sus nombres de una cierta aureola de gloria para “consolar” y engañar a las clases oprimidas, castrando el contenido de su doctrina revolucionaria, mellando su filo revolucionario, envileciéndola” (El Estado y la revolución).

domingo, 14 de enero de 2024

Estados Unidos e "Israel" buscan incendiar Medio Oriente


Carlos Fazio, Al Mayadeen

El eje Washington-Tel Aviv decidió usar la herramienta terrorista como una forma de provocación para involucrar a la República Libanesa e Irán en la confrontación.

Después de tres meses de una guerra híbrida asimétrica que combinó la política de tierra arrasada con el castigo colectivo contra la población de la Franja de Gaza −sin haber conseguido los dos principales objetivos declarados: exterminar a Hamas y rescatar a los soldados y civiles israelíes retenidos por los grupos de la resistencia palestina desde el pasado 7 de octubre−, las fuerzas castrenses y los aparatos de inteligencia del Estado sionista, con el apoyo político, económico y militar de la Casa Blanca, el Pentágono y la CIA, parecen haber tomado la decisión de incendiar Medio Oriente y los mares adyacentes.

Sin haber podido digerir las enormes pérdidas estratégicas que han sufrido debido a la Operación Diluvio de Al-Aqsa −incluidas sendas capacidades de disuasión, a pesar del uso de bombas de media y una tonelada de fabricación estadounidense y el despliegue de portaviones en los mares Mediterráneo, Rojo e Índico−, el eje Washington-Tel Aviv decidió usar la herramienta terrorista como una forma de provocación para involucrar a la República Libanesa e Irán en la confrontación.

El 2 de enero, en una acción sin precedente, "Israel" atacó un objetivo en Beirut, Líbano, y la metralla de sus drones mató a Saleh al Arouri, jefe adjunto del buró político de Hamas y fundador de su ala militar, las Brigadas al Qassam. Un día después se llevó a cabo un atentado terrorista en la ciudad de Kerman, Irán, con saldo de 84 muertos y 284 heridos, coincidiendo con el cuarto aniversario del asesinato del general iraní Qassem Soleimani, por Estados Unidos. La acción fue reivindicada por el grupo mercenario Daesh, al servicio de la política sionista-estadunidense.

sábado, 13 de enero de 2024

El genocidio de Israel ante la Corte Penal Internacional

Puede que la Corte Internacional de Justicia sea lo único que separe a los palestinos de Gaza del genocidio
Chris Hedges, The Chris Hedges Report

El exhaustivo escrito de 84 páginas presentado por Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en el que acusa a Israel de genocidio es difícil de refutar. La campaña israelí de matanzas indiscriminadas, la destrucción masiva de infraestructuras, incluidas viviendas, hospitales y plantas de tratamiento de agua, junto con el uso del hambre como arma, acompañada de la retórica genocida de sus dirigentes políticos y militares, que hablan de destruir Gaza y de limpiar étnicamente a los 2,3 millones de palestinos, constituyen un sólido argumento a favor de la acusación de genocidio.

La difamación de Israel al considerar a Sudáfrica como «brazo legal» de Hamás ejemplifica la insolvencia de su defensa, una difamación replicada por quienes afirman que las manifestaciones celebradas para pedir un alto el fuego y proteger los derechos humanos palestinos son «antisemitas». Israel, con su genocidio retransmitido en directo al mundo, no tiene argumentos sustanciales para contrarrestarlo.

Pero eso no significa que los jueces del tribunal vayan a fallar a favor de Israel. La presión que ejercerá Estados Unidos -el Secretario de Estado Antony Blinken ha calificado las acusaciones sudafricanas de «infundadas»- sobre los jueces, procedentes de los Estados miembros de la ONU, será intensa.

Una sentencia de genocidio es una mancha que a Israel -que utiliza el Holocausto como arma para justificar su tratamiento cruel de los palestinos- le costaría eliminar. Socavaría la insistencia de Israel en que los judíos son víctimas eternas. Destrozaría la justificación de la matanza indiscriminada de palestinos desarmados por parte de Israel y la construcción de la mayor prisión al aire libre del mundo en Gaza, junto con la ocupación de Cisjordania y Jerusalén Este. Acabaría con la inmunidad a las críticas de que disfrutan el lobby israelí y sus partidarios sionistas en Estados Unidos, que han conseguido equiparar las críticas al «Estado judío» y el apoyo a los derechos de los palestinos con el antisemitismo.

Robert Fico y el fracaso de Occidente en Ucrania


El primer ministro de la república eslovaca escribió una columna con su visión del conflicto ucraniano: Occidente tiene la culpa de la situación, que primero provocó una agravación y luego bloqueó las negociaciones de paz, con la esperanza de derrotar a Rusia.
“Desde el comienzo mismo del conflicto en Ucrania, rechacé la visión en blanco y negro que querían Washington o Bruselas. La guerra en Ucrania se remonta a 2014 y está relacionada, entre otras cosas, con el desarrollo de la escena política ucraniana y la relación de los ucranianos con sus conciudadanos rusos, así como con la influencia de los Estados Unidos en todo lo que sucedió y está sucediendo en Ucrania después de 2014. Rusia respondió a la situación de seguridad y a la presión de Kiev para unirse a la OTAN violando el derecho internacional y utilizando la fuerza militar sin un mandato internacional. Los países grandes a menudo hacen esto: miren lo que Estados Unidos logró en Irak.
Occidente, en lugar de hacer esfuerzos inmediatos para establecer un alto el fuego a principios de 2022, cometió un gran error. Juzgó mal la situación, confundiéndola con una oportunidad para poner a Rusia de rodillas. Está demostrado que al comienzo de la guerra en Ucrania en 2022, Occidente impidió al menos dos veces a los ucranianos concluir una tregua en condiciones justas.
Occidente está tratando de aprovecharse de la violación del derecho internacional por parte de Rusia, suministrando a Ucrania un montón de armas, miles de millones de dólares, cargando a Rusia con sanciones, atacando los principales ingresos de Rusia y hasta el último momento espera que un soldado ucraniano le traiga la cabeza de oso ruso en una bandeja. Esta fue y, lamentablemente, sigue siendo una estrategia occidental, y declaro abiertamente que fracasó y no estoy de acuerdo con ella.
No soy uno de esos políticos eslovacos que se alegran de que en Eslovaquia estén convirtiendo a Rusia en un enemigo mortal, y no me gusta que intenten presentar a Rusia como un país enemigo. La forma en que Occidente ha juzgado erróneamente repetidamente la situación en Rusia es impactante. Rusia controla completamente los territorios ocupados. Ni la economía del país ni su moneda colapsaron; las sanciones aumentan su autosuficiencia interna”.

Se consuma agresión anglosajona a Yemen para defender a Israel

Mientras Israel es acusado en la Corte Internacional de Justicia de Genocidio, Estados Unidos y Reino Unido realizan un salvaje bombardeo a Yemen por defender a Palestina
Desde el punto de vista mediático, una torpeza, desde el punto de vista geopolítico, lastimoso, y desde el punto de vista militar, un ridículo…
Como se esperaba, la coalición liderada por Estados Unidos lanzó un ataque con misiles contra objetivos hutíes en Yemen utilizando aviones y barcos.
Varios aviones estadounidenses vuelan cerca de Yemen. Los misiles Tomahawk fueron lanzados desde barcos de la Armada estadounidense. Los aviones de combate de la Fuerza Aérea de Estados Unidos despegaron de varias bases aéreas. El puerto de Hodeidah y las instalaciones militares de Ansarallah en Hodeidah, Saná, Saada, Zabid, Tajiz y Damar fueron atacados. En Internet aparecieron imágenes de éxitos de diferentes partes del país. En respuesta a la agresión, los hutíes lanzaron varios misiles balísticos y de crucero contra barcos en el Mar Rojo. Según la publicación Al-Mayadeen, se registró un impacto en uno de los barcos de la Armada de los Estados Unidos.

A juzgar por las declaraciones de la prensa estadounidense, hoy han cesado los ataques contra Yemen. Sin embargo, cabe señalar que los países occidentales se reservan el derecho de responder en caso de repetidos ataques de los hutíes. Al mismo tiempo, el movimiento Ansarallah ya ha señalado que la reacción de los hutíes será más grave. Y, dadas sus capacidades, no sólo los barcos sino también las bases en los países vecinos podrían convertirse en objetivos. Añadamos que no hubo nada fundamentalmente nuevo en el ataque con misiles de la coalición. Todo está organizado según el mismo esquema que en 2015: incluso las mismas ciudades fueron atacadas. Los hutíes han dicho que los ataques llevados a cabo contra ellos no han provocado daños reales o graves. Los hutíes también dijeron que no existe una coalición real en el Mar Rojo: solo existen Estados Unidos y Gran Bretaña.

Netanyahu y el régimen de Israel acusados de genocidio



La República de Sudáfrica presentó evidencias contundentes de que Israel está perpetrando un genocidio contra el pueblo palestino y exigió un cese inmediato de la operación militar. En el juicio que tiene lugar en La Haya, sede de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de la ONU, los abogados de Sudáfrica demostraron que Tel Aviv ha hecho un uso desproporcionado de la fuerza en su respuesta al ataque del grupo armado Hamas, cometido el pasado 7 de octubre. En su deposición, mostraron documentos, declaraciones y material audiovisual que no dejan lugar a dudas sobre las violaciones a la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, en la cual se establece que ningún ataque armado en el territorio de un Estado, por muy grave que sea, justifica actos de exterminio contra una comunidad.

No es casualidad que Sudáfrica encabece el primer juicio por genocidio contra Tel Aviv, pues durante la segunda mitad del siglo XX, el oprobioso régimen sudafricano del apartheid recibió todo el apoyo de Israel. Sus respectivos gobiernos racistas compartieron inteligencia y consejos sobre cómo mantener oprimidos a los dueños de la tierra usurpada por los colonos y se mantuvieron unidos como socios estratégicos cuando la comunidad internacional ejerció presión sobre ellos para que frenaran la segregación racial y el robo de territorios. El pueblo sudafricano se liberó del apartheid en 1991, pero no ha olvidado la complicidad israelí con sus antiguos opresores. Por ello, es natural que se sienta hermanado con los palestinos, quienes continúan bajo el yugo de un sistema tan inicuo como el que instalaron los descendientes de neerlandeses y británicos en el extremo meridional del continente africano en 1902.

viernes, 12 de enero de 2024

Periodista chileno Gonzalo Lira muere asesinado en cárcel ucraniana


El 10 de mayo de 2023 la Cancillería de Rusia a través de su Embajadora María Zajárova, se refirió a la detención del periodista y bloggero chileno-estadounidense Gonzalo Lira López por el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU). La Embajada de Rusia en Santiago hizo llegar dicho comentario al Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile mediante Nota Verbal. Sin embargo, las autoridades chilenas no se pronunciaron dado su obediencia servil a los intereses de Washington. En un país como Chile que se proclama defensor incondicional de los derechos humanos, de la libertad del periodismo y la expresión se guarda silencio sobre el macabro incidente con un connacional. ¿Será porque las audaces declaraciones y publicaciones de Gonzalo Lira iban en contra de la sesgada y mal intencionada propaganda occidental sobre el conflicto en Ucrania que tanto eco tiene en Chile? ¿Y dónde está el famoso anhelo a la diversidad de opiniones?

“Fue torturado, extorsionado, incomunicado durante 8 meses y 11 días y la Embajada de EEUU no hizo nada para ayudar a mi hijo. El responsable de esta tragedia es el dictador Zelenski con la concurrencia de un senil presidente norteamericano, Joe Biden”, escribió su padre en Twitter. Gonzalo Lira fue asesinado a los 55 años en una cárcel ucraniana, donde estaba recluido por el delito de criticar al régimen de Vladímir Zelenski, según informó su padre, citado por el periodista Alex Rubinstein. Rubinstein compartió una carta escrita por Lira a su hermana, que recibió el 4 de enero. Según su contenido, el periodista tenía neumonía en ambos pulmones, así como neumotórax y un caso muy grave de edema. Lira señaló que, aunque todo esto había empezado a mediados de octubre, la cárcel lo ignoró hasta el 22 de diciembre.

Cómo morirá la civilización occidental

Como observa el historiador Andrei Fursov, aunque el “choque de civilizaciones” de Huntington es un típico “virus conceptual” cuya principal tarea es desviar la atención de las contradicciones reales, la crisis del capitalismo tiene un poderoso aspecto civilizatorio, y además triple: la crisis de la civilización europea; la crisis de las civilizaciones no europeas, causada por el impacto del capitalismo en ellas; y la crisis de la civilización terrenal en su conjunto, debido a la naturaleza global del capitalismo. En la crisis de la civilización europea, además de la decadencia de la alta cultura y del cambio del propio material humano europeo en el siglo XX, hay que señalar sobre todo la crisis del cristianismo. Este último está casi muerto. El protestantismo, habiendo sustituido a Dios por el Libro, casi se ha convertido en neojudaísmo. El cristianismo no es inmune ni al judaísmo ni al liberalismo. La combinación de las crisis del capitalismo, de la civilización europea (y del cristianismo en ella) encuentra su expresión por excelencia en la crisis (o culminación) del “proyecto bíblico”. Por un lado, el hombre blanco alimentado, anciano, socialmente atomizado, burgués, cuasicristiano, politizado y multiculturalizado de Europa Occidental y Norteamérica, y por otro, el hombre hambriento, joven, agresivo, antiburgués, no blanco, oscuro (a menudo no sólo literalmente, sino también en sentido figurado) con fuertes valores colectivos, son el verdadero futuro “brillante” de Occidente. Esto no es sólo “el ocaso de Europa”, sino el ocaso de Europa en el agujero de la Historia sin posibilidad de salir del mismo. Si tenemos en cuenta el hecho de que los “occidentales” han olvidado cómo trabajar —han perdido su ética del trabajo— y cómo luchar —han perdido su capacidad de combate—, la perspectiva parece aún más sombría.

Andrei Fursov, Mente Alternativa

Debido a la naturaleza social del capitalismo y a su escala global, la crisis de este sistema se convierte en una especie de detonante, un fenómeno en cascada que desencadena un mecanismo de crisis que va mucho más allá no sólo del capitalismo, sino del marco sociosistémico. Ya se ha escrito bastante sobre la crisis de la sociedad moderna, las ideologías progresistas del marxismo y el liberalismo y las formas asociadas de organización de la ciencia y la educación -toda la geocultura de la Ilustración-, así como sobre la crisis de la civilización europea.

En este último caso, hay que subrayar que el capitalismo, sobre todo después del sistema-mundo europeo de los “largos años cincuenta” del siglo XIX, es decir, en 1848-1867 (exactamente entre las revoluciones europeas de 1848 y la Restauración Meiji en Japón, entre el “Manifiesto del Partido Comunista” y el primer volumen de “El Capital”), convertido en un sistema mundial con el “Occidente atlántico” como núcleo, comenzó a destruir no sólo las civilizaciones no europeas, sino también la europea, logrando resultados significativos en sólo unas décadas.

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