El terremoto de 9.0 grados en la escala de Richter que azotó a Japón el 11 de marzo, no sólo provocó un desplazamiento en el eje de la Tierra, sino también una deformación del terreno de 25 metros y el hundimiento de la costa oriental de la isla Honshu, la mayor del archipiélago nipón, de acuerdo a los datos que proporciona un equipo de investigadores de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Los científicos del Instituto Nacional Italiano de Geofísica y Vulcanología que plantearon el desplazamiento del eje de la Tierra por el terremoto de Japón, utilizaron las observaciones del Envisat para trazar un mapa del desplazamiento de terreno y confirmaron las conclusiones de la NASA. La técnica empleada es una interferometría con radar de apertura sintética, que se conoce como InSAR y que muestra (ver imagen), coloreadas en rojo, las zonas que han sufrido el desplazamiento de tierra.