Paul Krugman
Así que parece que después de todo no vamos a tener una segunda Gran Depresión. ¿Qué nos salvó? La respuesta, básicamente, es el Gran Gobierno. Solo para dejar algo en claro; la situación económica sigue siendo terrible, es más, peor de lo que casi todos pensaron no hace mucho.
La nación ha perdido 6,7 millones de empleos desde que comenzó la recesión. Una vez que tengamos en cuenta la necesidad de encontrar empleo para una población creciente en edad laboral, probablemente tengamos nueve millones de empleos menos de los que debiéramos tener.
Y el mercado laboral aún no ha cambiado su tendencia --ese ligero descenso en la tasa de desempleo del mes pasado probablemente haya sido un error estadístico. Aún no hemos llegado al punto en que las cosas realmente empiecen a mejorar; por el momento, lo único que podemos celebrar son los indicios de que las cosas están empeorando más lentamente.
Sin embargo, por todo eso, el último aluvión de informes económicos sugiere que la economía ha retrocedido varios pasos del borde del abismo.
Hace unos pocos meses la posibilidad de caer al abismo parecía demasiado real. El pánico financiero de fines de 2008 fue tan grave, en cierto sentido, como el pánico bancario de principios de la década de 1930, y durante un tiempo los indicadores económicos claves --comercio mundial, producción industrial mundial, incluso los precios de la bolsa-- estaban cayendo tan o más rápidamente que en 1929-1930. Pero en la década de 1930 las curvas de tendencia seguían cuesta abajo. Esta vez, la caída parece estar terminando al cabo de solo un año terrible.
Entonces, ¿qué nos salvó de una total repetición de la Gran Depresión? La respuesta casi seguramente radica en el papel muy diferente desempeñado por el gobierno.
Con toda probabilidad, el aspecto más importante del papel del gobierno en esta crisis no es lo que ha hecho, sino lo que no ha hecho: a diferencia del sector privado, el gobierno federal no ha reducido el gasto a medida que han disminuido sus ingresos. (Los gobiernos estatales y locales han sido una historia diferente.) Los ingresos por impuestos están muy por debajo, pero los cheques de la Seguridad Social se siguen emitiendo. Medicare aún paga las facturas del hospital; los empleados federales, desde los jueces a los guardabosques y los soldados aún reciben su salario.
Todo esto ha ayudado a sustentar la economía en su momento de crisis en una forma que no sucedió en 1930, cuando el gasto federal era un porcentaje mucho menor del PIB. Y sí, eso significa que los déficits presupuestarios --que son una mala cosa en tiempos normales-- en realidad son ahora una ventaja.
Además de tener este efecto estabilizador “automático”, el gobierno ha intervenido para rescatar al sector financiero. Uno puede decir (yo lo haría) que el rescate de las firmas financieras debió haber sido manejado de mejor manera, que los contribuyentes han pagado demasiado y recibido muy poco. Pero es posible estar insatisfecho, incluso enfadado, acerca de la manera en que han funcionado los rescates financieros aunque se reconozca que sin estos rescates las cosas hubieran sido mucho peores.
El asunto es que en esta oportunidad, a diferencia de la década de 1930, el gobierno no adoptó una actitud de lavarse las manos mientras gran parte del sistema bancario se desplomaba. Y esa es otra razón por la que no estamos viviendo en la Gran Depresión II.
Por último y probablemente menos importante, pero de ninguna manera triviales, están los esfuerzos deliberados del gobierno por dinamizar la economía. Desde el inicio argumenté que la Ley de Recuperación y de Reinversión, conocida como el plan de estímulo de Obama, era demasiada pequeña. No obstante, estimados razonables sugieren que están trabajando ahora alrededor de un millón de norteamericanos adicionales que los que hubieran estado empleados sin ese plan --una cifra que crecerá con el tiempo-- y que el estímulo ha desempeñado un papel significativo en sacar a la economía de su caída libre.
En resumen, el gobierno ha desempeñado un papel estabilizador crucial en esta crisis económica. Ronald Reagan estaba equivocado: a veces el sector privado es el problema. Y el gobierno es la solución.
¿Y no se alegran ustedes que en este momento el gobierno esté dirigido por gente que no odia al gobierno?
No sabemos cuáles hubieran sido las políticas económicas de una administración McCain-Palin. Sin embargo, sí sabemos lo que los republicanos en la oposición han estado diciendo --y se reduce a exigir que el gobierno deje de impedir el avance de una posible depresión.
No estoy hablando solo de una oposición al estímulo. Los más importantes republicanos quieren eliminar también los estabilizadores automáticos. En marzo, John Boehner, el líder de la minoría en la Cámara de Representantes, declaró que como las familias están sufriendo, “es hora de que el gobierno les apriete el cinturón y demuestre al pueblo norteamericano que ‘aguantemos’.” Afortunadamente, su consejo fue ignorado.
Aún estoy muy preocupado por la economía. Me temo que aún existe una sustancial posibilidad de que el desempleo permanezca alto por un tiempo muy largo. Pero parece que hemos evitado lo peor: la catástrofe total ya no parece probable.
Y la razón es el Gran Gobierno, dirigido por gente que comprende sus virtudes.
Una mirada no convencional al modelo económico de la globalización, la geopolítica, y las fallas del mercado
lunes, 17 de agosto de 2009
domingo, 16 de agosto de 2009
Lecturas
Evitar lo peor, Paul Krugman. El Pais.
Intervencionismo conservador, Bradford DeLong. El Pais
China pilota la recuperacion, Jose Reinoso. El Pais.
Economia mexinana cae 11,2% el segundo trimestre, La Jornada.
Prechter predice que el petróleo caerá por debajo de los diez dólares en la próxima década, El Economista
Esto saldra en la pagina al pulsar leer mas
Intervencionismo conservador, Bradford DeLong. El Pais
China pilota la recuperacion, Jose Reinoso. El Pais.
Economia mexinana cae 11,2% el segundo trimestre, La Jornada.
Prechter predice que el petróleo caerá por debajo de los diez dólares en la próxima década, El Economista
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Urge terminar con los paraísos fiscales
Durante las últimas semanas se han logrado numerosos acuerdos para la cooperación y el intercambio de datos referidos al secreto bancario. Desde la cumbre del G20 en Londres el 2 de abril, se ha tomado en serio la necesidad de terminar con los paraísos fiscales, suerte de anomalía en el mercado financiero responsable en gran parte del caótico estado actual de la economía y las finanzas por las distorsiones que entrega a la acciones de política económica .
Aunque es muy natural y deseable esperar que el cambio de giro experimentado por algunas economías europeas se consolide y permanezca, la situación es tan frágil que nada asegura que haya un rápido retorno a indicadores positivos. Sólo en Estados Unidos han quebrado 77 bancos durante este año, rompiendo todos los récord y a una velocidad que sorprende. Horas antes, la cifra era de 74 bancos.
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Los avances que se han logrado desde el 2 de abril han sido significativos. Cerca de 90 países se han comprometido a respetar las normas de la OCDE, aceptando así los acuerdos para transparentar la información bancaria. Luxemburgo, Bélgica, Suiza y hasta las Islas Caimán se han comprometido a levantar el secreto bancario que muchas veces esconde negocios ilícitos como los que hace un par de semanas fueron dados a conocer en la ciudad de Nueva Jersey, en Estados Unidos.
En ese lugar un grupo de políticos, empresarios y rabinos fueron detenidos por las SEC, la que tras diez años de investigación, logró desmantelar a una gigantesca red de corrupción y lavado de dinero que operaba entre EE.UU. e Israel, moviendo miles de millones de dólares con la ayuda de los "paraísos fiscales", de acuerdo a lo que reseña The Economist. El tráfico de drogas, el tráfico de armas y hasta el tráfico de órganos humanos los realizaba esta red de corrupción en las mismas narices de las autoridades, muchas de las cuales eran sobornadas, en una de las ciudades más corruptas de Estados Unidos.
En esa operación participaron más de 300 agentes del FBI, quienes muchas veces temieron que la investigación fuera abortada al quedar en nada cuando la justicia cerraba rápidamente los casos, como ocurrió muchas veces con las investigaciones en contra de Bernard Madoff. Cerrarle el camino a los paraísos fiscales, es apostar por acorralar a las mafias que pueden aprovechar el alicaído estado de la economía global para intentar tomar el control de algunos mercados estratégicos. El informe Global Trends que reseñamos el año pasado, dedica un capítulo a analizar el peligroso protagonismo que puede tener el crimen organizado si se le deja operar a su libre arbitrio.
Por ello que la reunión del G20 en Londres acordó atacar a los países que se nieguen a cooperar con los procedimietos judiciales y administrativos contra el fraude fiscal y el blanqueo de dinero. Las oscuras alianzas entre el poder económico, el poder político y el crimen organizado, constituye un elemento de abierta distorsión. Las mafias operan en las sombras y aprovechan todas las bondades que les permiten los "paraísos fiscales". Por eso que la "lista negra" que entregó la OCDE el mismo 2 de abril, se ha ido reduciendo dado que muchos países han acordado levantar el secreto bancario.
Si bien la OCDE no tiene ningún poder para aplicar sanciones, se espera que sea el mismo G20 en la reunión que se realizará el 23 y 24 de septiembre en Pittsburgh (Pensilvania), el que determine un castigo. El tema de transparentar la actividad financiera será relevante a la hora de buscar un mercado más eficiente. Las distorsiones que provoca las existencia de un mundo financiero en las sombras, ha quedado demostrada con su poder destructivo sobre la economía real y la estabilidad financiera de los países.
viernes, 14 de agosto de 2009
Top Ten en desigualdad
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Chile es uno de los países con peor distribución del ingreso del mundo, y el modelo económico neoliberal (entiendase globalización, tratados de librecomercio mezquinos, abundancia de trabajo precario), no ha hecho más que acentuarlo, como muestrala gráfica.De acuerdo al Informe de Desarrollo Humano de la ONU, el país con la peor distribución del ingreso, de acuerdo al Coeficiente de Gini, es Namibia con un índice de 0,707 (recordemos que mientras más cerca de 1 hay mayor desigualdad, y mientras más cerca de 0 mejor equidad). Brasil tiene un índice de 0,571 y Chile de 0,557, es decir uno de los peorers del mundo. Somos top ten en desigualdad. Los países con mejor equidad son Suecia con 0,25, Japón con 0,249 y Dinamarca con 0,245.
En la gráfica vemos claramente los períodos en los que el Gini ha mejorado para Chile: desde fines de los años 60 (gobierno de Frei Montalva) hasta la primera parte de los 70 (gobierno de Salvador Allende), y luego a principios de los años 90 (gobierno de Patricio Aylwin, el primer gobierno de la Concertación). Desde 1975, la desigualdad aumenta fuertemente, tal como lo hace desde 1994, con los gobiernos de Frei Ruiz-Tagle, Lagos y Bachelet. Lejos de reducirse, la desigualdad se ha estancado y por momentos ha aumentado producto de la miopía política y económica de los gobiernos de la concertación.
Lectura recomendada El coeficiente de Gini
Publicado por
mamvas
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9:07 p.m.
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Coeficiente de Gini,
Desigualdad,
Distribución del Ingreso,
Economía Chilena
Ola deflacionaria sacude a la Eurozona
La inflación marcó en julio un nuevo mínimo en la zona del euro, al acumular un retroceso de 0,7% en doce meses, una evolución que refleja la fuerte corrección experimentada por los precios energéticos el último año.
Según Eurostat, la oficina estadística comunitaria, el Índice de Precios de Consumo Armonizado (IPCA) tuvo el mes pasado en los países de la moneda única su segundo registro negativo desde que en 1997 comenzó la serie histórica -tras el -0,1% en que se situó en junio- tras caer 0,7%.
En un año, y debido al abaratamiento de la energía y a la debilidad de la actividad económica, la inflación ha pasado de establecer un récord -en julio del 2008, el IPCA escaló en el área del euro al 4% y al 4,4% en el conjunto de la UE- a marcar mínimos desconocidos en la historia reciente.
A pesar de esta tendencia bajista, los máximos responsables de la política económica europea siguen descartando la deflación -una situación que el Banco Central Europeo (BCE) define como una caída continuada de los precios, que conduce a la contracción de la demanda, ante la perspectiva de nuevas bajadas-.
Tanto el BCE como la Comisión Europea esperan que la inflación continúe en tasas negativas durante algunos meses, pero insisten en que a medio plazo la situación se corregirá. Para el conjunto del año, Bruselas prevé una inflación del 0,4%, en tanto que la autoridad monetaria espera que se sitúe entre el 0,1% y el 0,5%.
Banco Central mantiene tasa en 0,5%
Cumpliendo con las expectativas, el Banco Central ha mantenido la tasa de interés en el 0,5%, lo que da cuenta de la delicada situación económica chilena agravada por los errores del año pasado cuando el Central elevó continuamente la tasa de interés (ver gráfica) desconociendo la gravedad del fenómeno recesivo externo.
Una vez más la torpeza de esas políticas le está jugando una dura pasada al país, más aún cuando el descenso de las tasas de interés no es aplicado por los bancos comerciales.
La caída en la producción, el aumento del desempleo y la deflación que ya estamos viviendo, obligará al Banco Central a mantener la tasa de política monetaria en bajos niveles hasta mediados del próximo año.
Para este año se proyecta una inflación negativa en torno a -1% a -1,5%, un desempleo del 11% y una caída en el PIB en niveles del 2 por ciento. todas estas cifras son producto exclusivo de las políticas del Banco Central, que no hacen más que seguir el paradigma neoliberal del control de precios.
Francia y Alemania muestran leve repunte
La cifra para la caída del PIB de la zona Euro en el segundo trimestre del año mostró un descenso de -0,1%, mucho menos que la caída de -2,5% en el trimestre anterior. Gran parte de este retorno a una senda de estabilidad se debe al incremento del 0,3% experimentado por Francia y Alemania, países que rompiendo todo pronóstico, han comenzado a crecer antes que las economías de Estados Unidos y Gran Bretaña, que siguen sumergidas en los números rojos.
Después de cuatro trimestres de contracción consecutiva en el PIB, Francia y Alemania dieron signos de revertir el fenómeno recesivo, producto de los cuantiosos planes de estímulo aplicados. De ahí que no falten quienes señalan que “Keynes ha rescatado a Francia y Alemania”, como este titular del Telegraph. Por eso que la pregunta de rigor es ¿qué pasará en estos países cuando los incentivos públicos a la economìa se agoten?.
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Después de cuatro trimestres de contracción consecutiva en el PIB, Francia y Alemania dieron signos de revertir el fenómeno recesivo, producto de los cuantiosos planes de estímulo aplicados. De ahí que no falten quienes señalan que “Keynes ha rescatado a Francia y Alemania”, como este titular del Telegraph. Por eso que la pregunta de rigor es ¿qué pasará en estos países cuando los incentivos públicos a la economìa se agoten?.
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jueves, 13 de agosto de 2009
Caída en producción petrolera agrava recesión en México
La caída de la producción y de los precios del petróleo podrían precipitar a México a su recesión más grave en 30 años. México es el tercer mayor exportador de petróleo a Estados Unidos pero sus reservas se están agotando, y Petróleos Mexicanos ha sido lento para explorar los depósitos en aguas profundas.
La paraestatal Pemex extrae actualmente unos 2,6 millones de barriles diarios, un descenso en comparación con los 2,8 millones diarios en el 2008. Se espera que la producción retroceda a unos 2,5 millones de barriles al día el próximo año.
Incluso con el declive en la producción, los ingresos por la venta de petróleo financiaron el 40% del presupuesto de México el año pasado. El gobierno protegió los ingresos provenientes del crudo al fijar los precios en 70 dólares el barril, pero esas garantías no estarán en el 2010. Los precios del petróleo de exportación rondarán este año los 53 dólares el barril.
La combinación de la caída en el ingreso y en la producción obligará a que la economía de México no se recupere con tanta rapidez como el resto del mundo en el 2010, año en el que pronostica un crecimiento del 3% en el país. Este año se espera que la economía de México caiga 7,5%.
México envía el 80% de sus exportaciones a Estados Unidos y ha sido muy golpeado por la desaceleración de la economía estadounidense. También ha visto una enorme caída en las remesas que los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos envían a sus familiares.
El Banco de México dijo que las remesas -la segunda mayor fuente de divisas extranjeras en el país después de las exportaciones de petróleo- descendieron casi 18% en el segundo trimestre del 2009 en comparación con el mismo período el año pasado.
miércoles, 12 de agosto de 2009
¿Está China creando la próxima burbuja?
A medida que las exportaciones de China sufren el mayor desplome de su historia, con caídas que llegan al 40 por ciento del PIB, tal como las que viven Alemania, Japón, Corea o Singapur, surgen muchas dudas sobre la fortaleza real del gigante asiático. La economía China camina por la cuerda floja y trata de contener la debacle del comercio exterior con cuantiosas inversiones en carreteras y ferrocarriles que logren mantener en pie a las industrias de propiedad estatal. En este punto no sólo está en juego la teoría del desacople, a la cual nos hemos referido en otros artículos, sino toda la estabilidad de la economía mundial.
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martes, 11 de agosto de 2009
La crisis asiática, diez años después
Este artículo lo escribió Joseph Stiglitz en julio de 2007, al cumplirse diez años desde el estallido de la crisis asiática. Dada su gran relevancia, vale la pena recordarlo, para ver hasta que punto un mundo dominado por la política estadounidense, donde el FMI y el Banco Mundial han sido meros ejecutores, son responsables directos de la situaciòn actual.
Joseph Stiglitz
Este julio marca el décimo aniversario de la crisis financiera del este de Asia. En julio de 1997, el Baht tailandés se desplomó. Poco después, el pánico financiero se expandió a Indonesia y Corea, luego a Malasia. En poco más de un año, la crisis financiera asiática se convirtió en una crisis financiera global, con la caída del rublo de Rusia y el real de Brasil.
En medio de una crisis, nadie sabe hasta dónde caerá una economía ni por cuánto tiempo. Pero el capitalismo, desde sus inicios, ha estado signado por crisis; cada vez, la economía se recupera, pero cada crisis conlleva sus propias lecciones. De modo que diez años después de la crisis de Asia, es natural preguntar: ¿cuáles fueron las lecciones que el mundo aprendió de ellas? ¿Una crisis semejante podría volver a ocurrir? ¿Otra crisis es inminente?
Existen algunas similitudes entre la situación de entonces y la de hoy: antes de la crisis de 1997, había habido rápidos incrementos en los flujos de capital de los países desarrollados a los países en desarrollo –un incremento que se sextuplicó en seis años-. Después, los flujos de capital a los países en desarrollo se estancaron.
Antes de la crisis, algunos pensaban que las primas de riesgo para los países en desarrollo eran irracionalmente bajas. Estos observadores demostraron tener razón: la crisis estuvo marcada por las primas de riesgo en alza. Hoy, el exceso global de liquidez una vez más resultó en primas de riesgo comparativamente bajas y en un resurgimiento de los flujos de capital, a pesar de un amplio consenso de que el mundo enfrenta enormes riesgos (incluyendo los riesgos planteados por un retorno de las primas de riesgo a niveles más normales).
En 1997, el FMI y el Tesoro de Estados Unidos responsabilizaron por la crisis a la falta de transparencia de los mercados financieros. Pero cuando los países en desarrollo apuntaron con sus dedos a cuentas bancarias secretas y fondos de inversión, el entusiasmo del FMI y de Estados Unidos por una mayor transparencia disminuyó. Desde entonces, los fondos de inversión crecieron en importancia y las cuentas bancarias secretas florecieron.
Sin embargo, existen algunas diferencias importantes entre entonces y ahora. La mayoría de los países en desarrollo han acumulado masivas reservas de divisas extranjeras. Aprendieron a fuerza de golpes lo que les pasa a los países que no lo hacen, cuando el FMI y el Tesoro de Estados Unidos se entrometieron, arrebataron la soberanía económica y exigieron políticas destinadas a mejorar el reembolso a los acreedores occidentales, que sumergieron sus economías en profundas recesiones y depresiones.
Las reservas son costosas, ya que el dinero podría haber sido invertido en proyectos de desarrollo que mejorarían el crecimiento. No obstante, los beneficios de reducir la probabilidad de otra crisis y otra pérdida de independencia económica compensan por lejos los costos.
Este crecimiento de las reservas, al mismo tiempo que sirvió de garantía para los países en desarrollo, creó una nueva fuente de volatilidad global. Al perder el dólar perdió su lugar sagrado como depósito de valor bajo la administración Bush, reequilibrar estas carteras multimillonarias en dólares implica despojarse de los activos en dólares, contribuyendo al debilitamiento del dólar.
Al mismo tiempo, los países en desarrollo han pedido prestado cada vez más en sus propias monedas durante los últimos años, reduciendo así su exposición al riesgo de cambio. Para aquellos países en desarrollo que siguen fuertemente endeudados en el exterior, un incremento en las primas de riesgo casi con certeza provocaría una agitación económica, si no una crisis. Pero el hecho de que tantos países tengan grandes reservas significa que la probabilidad de que el problema derive en una crisis financiera global se reduce marcadamente.
En medio de la crisis de 1997, se generó el consenso de que existía la necesidad de un cambio en la arquitectura financiera global: el mundo necesitaba un mejor desempeño a la hora de prevenir las crisis y hacerles frente cuando ocurren. Pero el Tesoro de Estados Unidos y el FMI se dieron cuenta de que las probables reformas, por más deseables que fueran para el mundo, no eran de su interés.
Hicieron lo que pudieron para asegurar que no se produjera ninguna reforma importante durante la crisis, con la certeza de que después de la crisis el impulso para la reforma se disiparía. Tenían más razón de lo que pensaban. Después de todo, ¿quién podría haber anticipado que a Bill Clinton lo seguiría un presidente norteamericano decidido a socavar el sistema multilateral en todas sus manifestaciones?
Por ejemplo, cuando el FMI sugirió acertadamente, después de la crisis de Argentina, que era necesario implementar una mejor manera de reestructurar la deuda (un procedimiento de quiebra internacional), Estados Unidos vetó la iniciativa. Cuando la OCDE propuso un acuerdo para restringir el secreto bancario, la administración Bush también vetó esa iniciativa.
Por cierto, las dos lecciones más importantes de la crisis no han sido absorbidas. La primera es que la liberalización de los mercados de capital –la apertura de los mercados financieros de los países en desarrollo a incrementos en dinero “caliente” de corto plazo- es peligrosa. No fue casual que los únicos dos países en desarrollo importantes que no sufrieron una crisis fueran India y China. Ambos se habían resistido a la liberalización de los mercados de capital. Sin
embargo, hoy ambos están bajo presión para liberalizarse.
La segunda lección es que en un mundo altamente integrado, existe la necesidad de una institución financiera internacional creíble que diseñe las reglas del camino de manera que se mejore la estabilidad global y se promueva el crecimiento económico en los países en desarrollo. Con el FMI tan dominado por Estados Unidos (es el único país con derecho a veto) y Europa (que, por norma, nombra a su titular), durante mucho tiempo se consideró que el Fondo representaba los intereses de los acreedores internacionales. Sus fracasos en la crisis de 1997 socavaron aún más su credibilidad y su imposibilidad a la hora de hacer algo respecto de los masivos desequilibrios financieros globales que hoy representan la principal amenaza para la estabilidad financiera han subrayado sus limitaciones.
Las reformas siguen siendo necesarias –inclusive una revisión del sistema de reservas global-. Tal vez no estemos enfrentando una repetición de la crisis financiera global de 1997, pero a no confundirse, las imperfecciones en el sistema financiero global todavía pueden ser costosas, tanto en términos de prosperidad como de estabilidad global.
Enlace a texto original en Project Syndicate, The Guardian
Economía de EE.UU. tocará fondo el tercer trimestre
Ya son varias las señales que apuntan a que la crisis podría estar tocando fondo. El propio Alan Greenspan, ex presidente de la Fed, afirmaba recientemente que la recuperación está cerca. Y no es el único. Un 90% de los 51 economistas consultados para elaborar el informe Blue Chips Economic Indicators creen que este trimestre se alcanzará el peldaño más bajo de la recesión económica.
Sin embargo, el debate gira ahora en torno a la rapidez y la duración de la reactivación económica, sobre el cual no hay mucho consenso. Esta evaluación sigue los datos recientes de la economía estadounidense, que dio cuenta de una caída en el PIB de -1% en el segundo trimestre, tasa de caída menor al -6,4% del período enero-marzo, y del -5,4% del período octubre-diciembre.
Aunque existen sospechas que en la segunda mitad del año remontarán ligeramente los inventarios de la industria con leves mejorías en el gasto del consumidor y en la inversión inmobiliaria, lo cierto es que el desempleo continuará siendo un problema en los próximos meses. Un 70% de los expertos estiman que la tasa de paro no bajará del 7% hasta la segunda mitad de 2012 o incluso después.
Para el conjunto del año, el informe prevé una contracción del PIB del -2,6%, mientras que en 2010 presentará una tasa de crecimiento positiva, del 2,3%. En cuanto a la tasa de paro, calculan que podría alcanzar el 10% este año.
El informe revela que casi dos tercios de los encuestados piensan que la economía apunta a una recuperación con forma de 'U', marcada por una expansión del producto interno bruto inferior a la tendencia, antes de que un crecimiento más sólido se afiance en el segundo semestre del 2010.
Otro 17% considera que la recuperación tendrá forma de 'V', en el que el crecimiento retome el ritmo de la tendencia en forma sostenida, mientras que el mismo porcentaje temía una recuperación en 'W', según el sondeo. Bajo este an{alisis, el crecimiento del PIB subirá por un trimestre o dos, sólo para volver a caer antes de que se afiance una recuperación duradera.
Sin embargo, el debate gira ahora en torno a la rapidez y la duración de la reactivación económica, sobre el cual no hay mucho consenso. Esta evaluación sigue los datos recientes de la economía estadounidense, que dio cuenta de una caída en el PIB de -1% en el segundo trimestre, tasa de caída menor al -6,4% del período enero-marzo, y del -5,4% del período octubre-diciembre.
Aunque existen sospechas que en la segunda mitad del año remontarán ligeramente los inventarios de la industria con leves mejorías en el gasto del consumidor y en la inversión inmobiliaria, lo cierto es que el desempleo continuará siendo un problema en los próximos meses. Un 70% de los expertos estiman que la tasa de paro no bajará del 7% hasta la segunda mitad de 2012 o incluso después.
Para el conjunto del año, el informe prevé una contracción del PIB del -2,6%, mientras que en 2010 presentará una tasa de crecimiento positiva, del 2,3%. En cuanto a la tasa de paro, calculan que podría alcanzar el 10% este año.
El informe revela que casi dos tercios de los encuestados piensan que la economía apunta a una recuperación con forma de 'U', marcada por una expansión del producto interno bruto inferior a la tendencia, antes de que un crecimiento más sólido se afiance en el segundo semestre del 2010.
Otro 17% considera que la recuperación tendrá forma de 'V', en el que el crecimiento retome el ritmo de la tendencia en forma sostenida, mientras que el mismo porcentaje temía una recuperación en 'W', según el sondeo. Bajo este an{alisis, el crecimiento del PIB subirá por un trimestre o dos, sólo para volver a caer antes de que se afiance una recuperación duradera.
Fernando Flores y la historia de la internet del gobierno de Allende
History of the Internet from PICOL on Vimeo.
Cuando el ejército de Pinochet derrocó al presidente Salvador Allende, hace casi 36 años, descubrió un revolucionario sistema de comunicaciones que conectaba a todo el país al que algunos califican como “una especie de Internet socialista.” ¿Su creador? Un excéntrico científico británico llamado Stafford Beer. Este emocionante artículo fue publicado en The Guardian el 8 de septiembre del año 2003, a días del trigésimo aniversario del golpe militar y reproducido en El Clarin de Buenos Aires el 12 de septiembre de 2003.
Por Andy Beckett, The Guardian
A principios de los años 70, en un lugar alejado de West Byfleet, en Surrey, Inglaterra, se realizó un experimento tan pequeño como importante. En el cobertizo de una casa, un adolescente llamado Simon Beer construyó una serie de “contadores eléctricos para medir la opinión pública”. La idea fue la siguiente: los usuarios hacían girar el dial del medidor para indicar si estaban o no satisfechos con determinada propuesta política. Extraño y ambicioso, el planteo funcionó bien. Y lo más sorprendente era que el mercado que había encargados su desarrollo, y al que estaba explícitamente dirigido no era Gran Bretaña, sino Chile.
El Reino Unido se acerca a su "década perdida"
El Reino Unido corre el riesgo de sufrir una "década perdida" a imagen y semejanza de la que sufrió Japón en la década de los 90, debido a que la aparente recuperación económica de los últimos meses sigue siendo extremadamente endeble producto de que tras esta crisis no se encuentra sólo una burbuja inmobiliaria o financiera sino un sistema global de alto riesgo.
El gobernador del Banco de Inglaterra (BoE), Mervyn King, realizará esta advertencia cuando entregue los últimos datos oficiales sobre inflación, según adelanta el diario Daily Telegraph. Este asegura que Mervyn King admitirá que si bien lo peor de la recesión ha pasado y que el PIB podría aumentar hacia el final de año, la recuperación puede ser aún más dolorosa que la crisis misma.
El riesgo de que el país caiga en "la trampa de la deflación" puede ser una de las razones por las que la semana pasada el Banco de Inglaterra aprobó aumentar los fondos del programa de reactivación económica en 50.000 millones de libras (58.000 millones de euros).
Sushil Wadhwani, ex miembro del Comité de Política Monetaria, señaló que el próximo año puede ser incluso peor que 2009, ya que una "segunda oleada" de la crisis económica podría afectar al Reino Unido. Estas conclusiones coinciden con el diagnóstico de Paul Krugman, quien ya alertó que no se están tomando las suficientes medidas para evitar una ralentización del crecimiento económico como la ocurrida en Japón.
Japón creció de forma extraordinaria durante tres décadas consecutivas entre 1960 y 1990, pero entre 1992 y 2002 su PIB aumentó en torno al 1,2% anual, y no fue hasta 1998, tras concluir que el alcance de la crisis podía ser mayor de lo previsto, cuando las autoridades decidieron elaborar un plan de saneamiento bancario con el que se evitó la quiebra del sector a través de ayudas públicas a las entidades más viables, que introdujo cambios regulatorios dirigidos a fortalecer el trabajo de supervisión por parte del Ejecutivo.
Pese a las señales de que la recuperación económica ya ha comenzado y que lo peor de la recesión ya ha pasado, Wadhwani aseguró que "cada vez hay más pruebas" de que el Reino Unido está siguiendo el mismo camino que Japón en la década de los 90.
"La recesión está acabada en el sentido de que probablemente ahora tendremos tres o cuatro trimestres de repunte. La gente cree -erróneamente- que las cosas volverán entonces a la situación normal", explicó Wadhwani, quien subrayó que estos signos de mejora se deben sólo a factores temporales.
"La segunda mitad de 2010 puede ser más difícil que todo lo vivido desde el año pasado. Habrá una mayor rigidez fiscal, el recorte del IVA habrá desaparecido y el mundo irá más despacio. Habrá muchas cosas llegando al mismo tiempo que perjudicarán a la economía".
Unirán el Atlántico y el Pacífico bajo la Cordillera de Los Andes
Una larga vía que conectará por tren el Atlántico con el Pacífico a través de la Cordillera de Los Andes para el año 2020, han comenzado a impulsar los gobiernos de Argentina y Chile. La propuesta de este Corredor Biocéanico, busca conectar los principales centros comerciales de Argentina, Brasil, Chile y Uruguay en un plan que permitirá multiplicar por diez el comercio entre estos países.
La idea surgió de la empresa Corporación América (CASA), de Argentina y la Compañía Interoceánica de Chile, a la que se sumaron la brasileña Odebrecht y la japonesa Mitsubishi. La primera meta de este consorcio empresarial es superar el principal escollo de la conexión Atlántico-Pacífico: la cordillera de los Andes.
Según la propuesta de CASA, la cadena montañosa "actúa como barrera" en el comercio regional, obligando a que el 83% de la carga que circula entre ambas bandas del Cono Sur viaje por mar, utilizando rutas más largas y costosas.
El principal cruce terrestre que une a Chile y Argentina, el Túnel del Cristo Redentor, tampoco es "una alternativa confiable", ya que por su ubicación en altura, a 3.200 metros, sufre las inclemencias del tiempo y permanece cerrado en promedio entre 45 y 60 días durante el invierno. Por ello la solución es construir un nuevo túnel de baja altura, por el que circulará un ferrocarril eléctrico de alta capacidad de carga.
Este túnel tendrá 52 kilómetros de extensión y conectará la ciudad de Río Blanco, en la región chilena de Valparaíso, con Punta de Vacas, en la provincia argentina de Mendoza. Su altura oscilará entre los 1.500 y 2.500 metros, dependiendo del tramo, y permitirá cruzar la cordillera en menos de 4 horas.
El plan también prevé la construcción de una vía férrea de 204 km entre Los Andes (Chile) y Luján de Cuyo (Argentina). El costo total del proyecto está estimado en US$3.000 millones y su principal objetivo es abrirle a Argentina, Brasil y Uruguay una salida por Chile a los mercados de Corea, Japón y China, dado el creciente comercio que estos países han abordado con las naciones asiáticas. A su vez, Chile lograría una salida al Atlántico para su comercio hacia Europa y Africa, convirtiéndose en un eje de la integración regional del Mercosur.
La idea de usar un tren eléctrico para ampliar el comercio regional ofrece varias ventajas, entre ellas costos más baratos, no dependencia del petróleo, y un menor impacto ambiental. La vía férrea será fundamental para terminar con la falta de conectividad en América Latina.
Chile y Argentina fueron importantes potencias ferroviarias a principios del siglo pasado, pero entre los años 70 y 80 en ambos países fue desmantelada la red ferroviaria por los gobiernos militares.
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mamvas
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3:01 a.m.
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lunes, 10 de agosto de 2009
Roubini apoya la reelección de Bernanke
Nouriel Roubini apoya la reelección de Ben Bernanke para un segundo mandato en la Reserva Federal. En esto coincide con Paul Krugman y otros destacados economistas
Hace pocas semanas, Ben Bernanke compareció en el congreso y desencadenó un debate sobre si Obama debería volver a nombrarle presidente de la Reserva Federal cuando venza su mandato en enero. Se lo merece, porque las decisiones convencionales e inconvencionales de este erudito de la Gran Depresión han impedido que la gran recesión de 2008-2009 se convirtiese en otra Gran Depresión.
Bernanke opina que, durante la Gran depresión, el colapso en el suministro de dinero y la falta de estímulo monetario durante las contracciones empeoraron la libre caída de la economía nacional. La lección ha valido la pena. La decisión de Bernanke de mantener bajos los tipos de interés y fomentar los créditos ha prevenido, por ahora, la casi depresión en forma de "L" que parecía tan probable tras el colapso financiero del pasado otoño.
Por supuesto, el respaldo al nombramiento de Bernanke viene acompañado de muchas advertencias. Bernanke, gobernador de la Fed al principio de esta década, apoyó políticas fallidas cuando Alan Greenspan llevó el índice de los fondos federales -la tasa política establecida por la Fed como su principal herramienta de política monetaria- demasiado abajo durante demasiado tiempo, y no supervisó correctamente los préstamos hipotecarios, dando lugar a la creación de la burbuja inmobiliaria, crediticia e hipotecaria.
Tanto él como la Fed cometieron tres gravísimos errores al principio de la crisis de las hipotecas basura. Primero, defendió incansable que la recesión inmobiliaria tocaría fondo enseguida -sigue sin producirse, tres años después-. Segundo, argumentó que el problema de los créditos basura estaba contenido, cuando en realidad era un síntoma del mayor apalancamiento y burbuja crediticia de la historia americana. Y, tercero, sostuvo que el colapso del mercado inmobiliario no conllevaría una recesión, incluso si cerca de un tercio de los puestos de trabajo creados en la última recuperación económica estaban relacionados directa o indirectamente con ese sector. El análisis de Bernanke era erróneo por otros motivos de peso. Argumentó que la política monetaria no debería emplearse para controlar las burbujas de activos, y atribuyó los grandes déficits de las cuentas corrientes de Estados Unidos a una superabundancia del ahorro en China y los mercados emergentes, infravalorando el papel que desempeñaron los déficits fiscales excesivos y la acumulación de deuda de los hogares americanos y el sistema financiero.
Aun así, cuando la crisis de liquidez y los créditos sobrevinieron en el verano de 2007, Bernanke ideó un giro de 360º en la política de la Fed que evitó que la crisis se convirtiera en una cuasi-depresión. Y lo hizo, principalmente, con acciones y programas que no formaban parte del arsenal tradicional de las políticas monetarias. El índice de los fondos federales fue bajado efectivamente a cero para reducir los costes de pedir prestado dinero y evitar el colapso de la demanda de los consumidores y el gasto de capital de las empresas. Los nuevos programas fomentaron que las entidades asustadizas retomaran los préstamos.
Por primera vez desde la Gran Depresión, el papel de la Fed como prestamista de último recurso se extendió a la banca de inversión. Bernanke también introdujo un amplio abanico de programas, como el plan para mantener el funcionamiento del mercado de papel comercial -que emite préstamos a corto plazo a las empresas para que puedan cubrir sus gastos de explotación, como el pago de las nóminas-. La Fed participó directamente en el rescate de entidades financieras como Bear Stearns o American International Group. Prestó dinero a bancos centrales extranjeros para agilizar la escasez mundial de dólares e incluso se comprometió a comprar hasta 1,7 billones de dólares en bonos del Tesoro, valores de garantía hipotecaria y deuda de la agencia para reducir las tasas del mercado.
Se trata, en todos los casos, de medidas radicales que casi nunca se habían tomado antes. Algunas de esas iniciativas han dado pie a grandes preguntas: ¿Rescató la Fed a entidades que deberían haberse dejado entrar en quiebra? ¿Provocó un riesgo moral cuando los prestamistas temerarios e inversores fueron rescatados efectivamente? ¿Cómo y cuándo acabará la Fed con el exceso de liquidez que ha resultado de sus medidas? ¿Terminarán provocando estas medidas una inflación y una caída en picado del valor del dólar? ¿Ha perdido la Fed su independencia al complacer las necesidades fiscales del Gobierno, rescatando bancos e imprimiendo dinero para cubrir grandes déficits fiscales?
Pero el dato principal sigue siendo cierto: las medidas creativas y agresivas de la Fed han reducido considerablemente los riesgos de una casi depresión. Sólo por eso, Bernanke merece volver a ser nombrado, para que pueda gestionar la salida de la intervención económica más radical desde su creación, en 1913.
Hace pocas semanas, Ben Bernanke compareció en el congreso y desencadenó un debate sobre si Obama debería volver a nombrarle presidente de la Reserva Federal cuando venza su mandato en enero. Se lo merece, porque las decisiones convencionales e inconvencionales de este erudito de la Gran Depresión han impedido que la gran recesión de 2008-2009 se convirtiese en otra Gran Depresión.
Bernanke opina que, durante la Gran depresión, el colapso en el suministro de dinero y la falta de estímulo monetario durante las contracciones empeoraron la libre caída de la economía nacional. La lección ha valido la pena. La decisión de Bernanke de mantener bajos los tipos de interés y fomentar los créditos ha prevenido, por ahora, la casi depresión en forma de "L" que parecía tan probable tras el colapso financiero del pasado otoño.
Por supuesto, el respaldo al nombramiento de Bernanke viene acompañado de muchas advertencias. Bernanke, gobernador de la Fed al principio de esta década, apoyó políticas fallidas cuando Alan Greenspan llevó el índice de los fondos federales -la tasa política establecida por la Fed como su principal herramienta de política monetaria- demasiado abajo durante demasiado tiempo, y no supervisó correctamente los préstamos hipotecarios, dando lugar a la creación de la burbuja inmobiliaria, crediticia e hipotecaria.
Tanto él como la Fed cometieron tres gravísimos errores al principio de la crisis de las hipotecas basura. Primero, defendió incansable que la recesión inmobiliaria tocaría fondo enseguida -sigue sin producirse, tres años después-. Segundo, argumentó que el problema de los créditos basura estaba contenido, cuando en realidad era un síntoma del mayor apalancamiento y burbuja crediticia de la historia americana. Y, tercero, sostuvo que el colapso del mercado inmobiliario no conllevaría una recesión, incluso si cerca de un tercio de los puestos de trabajo creados en la última recuperación económica estaban relacionados directa o indirectamente con ese sector. El análisis de Bernanke era erróneo por otros motivos de peso. Argumentó que la política monetaria no debería emplearse para controlar las burbujas de activos, y atribuyó los grandes déficits de las cuentas corrientes de Estados Unidos a una superabundancia del ahorro en China y los mercados emergentes, infravalorando el papel que desempeñaron los déficits fiscales excesivos y la acumulación de deuda de los hogares americanos y el sistema financiero.
Aun así, cuando la crisis de liquidez y los créditos sobrevinieron en el verano de 2007, Bernanke ideó un giro de 360º en la política de la Fed que evitó que la crisis se convirtiera en una cuasi-depresión. Y lo hizo, principalmente, con acciones y programas que no formaban parte del arsenal tradicional de las políticas monetarias. El índice de los fondos federales fue bajado efectivamente a cero para reducir los costes de pedir prestado dinero y evitar el colapso de la demanda de los consumidores y el gasto de capital de las empresas. Los nuevos programas fomentaron que las entidades asustadizas retomaran los préstamos.
Por primera vez desde la Gran Depresión, el papel de la Fed como prestamista de último recurso se extendió a la banca de inversión. Bernanke también introdujo un amplio abanico de programas, como el plan para mantener el funcionamiento del mercado de papel comercial -que emite préstamos a corto plazo a las empresas para que puedan cubrir sus gastos de explotación, como el pago de las nóminas-. La Fed participó directamente en el rescate de entidades financieras como Bear Stearns o American International Group. Prestó dinero a bancos centrales extranjeros para agilizar la escasez mundial de dólares e incluso se comprometió a comprar hasta 1,7 billones de dólares en bonos del Tesoro, valores de garantía hipotecaria y deuda de la agencia para reducir las tasas del mercado.
Se trata, en todos los casos, de medidas radicales que casi nunca se habían tomado antes. Algunas de esas iniciativas han dado pie a grandes preguntas: ¿Rescató la Fed a entidades que deberían haberse dejado entrar en quiebra? ¿Provocó un riesgo moral cuando los prestamistas temerarios e inversores fueron rescatados efectivamente? ¿Cómo y cuándo acabará la Fed con el exceso de liquidez que ha resultado de sus medidas? ¿Terminarán provocando estas medidas una inflación y una caída en picado del valor del dólar? ¿Ha perdido la Fed su independencia al complacer las necesidades fiscales del Gobierno, rescatando bancos e imprimiendo dinero para cubrir grandes déficits fiscales?
Pero el dato principal sigue siendo cierto: las medidas creativas y agresivas de la Fed han reducido considerablemente los riesgos de una casi depresión. Sólo por eso, Bernanke merece volver a ser nombrado, para que pueda gestionar la salida de la intervención económica más radical desde su creación, en 1913.
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