martes, 10 de diciembre de 2019

EEUU ha mentido 18 años sobre la guerra de Afganistán


Lo de Estados Unidos no tiene remedio. Dicen que quien no conoce su historia está condenado a repetirla. Eso es lo que ha sucedido con los últimos tres presidente de ese país: Bush, Obama y Trump que han mentido y han vuelto a repetir los mismos errores de Nixon, Ford y Carter sobre la Guerra de Vietnam. Ahora, con respecto a la guerra en Afganistán. Una investigación del Washington Post reveló que la misión militar en el país asiático ha sido un fracaso tan estruendoso para EEUU como lo fue la guerra de Vietnam. El reporte dice que los sucesivos gobiernos han declarado públicamente desde 2002 que están haciendo progresos contra los insurgentes en Afganistán, mientras admiten lo contrario en privado.

Titulada “En guerra con la verdad”, esta investigación se basa en más de 2,000 documentos de la Inspección General Especial para la Reconstrucción de Afganistán (Sigar), creada en 2008 para revisar los gastos abusivos relacionados con el conflicto en ese país. Las entrevistas con funcionarios involucrados en los esfuerzos de guerra y reconstrucción evocan un presupuesto gastado sin control, en un país sin un gobierno central fuerte, lo que alimentó la corrupción generalizada y llevó a la población a rechazar la coalición internacional (Isaf) para volcarse hacia los talibanes.

¿Cómo lidiar con la próxima crisis financiera? Islandia tiene varias lecciones que ofrecer


Han pasado diez años desde la recesión mundial, y la oportunidad perfecta para repensar y reevaluar la crisis con el beneficio del tiempo. Gran parte del enfoque hasta ahora se ha centrado en los fracasos económicos o políticos, con la cuestión de la responsabilidad excluida de la discusión. En marcado contraste con los llamados de base para castigar a los responsables, los líderes políticos no estaban demasiado preocupados con la responsabilidad, dejando a los banqueros sin castigo. Eso fue un error. Para dar solo un ejemplo, en los EEUU y el Reino Unido, esta impunidad posterior a la crisis, junto con otros factores políticos, ha tenido efectos nocivos en la política democrática, preparando el escenario para que surjan demagogos y surjan una marea de descontento popular.

Islandia procedió de otra manera y este país de 330,000 habitantes, ofrece lecciones valiosas sobre la importancia de la rendición de cuentas. Días después del colapso del 97% de su industria bancaria, las autoridades islandesas diseñaron una política integral de responsabilidad, basada en dos objetivos superpuestos: establecer la verdad y castigar a los responsables. Se encargó a una comisión de la verdad independiente que documentara las causas de la crisis, y la recién establecida Oficina del Fiscal Especial se encargó de investigar a fondo y enjuiciar a los responsables de cualquier delito cometido en el período previo a la crisis. Ambos mecanismos han sido notablemente exitosos.

lunes, 9 de diciembre de 2019

El evasor fiscal Mario Vargas Llosa alucina la catástrofe neoliberal de Chile


Alfredo Jalife-Rahme, La Jornada

A sus 83 años, el cacofónico palafrenero del agónico neoliberalismo global Mario Vargas Llosa se especializa en el blanqueo en los paraísos fiscales y en su vulgar evasión tributaria. Hace tres años, Vargas Llosa, de doble nacionalidad peruano-español, fue atrapado con sus cuentas espurias en los Panama Papers (https://bit.ly/2Pjmz2k). Ahora, Vargas tiene una deuda con la Dependencia Regional de Recaudación Especial de Madrid por 2.1 millones de euros, ¡Vargas Llosa no paga impuestos!

Para lidiar con el fisco, el escritor hipotecó su casa, que no tiene a su nombre, sino al de una sociedad holandesa Jurema BV, de la que es accionista mayoritario. Lo más bizarro es que dicha sociedad holandesa tiene un activo de 1.5 millones de euros, que es menor a su adeudo de 2.5 millones de euros con la Hacienda española (https://bit.ly/369mDIJ).

El felón Vargas Llosa opera la técnica fraudulenta del sándwich holandés: donde Holanda queda en medio como el queso del sándwich cuando los dividendos salen legalmente de España a una sociedad holandesa, donde no tributan y de ahí pagando sólo 2 por ciento van a un paraíso fiscal como las Antillas Holandesas, sin dejar rastro alguno.

sábado, 7 de diciembre de 2019

Mario Vargas Llosa, cada vez más devaluado, cada vez más mentiroso


Atilio A. Boron, Rebelión

Mario Vargas Llosa definió una vez el oficio del escritor como el de alguien que escribe mentiras que parecen verdades. Tal es el empecinamiento con que el novelista ha cultivado esta práctica que se le ha vuelto costumbre cada vez que se interna en la crónica o el ensayo político. El más reciente ejemplo de esta malsana actitud lo ofrece su nota “El fin de Evo Morales”, publicada en El País de Madrid el 1º de Diciembre y en donde da rienda suelta a su odio visceral contra el depuesto presidente boliviano [1]. Enumerar y refutar cada una de las mentiras volcadas en ese artículo me obligaría a escribir otro libro, y la verdad es que con uno ha sido suficiente. Es una figura cada vez más devaluada porque sus silencios ante las masacres perpetradas por sus amigos Piñera y Duque y, ahora, el brulote lanzado en contra de Evo Morales han tenido la virtud de mostrar que tras la máscara amable de un liberal “aggiornado” se encuentra un energúmeno reaccionario, racista y ganado por el odio. Por eso seré breve en la enumeración de sus mentiras.

Primera, cuando dice que “los bolivianos se han librado de él no porque sea “indio” (que no lo es, nos dice)” y, además tampoco “es el primer presidente indígena en la historia de Bolivia... y que Bolivia ha tenido varios presidentes indígenas (algunos dictadores), como Perú, México, Ecuador y Guatemala.” Dado que la antropología y en general las ciencias sociales no son precisamente su fuerte el escritor cree que cualquier gobernante de tez morena es un indio, con lo cual la galería de presidentes indígenas de Latinoamérica y el Caribe sería interminable. Pero lo cierto es que hubo un solo caso anterior al de Evo: Benito Juárez, indígena zapoteca que llegó a ser presidente de México. Pero nadie más. No sólo en ese país sino en Meso y Sudamérica. Por otra parte sólo una mente ofuscada por el odio amalgamado con una maligna conveniencia política puede negarle a Evo su condición de indígena. Es que para un señorito de la decadente e hipercolonizada aristocracia arequipeña un indio es un homínido que corre semidesnudo por las sierras cazando conejos. Si habla, razona, persuade y se convierte en un referente político nacional e internacional no puede ser un indio, tiene que ser otra cosa. Según sus palabras: “un mestizo cultural como lo somos buena parte de los latinoamericanos, en muy buena hora.” O sea, Vargas Llosa y Evo Morales están milagrosamente hermanados gracias a la magia del mestizaje cultural.

viernes, 6 de diciembre de 2019

La revuelta latina, la crisis americana y el desafío progresista


Muchos en el Departamento de Estado han perdido el respeto por Mike Pompeo - por una buena razón. Su comportamiento es una de las cosas más vergonzosas que he visto en 40 años de cobertura diplomática estadounidense”
Thomas Friedman, "Mike Pompeo: el último de la clase en integridad", New York Times, traducido por el FSP el 22/11/2019,

José Luís Fiori, jornalggn

Al principio se pensó que la derecha volvería a tomar la iniciativa y, si era necesario, pasaría por alto las fuerzas sociales que se rebelaron y sorprendieron al mundo durante el "Octubre Rojo" de América Latina. Y, de hecho, a principios de noviembre, el gobierno brasileño intentó revertir el avance izquierdista, tomando una posición agresiva y enfrentándose directamente al nuevo gobierno peronista en Argentina. Luego intervino, directa e incondicionalmente, en el proceso de derrocamiento del presidente boliviano Evo Morales, que acababa de ganar el 47% de los votos en las elecciones presidenciales de Bolivia. La Cancillería brasileña no sólo estimuló el movimiento cívico-religioso de la extrema derecha de Santa Cruz, sino que fue la primera en reconocer al nuevo gobierno instalado por el golpe cívico-militar, liderado por una senadora que había obtenido apenas el 4,5% de los votos en las últimas elecciones.

Al mismo tiempo, el gobierno brasileño intentó intervenir en la segunda vuelta de las elecciones uruguayas, dando su apoyo público al candidato conservador, Lacalle Pou -que lo rechazó inmediatamente- y recibiendo en Brasilia al líder de la extrema derecha uruguaya que había sido derrotado en la primera vuelta, pero que dio su apoyo a Lacalle Pou en la segunda. Aun así, cuando hacemos balance de lo ocurrido en noviembre, lo que vemos es que el mes anterior se había producido una expansión de la "ola roja" en América Latina.

En esa dirección, y en orden cronológico, lo primero que ocurrió fue la liberación del principal líder de la izquierda mundial, según Steve Bannon, el ex presidente Lula, quien se impuso a la resistencia de la derecha civil y militar del país, gracias a una enorme movilización de la opinión pública nacional e internacional. Luego vino el levantamiento popular e indígena de Bolivia, que interrumpió y revirtió el golpe de Estado de la derecha boliviana y brasileña, imponiendo al nuevo gobierno instalado la convocatoria de nuevas elecciones presidenciales con derecho a la participación de todos los partidos políticos, incluido el partido de Evo Morales.

jueves, 5 de diciembre de 2019

América Latina entre los futuros posibles y el fantasma medieval


Monica Bruckmann, Alai

El Siglo XX estuvo fuertemente marcado por momentos de gran ascenso y avances de las fuerzas progresistas y profundos retrocesos consecuencia de movimientos políticos de reacción a estos avances. A cada reforma, le sucedió una contra-reforma económica, política y cultural. Al avance de la socialdemocracia europea de principios del siglo XX, que condujo a los proyectos socialistas y antiimperialistas, le sucedió la emergencia del fascismo en todo el continente y su proyección planetaria. A la acumulación política de las fuerzas populares en América Latina desde mediados del siglo XX que llevó al gobierno a Salvador Allende en Chile, a Juan Domingo Perón en Argentina o a Joao Goulart en Brasil, le siguieron cruentas dictaduras militares y programas económicos neoliberales que se extienden como proyecto económico hegemónico hasta hoy, aún después de los procesos de redemocratización en el continente.

No es muy diferente lo que ocurrió a inicios del siglo XXI en América Latina. La primera década y media de este siglo sustituyó la hegemonía neoliberal por la hegemonía de proyectos progresistas, de izquierda o de centro izquierda, como prefiera el lector. Vimos multiplicarse las políticas de redistribución de renta a través de políticas de inclusión social, ampliación de los servicios públicos de salud y educación. Varios países consiguieron erradicar el analfabetismo y ampliar expresivamente la infraestructura de educación superior. Brasil creó 17 nuevas universidades públicas –y gratuitas, valga la observación, pues existen países en la región con universidades públicas pero no gratuitas, legado de la era neoliberal del siglo XX-; Ecuador tuvo uno de los programas más osados de “formación de talento humano” para “el cambio de matriz productiva” como lo establecía el segundo Plan Nacional del Bien Vivir de Rafael Correa, lo que significó el cierre de más de una decena de pequeñas universidades privadas de baja calidad educativa y la creación de cuatro universidades emblemáticas: la universidad de las artes, la universidad pedagógica, la universidad de la Amazonía Ikiam y la universidad de tecnología Yachay. Durante varios años este país tuvo el presupuesto relativo al PIB más alto para el sector educación y no establecía techo presupuestario para becas de post grado en el exterior de los estudiantes ecuatorianos.

El fracaso histórico del capitalismo


Alejandro Nadal, La Jornada

Las manifestaciones de los últimos 12 meses en Chile, Ecuador, Perú, Haití, Irak, Irán, Hong Kong y hasta Francia han adquirido un carácter insurreccional por sus dimensiones y la amplitud de sus reclamos. Muchos pensarían que estos movimientos no tienen un hilo conductor y que todos obedecen a causas distintas. Los detonadores, en cada caso, parecerían ser muy distintos. Pero un análisis más cuidadoso permite identificar varias raíces comunes, en las que se mezclan las políticas de austeridad, una profunda desigualdad, el dominio del capital financiero y la concentración de poder de mercado en pocas corporaciones. Son los rasgos definitorios de esta etapa del capitalismo que se ha denominado neoliberalismo.

Las señales del fracaso y ruina del neoliberalismo se encuentran en todas partes. La creciente e intensa desigualdad es, quizás, la señal más poderosa. Proviene de muchas causas, entre las que destaca la contracción en los salarios desde la década de los años 1970. El estancamiento económico en que ha caído la globalización neoliberal es otro signo de que algo está muy mal en las entrañas del capitalismo mundial. Ponerle la etiqueta de estancamiento secular a este proceso de ralentización puede servir para calmar las conciencias y ayudarlas a ahuyentar los malos augurios. Pero cuando uno pregunta por las causas de este fenómeno, casi nadie se atreve a poner el dedo en la llaga: el estancamiento secular se debe a una caída en la inversión que, a su vez, está ligada a una baja en la tasa de ganancia.

miércoles, 4 de diciembre de 2019

La derecha latinoamericana ha fracasado


Emir Sader, Rebelión

A medida que perdía su capacidad para controlar los movimientos populares, la derecha latinoamericana recurría a los golpes y dictaduras militares. Sometió a un país como Brasil a 21 anos de un régimen de terror, que extendió a Uruguay, Chile y Argentina durante muchos anos.

Posteriormente, sometió a prácticamente todos los países del continentes a modelos neoliberales, que despilfarraron el patrimonio público, suprimieron derechos históricos de los trabajadores, promovieron la mayor exclusión social que conocieron nuestros países en los años 1990 y de nuevo en la segunda década de este siglo.

Pero han fracasado brutalmente. Los gobernantes de la primera ola neoliberal están malditos en sus países, algunos de ellos fueron encarcelados, nunca volvieron a elegir gobiernos. En su segunda ola, la derecha demostró que no tienen nada más que proponer a nuestros países distinto a ajustes fiscales, privatizaciones, exclusión social, hambre y miseria. Por eso fracasaron de nuevo.

Chile, un acuerdo antidemocrático


Felipe Portales

La aspiración mayoritaria de la población de obtener una Constitución democrática a través de una Asamblea Constituyente, que pueda iniciar un profundo proceso de transformación del modelo económico, social y cultural legado por la dictadura, se verá nuevamente frustrada, de confirmarse los quórums establecidos en el acuerdo negociado por parlamentarios de la derecha y de la ex Concertación. En efecto, el quórum de dos tercios exigidos para que la Asamblea apruebe sus textos significa, en la práctica, que la derecha minoritaria va a imposibilitar el establecimiento de una Constitución que pueda fijar los marcos para una democratización del conjunto de la sociedad que ella impuso a través del régimen de Pinochet. En definitiva, con aquel quórum, nada que no quiera la derecha quedará en la nueva Constitución.

De este modo, se hará muy difícil, sino imposible, que en el catálogo de derechos se establezcan diversos derechos económicos y sociales. Seguramente, la derecha no aceptará, por ejemplo, reconocer en la Constitución el derecho al trabajo o a una compensación digna en caso de no poder obtenerlo. O que el derecho a la seguridad social se estipule de manera de tener que sustituir las AFP, al excluir un sistema de simple ahorro forzoso de capitalización individual administrado por instituciones privadas; y de terminar con los privilegios de que disfrutan las Fuerzas Armadas y Carabineros a este respecto. O que el derecho a la salud se garantice a través de un sistema universal público de salud, sin perjuicio de que existan proveedores de atención de salud privados.

martes, 3 de diciembre de 2019

El neoliberalismo está mostrando su nueva fase: La incompatibilidad con la Democracia


"Siempre que una propuesta neoliberal llega al poder, uno de los blancos principales es la universidad pública”, afirmó en entrevista con Universidad el reconocido sociólogo portugués Boaventura de Sousa Santos. Poco después, en el Aula Magna de la Ciudad de la Investigación recibió el doctorado Honoris Causa otorgado por el Consejo Universitario.

Es profesor catedrático jubilado de la Facultad de Economía de la Universidad de Coimbra, en su natal Portugal, también recibió el título de Erudito Legal Distinguido de la Universidad de Wisconsin-Madison y de Erudito Legal Global de la Universidad de Warwick, en el Reino Unido. Además, es director emérito del Centro de Estudios Sociales (CES) de la Universidad de Coimbra.

-En Descolonizar el saber, reinventar el poder usted se pregunta por qué el pensamiento crítico emancipador no ha logrado emancipar. ¿De qué nos debemos emancipar? Depende mucho del contexto; por ejemplo, hacerlo en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

Tres dominaciones principales caracterizan nuestra sociedad: el capitalismo, el colonialismo y el patriarcado. Hay muchas otras dominaciones satélites, la religión conservadora, las castas en India. Estas tres dominaciones actúan articuladas y la resistencia en su contra está fragmentada. Hay muchos sindicatos y partidos anticapitalistas, comunistas, socialistas, que muchas veces fueron racistas y sexistas; hay movimientos de liberación nacional anticolonial, antiracistas, que fueron muchas veces sexistas y procapitalistas, y hay movimientos feministas que muchas veces fueron y son racistas y procapitalistas

lunes, 2 de diciembre de 2019

¿Por qué Piñera no pagó con cárcel el desfalco al Banco de Talca?


El suicidio de Occidente


Alfredo Jalife-Rahme, La Jornada

Después de la extrema unción de Emmanuel Macron –ex empleado de la esclavista Banca Rothschild– sobre el “fin de la hegemonía de Occidente (bit.ly/2L6xVpb)” y “la muerte cerebral de la OTAN (bit.ly/2OWK4y3)”, toca el turno al alicaído neogaullista Nicolas Sarkozy, quien decretó que “Occidente y Europa no son más los ejes del mundo (bit.ly/2R0OruF)”.

La consubstancial corrupción de Sarkozy no le obnubiló su lucidez. Occidente (what ever that means) y Europa han sido rebasados por la resurrección de Rusia y la parusía de dos civilizaciones milenarias: China e India.

Sarkozy se equivoca al sentenciar que la crisis de los partidos Conservadores Liberales refleja la crisis de Occidente. No hay tal: da igual la pertenencia de cualquier partido en el amplio espectro permitido en los sistemas electorales de Occidente cuando los laboristas y/o socialistas, tipo travesti como Tony Blair, perdieron también su alma en el trayecto neoliberal global que fue el que periclitó cuando hoy los partidos, sean de cualquier bandera, cesaron de representar las aspiraciones y las voluntades de los ciudadanos, en particular, de los millennials que se han rebelado y revelado en los cuatro rincones del planeta (bit.ly/2qOFPg8) y que hoy carecen de futuro (bit.ly/34yZ9MF).

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