jueves, 7 de marzo de 2019

Huawei demanda a EEUU por prohibir sus productos y le acusa de robar correos


El fabricante de equipos de telecomunicaciones Huawei ha anunciado este jueves una demanda contra el Gobierno de Estados Unidos por haber prohibido sus productos en medio de las acusaciones de espionaje contra la compañía china, que acusa a Washington de "hackear" sus servidores.

El presidente rotativo de Huawei, Guo Ping, ha informado en una rueda de prensa sobre las acciones judiciales tomadas por la compañía con el objetivo de impugnar la sección 889 del Acta de Autorización de Defensa Nacional (NDAA, en inglés) que impide a las agencias gubernamentales adquirir productos de la compañía.

"Esta prohibición no solo es ilegal, sino que también restringe a Huawei de participar en una competencia justa y, en última instancia, perjudica a los consumidores estadounidenses", aseveró Guo en la ciudad suroriental china de Shenzhen, sede de la compañía.

Según denunció, la sección 889 es "un abuso del proceso de la ley de EEUU, excluye a Huawei del debido proceso judicial, viola la separación de poderes, rompe las tradiciones legales de EEUU y va en contra de la naturaleza de la misma Constitución".

La próxima crisis económica podría provocar un conflicto global

Qian Liu

La próxima crisis económica está más cerca de lo que usted piensa. Pero lo que debería en verdad preocuparle es lo que viene después: en el paisaje social, político y tecnológico actual, una crisis económica prolongada, combinada con una creciente desigualdad económica, bien podría escalar y convertirse en un importante conflicto militar global.

La crisis financiera global de 2008-2009 casi quebró a gobiernos y causó un colapso sistémico. Los responsables de las políticas lograron rescatar a la economía global del borde del abismo, utilizando un enorme estímulo monetario, que incluyó alivio cuantitativo y tasas de interés de casi cero (o inclusive negativas).

Pero el estímulo monetario es como una inyección de adrenalina para reanimar un corazón que dejó de latir; puede revivir al paciente, pero no hace nada para curar la enfermedad. Tratar a una economía enferma requiere reformas estructurales, que puedan cubrir todo desde los mercados financieros y laborales hasta los sistemas tributarios, los patrones de fertilidad y las políticas educativas.

miércoles, 6 de marzo de 2019

Transformar la economía de EEUU: el Green New Deal


Alejandro Nadal, La Jornada

Una nueva propuesta de legisladores del Partido Demócrata busca rediseñar la economía de Estados Unidos. Ha recibido el nombre en inglés de Green New Deal, que se traduce como el Nuevo trato verde y renvía al paquete de política económica que introdujo Franklin Roosevelt en 1933 para enfrentar la Gran Depresión.

Esta propuesta ya genera un gran debate en Estados Unidos, polémica que ya hacía falta en un país que se ha inclinado tanto a la derecha que la palabra socialista se ha convertido en insulto. Por ese motivo el Partido Republicano no tardó en atacar la propuesta como un proyecto para llevar a Estados Unidos al socialismo. Y los dirigentes del Partido Demócrata, con Nancy Pelosi a la cabeza, han preferido adoptar una postura de precaución, sin apoyar abiertamente la propuesta del Green New Deal. No sorprende su cautela, pues esa jerarquía del Partido Demócrata ha estado desde Clinton cercana a los grandes intereses económicos que la nueva propuesta va a afectar.

El Nuevo Trato Verde (NTV) es un paquete de política macroeconómica y sectorial para responder a los retos económicos, sociales y ambientales del capitalismo estadounidense. Pretende alcanzar tres objetivos: enfrentar el cambio climático y otros problemas ambientales, reducir la desigualdad social y relanzar la economía por una senda de crecimiento sostenido. La referencia a Roosevelt recuerda que se necesitará una gran movilización de recursos para alcanzar los objetivos planteados.

Es hora que Estados Unidos invada a Estados Unidos

En Estados Unidos más de 20 millones de personas viven en pobreza extrema

Martín Pastor, Rebelión

Bajo el amparo de la ‘ayuda humanitaria’ y la lucha por la ‘democracia’, los Estados Unidos han justificado decenas de intervenciones militares y políticas en el mundo durante el siglo XX y XXI. En su más reciente campaña se han centrado en Venezuela, como parte de una estrategia para menoscabar a gobiernos progresistas de la región.

Con una coordinada manipulación mediática, bloqueo económico y presión diplomática se ha tendido la ofensiva imperialista sobre la nación latinoamericana desde hace más de una década. Han tachado al gobierno venezolano como una ‘dictadura’, presentándolo como un ‘Estado fallido’ sumido en caos social, con altas tasas de pobreza, desnutrición, e inseguridad; argumentando que la causa es el modelo progresista y no factores exógenos como el bloqueo o la desacreditación internacional.

Para Estados Unidos, y gran parte de Occidente, estos son causales suficientes para justificar una intervención política y diplomática, que incluso debería ser militar. Entonces si estos son detonantes para intervenir es momento que Estados Unidos, en defensa de los derechos humanos y la democracia, tome la iniciativa de invadir a su propio país.

La situación norteamericana es altamente preocupante y clasifica a la nación para ser un apto receptor de ‘ayuda humanitaria’ made in USA. Según un informe de Philip Alston, relator especial de la Organización de Naciones Unidas (ONU) sobre la pobreza extrema y los derechos humanos se reveló que al 2018, 40 millones de personas en Estados Unidos viven en pobreza, 18.5 millones viven en extrema pobreza y más de cinco millones viven en condiciones de pobreza absoluta.

martes, 5 de marzo de 2019

Venezuela y los derechos humanos

José Blanco, La Jornada

Guaidó debió regresar ayer a Venezuela. Su gira tuvo buena acogida entre los gobernantes sudamericanos, que ya le habían brindado nutridos aplausos por su autoproclamación como presidente encargado, en un impúdico alineamiento con la arbitrariedad descarada de Washington. El encargado tiene tanta legitimidad que debió ser acompañado por Kimberly Breier, subsecretaria de Estado de Estados Unidos para Asuntos del Hemisferio Occidental, abriéndole puertas de los gobiernos vasallos.

Washington entró en un callejón que le era desconocido con su ayuda huma­ni­taria. En su primer careo con los venezolanos en la frontera con Colombia llegó, extrañamente sin saberlo, con pólvora mo­jada. Resultó pueril el reclamo del vicepresidente Mike Pence a Guaidó en la cumbre de Bogotá, encabezada por el vice: el ejército venezolano debió dar la espalda a Maduro y eso no ocurrió. Desertaron, se dice, unos 300 militares de un ejército de 300 mil.

No dejó de ser sorprendente la postura del Grupo de Lima: rechazó una intervención militar en Venezuela, incuida la posición del vicepresidente de Brasil, ge­neral Hamilton Mourão, enfrentando a Pence. Antes de esa expresión, ocurrió la declaración de la Comisión Europea, comunicada por la vocera para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Maja Kocijancic, diciendo, respecto al llamado de Guaidó a una intervención militar contra Venezuela, que “la posición de la Unión Europea… es muy clara: evitar la intervención militar”.

lunes, 4 de marzo de 2019

Irán: Cuarenta años de desigualdad

La administración estadounidense prefirió los islamistas a los izquierdistas, dice Yassamine Mather.

Yassamine Mather, Sin Permiso

La conmemoración del 40 aniversario del levantamiento de febrero de 1979 en Irán ha estado marcada por docenas de seminarios académicos en Europa, numerosos documentales producidos por los medios de comunicación en idioma persa, así como el habitual desfile militar dentro del país.

Los documentales producidos fuera de Irán se centran en los recuerdos de personajes clave que aún están vivos, desde la esposa del ex sha, Farah Diba, y los funcionarios de la corte de Pahlavi, hasta Abolhassan Banisadr, uno de los aliados más cercanos del ayatola Ruhollah Jomeini en 1979, que actualmente está exiliado en Francia. La mayoría de ellos han hecho comentarios similares en anteriores aniversarios de la revolución iraní, pero esta vez las citas de los informes del general estadounidense Robert Huyser (desclasificados originalmente en 2015), que han sido repetidas por varias agencias de noticias, nos dan una mejor idea de los planes de los EEUU después de la partida del sha.

Los opositores iraníes de la República Islámica han difundido diversas teorías conspirativas sobre la misión secreta de Huyser en enero de 1979. Sin embargo, los documentos publicados muestran la confusión que emanaba de la administración Carter, que intentaba gestionar los eventos a miles de kilómetros de distancia, en circunstancias en las que no había entendido las razones detrás de las protestas masivas contra su tirano favorito en el Medio Oriente. Una de las tareas principales de Huyser fue alentar al sha a abandonar el país y detener un posible golpe militar por parte de los generales leales a él. Según el periodista de la BBC World Service, Kambiz Fattahi, que ha estudiado los documentos desclasificados del departamento de estado, diez días después de la partida del sha Jomeini envió un mensaje a Washington ofreciendo un acuerdo:

Si el presidente Jimmy Carter pudiera usar su influencia en el ejército para despejar el camino para su toma de poder, sugirió Jomeini, calmaría a la nación. Se restablecería la estabilidad y se protegerían a los ciudadanos y los intereses de Estados Unidos en Irán.[1]

domingo, 3 de marzo de 2019

El declive del pensamiento histórico

Eric Alterman, Sin Permiso

Tras ignorar durante décadas las cuestiones de la desigualdad económica, economistas y académicos de otros ámbitos acaban de descubrir una variedad de efectos que van más allá del hecho de que algunas personas tengan demasiado dinero y otras muchas no tengan suficiente. La desigualdad afecta a nuestra salud física y mental, a nuestra habilidad de convivir con otras personas, de hacernos oír, de obligar a nuestros gobernantes a rendir cuentas y, por supuesto, de decidir el futuro que queremos para nuestros hijos. Hace poco he reparado en un aspecto de la desigualdad económica que todavía no había recibido la atención que merece: lo llamo “desigualdad intelectual”.

No me refiero al hecho evidente e incontestable de que algunas personas puedan ser más inteligentes que otras sino, más bien, al hecho de que algunas personas tienen los recursos para intentar entender nuestra sociedad, mientras que la mayoría no los tiene. A finales del año pasado, Benjamin M. Schmidt, un profesor de historia de la Universidad del Nordeste, en Boston, publicó un estudio que demuestra que, durante la última década, la historia ha sido el área académica que más rápido ha decaído, aun cuando el número de estudiantes universitarios ha crecido. Se imparten hoy en día poco más de 24.000 asignaturas de historia, lo cual supone entre el uno y el dos por ciento de las carreras universitarias y un descenso de un tercio desde 2011. El declive se evidencia en casi todos los grupos étnicos o raciales y en ambos sexos. En términos geográficos es más pronunciado en el Medio Oeste, aunque está presente en todo el territorio estadounidense.

Gasto militar en el mundo, el mayor desde la Guerra Fría

Un soldado indio en una batalla armada en Mumbai, India

El gasto en armamento en el mundo alcanzó niveles nunca vistos desde el fin de la Guerra Fría, con un monto que llega a mil 739 billones de dólares, según el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI, por sus siglas en inglés).

El informe correspondiente a 2018 del organismo internacional, con sede en Estocolmo, Suecia, explica que dicha cifra equivale a 2.2 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial, o también a un gasto de 230 dólares por cada habitante del planeta.

El documento, que ofrece cifras correspondientes al gasto militar total de 2017, señala que los mil 739 billones de dólares que gastaron los países en armas representan un crecimiento de 1.1 por ciento con relación al año anterior.

Estados Unidos se mantuvo como el país con el mayor presupuesto armamentista: 610 mil millones de dólares (3.1 por ciento de su PIB), similar a 2016, pero a finales de 2017 el Senado aprobó un presupuesto militar por 700 mil millones de dólares, es decir un aumento de 14.75 por ciento.

Otros gastos militares relevantes son de China, segundo mayor presupuesto de 2017 con 228 mil millones de dólares, 5.6 por ciento más que en 2016; Arabia Saudita, de 69 mil 400 millones, 9.2 más que el año anterior, y Rusia, que los disminuyó en 20 puntos porcentuales, para ubicarlo en 66 mil 300 millones.

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