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sábado, 14 de mayo de 2016

¿Por qué Rusia y China están comprando toneladas de oro?


F. William Engdahl, Nodo50.org

El oro es uno de los más fascinantes metales escasos. A lo largo de toda la historia se le ha dado un valor especial, a veces sagrado o espiritual: desde que hace 6.000 años las tumbas de los faraones egipcios se llenaban con oro para acompañar a los muertos en su viaje. En épocas de crisis financieras mundiales como en la década de 1930, el oro es el preferido de los bancos centrales y de los ciudadanos ordinarios como reserva de valor, cuando el papel moneda lo pierde. Nos estamos acercando a otro de esos momentos en que la deuda acumulada del sistema del dólar está sobrepasando el valor del papel moneda en dólares. En este sentido es muy significativo es que los bancos centrales estén comprando todo el oro que pueden conseguir.

El dólar hoy ya no está respaldado por el oro. Es así desde que en agosto de 1971 Nixon, de forma unilateral, abrogó en Tratado de Bretton Woods de 1944 y sacó al dólar de su obligatorio respaldo en oro para que flotara de forma libre. Lo hizo ante la insistencia del entonces subsecretario del Tesoro Paul Volcker y del patrón de Volcker, David Rockefeller, en el Chase Manhattan Bank. Nixon adoptó esta medida desesperada debido a que las reservas de oro del la Reserva Federal estaban desapareciendo, a medida que Francia, Alemania y otros socios comerciales de los Estados Unidos pedían oro a cambio de sus dólares acumulados durante el comercio, como estaba permitido bajo las normas de Bretton Woods.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Los petrodólares y el interés monetario de las guerras por el petróleo


Dos años después del quiebre del Sistema de Bretton Woods, el 15 de agosto de 1971, Estados Unidos conseguía un sistema más favorable para la mantención de su hegemonía económica: el acuerdo con Arabia Saudita de negociar cada barril de petróleo en dólares de la Reserva Federal. El billete verde era aceptado mundialmente desde antes de la segunda guerra mundial, pero el acuerdo de Bretton Woods lo dejó anclado al patrón oro al establecer una tasa de cambio de 35 dólares la onza. En 1944, y a diferencia de la destruída Europa, Estados Unidos era una país poderoso y con toda su infraestructura económica intacta. Y pese a que John Maynard Keynes buscaba crear una divisa para el comercio mundial independiente a la moneda de los países, primó la tesis de Harry Dexter White de dejar al dólar como divisa universal. Esto dio grandes beneficios a Estados Unidos dado que el resto del mundo tenía que cambiar su moneda por dólares para acceder al comercio internacional, incurriendo con ello en costes financieros que para Estados Unidos eran inexistentes.
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Lea mi artículo en El Blog Salmón

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Una salida realista de la crisis del euro: convertir la moneda única en un conjunto de Derechos Especiales de Giro

Steve Keen, Sin Permiso

El euro es la moneda nacional de un país que no existe. Aunque existe un continente europeo, como existe Norteamérica, nunca ha habido un país llamado Estados Unidos de Europa, y probablemente nunca lo habrá.

El euro no es, así pues, una moneda como el dólar norteamericano, y sin embargo se le obliga –de mala manera— a fingirlo con el Tratado de Maastricht, por el que los países europeos abandonaron el derecho a producir sus propias monedas nacionales.

Con el volumen del euro controlado por una autoridad supranacional (el BCE) y con estados miembros punible por quebrantar las reglas del gasto público (un déficit máximo del 3% y un máximo de un 60% de déficit acumulado), el euro, lejos de funcionar como una moneda, funciona más bien como un conjunto de Derechos Especiales de Giro (DEG), según fueron concebidos por Keynes en su plan para Bretton Woods. En su programa de un sistema monetario internacional para después de la II Guerra Mundial, Keynes propuso que se usara para el comercio internacional una moneda (el “Bancor”), reservando el uso de las monedas nacionales para el comercio interior. Las tasas de cambio entre las monedas nacionales y el Bancor estarían fijadas de modo tal, que los países con déficit comercial persistente se verían obligados a la austeridad y a la devaluación, mientras que los países persistentemente excedentarios tendrían gravámenes en Bancors y se les exigiría estimular sus economías para incrementar sus importaciones.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Stiglitz: Una guerra de divisas no tiene vencedores

Joseph Stiglitz, Sin Permiso

Es fácil ver por qué algunos políticos esperan que unos tipos de cambio favorables puedan volver a poner de nuevo en marcha la economía de EEUU. En medio de crecientes temores de un estancamiento a la japonesa, las demás opciones o no se toman en consideración o lo más probable es que sean ineficaces. La parálisis política y el endeudamiento galopante actúan como freno de una segunda tanda de estímulos eficaces y la política monetaria no ha reanimado la inversión. Sin embargo, debilitar el dólar para impulsar las exportaciones es una estrategia arriesgada. Podría dar lugar a una volatilidad del tipo de cambio y a proteccionismo; peor aún, invita a una respuesta de los competidores. En este frágil entorno económico mundial, los miembros del G-20 que se reúnen hoy y mañana en Seúl saben que una guerra de divisas sólo conseguirá que todo el mundo salga perdiendo.

Afortunadamente, hay alternativa. Sería mucho más eficaz una cooperación mundial basada en políticas de reformas estructurales que fomenten el crecimiento, en estímulos económicos y en cambios institucionales a largo plazo en el sistema monetario mundial.

martes, 11 de enero de 2011

Dani Rodrik: Nuevas reglas para la economía global

Dani Rodrik, Project Syndicate

Supongamos que los principales estrategas políticos del mundo se volvieran a reunir en Bretton Woods, New Hampshire, para diseñar un nuevo orden económico global. Naturalmente estarían preocupados por los problemas de hoy: la crisis de la eurozona, la recuperación global, la regulación financiera, los desequilibrios macroeconómicos internacionales y demás. Pero abordar estas cuestiones exigiría que los líderes reunidos se elevaran por encima de ellas y consideraran la solidez de los acuerdos económicos globales en general.

He aquí siete principios lógicos de gobernancia económica global sobre los que podrían llegar a un acuerdo (los analizo con más detalle en mi nuevo libro, The Globalization Paradox).

jueves, 13 de enero de 2011

Barry Eichengreen: De vuelta a los años 60

Barry Eichengreen Project Syndicate

Las quejas de los efectos inflacionarios de la política monetaria no cesan de aumentar, pese a que apenas hay asomo de inflación en los Estados Unidos. Las economías que están reduciendo su retraso con un rápido crecimiento están esforzándose denodadamente para no verse arrastradas por un torrente de entradas de capitales. Ha habido destacados encargados de la formulación de políticas, que buscan urgentemente soluciones substitutivas del averiado sistema monetario de los Estados Unidos, que han llegado hasta el extremo de hablar del regreso al patrón-oro.

No estoy hablando de 2011, sino de 1964. No es la primera vez en que nos encontramos en esta situación.

martes, 29 de mayo de 2012

El poder de crear el dinero

Bruno Estrada López, Rebelión

Saber cuando se destapó la caja de Pandora donde estaba encerrado el germen de la actual crisis, la más profunda desde el Crac de 1929, es imprescindible para determinar las políticas que nos han llevado a la actual situación, para poder encontrar salidas progresistas a la actual situación.

Algunos, profundos conocedores de los entresijos de los mercados financieros, sitúan ese momento el 12 de noviembre de 1999, cuando el Congreso de EEUU, durante el segundo mandato del demócrata Bill Clinton, derogó la Ley Glass-Steagall, que obligaba a una separación total entre la banca de depósitos, la que capta el ahorro de pequeños y medianos ahorradores para financiar las necesidades crediticias de individuos y pymes, y la banca de inversión, la dedicada a financiar operaciones de mayor tamaño, muchas de ellas con un mayor nivel de riesgo y un fuerte componente especulativo. Esta ley, que también vetaba la participación de los banqueros de la banca comercial en los consejos de administración de las empresas industriales, comerciales y de servicios, era el último vestigio de la legislación desarrollada por Roossevelt para hacer frente al poder omnímodo de los banqueros, que había sido la causa de la crisis de 1929.

martes, 27 de febrero de 2018

La creciente amenaza de guerra comercial global

Nick Beams, wsws

Los movimientos agresivos de la administración Trump en pos de su agenda económica nacionalista "América Primero" están llevando al mundo a la guerra comercial, un conflicto con importantes implicaciones militares.

Dos importantes iniciativas de la administración de los Estados Unidos durante el último mes han intensificado las tensiones mundiales, amenazando acciones de represalia por parte de la Unión Europea y China.

A fines de enero, EEUU impuso aranceles importantes a las importaciones de paneles solares y lavadoras chinas y de Corea del Sur.
Esto fue seguido por la recomendación a principios de este mes del secretario de Comercio, Wilbur Ross, de que se introduzcan aranceles y otras medidas restrictivas contra las importaciones de acero y aluminio. La recomendación de Ross fue el resultado de una larga investigación realizada bajo la sección 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1962 que permite que el presidente imponga restricciones sobre las importaciones usando el argumento de "seguridad nacional", una disposición que a veces se describe como la "opción nuclear" en las relaciones comerciales.

El informe dijo que el aumento en las importaciones de ambos metales en los últimos años "amenaza con dañar nuestra seguridad nacional" y Ross envió el informe a Trump con una variedad de opciones, incluyendo un arancel global del 24 por ciento sobre el acero y una tarifa de 7,7 por ciento sobre aluminio, para hacerse efectivo en abril.

domingo, 22 de marzo de 2015

El banco chino que sepulta Bretton Woods

Alfredo Jalife-Rahme, La Jornada

Los grandes del planeta –Estados Unidos, la Unión Europea y Rusia– se pelean el apoyo de China, la cual puede definir el rumbo de las alianzas geoeconómicas globales. Lo militar y las geofinanzas son otro asunto.

El mismo día del anuncio del acuerdo de Minsk-2 (http://goo.gl/MVfqi3), Obama invitó al mandarín Xi a una visita oficial a la Casa Blanca en septiembre.

Por lo pronto, Xi asistirá el 9 de mayo en Moscú al aniversario 70 de la victoria de la Gran Guerra Patriótica, lo cual será reciprocado por el zar Vlady Putin con una visita a China a finales del año para conmemorar el triunfo de la guerra antifascista (http://goo.gl/No8HNb).

viernes, 12 de febrero de 2010

Cómo enfrentarse al desequilibrio económico global

Las propuestas de Barack Obama están destinadas a limitar el tamaño de los bancos de Wall Street, pero el gobernador del Banco de Inglaterra afirma que es necesario tomar medidas audaces para impedir otra crisis financiera.
Este artículo lo escribio Larry Elliot para The Guardian, y fue publicado en español en Sin Permiso


El mundo de postguerra se edificó sobre tres principios esenciales. El primero es que los gobiernos debían mostrarse activos en su economía nacional a fin de promover el crecimiento. El segundo era que debían cooperar internacionalmente para garantizar que fuera compatible la estrategia de cada uno de ellos. El tercero, que a menos que el capital en general y el sector financiero en particular estuvieran controlados, se demostraría casi imposible alcanzar los dos primeros objetivos.

Poco a poco estamos volviendo a algo parecido a la visión mundial de la Edad de Oro. Ya no hay un Telón de Acero que deje fuera del mercado a miles de millones de personas. Y se reconoce, de un modo que en absoluto podían percibir los planificadores de la política de las décadas de 1950 o 60, que se produce una inherente tensión entre el crecimiento y el medio ambiente. La oportunidad perdida en Copenhague en diciembre pasado constituye un saludable aviso contrario a dar por hecho que los gobiernos "lo captan". Lo captan poco a poco, pero todavía tienen que llegar a ver la foto completa.

El anuncio hecho la semana pasada por Barack Obama fue una indicación más del rumbo que lleva el viaje. Dicho con sencillez, la Casa Blanca quiere limitar tanto el alcance como el volumen de la banca de Wall Street. El momento escogido se vio condicionado por la victoria republicana en Massachusetts, pero las reformas, propuestas por Paul Volcker, están destinadas a retrasar el reloj a aquellos días en que los bancos veían como tarea esencial por su parte canalizar el ahorro a la inversión, en lugar de jugar en los mercados con el dinero de sus clientes.

Pero hay cosas a las que objetar en las propuestas de Obama. La administración tiene que dar cuerpo a lo que intenta hacer para limitar las reestructuraciones en el seno de la industria de servicios financieros y, en potencia, hay una laguna importante en la buena disposición de permitir que los bancos continúen con el comercio de propiedad si beneficia a sus clientes. A diferencia de la Ley Glass-Steagall de 1933, la norma de Volcker no establece una rápida y tajante división entre las operaciones comerciales de la banca y sus actividades más especulativas, ni parece garantizar tampoco que los bancos no utilicen la fortaleza de la banca comercial para asegurarse una posición dominante en los mercados de capital. Hay un amplio margen para que Wall Street despliegue su considerable poder como grupo de presión a fin de aguar –y quizás incluso de hacer descarrillar– el paquete de reformas.

Pero quienes se oponen a las propuestas de la Casa Blanca deben andarse con cuidado, porque las justificaciones de las reformas no se basan sólo en lo que sería bueno para la economía sino en lo que es correcto. Al asumir que podía enriquecerse a costa del contribuyente, Wall Street ha perdido la poca autoridad moral que alguna vez haya podido tener. Las primas extra [“bonuses”] en un momento en el que el desempleo norteamericano se cifra en un 10% lo han convertido en una cuestión moral, que es la razón por la cual Roosevelt tuvo pocas dificultades a la hora de leerle la cartilla a los bancos en la década de 1930. Les resultará muy difícil a la banca mantener que sus actividades benefician a todo el mundo y no sólo a ellos mismos. La gente ya no se lo traga, y por una buena razón: que es falso.

Dicho esto, la reforma de los bancos es sólo la mitad del cuento, puesto que, como hizo notar Mervyn King [gobernador del Banco de Inglaterra] la semana pasada, todavía queda por resolver la cuestión de qué hacer con los desequilibrios de la economía global. Durante un cierto periodo, la conmoción causada por el derrumbe financiero de 2007 y 2008 condujo a superávits más reducidos para las grandes naciones exportadoras y déficits menores en el caso de las naciones importadoras. En los últimos meses, sin embargo, los desequilibrios han vuelto a empeorar una vez más.

El gobernador del Banco de Inglaterra tiene sin duda razón cuando afirma que la acción urgente adoptada por los bancos centrales y ministros de economía –tasas de interés más bajas, ajustes cuantitativos [imprimir moneda y ponerla en circulación]– son el equivalente tan solo de poner "una enorme tirita encima de las heridas". Tiene también razón al afirmar que harán falta acciones igualmente audaces para impedir la reaparición de la crisis, puesto que en la década de los 90 y los primeros años posteriores al 2000, se vio la incapacidad para enfrentarse a las consecuencias de la globalización.

Esto se convertirá, en realidad, en algo más apremiante, antes que menos, en el caso de que se abra paso la reforma radical de las finanzas globales. En los días anteriores al crac, la banca internacional actuaba como elemento de absorción de las conmociones producidas por los desequilibrios globales, tomando los excedentes de las grandes naciones exportadoras, como China y Japón, y reciclándolos en las economías de las naciones deficitarias, como los Estados Unidos y Gran Bretaña. Las finanzas suministraron el cableado –si bien un cableado defectuoso– del sistema económico global.

King lo expresa del siguiente modo: "El modelo de países pobres que ahorran mucho y países ricos que piden prestado no era sostenible...los flujos masivos de capital de los recién llegados a los mercados financieros internacionales impulsaron a la baja los tipos de interés y animaron a correr riesgos a una escala extraordinaria. Los bancos aumentaron sus balances y se crearon nuevos instrumentos para satisfacer la búsqueda de rendimientos”.

"En los cinco años anteriores a 2007, casi se triplicaron los balances de los mayores bancos del Reino Unido. La acumulación de riesgos llegó a amenazar la estabilidad del conjunto del sistema financiero. Los flujos de capital proporcionaron el combustible al que el sistema financiero inadecuadamente diseñado y regulado del mundo desarrollado prendió después fuego causando tormentoso incendio del que fuimos todos pasto".

Todo lo cual suscita dos preguntas. ¿Por qué los responsables de los bancos centrales, King incluido, no hicieron algo en ese momento, elevando los intereses a un nivel que podría haber impedido la creación de las burbujas de activos. Albert Edwards, analista de la Société Générale, se muestra mordaz respecto a la laxa política monetaria de la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra durante los años de la burbuja. Haciendo uso de la llamada regla de Taylor, modelo que estima el nivel adecuado de las tasas de interés dependiendo del margen que hay entre la inflación real y el objetivo de inflación, y el del producto interior bruto real comparado con el PIB potencial, tasas que estaban demasiado bajas en los EE.UU. entre 2002 y 2006, creando condiciones fértiles para el auge inmobiliario.

Los bancos centrales, tal como lo ve Edwards, son en buena medida responsables de la crisis y han sido cómplices en la redistribución de la renta de las clases medias a los muy ricos. Sea esto verdad o no, desde luego la crisis ha puesto punto final a la idea de que entregar la política monetaria a los bancos independientes garantiza necesariamente un mejor resultado. Puestos a ello, los tecnócratas son tan capaces de pifiarla como los políticos.

La segunda cuestión es aún más importante, y vuelve a la inacabada labor de la conferencia de Bretton Woods en 1944, a saber, cómo alcanzar un acuerdo a escala global que se enfrente a los desequilibrios. Una debilidad fundamental de Bretton Woods consistía en que todo el peso del ajuste recaía enteramente sobre las naciones deudoras; esos países que mantienen déficits comerciales tenían que tomar medidas para frenar las importaciones, pero no había exigencia a las naciones acreedoras de que estimularan las exportaciones. El problema es aún más difícil de resolver hoy en día, no sólo porque ningún arreglo internacional entrañaría un acuerdo con bastantes más países sino porque no hay forma evidente de ejercer presión sobre la principal nación acreedora –China– para que tome medidas políticas.

En teoría, la solución es sencilla. China debería aceptar una revalorización significativa al alza del renminbi, que hiciera sus exportaciones significativamente más caras. Debería instalar un sistema de seguridad social más generoso de manera que los consumidores tengan que ahorrar menos en atención sanitaria y educación.

Acaso el nuevo foro de gestión económica global –el G-20– pueda encontrar una solución al problema que dejó perplejo a Keynes en 1944. Si no puede, las naciones deudoras se verán forzadas a enfrentarse a un descarnado dilema: o sacudidas financieras con carácter semipermanente o proteccionismo, tal y como admiten ya muchos analistas de la City con visión de futuro.

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NOTA T.: John B. Taylor, de la Universidad de Stanford, propuso a las autoridades monetarias en 1993 una regla de política que les ayudaría a estabilizar la producción real alrededor de una meta y a controlar la inflación. Su regla de política se apoya en una tasa de interés nominal que, cuando el PIB real y la tasa de inflación exceden su objetivo, se incrementa para generar un aumento de la tasa de interés real y así reducir la demanda agregada. Al revés, si la inflación y el PIB real caen por debajo del objetivo, recomienda recortar la tasa de interés nominal para aumentar la demanda agregada por la vía de un aumento de la tasa de interés real. Así, según Taylor, la tasa de interés nominal de corto plazo debería ser una función creciente de la tasa de inflación y de la producción real para objetivos dados en ambas variables. La experiencia previa de Taylor como analista en la consultora neoyorquina Townsend-Greenspan, entonces presidida por Alan Greenspan, le permitió conocer a fondo los mercados monetarios.

Traducción para www.sinpermiso.info: Lucas Antón
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Aquí JaN: Es interesante constatar que la regla de Taylor no dice nada sobre el tema del empleo. Esto es así, porque todos los modelos de espíritu neoclásico asumen la existencia perenne del pleno empleo. Para los modelos que se basan en la esencia neoclásica no existe esa cosa llamada desempleo pues solo hay desempleo voluntario. Por eso discrepo de la regla de Taylor, así como de gran parte de los dogmas de la política monetaria. Para más información sugiero revisar artículos como ¿Quien ganó con el control de la inflación?, o El adiós a la contrarrevolución monetarista, entre otros.

viernes, 1 de mayo de 2015

China, megapotencia financiera

Ignacio Ramonet, Le Monde Diplomatic

Contrariamente a lo que muchos piensan, China se halla aún lejos de representar un auténtico rival para Washington. En 2015, Estados Unidos sigue ejerciendo una indiscutible dominación hegemónica sobre el planeta. Tanto en el dominio militar (fundamental) como en varios otros sectores determinantes, en particular el tecnológico (Internet) y el soft power (cultura de masas). Lo cual no significa que China no haya realizado prodigiosos avances en los últimos treinta años. Nunca en la historia, ningún ­país creció tanto en tan poco tiempo.

Sin embargo, el “Imperio del medio” sigue siendo un Estado ‘emergente’, con gigantescas bolsas de pobreza en diversas zonas del interior y con un Producto Interior Bruto por habitante (PIB/per capita, en 2013) de apenas 6.800 dólares, semejante al de, por ejemplo, Namibia, República Dominicana o Perú; muy inferior al de, por ejemplo, España (30.000 dólares), Francia (42.000) o Estados Unidos (53.000). Pero su masa demográfica es tan enorme (casi mil quinientos millones de habitantes) que su peso económico global está alcanzando niveles inauditos. De hecho, desde diciembre de 2014, en términos de poder adquisitivo global de su población, China es ya la primera potencia económica del planeta. Su economía representa el 16,5% de la economía mundial, frente al 16,3% de Estados Unidos que ocupaba ese puesto de “primera potencia económica” desde 1872...

martes, 28 de abril de 2015

La Diplomacia económica como arma

La guerra es sólo la continuación de las politicas con la suma de otros medios.
Klaus von Clausewitz (Vom Kriege).
Umberto Mazzei, Rebelión

Creo que estamos en una tercera guerra mundial que decidirá si el futuro es unipolar anglosajón o multipolar. El aspecto bélico de la lucha se hace por intermediarios, porque una confrontación directa entre los protagonistas resultaría en derrota mutua. El dinero es el nervio de la guerra (Thomas More), la estrategia es agotar económicamente los adversarios; el arma es la diplomacia económica.

Putin propone compartir con Europa los recursos de la Unión Económica Euro-Asiática, para crear una entidad económica de Lisboa a Vladivostok. Eso es la peor pesadilla anglosajona, porque la economía mundial basada en el dólar dejaría de ser y Europa continental regresaría como potencia protagonista. Esa propuesta tan ventajosa para la Unión Europea debiera despertar el entusiasmo europeo, pero su clase política sirve un interés distinto al de sus pueblos, por ello colaboró en el golpe de estado en Kiev, que desestabilizó a Ucrania, su vecina, y pone en riesgo su más segura conexión energética.

jueves, 8 de mayo de 2014

“La economía monetaria está completamente fuera de control”

Enric Llopis, Rebelión

Economista independiente, especializada en el mundo de Internet y las nuevas tecnologías, Susana Martín Belmonte participa actualmente en los proyectos de dos monedas complementarias, el Ecosol y, fundamentalmente, el Eurocat. También es cofundadora del Instituto de la Moneda Social, que trabaja en nuevos enfoques de teoría económica respecto a la función del dinero y del crédito, y apoya iniciativas de monedas complementarias. Muchos de estos novedosos puntos de vista los explica en el libro “Nada está perdido. Un sistema monetario y financiero alternativo y sano” (Icaria). Susana Martín, candidata a las elecciones europeas por el Partido X, considera que la economía monetaria “está completamente fuera de control (el mercado de derivados representa 10 veces el PIB mundial), porque el diseño del sistema monetario es algo que jamás nadie cuestiona”.

-“¿Crisis financiera o crisis monetaria?”, te preguntabas en un artículo publicado en la revista “Alternativas Económicas”. El negocio tradicional de la banca, captar ahorros para financiar créditos e inversiones, ¿se mantiene hoy? Si no es así, ¿Cuáles son las diferencias?

-No es que el funcionamiento del sistema bancario sea esencialmente distinto ahora, es que el concepto popular que se tiene de él siempre ha sido muy diferente de la realidad. Por ejemplo, es cierto que los bancos captan ahorro y dan préstamos, pero eso no significa que el dinero para dar los préstamos salga de los ahorros captados, como se suele deducir. La realidad es que los bancos crean el dinero de la nada al prestárnoslo. Una vez creado, ese dinero se mueve en el sistema económico y normalmente acaba depositado en algún banco, de forma que los bancos, compitiendo entre sí, pueden captar esos depósitos para poder cumplir sus ratios. Lo que ha cambiado es que ese tipo de dinero, el dinero bancario, que también se puede llamar dinero-crédito, es el más abundante hoy día: un 97,7% del total de la masa monetaria. Los bancos son quienes tienen la capacidad de crearlo, o no y decidir qué financiar con él. El poder que eso les da es inmenso, lo que se puede ver en sus retribuciones.

sábado, 28 de marzo de 2015

Comienza el fin del imperio yanqui y de la hegemonía del dólar

Lentamente, una importantísima redistribución del poder está en marcha en este momento. De un lado, Estados Unidos, el G7 y la OTAN. En el otro bando, los países de la Organización de Cooperación de Shanghai y los BRICS. La partida se desarrolla simultáneamente en el plano financiero, con el cuestionamiento de la supremacía del dólar, y en el plano militar, con el despliegue de la OTAN alrededor de Rusia y el de la US Navy alrededor de China.
Manlio Dinucci, Red Voltaire

Washington ha recurrido a todos los medios para impedir que sus aliados entren al Banco Asiático de Inversiones para la Infraestructura (AIIB, siglas en inglés), creado por China. Pero no lo logró. Gran Bretaña, Alemania, Francia e Italia, miembros todos del G7, se incorporaron a la nueva institución financiera y otros, como Australia, tienen intenciones de hacerlo.

sábado, 9 de julio de 2011

A impedir la restauración neoliberal

Alejandro Nadal, La Jornada

Una de las interpretaciones más populares sobre los orígenes de la crisis en Estados Unidos es que se produjo al estallar la burbuja especulativa en los bienes raíces. La bursatilización y la opacidad de los vehículos de inversión sembraron el caos en el mercado interbancario. Los grandes bancos empezaron a abrigar dudas sobre la solvencia de los demás, y eso congeló el crédito de corto plazo entre bancos, una de las piezas clave de una economía monetaria.

El corolario de esta narrativa es que la crisis se hubiera evitado con un sistema regulatorio eficaz. Eso hubiera sometido la voracidad de los agentes en el sector financiero y el problema se hubiera prevenido.

El problema con esta interpretación es que faltan dos elementos importantes: los fenómenos en el sector real (no financiero) de la economía y las medidas de política macroeconómica. Lo cierto es que la economía estadounidense ya venía sufriendo un triple proceso de estancamiento de salarios reales, acompañado de sobrendeudamiento privado y un deterioro inexorable de las cuentas externas. La política macroeconómica impuesta desde los años ochenta fue la respuesta a estos problemas estructurales de la economía de Estados Unidos.

sábado, 24 de septiembre de 2011

Unión Europea se resigna a la cordura y acepta la temida Tasa Tobin

Las intensas corridas bancarias que se realizan contra el euro tiene a la UE contra la espada y la pared. Y el temor a que la pandemia continúe in crescendo ha desenterrado la idea de aplicar ese “temible” impuesto a las transacciones financieras conocido como Tasa Tobin. Esta Tasa fue idea del economista James Tobin en 1972, para frenar la especulación financiera y los flujos de capital improductivo tras el quiebre del sistema de Bretton Woods, realizado unilateralmente por Richard Nixon el 15 de agosto de 1971. Pero la idea fue desechada de inmediato por los economistas que tomaron la batuta y el poder hegemónico de la economía mundial en esos años, quienes se encargaron de propagar su desprecio ante la idea de Tobin. Ahora, y tras el descalabro mundial de una crisis financiera en todo su calibre, con corridas y fugas masivas de capitales, la tasa Tobin vuelve a la palestra para intentar salvar de las ruinas a una economía sumergida en su peor catástrofe tras la gran depresión de los años 30.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Los controles de capital, en la mira de la Cumbre G-20 de Seúl


Los líderes que se reunen hoy y mañana en la quinta reunión del G-20 motivada por la crisis tienen una serie de tareas importantes a tratar relativas a la estabilidad financiera mundial y la recuperación económica. Esta cita es muy significativa dado que por primera vez se encuentran en un país que no pertenece al G-8 y que ha buscado defenderse de las devaluaciones competitivas aplicando los controles de capital.

Ver en El Blog Salmón

miércoles, 12 de noviembre de 2014

A veinticinco años de la caída del muro

Alejandro Nadal, La Jornada

Las imágenes de miles de personas demoliendo secciones del muro de Berlín en noviembre de 1989 fueron presentadas en la prensa internacional como la victoria del pueblo sobre la tiranía. El desprestigio del régimen de Alemania oriental, con su sistema represor organizado alrededor de la temible Stasi, era contrastado con las virtudes del sistema de libre mercado. Aún antes del colapso de la Unión Soviética en diciembre de 1991 se impuso la línea única de pensamiento: capitalismo y mercado eran sinónimos de libertad y democracia.

jueves, 31 de diciembre de 2015

Europa: Un continente a la deriva

Raúl Zibechi, Rebelión

Observada desde el Sur, la Unión Europea aparece desdibujada. El continente que jugó fuerte en América Latina en la década de las privatizaciones neoliberales, haciéndose con empresa estratégicas, parece haber perdido su propio perfil cuando el mundo atraviesa su mayor crisis de dominación.

“Quien lleva la batuta en Europa es Alemania y tiene una gran complementariedad económica con Rusia”, sostiene el analista geopolítico Alfredo Jalife. El aserto no sólo pega en la diana sino que consigue explicar lo sucedido en 2013, el año de inflexión donde la Unión Europea terminó por someterse a la política del Pentágono de cerco a Rusia para conseguir un cambio de régimen, o sea su aniquilamiento como potencia geopolítica global.

Zbigniew Brzezinsky -ex asesor de Seguridad Nacional de Carter y consultor de Obama- hizo su apuesta al factor militar señalando en un tuit, a principios de febrero de 2015, que “un pequeño contingente de tropas de Estados Unidos en los países bálticos en forma continua deberá hacer más reticente a Putin para que no cometa algo estúpido”.

miércoles, 8 de noviembre de 2023

El capital financiero manda. ¿Vamos hacia la Tercera Guerra Mundial?

Marcelo Colussi, Rebelión
“Dadme el control de la moneda de un país y no me importará quién hace las leyes”.
Mayer Rothschild, fundador de la dinastía homónima
En el mundo actual el capitalismo se mueve triunfal. Salvo excepciones (China con su particular “socialismo de mercado”, en el que se inspiran igualmente Vietnam y Laos, o Cuba y Norcorea resistiendo heroicamente los embates), los capitales mandan en todo el orbe. Desde principios del siglo XX el capitalismo se expandió fenomenalmente, haciéndose imperialista. Hoy, la arquitectura global de la economía está dada por un capitalismo financiero que maneja casi todo, amparado en el dólar estadounidense, teniendo como garantía final las inconmensurables fuerzas armadas de Washington y su acólito: la OTAN. Como en la Edad de Piedra, quien tiene el garrote más grande se impone.

Los imperios económicos [como Estados Unidos y Gran Bretaña] están interesados en promover el endeudamiento de los gobiernos. Cuanto más grande es la deuda, más costosos son los intereses. Pero además pueden exigir al presidente de turno privilegios fiscales, monopolios de servicios, contratos de obras, etc. Si este gobierno no acepta, provocarán su caída, promoviendo disturbios y huelgas que al empobrecer a la nación los obliga a claudicar ante sus exigencias”, expresó el historiador estadounidense Carroll Quigley quien, escribiendo para la élite económica de Washington a la que le era funcional, se permitió decir con claridad meridiana estas verdades. Dichas así, sin vergüenza, muestran lo monstruoso del sistema capitalista, y más aún, el mecanismo de su principal potencia.

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