Un asiduo lector de New Deal 2.0 plantea una pregunta aguda:
"Hay una cuestión que no consigo responder nunca. Muchos expertos dicen que la ideología neoliberal se abrió paso en los 80 con Reagan, Thatcher y la escuela de Chicago. Pero sigo sin entender qué hizo posible tal giro en la economía política. ¿Qué elementos, qué nuevas fuerzas en los 80 pueden explicar ese cambio ideológico y las desigualdades que le siguieron?"
Asuntos, todos, muy dignos de exploración, y yo desde luego no puedo hacerles justicia en una respuesta de dos líneas más que recomendando el soberbio libro de Yves Smith Econned. El libro proporciona una excelente explicación histórica del modo en que unas teorías de todo punto infundadas pero ampliamente aceptadas llevaron a la práctica de políticas que generaron el actual estado de cosas. También ilumina la capacidad de esas filosofías para resucitar incluso cuando se acumulan pruebas concluyentes contra ellas. Documenta no sólo la creciente degradación de los economistas profesionales neoclásicos (y su concomitante tendencia a reducir la suma de la experiencia humana a una serie de ecuaciones matemáticas), sino también la manera en que fundaciones muy bien financiadas subvencionaron a universidades y think tanks que, a su vez, legitimaron y validaron esas filosofías charlatanescas. La idea de que los gobiernos democráticamente elegidos deben servirse de políticas fiscales discrecionales para contraestabilizar las fluctuaciones del ciclo del gasto no-público llegó a ser vista como algo muy cercano al socialismo. Los poderes que toman decisiones políticas fueron puestos gradualmente en manos de un cuerpo políticamente incareable de tecnócratas neoliberales que pontificaban sobre las limitaciones de los gobiernos y reforzaban las posiciones fiscalmente procíclicas, es decir: reforzaban la contracción discrecional cuando los estabilizadores automáticos llevaban a grandes déficits presupuestarios como resultado de la débil demanda no-pública.