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viernes, 7 de noviembre de 2025

¿Estamos en el umbral de una nueva Guerra Fría Nuclear?


Misión Verdad

"Estados Unidos está cumpliendo su destino como pacificador, pero es una paz que se logra mediante la fuerza": esto lo dijo Donald Trump en su discurso ante las Naciones Unidas en septiembre de 2020.

Aquel mensaje, inspirado en la doctrina de Ronald Reagan de alcanzar la paz por medio de la fuerza, sintetizaba la esencia de su visión para este nuevo mandato.

Así, a finales de octubre de 2025, el presidente estadounidense anunció por Truth Social la reanudación de las pruebas de armas nucleares, justificando la medida con los programas de ensayo desarrollados por Rusia y China.
"Estados Unidos posee más armas nucleares que cualquier otro país. Esto se logró, incluyendo una completa modernización y renovación del arsenal existente, durante mi primer mandato. Rusia ocupa el segundo lugar, y China un distante tercer puesto, pero la situación se igualará en cinco años. Debido a los programas de pruebas de otros países, he ordenado al Departamento de Guerra que comience a probar nuestras armas nucleares en igualdad de condiciones. Este proceso comenzará de inmediato"
Con ese anuncio, Trump dejó claro que la administración estaba dando un giro importante a la política de disuasión o de guerra nuclear estadounidense.

miércoles, 5 de noviembre de 2025

Una oportunidad «histórica»: la «ganga» de invertir en muerte


Nahia Sanzo, Slavyangrad

“«La historia enseña que las guerras comienzan cuando los gobiernos creen que el precio de la agresión es barato», argumentó el presidente Ronald Reagan en 1984. Supervisó un enorme aumento del presupuesto de defensa de Estados Unidos que la Unión Soviética solo podía contrarrestar destrozando su economía. A finales de la década, el «imperio del mal» se estaba derrumbando”. Así, citando a un presidente que apoyó cada uno de los regímenes de extrema derecha en Centroamérica para utilizarlos en su guerra sucia contra el sandinismo nicaragüense, sembrando la zona de escuadrones de la muerte y permitiendo -y participando en- el tráfico de drogas para financiar la parte de Contra del escándalo Irán-Contra, es como The Economist comienza uno de sus muchos artículos de este mes dedicados a la propagada bélica y a exigir una mayor implicación de los países europeos en términos económicos. La lucha conta el imperio del mal -de todos los regímenes de la historia, fue la que liberó Auschwitz al que Estados Unidos otorgó ese calificativo- lo justificaba todo, incluso la participación en masacres como la de El Mozote, donde 553 de los casi mil asesinados eran menores de edad, y tras la que un joven Elliot Abrams, entonces subsecretario de Estado de Derechos Humanos, trató de culpar a las guerrillas, no a la Contra financiada, armada y asesorada por Washington.

lunes, 3 de noviembre de 2025

Los halcones a ambos lados del Atlántico acorralan a Trump

Incapaz de superar la idea de una mera congelación del conflicto, Trump acabó adoptando las posiciones antirrusas de los europeos y de los elementos más intransigentes de su administración.

Roberto Iannuzzi, Intelligence for the People

Las relaciones entre Estados Unidos y Rusia han empeorado considerablemente. Tras la conversación telefónica del 20 de octubre entre el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, y el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, el primero recomendó a la Casa Blanca que cancelara la reunión prevista entre los presidentes de ambos países en Budapest.

A continuación, el Departamento del Tesoro anunció duras sanciones contra las dos principales compañías petroleras rusas, Rosneft y Lukoil, “tras la falta de un compromiso serio por parte de Rusia con un proceso de paz que ponga fin a la guerra en Ucrania”.

Dos días después, el 22 de octubre, el Wall Street Journal reveló que la administración Trump había eliminado las restricciones al uso por parte de Ucrania de misiles de largo alcance suministrados por los aliados europeos (que utilizan componentes y datos de localización procedentes de Estados Unidos).

Trump calificó la revelación como “noticia falsa”, pero el hecho de que la posibilidad de autorizar los ataques haya pasado del Pentágono al general Alexus Grynkewich, comandante (de origen bielorruso) de las fuerzas estadounidenses en Europa, y que los datos de localización sean proporcionados por los estadounidenses, deja pocas dudas sobre la veracidad de la noticia.

domingo, 2 de noviembre de 2025

Operaciones especiales


Nahia Sanzo, Slavyangrad

El viernes causó cierta sorpresa el hecho de que en la reunión pública que escenificó Volodymyr Zelensky con la inteligencia ucraniana estuviera presente Vasyl Malyuk, director del SBU, pero no Kirilo Budanov, director del GUR, la inteligencia militar ucraniana. La ausencia de Budanov era aún más notoria teniendo en cuenta que una de las operaciones de las que ambas inteligencias se jactaron durante la reunión fue conjunta y supuestamente exitosa. La inteligencia ucraniana alegó, sin aportar ningún tipo de prueba, haber destruido un misil ruso Oreshnik. El evento fue utilizado para contrarrestar las malas noticias que llegaban de Pokrovsk y Kupyansk, dos ciudades importantes para Ucrania y donde sus tropas viven una situación que se ha deteriorado notablemente esta última semana. Como suele ocurrir, en momentos adversos, Kiev trata de contraprogramar con buenas noticias, sean reales o imaginarias, e insiste en que todo se encuentra bajo control, no hay riesgo de cerco ni se va a dar órdenes de retirada de las tropas. El evidente nerviosismo del lenguaje corporal de Zelensky traicionaba el discurso de normalidad y triunfalismo que quería transmitir el Gobierno ucraniano.

Por la noche, con la confirmación por parte de varias cuentas de seguimiento de la guerra y periodistas occidentales como Oliver Carroll, corresponsal de The Economist, se explicaba la ausencia de Budanov en la reunión de Kiev. “Se rumorea que la inteligencia militar ucraniana está llevando a cabo una audaz contraofensiva cerca de Pokrovsk para reabrir importantes líneas logísticas. Algunos vídeos que me han compartido muestran, supuestamente, un lanzamiento de suministros desde helicópteros en zonas que Rusia afirma controlar”, escribió Carroll, que añadía una explicación necesaria. “No he podido verificar los vídeos de forma independiente”, insistía. Con un poco más de triunfalismo, cuentas de propaganda como Visegrad 24 explicaban que “cerca de Pokrovsk, las fuerzas especiales y la aviación de la inteligencia militar ucraniana han lanzado una compleja operación aerotransportada. Fuentes de las Fuerzas de Defensa confirmaron a los medios ucranianos que unidades de asalto de inteligencia han entrado en zonas de la ciudad que los generales rusos habían declarado previamente capturadas”. La realidad de la batalla urbana, especialmente en un contexto de amplio uso de drones, peligro mortal para todas las tropas de uno y otro bando tanto en el frente como en una franja cada vez más amplia de territorios cercanos a la línea de contacto, es de ausencia de un frente real y una batalla caótica hasta expulsar a las tropas enemigas, ya sean las ucranianas para capturar la ciudad o las rusas

sábado, 1 de noviembre de 2025

Burevestnik: el misil ruso que cambia las reglas de la guerra

Cuando Putin anunció al mundo la introducción de un nuevo misil de crucero con alcance ilimitado, gracias a su propulsión nuclear, estaba convirtiendo a la OTAN y al espacio europeo en estratégicamente inútiles para Estados Unidos

Giuseppe Masala, investigador militar italiano

En 2016, cuando se anunció la primera prueba del misil hipersónico ruso Zircon, capaz de volar a Mach 5, escribí un artículo para Megachip en el que explicaba que nos encontrábamos ante un arma revolucionaria, capaz de alterar el equilibrio de poder, especialmente en los océanos, dado que se trataba de un misil diseñado esencialmente para la guerra marítima y capaz de poner en peligro la superioridad marítima de Estados Unidos. Como sabemos, Estados Unidos cuenta con una enorme flota dividida en poderosos grupos de ataque liderados por un superportaaviones, pero que carece de defensas contra misiles que vuelan a velocidades hipersónicas.

Ese anuncio, en mi opinión, fue la primera llamada de atención para la hiperpotencia hegemónica estadounidense: había países capaces de infligir enormes daños en una guerra convencional y, por tanto, sin necesidad de amenazar con el uso de armas nucleares.

Otros factores agravantes fueron el hecho de que Zircon amenazaba (y todavía amenaza) la superioridad estadounidense en el mar, que es la piedra angular del poder militar estadounidense: no es casualidad que los estudiosos de la geopolítica siempre hayan definido a Estados Unidos como una talasocracia, es decir, una potencia fundada en el dominio comercial y militar de los mares.

Estados Unidos tuvo la suerte de que Rusia no fuera en sí misma una talasocracia y, por lo tanto, nunca se centró realmente en este misil hipersónico para la guerra naval, construyendo a su alrededor una flota capaz de contrarrestar las flotas estadounidenses.

miércoles, 29 de octubre de 2025

El panorama financiero y geopolítico mundial en un tenso momento de escalada bélica

Cada una de estas relaciones geopolíticas podría incendiarse: Ucrania-Rusia, Venezuela-EEUU, Irán-Israel-Siria-Líbano, Pakistán-India y, por supuesto, Gaza y Cisjordania, son solo algunos de los puntos calientes

Alastair Crooke, Giubbe Rosse News

El intento de Trump de construir un “escenario Budapest” —es decir, una cumbre Putin-Trump basada en el anterior “acuerdo” en Alaska— fue cancelado unilateralmente (por Estados Unidos) en medio de la polémica. Putin había iniciado la llamada telefónica del lunes, que duró dos horas y media. Al parecer, contenía duras declaraciones de Putin sobre la falta de preparación de Estados Unidos para un marco político, tanto en lo que respecta a Ucrania como, sobre todo, a las necesidades más amplias de seguridad de Rusia.

Sin embargo, cuando fue anunciada por la parte estadounidense, la propuesta de Trump había vuelto (una vez más) a la doctrina de Keith Kellogg (el enviado estadounidense para Ucrania) de un “conflicto congelado” en la línea de contacto existente antes de cualquier negociación de paz, y no al revés.

Trump debía saber mucho antes de que se discutieran las conversaciones de Budapest que esta doctrina de Kellogg había sido rechazada repetidamente por Moscú. Entonces, ¿por qué reiteró su petición? En cualquier caso, el escenario de la cumbre de Budapest tuvo que cancelarse después de que la llamada telefónica “preparatoria” acordada previamente entre el ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, y el secretario de Estado, Marco Rubio, se topara con un muro. Lavrov reiteró que un alto el fuego al estilo Kellogg no funcionaría.

Al parecer, la administración estadounidense esperaba que sus amenazas de suministrar misiles Tomahawk a Ucrania, en el contexto del endurecimiento de la retórica estadounidense sobre los ataques en profundidad a Rusia, ejercieran suficiente presión como para que Putin aceptara una congelación inmediata, posponiendo sine die cualquier discusión sobre los detalles y una solución más amplia.

viernes, 24 de octubre de 2025

Misiles y sanciones


Nahia Sanzo, Slavyangrad

Una llamada telefónica entre Sergey Lavrov y Marco Rubio, en la que el ministro de Asuntos Exteriores de la Federación Rusa únicamente reafirmó lo que el Kremlin lleva tres años y medio insistiendo, que la guerra no puede cerrarse en falso sino que ha de tratar sus causas fundamentales -especialmente la cuestión de la OTAN y la estructura de seguridad europea-, ha sido suficiente para volver a aparcar la diplomacia y volver a la fase de amenazas de este ciclo sin fin que condena a la guerra a escaladas periódicas acompañadas de elevación de la tensión mediática. El último episodio se ha desarrollado exactamente como los anteriores: apertura a la diplomacia auspiciada por la versión de Witkoff de lo que Rusia quiere y está dispuesta a ceder en una negociación, declaraciones triunfalistas sobre la voluntad de Putin y Zelensky de acabar esta guerra cuyo final debió haber sido sencillo, conversaciones según la versión de Rubio y paralización del diálogo, que cuando tenga que reanudarse, se hará nuevamente partiendo de cero. Este interminable ciclo ha dado como resultado la prolongación de la guerra mientras se hablaba de buscar una salida diplomática y, sobre todo, ha dejado abierto el terreno a una escalada progresiva en cada momento en el que el péndulo que oscila entre diplomacia y amenazas apuntaba a las amenazas.

Aparcado de momento el encuentro que Trump y Putin iban a celebrar en Budapest, para cuya cancelación ni siquiera ha sido necesaria la intervención de los y las escuderas de Zelensky, la coyuntura no solo ha dejado de lado la diplomacia, sino que se encamina a un empeoramiento notable. Disfrazando de deslealtad de Vladimir Putin su incompetencia a la hora de dirigir unas negociaciones en las que no dispone de la hegemonía y en las que no puede imponer su posición de forma inequívoca, rápida e incondicional como está acostumbrado, Donald Trump ha optado por la estrategia del cuanto peor, mejor para obligar a Rusia a ceder a sus exigencias.

jueves, 23 de octubre de 2025

Nord Stream: Caso Cerrado


Nahia Sanzo, Slavyangrad

El viernes pasado, un tribunal de Polonia dio el paso más esperado, negar la extradición a Alemania de Volodymyr Zhuravlev, que llegó al tribunal esposado y salió libre. Días antes, Italia había actuado de la misma forma en la vista de extradición de Serhiy Kuznetsov. Este paso es la continuación lógica del progresivo cierre de las investigaciones que habían iniciado países como Suecia, Dinamarca o Países Bajos para determinar qué ocurrió el 26 de septiembre de 2022 en las profundidades del mar Báltico. Aquel día, tres de las cuatro tuberías del Nord Stream 1 y 2, propiedad tanto de Rusia como de Alemania, sufrieron explosiones que dejaron inutilizable el sistema, cuya reparación sería multimillonaria. Descartada rápidamente la opción de una explosión accidental, todos los ojos occidentales miraron a Moscú y medios como Bloomberg publicaron artículos de opinión que directamente acusaban a Rusia de haber atentado contra el gasoducto con el objetivo de atraer a la OTAN a la guerra. Al sinsentido de asumir que Moscú había saboteado unas infraestructuras críticas de las que era copropietaria se sumaba la idea de forzar el choque entre grandes potencias que explícitamente intenta evitar.

“Es crucial ahora investigar los incidentes, obtener total claridad sobre los hechos y el por qué”, escribió aquel día Úrsula von der Leyen, que añadió que “cualquier interrupción deliberada de la infraestructura energética europea activa es inaceptable y conducirá a la respuesta más fuerte posible”. Desde el primer día, cuando se conocieron los hechos, la tendencia política y mediática ha sido apuntar a un enemigo y dar a entender que era Moscú quien más se beneficiaba del ataque. De ahí que pudiera ser calificado de “nada más que un acto terrorista planificado por Rusia y un acto de agresión hacia la Unión Europea” por oficiales ucranianos como Mijailo Podolyak, que precisaba que Rusia “busca desestabilizar la situación económica en Europa y causar pánico antes del invierno”. La mejor respuesta al ataque ruso era aumentar la asistencia militar a Kiev, especialmente con tanques alemanes. En la misma línea se mostraba Polonia, cuyo ministro de Asuntos Exteriores afirmaba que “hoy nos enfrentamos a un acto de sabotaje. No conocemos todos los detalles de lo que ha pasado, pero vemos claramente que es un acto de sabotaje vinculado a la siguiente fase de escalada de la situación en Ucrania”. “Por desgracia, nuestro socio del este persigue constantemente un curso político agresivo”, añadía su viceministro, “si es capaz de un curso agresivo militar en Ucrania, entonces es evidente que no se pueden descartar provocaciones en Europa occidental”. La Unión Europea tenía claro que el culpable era un enemigo, mientras que Polonia y Ucrania no dudaban en señalar a Moscú.

martes, 21 de octubre de 2025

Un millón de libras y una guerra sin fin: Cómo la intervención de Boris Johnson en Kiev cambió el curso del conflicto y el futuro de Europa

Cuando Boris Johnson voló a Kiev en mayo de 2022, la paz en Ucrania estaba al alcance de la mano. Tres años y un millón de libras después, Europa está pagando el precio por un hombre corrupto y el silencio de un continente.
Boris Johnson y Volodimyr Zelensky caminan por el centro de Kiev,
9 de abril de 2022


Ricardo Martins, New Eastern Outlook

Cuando la historia vuelva a examinar el conflicto de Ucrania, un episodio podría destacar como punto de inflexión: la repentina visita de Boris Johnson a Kiev en abril de 2022, justo después de que se rubricara un acuerdo de paz provisional en Estambul.

En ese momento, el alto el fuego estaba al alcance de la mano. Sin embargo, según se informa, Johnson, entonces primer ministro británico, instó al presidente Volodymyr Zelensky a no firmar, asegurándole que Occidente armaría a Ucrania “durante el tiempo que fuera necesario”.

Esa decisión, ahora objeto de un nuevo escrutinio tras las revelaciones de The Guardian, puede haber cambiado el curso del conflicto y el destino político de Europa.

El acuerdo de Estambul que nunca fue

A principios de abril de 2022, los negociadores ucranianos y rusos habían acordado en principio un marco que podría haber puesto fin a las hostilidades.

Ucrania renunciaría a su adhesión a la OTAN a cambio de garantías de seguridad. Pero tras la visita sorpresa de Johnson a Kiev, las conversaciones fracasaron.

sábado, 18 de octubre de 2025

Controlar la narrativa, controlar el poder


Nahia Sanzo, Slavyangrad

Sin perder tiempo, quizá por la certeza de que Donald Trump exige inmediatez y cambia de opinión si no ve progresos en sus proyectos, Rusia, Estados Unidos y Hungría han comenzado ya a preparar la cumbre con la que el presidente de Estados Unidos quiere conseguir el final de “esta ignominiosa guerra”. Ayer, Vladimir Putin mantuvo una conversación telefónica con su homólogo húngaro, Víktor Orbán, posiblemente el europeo más feliz de que el encuentro vaya a producirse en su territorio, un país miembro de la OTAN y de la UE, pero que se ha desmarcado políticamente del discurso oficial. Hungría, como Eslovaquia, ha ejercido cierta resistencia a las sanciones para finalmente aprobar todos y cada uno de los paquetes de medidas coercitivas contra Moscú que ha presentado Bruselas, pero se ha desmarcado especialmente en lo respectivo a la diplomacia. Como presidente de turno de la Unión Europea, Orbán llegó a viajar a Kiev y Moscú con el objetivo de presentar su candidatura a ejercer la mediación, una actuación personalista y más dirigida a la propaganda, pero que fue duramente condenada por las autoridades comunitarias, instaladas en la vía militar y en el apoyo a Ucrania mientras sea necesario. De celebrarse finalmente en Budapest, la llegada de Vladimir Putin sería el primer viaje del presidente ruso a la UE desde 2019. Sin embargo, la cumbre requiere de una preparación previa innecesaria en el primer encuentro de Trump y Putin en Alaska, un territorio que comparte frontera con la Federación Rusa. Se supone que esa negociación previa comenzara ayer con los contactos entre Sergey Lavrov y Marco Rubio, que según el acuerdo entre sus presidentes, han de reunirse, aparentemente también en Budapest, para gestionar la reunión entre Putin y Trump. Esa reunión podría aclarar el tono en el que va a producirse, el orden del día y, sobre todo, cuál será la ruta de vuelo que vaya a tomar el avión presidencial ruso, que tendrá que atravesar varios países de la OTAN -Turquía y Bulgaria- camino de Serbia para posteriormente aterrizar el Hungría según el trayecto más probable.

viernes, 17 de octubre de 2025

Ucrania mata -y muere-, los países europeos pagan y Estados Unidos se lucra


Nahia Sanzo, Slavyangrad

El pasado mes de febrero, el discurso de Pete Hegseth, que sorprendió a los aliados europeos, que no habían sido advertidos de antemano, causó en las capitales europeas un nerviosismo que ha oscilado estos meses entre lo cercano a la histeria al ver a Donald Trump recibiendo a Vladimir Putin en la alfombra roja de Alaska y el éxtasis que supuso saber que la guerra de Ucrania nunca carecerá de armas estadounidenses gracias al mecanismo de adquisición comercial de material por parte de los países europeos. Tener que cargar con el coste de las armas es una responsabilidad que los países europeos han adquirido con gusto. Según el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, actualmente hay 19 países que se han unido a lo conocido como Lista Preferente de Necesidades de Ucrania (PURL por sus siglas en inglés), una suerte de carta a los reyes magos que permite a Kiev disponer de una lista de la compra para que sus aliados europeos conozcan sus deseos y los cumplan con rapidez. El mecanismo es doblemente satisfactorio, ya que, además de ser una forma de garantizar que las demandadas armas estadounidenses sigan llegando de forma rápida y fluida al frente, es también una vía para mantener contento a Donald Trump. Escasas horas después de que, ante las miradas de todo el mundo, el presidente de Estados Unidos recriminara “¿qué pasa con el PIB?” a Pedro Sánchez -en clara referencia al aumento de gasto militar que exige a todos los miembros de la OTAN- y de que posteriormente amenazara con aranceles a los productos españoles, la ministra de Defensa Margarita Robles abrió la puerta a que España también se una como contribuyente a ese fondo común para la guerra. Pasar por caja no solo ayuda a Ucrania a continuar luchando, sino también a los países que desean complacer a la persona más importante del establishment occidental.

sábado, 11 de octubre de 2025

El Nord Stream y los intereses euroatlánticos


Nahia Sanzo, Slavyangrad

El pasado mes de agosto, apenas una mes antes de que se cumpliera el tercer aniversario del atentado contra los gasoductos Nord Stream 1 y 2, los medios de comunicación europeos recuperaban el misterio ignorado sobre qué pasó el 26 de septiembre de 2022 en las profundidades del mar Báltico, cuando explotaron tres de las cuatro tuberías. Inaugurado en 2011 en una ceremonia en la que participaron Dminitry Medvedev, entonces presidente de Rusia, y Angela Merkel, canciller alemana, junto a figuras como el sonriente Mark Rutte, que en este tiempo ha pasado de ser el primer ministro de Países Bajos a secretario general de la OTAN. Eran los años en los que la Unión Europea, especialmente Alemania, abogaban por utilizar el comercio como base de las relaciones continentales. Se trataba de una política lógica en la que Rusia vendía a los países miembros de la UE sus productos energéticos -gas y petróleo- a unos precios más asequibles que los de otros vendedores más lejanos y obtenía de ellos productos industriales. Con intereses económicos complementarios, esa relación era especialmente importante para Berlín, que hizo de la energía barata una de las bases de la competitividad de su industria.

Mucho más polémico que el primer gasoducto, la ampliación del Nord Stream se construyó durante los años posteriores a 2014, inicio de una crisis geopolítica que había permanecido latente y que posiblemente se había retrasado gracias a la existencia de intereses económicos comunes. Tras la adhesión de Crimea a Rusia y el inicio de la guerra de Donbass, las sanciones sectoriales impuestas por la UE prohibieron la venta de productos armamentísticos rusos, a lo que Rusia respondió vetando los productos agrícolas de los países de la Unión Europea. Era el inicio de un ciclo de medidas coercitivas mutuas que continúa a día de hoy y que adquirió una importancia capital a partir de la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022. Días antes, cuando la intervención militar rusa se daba por hecha desde las inteligencias y cancillerías occidentales, Joe Biden lanzó una advertencia vinculada al Nord Stream-2, entonces en su fase final de preparación y a la espera de ser inaugurado. “No habrá Nord Stream”, afirmó Joe Biden, presidente del país que había hecho todo lo posible, incluido sancionar a las empresas que participaban en la construcción, para destruir el proyecto. Esas palabras han sido leídas retroactivamente en su literalidad por quienes vieron en las explosiones del Nord Stream la mano de Estados Unidos.

miércoles, 1 de octubre de 2025

La "estrategia de la tensión" europea frente a Rusia

El alarmismo y la intransigencia de Europa prometen prolongar (y tal vez agravar) el enfrentamiento con Moscú, y corren el riesgo de contribuir a reavivar el conflicto con Teherán.
El primer ministro polaco, Donald Tusk,
y el secretario general de la OTAN, Mark Rutte


Roberto Iannuzzi, Intelligence for the People

Desde hace más de dos semanas, la prensa europea y estadounidense está repleta de artículos que denuncian las “provocaciones imprudentes” de Rusia contra Polonia y Estonia, cuyo espacio aéreo habría sido violado intencionadamente por drones y aviones de Moscú.

A estas denuncias se suman las de supuestos episodios de “guerra híbrida” de los que habrían sido víctimas otros países europeos, siempre a manos de Rusia.

Analistas como Ben Hodges, excomandante del ejército estadounidense en Europa y asesor de la OTAN, sostienen que se trata de acciones deliberadas para poner a prueba las defensas de la OTAN.

En este caso, el presidente ruso Vladimir Putin “estaría muy satisfecho con el resultado”, concluyó el Financial Times aludiendo a una supuesta debilidad de la Alianza Atlántica.

Refiriéndose al episodio ocurrido en su país, el primer ministro polaco, Donald Tusk, lo calificó de “lo más parecido a un conflicto abierto [con Moscú] que hemos tenido desde la Segunda Guerra Mundial”.

Por su parte, la alta representante para la política exterior europea y ex primera ministra estonia Kaja Kallas habló de una “provocación extremadamente peligrosa” que “aumenta aún más las tensiones en la región” en relación con la supuesta violación rusa del espacio aéreo de Estonia.

martes, 30 de septiembre de 2025

Cuanto peor, mejor

Nahia Sanzo, Slavyangrad

“Trump ama a los vencedores, por eso se ha puesto del lado de Ucrania”, afirmó, con toda su arrogancia el ministro de Asuntos Exteriores de Polonia, Radek Sikorski, marido de la propagandista Anne Applebaum -conocida en el pasado por abogar por “matar al mensajero”, los periodistas palestinos- y por su obsesión anticomunista y antirrusa- y recordado por celebrar con un “gracias, Estados Unidos” el atentado contra el Nord Stream. Los halcones vuelven a sonreír ante la certeza de que la guerra no solo no se dirige, como temieron la semana de la cumbre de Alaska, hacia un acuerdo entre Estados Unidos y Rusia, ni siquiera al alto el fuego que aceptaron a regañadientes cuando no lo querían, sino a un notable empeoramiento. Sin definir del todo qué es ganar, concepto que es preciso dejar abierto para poder defender que ha habido una forma de victoria acabe como acabe la guerra, diplomáticos como Sikorski se aferran a esa idea para atraer a Donald Trump, vanidoso, competitivo y actualmente manipulado por una versión de la guerra que no se corresponde con la realidad.

El cambio de opinión del presidente de Estados Unidos, sea legítimo o la estrategia de negociación que apuntaban la semana pasada varios medios, es propicio tanto a un fuerte aumento de los ataques en la retaguardia como a ejercer la labor de lobby belicista con el mayor ahínco posible. Ambos escenarios están dándose ya de forma paralela y coordinada. “Una respuesta estrictamente simétrica a los ataques de Rusia a la infraestructura y a su terror acelerará el camino hacia el fin de la guerra. El precio para Rusia será alto: sentirá las consecuencias de su estrategia militar, basada en matar civiles. Ya no estamos en 2022 con terror aéreo”, escribió ayer Andriy Ermak. El jefe de la Oficina del Presidente se jactaba de los ataques ucranianos contra refinerías rusas, que en realidad no son un ojo por ojo a raíz de los bombardeos del domingo ni de las últimas semanas, sino que comenzaron hace meses. Como ha admitido Zelensky, Rusia protege su industria militar, por lo que Kiev se ha centrado en minar el potencial económico ruso. Lo ha hecho de tal manera que no le ha importado dañar oleoductos clave en el suministro de petróleo de algunos de sus propios aliados de la Unión Europea, a los que exige asistencia militar, económica y energética y paga esa ayuda privándole de recibir la propia.

martes, 23 de septiembre de 2025

El cielo de la OTAN


Nahia Sanzo, Slavyangrad

Justo a tiempo para la semana grande de Naciones Unidas, en la que el foco de las relaciones internacionales se está en Nueva York, donde jefes de Estado y de Gobierno intentan colocar su discurso, los países europeos se han encontrado con un nuevo argumento que utilizar contra Rusia: las “provocaciones” contra la Unión Europea y la OTAN. La incursión de un máximo de 19 drones rusos -gran parte, si no todos ellos, señuelos sin carga explosiva- y la supuesta violación del espacio aéreo estonio en el Báltico siguen siendo presentados como un punto de inflexión.

El discurso político se adapta a las necesidades del guion, sin aferrarse necesariamente a la realidad, por lo que, en ocasiones, las declaraciones de las autoridades son más contundentes que los datos de los que disponen para formar su opinión. “En la semana transcurrida desde que aviones de combate de la OTAN se apresuraron a derribar varios drones rusos que habían cruzado el espacio aéreo de la alianza en Polonia, los funcionarios de inteligencia estadounidenses y occidentales no han podido determinar si la incursión fue accidental o un esfuerzo intencionado de Rusia para sondear las defensas aéreas occidentales y evaluar la respuesta de la OTAN”, escribía el fin de semana CNN, poniendo en cuestión las concluyentes declaraciones de algunas autoridades políticas. “No ha sido un error”, afirmó, por ejemplo, Emmanuel Macron, que en una entrevista concedida el domingo, anticipo de su aparición en Naciones Unidas, añadió que “simplemente hay un proyecto que consiste en destruir la mayor parte posible del territorio de Ucrania… y poner de relieve lo que ellos quieren, la debilidad de la OTAN”. Para dar por hechas las malas intenciones rusas no hacen falta evidencias sólidas, la opinión de los y las dirigentes de los países europeos es suficiente.

sábado, 20 de septiembre de 2025

Desacoplamiento

Alain de Benoist sostiene que la presidencia de Donald Trump representa un punto de inflexión histórico que marca el fin del orden mundial liberal y la «desconexión» de Europa con respecto a Estados Unidos

Alain de Benoist, Arktos Journal

No hay que dejarse impresionar por los caprichos de Donald Trump. Detrás de los cambios de opinión, las afirmaciones contradictorias y los giros de rumbo que le caracterizan, hay una visión subyacente: solo importa Estados Unidos, el resto no cuenta para nada. En este punto, Trump piensa como sus predecesores, pero con dos diferencias importantes.

La primera es que ya no ve la utilidad de justificarse recurriendo a la propaganda misionera habitual en favor de ideales sublimes («democracia y libertad»). Dice sin rodeos que es a tomar o dejar.

La segunda es que ha comprendido claramente que las aventuras militares le cuestan a Estados Unidos mucho más de lo que le reportan. Por eso quiere que todo pase por el comercio.

Un cambio histórico

Trump no es ni aislacionista ni pacifista: sabe muy bien que el «comercio pacífico» no excluye las agresiones comerciales, el chantaje o las conquistas comerciales. Trump no está interesado fundamentalmente ni en la política, ni en la geopolítica, ni en las ideas, ni en la diplomacia, ni en las relaciones internacionales. Solo le interesan las relaciones de poder y los negocios. Como buen negociador, no tiene en principio amigos ni enemigos, sino socios comerciales. Según él, todo se puede comprar o vender, incluso Gaza o Groenlandia. Además, es un capitalista neomercantilista: en cualquier acuerdo comercial debe haber un ganador y un perdedor (siempre es un juego de suma cero).

domingo, 14 de septiembre de 2025

El día en que el dólar parpadeó

Así que la verdadera «nueva civilización» está aún lejos. Pero la política de Estados Unidos y de sus satélites europeos es un gran catalizador para acelerar la gran transición

Michael-Hudson.com

Las reuniones de la Organización de Cooperación de Shanghái celebradas en China la semana pasada (2 y 3 de septiembre) dieron un notable paso adelante en la definición de cómo el mundo se dividirá en dos grandes bloques, a medida que los países de la mayoría global tratan de liberar sus economías no solo del caos arancelario de Donald Trump, sino también de los intentos cada vez más intensos de guerra caliente patrocinados por Estados Unidos para imponer un control unipolar sobre toda la economía mundial, aislando a los países que tratan de resistirse a este control, sometiéndolos al caos comercial y monetario, así como a la confrontación militar directa.

Las reuniones de la OCS se convirtieron en un foro pragmático para definir los principios básicos que sustituirán la independencia comercial, monetaria y militar de otros países respecto a Estados Unidos por el comercio y la inversión mutuos entre ellos, cada vez más aislados de la dependencia de los mercados estadounidenses para sus exportaciones, del crédito estadounidense para sus economías nacionales y del dólar estadounidense para las transacciones comerciales y de inversión entre ellos.

Los principios anunciados por el presidente chino Xi, el presidente ruso Putin y otros miembros de la OCS sentaron las bases para detallar un nuevo orden económico internacional en la línea de lo que se prometió hace 80 años, al final de la Segunda Guerra Mundial, pero que Estados Unidos y sus satélites han tergiversado hasta dejarlo irreconocible, en lo que los países asiáticos y otros países de la mayoría global esperan que haya sido solo un largo desvío de la historia, alejado de las reglas básicas de la civilización y su diplomacia, comercio y finanzas internacionales.

No debería sorprender que ni una sola palabra de estos principios o de su motivación haya aparecido en la prensa occidental dominante.

El militarismo alemán es una amenaza para la paz mundial

Timo al-Farooq advierte que Alemania, otrora símbolo de la “guerra nunca más”, se ha convertido en el principal traficante de armas de Europa, y alimenta guerras en Ucrania y Palestina, mientras revive el servicio militar obligatorio y el militarismo que amenazan la paz mundial

Timo Al-Farooq, Al Mayadeen

Una de las expresiones artísticas más emblemáticas del sentimiento antibélico en Alemania es un cartel de 1924 de la pintora y grabadora expresionista Käthe Kollwitz.

Creada para el Día de la Juventud organizado por entidades pacifistas con motivo del décimo aniversario del comienzo de la Primera Guerra Mundial, la obra litográfica representa a un joven con una mano levantada haciendo un saludo con tres dedos bajo las palabras “Nie Wieder Krieg” (Nunca más guerra).

Un siglo después, Alemania está más lejos de renunciar al conflicto armado que en cualquier otro momento de su historia posterior a la Segunda Guerra Mundial.

Mercader de la muerte

En 2025, Berlín alimenta la guerra de poder de la OTAN contra Rusia en Ucrania y el holocausto colonial de “Israel” en Palestina mediante un apoyo militar masivo. Según el Informe sobre las exportaciones de equipo militar para 2024, presentado el 27 de agosto por el gabinete federal bajo el canciller conservador de derecha Friedrich Merz, el gobierno alemán dio luz verde a un récord de 12 mil 800 millones de euros en exportaciones de armas el año pasado, y la mayor parte (64 por ciento) de las exportaciones aprobadas se destinaron a Ucrania.

viernes, 12 de septiembre de 2025

Drones sobre Polonia

Una operación de falsa bandera de Kiev para incrementar la rusofobia y alentar a toda Europa a una guerra abierta con Rusia

Aleksandr Dugin, Geopolitika

Según informes del ejército polaco unos 10 drones rusos penetraron en el espacio aéreo del país. Todo ocurrió en la zona del aeropuerto polaco de Rzeszów, donde llegan los cargamentos militares de los países de la OTAN destinados a Ucrania.

Se enviaron cazas F-16 y F-35 y Polonia se mantuvo en contacto con el mando de la OTAN para atacar los UAV.

Lo más importante es que se suspendió el funcionamiento de cuatro aeropuertos: el principal aeropuerto de Varsovia, el aeropuerto Chopin, así como los aeropuertos de Varsovia-Modlin, Rzeszów-Jasionka (el más cercano a Ucrania) y Lublin.

Hay tres hipótesis:

miércoles, 10 de septiembre de 2025

El neonazi ucraniano que sabía demasiado

El asesinato a plena luz del día del ultranacionalista ucraniano Andriy Parubiy plantea preguntas más profundas: ¿fue una mera venganza o un silenciamiento de un hombre que portaba secretos explosivos sobre Maidán, Odessa y la caída de Kiev al fascismo?

Kit Klarenberg, Al Mayadeen

El 30 de agosto, Andriy Parubiy fue asesinado a tiros a plena luz del día en Lviv, Ucrania. Figura clave del golpe de Estado de Maidán, promovido desde el extranjero, y un político prominente e influyente a nivel local durante muchos años, fue llorado por una multitud de funcionarios británicos, europeos y estadounidenses.

Tres días después, el asesino de Parubiy fue arrestado y se declaró culpable. Sin ningún remordimiento, alegó que sus acciones eran una "venganza contra el Estado" por la desaparición de su hijo, dado por muerto, mientras luchaba en Bajmut en 2023.

Sin embargo, es casi seguro que esta historia esconde más de lo que parece. Inmediatamente después del asesinato de Parubiy, surgieron rumores de que meses antes había solicitado protección formal al SBU, pero fue rechazado. Esto provocó protestas, obligando a los servicios de seguridad de Kiev a emitir un comunicado explicando por qué se denegó la solicitud de Parubiy. Curiosamente, desde entonces se ha convocado una rueda de prensa en la que el SBU y las fuerzas del orden locales negaron, contradictoriamente, que Parubiy hubiera solicitado protección a ninguna autoridad estatal.

Sea cual sea la verdad, Parubiy se llevó a la tumba una enorme cantidad de secretos delicados, que muchas personas y organizaciones tienen un interés significativo en mantener ocultos para siempre. Ultranacionalista declarado y de larga trayectoria, en 1991 cofundó el Partido Socialnacionalista, abiertamente neonazi (posteriormente rebautizado como Svoboda), y entre 1998 y 2004 dirigió su ala paramilitar, Patriota de Ucrania. Esta unidad, al igual que su partido político matriz, promovía agresivamente la violencia insurreccional y profería un odio virulento y genocida contra Rusia y los rusos.

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