Mostrando las entradas con la etiqueta Unión Europea. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Unión Europea. Mostrar todas las entradas

sábado, 20 de septiembre de 2025

Desacoplamiento

Alain de Benoist sostiene que la presidencia de Donald Trump representa un punto de inflexión histórico que marca el fin del orden mundial liberal y la «desconexión» de Europa con respecto a Estados Unidos

Alain de Benoist, Arktos Journal

No hay que dejarse impresionar por los caprichos de Donald Trump. Detrás de los cambios de opinión, las afirmaciones contradictorias y los giros de rumbo que le caracterizan, hay una visión subyacente: solo importa Estados Unidos, el resto no cuenta para nada. En este punto, Trump piensa como sus predecesores, pero con dos diferencias importantes.

La primera es que ya no ve la utilidad de justificarse recurriendo a la propaganda misionera habitual en favor de ideales sublimes («democracia y libertad»). Dice sin rodeos que es a tomar o dejar.

La segunda es que ha comprendido claramente que las aventuras militares le cuestan a Estados Unidos mucho más de lo que le reportan. Por eso quiere que todo pase por el comercio.

Un cambio histórico

Trump no es ni aislacionista ni pacifista: sabe muy bien que el «comercio pacífico» no excluye las agresiones comerciales, el chantaje o las conquistas comerciales. Trump no está interesado fundamentalmente ni en la política, ni en la geopolítica, ni en las ideas, ni en la diplomacia, ni en las relaciones internacionales. Solo le interesan las relaciones de poder y los negocios. Como buen negociador, no tiene en principio amigos ni enemigos, sino socios comerciales. Según él, todo se puede comprar o vender, incluso Gaza o Groenlandia. Además, es un capitalista neomercantilista: en cualquier acuerdo comercial debe haber un ganador y un perdedor (siempre es un juego de suma cero).

domingo, 14 de septiembre de 2025

El día en que el dólar parpadeó

Así que la verdadera «nueva civilización» está aún lejos. Pero la política de Estados Unidos y de sus satélites europeos es un gran catalizador para acelerar la gran transición

Michael-Hudson.com

Las reuniones de la Organización de Cooperación de Shanghái celebradas en China la semana pasada (2 y 3 de septiembre) dieron un notable paso adelante en la definición de cómo el mundo se dividirá en dos grandes bloques, a medida que los países de la mayoría global tratan de liberar sus economías no solo del caos arancelario de Donald Trump, sino también de los intentos cada vez más intensos de guerra caliente patrocinados por Estados Unidos para imponer un control unipolar sobre toda la economía mundial, aislando a los países que tratan de resistirse a este control, sometiéndolos al caos comercial y monetario, así como a la confrontación militar directa.

Las reuniones de la OCS se convirtieron en un foro pragmático para definir los principios básicos que sustituirán la independencia comercial, monetaria y militar de otros países respecto a Estados Unidos por el comercio y la inversión mutuos entre ellos, cada vez más aislados de la dependencia de los mercados estadounidenses para sus exportaciones, del crédito estadounidense para sus economías nacionales y del dólar estadounidense para las transacciones comerciales y de inversión entre ellos.

Los principios anunciados por el presidente chino Xi, el presidente ruso Putin y otros miembros de la OCS sentaron las bases para detallar un nuevo orden económico internacional en la línea de lo que se prometió hace 80 años, al final de la Segunda Guerra Mundial, pero que Estados Unidos y sus satélites han tergiversado hasta dejarlo irreconocible, en lo que los países asiáticos y otros países de la mayoría global esperan que haya sido solo un largo desvío de la historia, alejado de las reglas básicas de la civilización y su diplomacia, comercio y finanzas internacionales.

No debería sorprender que ni una sola palabra de estos principios o de su motivación haya aparecido en la prensa occidental dominante.

El militarismo alemán es una amenaza para la paz mundial

Timo al-Farooq advierte que Alemania, otrora símbolo de la “guerra nunca más”, se ha convertido en el principal traficante de armas de Europa, y alimenta guerras en Ucrania y Palestina, mientras revive el servicio militar obligatorio y el militarismo que amenazan la paz mundial

Timo Al-Farooq, Al Mayadeen

Una de las expresiones artísticas más emblemáticas del sentimiento antibélico en Alemania es un cartel de 1924 de la pintora y grabadora expresionista Käthe Kollwitz.

Creada para el Día de la Juventud organizado por entidades pacifistas con motivo del décimo aniversario del comienzo de la Primera Guerra Mundial, la obra litográfica representa a un joven con una mano levantada haciendo un saludo con tres dedos bajo las palabras “Nie Wieder Krieg” (Nunca más guerra).

Un siglo después, Alemania está más lejos de renunciar al conflicto armado que en cualquier otro momento de su historia posterior a la Segunda Guerra Mundial.

Mercader de la muerte

En 2025, Berlín alimenta la guerra de poder de la OTAN contra Rusia en Ucrania y el holocausto colonial de “Israel” en Palestina mediante un apoyo militar masivo. Según el Informe sobre las exportaciones de equipo militar para 2024, presentado el 27 de agosto por el gabinete federal bajo el canciller conservador de derecha Friedrich Merz, el gobierno alemán dio luz verde a un récord de 12 mil 800 millones de euros en exportaciones de armas el año pasado, y la mayor parte (64 por ciento) de las exportaciones aprobadas se destinaron a Ucrania.

viernes, 12 de septiembre de 2025

Drones sobre Polonia

Una operación de falsa bandera de Kiev para incrementar la rusofobia y alentar a toda Europa a una guerra abierta con Rusia

Aleksandr Dugin, Geopolitika

Según informes del ejército polaco unos 10 drones rusos penetraron en el espacio aéreo del país. Todo ocurrió en la zona del aeropuerto polaco de Rzeszów, donde llegan los cargamentos militares de los países de la OTAN destinados a Ucrania.

Se enviaron cazas F-16 y F-35 y Polonia se mantuvo en contacto con el mando de la OTAN para atacar los UAV.

Lo más importante es que se suspendió el funcionamiento de cuatro aeropuertos: el principal aeropuerto de Varsovia, el aeropuerto Chopin, así como los aeropuertos de Varsovia-Modlin, Rzeszów-Jasionka (el más cercano a Ucrania) y Lublin.

Hay tres hipótesis:

miércoles, 10 de septiembre de 2025

El neonazi ucraniano que sabía demasiado

El asesinato a plena luz del día del ultranacionalista ucraniano Andriy Parubiy plantea preguntas más profundas: ¿fue una mera venganza o un silenciamiento de un hombre que portaba secretos explosivos sobre Maidán, Odessa y la caída de Kiev al fascismo?

Kit Klarenberg, Al Mayadeen

El 30 de agosto, Andriy Parubiy fue asesinado a tiros a plena luz del día en Lviv, Ucrania. Figura clave del golpe de Estado de Maidán, promovido desde el extranjero, y un político prominente e influyente a nivel local durante muchos años, fue llorado por una multitud de funcionarios británicos, europeos y estadounidenses.

Tres días después, el asesino de Parubiy fue arrestado y se declaró culpable. Sin ningún remordimiento, alegó que sus acciones eran una "venganza contra el Estado" por la desaparición de su hijo, dado por muerto, mientras luchaba en Bajmut en 2023.

Sin embargo, es casi seguro que esta historia esconde más de lo que parece. Inmediatamente después del asesinato de Parubiy, surgieron rumores de que meses antes había solicitado protección formal al SBU, pero fue rechazado. Esto provocó protestas, obligando a los servicios de seguridad de Kiev a emitir un comunicado explicando por qué se denegó la solicitud de Parubiy. Curiosamente, desde entonces se ha convocado una rueda de prensa en la que el SBU y las fuerzas del orden locales negaron, contradictoriamente, que Parubiy hubiera solicitado protección a ninguna autoridad estatal.

Sea cual sea la verdad, Parubiy se llevó a la tumba una enorme cantidad de secretos delicados, que muchas personas y organizaciones tienen un interés significativo en mantener ocultos para siempre. Ultranacionalista declarado y de larga trayectoria, en 1991 cofundó el Partido Socialnacionalista, abiertamente neonazi (posteriormente rebautizado como Svoboda), y entre 1998 y 2004 dirigió su ala paramilitar, Patriota de Ucrania. Esta unidad, al igual que su partido político matriz, promovía agresivamente la violencia insurreccional y profería un odio virulento y genocida contra Rusia y los rusos.

martes, 9 de septiembre de 2025

Los bombardeos y el discurso de escalada


Nahia Sanzo, Slavyangrad

Con el frente informativo tan importante como el militar para determinar triunfos y fracasos o victoriosos y derrotados, las imágenes y los sonidos de la guerra son utilizados, generalmente exentos de contexto, para imponer un determinado camino hacia la resolución. De la misma forma que las palabras victoria, paz y justicia tienen distinto significado para los diferentes actores, el término negociación, pronunciado en solitario, ha de ser leído acompañado de la coletilla “en sus términos” a continuación. Todos los actores que participan directa e indirectamente en este conflicto quieren que su bando obtenga una victoria, desean la paz, que se imponga la justicia y que termine la fase militar y se llegue a una mesa de negociación. Si se produce en sus términos, generalmente contradictorios y que hacen inviable un acuerdo con el oponente.

“Mientras Putin no ocupe Ucrania, estaremos ganando”, afirmó en una entrevista publicada ayer Volodymyr Zelensky, que rebajó notablemente el listón con el que espera que se valore el resultado final de la guerra. En más de tres años y medio, dirigentes occidentales se han referido repetidamente al término victoria, siempre sin llegar a definirlo. Las palabras del presidente ucraniano no suponen una definición real, aunque sí buscan instalar un estado de opinión algo más realista del “mientras sea necesario” que Occidente ha utilizado desde 2022 para dar a entender su voluntad de mantener el conflicto militar sine die. Sin embargo, la victoria no puede llegar si no implica una clara derrota ajena. “El objetivo de Putin es ocupar Ucrania; esto es destruirnos, ocuparla, ¿y la ocupó?», añadió en la entrevista, en la que insistió en que “quiere, por supuesto, ocuparnos por completo. Para él, eso es la victoria. Y hasta que no pueda hacerlo, la victoria está de nuestro lado. Es muy doloroso en la guerra por las muchas pérdidas. Por eso, para nosotros, sobrevivir es una victoria, porque sobrevivimos con nuestra identidad, con nuestro país, con nuestra independencia”. Manipular los términos y proyectar sobre el enemigo unos objetivos que no ha mostrado y unas capacidades que no tiene supone un intento de crear una realidad que cada vez es más alejada del sentido común.

martes, 2 de septiembre de 2025

Rusia siempre es culpable


Nahia Sanzo, Slavyangrad

“El avión en el que Úrsula Von der Leyen viajaba a Bulgaria sufre interferencias en su GPS, supuestamente rusas”, escribía ayer la agencia EFE. Se trata de un caso más en el que un sabotaje, accidente o incidente sin consecuencias es adjudicado directamente a Moscú sin necesidad de la más mínima investigación previa. Pese a no haber declarado la guerra, la Unión Europea se ve con la legitimidad de intervenir –aunque aún no de expropiar, ya que una parte de la UE es consciente de la ilegalidad que supondría- activos públicos y privados rusos que utilizar como chantaje para exigir reparaciones de guerra a Rusia y se permite también adjudicar a Rusia las culpas de todo aquello que ocurre en el continente. Pase lo que pase, Rusia siempre es culpable.

“El denominado «bloqueo y suplantación de GPS», que distorsiona o impide el acceso al sistema de navegación por satélite, era utilizado tradicionalmente por los servicios militares y de inteligencia para defender lugares sensibles, pero cada vez más países como Rusia lo utilizan como medio para perturbar la vida civil. Los gobiernos de la UE han advertido de que el aumento de los bloqueos de GPS atribuidos a Rusia corre el riesgo de provocar un desastre aéreo al dejar prácticamente ciegos a los aviones comerciales en pleno vuelo. Los incidentes de interferencia del GPS han aumentado significativamente en el mar Báltico y en los estados de Europa del Este cercanos a Rusia en los últimos años, afectando a aviones, barcos y civiles que utilizan el servicio para la navegación diaria”, escribía ayer Financial Times, sin explicar que el contexto militar de la región, al que no solo ha contribuido Rusia, se presta a todo tipo de incidentes, enfrentamientos buscados o no buscados y uso militar incluso accidental contra infraestructuras civiles. En esta situación, la aviación es el eslabón más débil, ya que puede suceder rápidamente una situación de peligro de accidente. Como una de las regiones más militarizadas del mundo ahora mismo, eso que ya está llamándose “frente oriental” se presta a todo tipo de incidencias en las que la guerra electrónica de las diferentes partes en conflicto –no solo Rusia y Ucrania, sino también la OTAN- afecte a infraestructuras civiles. El intento de cegar al enemigo por medio de esas herracontas aumenta el peligro para la aviación, sin que pueda atribuirse directamente la culpabilidad a la siempre presente mano de Moscú.

lunes, 1 de septiembre de 2025

Estados Unidos, la guerra de Ucrania y la posición de los países europeos


Nahia Sanzo, Slavyangrad

“Dos semanas después de la cumbre entre el presidente Trump y el presidente ruso Vladimir Putin, se han producido pocos avances claros hacia el fin de la guerra. Los frustrados asesores de Trump sostienen que la culpa debe recaer en los aliados europeos, y no en Trump ni siquiera en el presidente ruso Vladimir Putin”, afirma un artículo publicado esta semana por Axios, el medio que está distinguiéndose por ser el utilizado por el trumpismo para filtrar aquello que desea dar a conocer. Las dos cumbres norteamericanas, la de Alaska con Vladimir Putin y la de la Casa Blanca con Zelensky y su sequito de protección europea, fueron presentadas como pasos clave a la hora de articular cuál puede ser la forma en la que se consiga el final de la guerra. Sin embargo, la dificultad del conflicto y la incapacidad de los actores occidentales de comprender que no tienen la capacidad de imponer sobre Rusia una resolución en la que se le ofrezcan ciertas concesiones territoriales –fundamentalmente el territorio que ya tiene-, pero tenga que aceptar la presencia militar de países de la OTAN en una frontera altamente militarizada dificulta cualquier avance. En realidad, la cumbre de Alaska solo fue una primera toma de contacto sobre la que la mediación estadounidense tendría que construir un proceso de negociación que, ante las exigencias encontradas de las partes implicadas directa e indirectamente, aún no ha iniciado. Uno de los motivos de ello es la férrea postura de los países europeos, sobre los que según la visión de Washington ha de recaer el coste y la organización del día después de la guerra.

“Durante meses, ha sido evidente que los líderes europeos prefieren que la guerra continúe. Lo han dicho y actuado así. Están presupuestando una guerra más larga y actúan como saboteadores de las deficientes iniciativas de paz. La única incógnita es: ¿qué esperan ganar?”, se preguntaba la activista Almut Rochowanski, habitual comentarista de esta guerra y miembro del Quincy Institute, que apuntaba a una posición que ha sido obvia desde antes de la llegada al poder de Donald Trump. El motivo de las reticencias diplomáticas de los países europeos también ha sido claro: un acuerdo de resolución vinculante y que consolidara pérdidas territoriales, condicionara la seguridad europea a una arquitectura que no fuera dictada directamente por Bruselas –con apoyo de Washington- y que volviera a admitir a Rusia como un país más del continente sería una derrota estratégica en una guerra que fue calificada en 2022 como existencial para la UE.

sábado, 30 de agosto de 2025

El realismo en las negociaciones


Nahia Sanzo, Slavyangrad

“Los medios occidentales siguen discutiendo escenarios para brindar garantías de seguridad a Ucrania, incluido el despliegue de fuerzas de paz. Las opciones propuestas por Occidente en su conjunto son unilaterales y claramente apuntan a disuadir a Rusia”, escribía ayer, señalando lo obvio, la cuenta oficial de las redes sociales del Ministerio de Asuntos Exteriores de la Federación Rusa. De forma que debería resultar evidente para Moscú desde hace mucho tiempo, el objetivo de la misión armada que preparan los países de la Coalición de voluntarios liderada por Francia y el Reino Unido no busca tanto proteger a Ucrania, como actuar contra Rusia. Los términos que se están planteando y las exigencias de los países europeos a Estados Unidos, a quien le piden un apoyo de guerra, no de paz, lo dejan claro. De la misma manera que el 9 de mayo llegaron a un acuerdo consigo mismos según el cual “un alto el fuego incondicional durante al menos 30 días debería comenzar el lunes 12 de mayo. Juntos, exigimos esto a Rusia y sabemos que Estados Unidos nos apoya en este sentido” y pese a ser conscientes de no tener la capacidad de cumplir su amenaza anunciaron que “en caso de violación de este alto el fuego, hemos acordado que se prepararán sanciones masivas y se coordinarán entre europeos y estadounidenses”, los países europeos continúan actuando de forma unilateral para tratar de imponer los términos que les convienen sin pararse a pensar en el realismo de sus propuestas.

“Nuestra contribución a las garantías de seguridad es la misión de entrenamiento, la misión militar y también el apoyo a la industria de defensa de Ucrania. Hoy estamos debatiendo cómo cambiar el mandato de todas esas misiones para estar preparados una vez que se haya alcanzado un acuerdo de paz”, afirmó ayer Kaja Kallas, consciente de que la forma y el contenido de la misión armada liderada por países miembro de la UE y la OTAN está planteada en términos que hacen totalmente inviable un acuerdo con Rusia. En el pasado, líderes como Emmanuel Macron han llegado a afirmar que no era preciso un acuerdo con Moscú y la labor del contingente militar europeo, un signo más de que en ningún momento se ha tratado de facilitar una resolución a la guerra, sino de conseguir de forma unilateral un resultado que asegure que la UE pueda seguir utilizando la amenaza rusa como eje central de su política exterior. Lo importante para el liderazgo de la Unión Europea no es que se produzca un pacto, deje de derramarse sangre y Ucrania pueda comenzar el proceso de reconstrucción y su camino hacia la adhesión al bloque político, sino utilizar la guerra para conseguir el objetivo de debilitar al máximo a Rusia.

lunes, 25 de agosto de 2025

Cómo murió la democracia occidental

El régimen neoliberal pospolítico en Occidente es un sistema donde las opciones políticas se reducen a Pepsi o Coca-Cola: diferencias superficiales dentro de un marco inmutable

Thomas Fazi, Krisis

En Alemania, la policía registró recientemente los domicilios de cientos de ciudadanos acusados de insultar a políticos o publicar discursos de odio en la red. En Francia, la fiscalía abrió una investigación penal contra la plataforma X de Elon Musk, acusándola de injerencia extranjera mediante la manipulación de algoritmos y la difusión de discursos de odio. Esto se produjo tras el registro policial de la sede de la Agrupación Nacional, el principal partido de la oposición francesa, tras la apertura de una nueva investigación sobre financiación de campañas, tan solo unos meses después de que Marine Le Pen, exlideresa del partido, fuera condenada a cinco años de inhabilitación por malversación de fondos de la UE.

En el Reino Unido, más de 100 personas han sido arrestadas simplemente por llevar carteles que decían «Me opongo al genocidio, apoyo a Acción Palestina», una organización recientemente prohibida por 'terrorismo'. Mientras tanto, en EEUU, Trump está implementando una amplia represión de la libertad de expresión, en particular contra las críticas a Israel.

Estos casos no son excepciones, sino síntomas de una deriva más profunda y sistémica hacia el autoritarismo. En Occidente, la censura se ha convertido en una práctica habitual, la disidencia se criminaliza cada vez más, la propaganda es cada vez más descarada y los sistemas judiciales se utilizan como armas para silenciar a la oposición. En los últimos meses, esta tendencia ha degenerado en ataques directos a las instituciones democráticas fundamentales: en Rumanía, por ejemplo, se anularon unas elecciones completas por haber producido un resultado erróneo, y en otros países la UE está considerando medidas similares.

Un siglo de humillación para Europa


Yanis Varoufakis, Sin Permiso

En 1842, rota y derrotada, China envió a su más alto burócrata, Qiying, a Nanjing para reunirse con Sir Henry Pottinger, el despiadado administrador colonial británico, que dictó los términos de la capitulación. El tratado de Nanjing resultante hizo que China perdiera todo lo que tenía, sin obtener nada a cambio, excepto la humillación. Entonces se habló de “acuerdo comercial”, mientras que los comerciantes brindaban en Londres y los poetas chinos inmortalizaban en verso la vergüenza que aún persigue a su gran nación.

El mes pasado, rota y derrotada, la Comisión Europea envió a su máxima diplomática, Ursula von der Leyen, a un campo de golf escocés propiedad de Trump, para firmar un tratado igualmente vergonzoso. Una vez más, se habló de un “acuerdo comercial” para enmascarar cómo Europa le dio todo al presidente estadounidense sin recibir nada a cambio, excepto la humillación. A diferencia de China en 1842, Europa no sucumbió a una derrota militar, sino después de unos meses de "asfixia arancelaria", una técnica de tortura ("waterboarding", asfixia por agua) de la que los estúpidos líderes europeos, inspirados por los impotentes demócratas estadounidenses, se habían burlado en su día bajo el acrónimo TACOS ("Trump Always Chickens Out", Trump siempre se desinfla).

martes, 19 de agosto de 2025

Cumbre en la Casa Blanca

Donald Trump muestra a Zelensky el nuevo Mapa de Ucrania


Nahia Sanzo, Slavyangrad

Frustrado por no haber logrado del presidente ruso el compromiso de alto el fuego que llevaba semanas exigiendo, Donald Trump compareció ante los medios de comunicación el pasado viernes en Alaska mucho más callado de lo que acostumbra, sin responder preguntas y dejando que fuera Vladimir Putin quien transmitiera una serie de puntos posiblemente pactados de antemano y, sin duda, planteados para no ofender al hombre al que trataba de convencer. Sin embargo, tras esa conversación de la que apenas han trascendido detalles, el presidente de Estados Unidos modificó notablemente la estrategia con la que había iniciado su cruzada en busca de imponer una paz por medio de la fuerza que nunca tuvo la suficiente agresividad a juicio de los países europeos y Ucrania. El cambio, un paso de la apuesta por un alto el fuego, “que a veces se cumplen y a veces no” a la certeza de que es preciso un acuerdo definitivo. Esa nueva táctica, tan sorprendente como preocupante para Bruselas, Londres, París y Berlín ha obligado a la intervención realizada ayer desde la sumisión absoluta de la UE a Estados Unidos, en clara posición de inferioridad y prácticamente suplicando ser recibidos. Una pequeña alfombra roja se desplegó ayer en Washington para que una representante de la Casa Blanca recibiera a los invitados europeos. Al otro lado no esperaba Donald Trump aplaudiendo, como había ocurrido en Alaska el pasado viernes. Como estados clientes a los que el presidente de Estados Unidos ya ha comprobado que puede dar órdenes, su valor es simplemente transaccional, por lo que las relaciones son mucho más sencillas y menos frustrantes que con el Gobierno de Vladimir Putin, autónomo en las relaciones internacionales y sin dependencia más que de sus propios recursos para continuar o no la guerra.

domingo, 17 de agosto de 2025

Consecuencias de la cumbre de Alaska


Nahia Sanzo, Slavyangrad

Día de reacciones a la reunión de Alaska, a las imágenes que dejó y a sus implicaciones, los diferentes actores trataron de adaptarse ayer a la nueva situación que dejó el nuevo cambio de postura de Donald Trump, que se observó el viernes por la noche y que se confirmó el sábado con en su llamada a los socios europeos y su publicación en las redes sociales. Rusia había llegado a la reunión en una posición que se suponía vulnerable, especialmente tras la aparente adopción de los postulados y líneas rojas europeas por parte de Estados Unidos. Donald Trump se adhirió, al menos a juzgar por lo que ha trascendido de la reunión, a la idea de “nada sobre Ucrania sin Ucrania”, aunque no necesariamente al “nada sobre Europa sin Europa”. Así lo sugiere el comentario de Vladimir Putin en la comparecencia junto a su homólogo estadounidense, en la que el presidente ruso se refirió a un “entendimiento” con la Casa Blanca –y no a un acuerdo, como erróneamente tradujeron, provocando una importante confusión, varios medios-y advirtió a los países europeos contra un intento de sabotear o intentar manipular los términos.

No es difícil ver en esa declaración un recuerdo al proceso de Minsk, en el que tanto Francia como Alemania protegieron a Ucrania para que pudiera permitirse no cumplir con los términos que había firmado. Pese a ese supuesto entendimiento, la ausencia de preguntas en la rueda de prensa, la breve intervención del líder estadounidense y su escaso entusiasmo mostraron lo que Trump confirmó en su posterior entrevista con Sean Hannity, un periodista afín que le dio la oportunidad de colocar su mensaje. Según Trump, el acuerdo con Rusia está cerca, aunque hay algunos temas, especialmente uno que el presidente no especificó, pero que es sencillo de deducir –la seguridad-, aún no lo hay.

jueves, 14 de agosto de 2025

El oso y el águila se enfrentan en Alaska

EEUU solo tiene una cosa que ofrecer: la promesa (temporal) de no perjudicar. No tiene nada positivo que ofrecer, dada su desindustrialización y la desdolarización mundial

Pepe Escobar, Observatorio de la Crisis

Dos semanas después de Alaska se celebra la cumbre anual de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) en Tianjin, China. Narendra Modi, de la India, y Masoud Pezeshkian, de Irán, se unirán, entre otros, a Xi Jinping y Vladimir Putin en la misma mesa. Una mesa BRICS/OCS.

El 3 de septiembre, en Pekín, se conmemora el 80º aniversario de lo que se define oficialmente como la victoria de la «Guerra de Resistencia del Pueblo Chino contra la Agresión Japonesa y la Guerra Mundial Antifascista». Putin es el invitado de honor. El ensayo, con 22.000 participantes, tuvo lugar el pasado fin de semana en la Plaza de Tiananmén.

Ese mismo día, en Vladivostok, Rusia, comienza el Foro Económico Oriental, que aborda todos los aspectos de la iniciativa rusa para desarrollar el Ártico y la Siberia oriental, el equivalente a la campaña china «Go West» iniciada a finales de los años 90. Participarán importantes actores euroasiáticos. Putin se dirigirá a la sesión plenaria el 5 de septiembre.

Mientras tanto, los principales líderes de los BRICS (China, Rusia, Brasil e India) participan activamente en una serie de llamadas telefónicas para coordinar una respuesta colectiva a las guerras arancelarias, parte de la guerra híbrida del Imperio del Caos contra los BRICS y el Sur Global.

miércoles, 13 de agosto de 2025

Argumentos para la paz o para la guerra


Nahia Sanzo, Slavyangrad

Un día más cerca de la cumbre en la que los países europeos temen que, sin su presencia ni la de Zelensky, se determine el sentido de la guerra, los diferentes actores continúan tratando de poner sus cartas sobre la mesa para influir en lo posible en lo que va a ocurrir el viernes en Alaska. A día de hoy, y a la espera de si la táctica para las últimas horas previas cambia tras la reunión telefónica de líderes europeos con Donald Trump, el discurso ucraniano pasa por la repetición ad nauseam de tres ideas principales: insistir en que no es un obstáculo para la paz, exigir a Rusia un alto el fuego incondicional y acercarse, de la manera que sea, a sus aliados en busca de garantías de protección futura. En su conversación de ayer con el primer ministro indio Narendra Modi, Zelensky se refirió a la actualidad como “un momento en que finalmente existe una posibilidad diplomática de poner fin a la guerra. En lugar de demostrar su disposición a un alto el fuego, Rusia solo muestra su deseo de continuar la ocupación y las matanzas”. Ucrania se escuda en haber aceptado el pasado marzo el alto el fuego ordenado por Trump, que ni Kiev ni Bruselas deseaban y que suponía que Moscú no aceptaría. Se trataba de una tregua incondicional impuesta sin negociación previa y sin promesas de dar paso a un proceso diplomático para poner fin a la guerra por medio de una resolución definitiva, por lo que Rusia, más fuerte que Ucrania en el frente, no tenía ningún aliciente para someterse a la voluntad de Trump.

Ese farol ucraniano ha dado buenos resultados, ya que permite a Ucrania seguir presentando a Rusia como obstáculo a los avances, exigiendo concesiones a Moscú y ha conseguido poner a Donald Trump de su parte, algo importante teniendo en cuenta que de ello depende la continuación del suministro militar necesario para la guerra o para la paz armada del día después. Sin embargo, pese a la retórica de defensa de la paz, las condiciones exigidas por Ucrania son garantía de que no puede producirse un alto el fuego pactado entre los dos países en guerra, algo que Zelensky compensa a base de discurso y exigencias a Rusia de que acuda a la mesa de negociación en la que ya está. Como ocurriera en el caso de Estados Unidos contra Irán, la orden de negociar es solo un eufemismo con el que se quiere decir acudir a la mesa de negociación para aceptar el dictado de los países occidentales, algo que solo puede hacerse en una posición de fuerza de la que Zelensky carece.

martes, 12 de agosto de 2025

Contraataque europeo


Nahia Sanzo, Slavyangrad

Caótico en las formas, contradictorio en los contenidos y liderado por personas cuya autoridad es dudosa -Witkoff negociaba con Irán la reducción de la cantidad de uranio que el país persa podría enriquecer hasta que Trump irrumpió en el diálogo para exigir la prohibición de todo enriquecimiento- y cuyo conocimiento es cuestionable, el proceso diplomático de búsqueda de paz en Ucrania sigue caminando en círculos. El proceso, carente de continuidad y plagado de vaivenes, cambios de opinión y falta de una estrategia coherente, se reduce al intento de acomodar posturas contradictorias a partir del diálogo directo o indirecto entre tres actores fundamentales: Estados Unidos, la Federación Rusa y la dupla Ucrania-países europeos. A base de incentivos y amenazas y siguiendo la lógica del plan publicado hace más de un año por Kellogg y Fleitz como parte del planteamiento de política exterior del America First Policy Institute como aspirante a convertirse en el programa político de la administración Trump, Estados Unidos ha tratado de convertirse en el nexo de unión entre todos los intereses encontrados.

En ese proceso, Washington se ha garantizado lucro económico de Ucrania, sigue intentando hacer lo propio de Rusia (fundamentalmente en su sector energético) y ha llegado a un acuerdo comercial con la Unión Europea en el que Estados Unidos obtiene todos los beneficios y los países europeos realizan todas las concesiones, entre ellas un compromiso de invertir en energía y armamento estadounidense. Las cesiones europeas para lograr un acuerdo comercial según los términos dictados por Donald Trump buscaban, además de evitar la inestabilidad e incertidumbre económica, adquirir crédito con el actual presidente estadounidense para conseguir una postura favorable a los intereses europeos en la cuestión ucraniana, una “mala guerra” para Trump, pero calificada como existencial por Bruselas, Berlín, París y también Londres. En este proceso de idas y venidas, reproches y acusaciones cruzadas, la principal preocupación de los actores europeos ha sido el temor a una paz que, como admitiera la primera ministra danesa, podría ser, para los países europeos, “incluso más peligrosa que la guerra”. Sería así en caso de que se produjera como resultado de un acuerdo entre Rusia y Estados Unidos, ignorando los intereses y la voluntad de los países europeos, que desde que las delegaciones lideradas por Marco Rubio y Sergey Lavrov se reunieran por primera vez rompiendo la voluntad occidental de aislar completamente a Moscú, han tratado de imponer su presencia en la negociación para la resolución de la guerra.

lunes, 11 de agosto de 2025

Reunión en Alaska


Nahia Sanzo, Slavyangrad

“Si el precio por la supervivencia de Ucrania es la ocupación temporal rusa, que así sea”, titulaba el 4 de agosto parafraseando al presidente checo Petr Pavel Ukrainska Pravda. “En este momento, Ucrania, con todo el apoyo occidental, no está en condiciones de liberar los territorios ocupados en un plazo breve sin un coste significativo en vidas humanas. Y, por supuesto, sería muy injusto que Occidente presionara a Ucrania para que liberara todos los territorios ocupados en este momento, porque no queremos exterminar a la nación ucraniana. Queremos que sobrevivan como un país independiente y soberano. Y si preservar Ucrania como un Estado independiente y autónomo tiene un coste, si el coste es aceptar que parte del territorio estará temporalmente ocupado, sin reconocerlo legalmente, que así sea. Nunca reconoceremos estos territorios ocupados como legalmente rusos”, afirmó según citaba el artículo del medio ucraniano.

Pese al rechazo público que ha causado a lo largo de los tres últimos años cualquier propuesta que implicara la pérdida de territorios -siempre planteada como temporal, aunque hace ya once años que Ucrania perdió Crimea y parte de Donbass, donde Ucrania es vista hace mucho tiempo como algo del pasado-, lo que planteaba Pavel es, al menos desde el fracaso de la contraofensiva de 2023, la única opción realista. Preservar el Estado y la independencia ucraniana no implica dar por hecho que Rusia aspire aún, si es que ese fue su deseo en 2022, a ocupar toda Ucrania o a realizar un cambio de régimen para mantener al país bajo su esfera de influencia, sino detener la pérdida de población y destrucción que implica la continuación de la guerra. Sin embargo, para quienes han visto la guerra de Ucrania como existencial y la han utilizado para luchar contra el enemigo ruso y acercarse al aliado estadounidense, este escenario equivale a una derrota estratégica.

domingo, 3 de agosto de 2025

Las matemáticas del hambre: cómo Israel ha provocado la inanición en Gaza

Israel sabe cuántas calorías necesitan los gazatíes para sobrevivir, pero los datos muestran cómo ha limitado la entrada de alimentos a la Franja por debajo del umbral de la subsistencia
Hombres palestinos cargan con sacos de harina que han podido conseguir en Zikim, en el norte de Gaza, el 27 de julio de 2025.

Emma Graham-Harrison, el Diario.es

Las matemáticas del hambre en Gaza son sencillas: los palestinos no pueden salir, Israel ha prohibido la pesca y la guerra ha puesto fin a la agricultura. Es decir, que prácticamente todas las calorías que ingiere la población de la Franja tienen que venir de fuera.

Israel sabe cuánta comida hace falta. Lleva décadas calibrando el hambre en Gaza, calculando cuántos envíos hacen falta para ejercer presión sin provocar la inanición. “La idea es poner a los palestinos a dieta, pero no hacerles morir de hambre”, dijo en 2006 un asesor de alto nivel de Ehud Olmert, entonces primer ministro de Israel y actualmente crítico con el Gobierno de Benjamín Netanyahu.

Dos años después, un tribunal israelí ordenó que se publicaran los documentos que mostraban en detalle esos cálculos macabros. COGAT, la agencia gubernamental que sigue controlando todo lo que entra en la Franja de Gaza, había estimado entonces que, como mínimo, cada palestino necesitaba un promedio diario de 2.279 calorías, algo que podía lograrse entregando 1,836 kilos de alimentos por persona al día.

La ración mínima que las organizaciones humanitarias exigen que se entregue es aún menor: 62.000 toneladas métricas de alimentos secos y enlatados cada mes para cubrir las necesidades básicas de más de 2 millones de personas, lo que equivale a aproximadamente un kilo de alimentos por persona al día.

sábado, 2 de agosto de 2025

¿Ha perdido Zelensky el apoyo de Occidente?.. Se está convirtiendo en un lastre

Los gobiernos occidentales se enfrentan a su propio dilema. Habiendo invertido mucho en presentar a Zelensky como una figura al estilo de Churchill, sustituirlo abiertamente podría socavar el apoyo público a la guerra en sus propios países.

Thomas Fazi, Un Herd

Las conversaciones diplomáticas en Estambul, que transcurrieron sin incidentes y concluyeron con poco más que discusiones sobre un intercambio de prisioneros de guerra y vagas promesas de nuevas reuniones, dejaron a Volodymyr Zelensky enfrentándose a una crisis mucho más cercana: protestas sin precedentes que estallaron en las principales ciudades ucranianas.

Miles de personas salieron a las calles para denunciar una controvertida ley que, según Zelensky, tenía por objeto “reducir la influencia rusa”, pero que, en realidad, comprometería la independencia de las dos principales agencias anticorrupción del país en un momento en que, según se informa, ambas estaban a punto de detener a altos cargos de la propia administración de Zelensky.

La aprobación de la ley no solo provocó protestas masivas en Ucrania, sino también una condena generalizada en las capitales occidentales.

Ursula von der Leyen no tardó en emitir una dura reprimenda: la legislación entraba en conflicto con el “respeto al Estado de derecho” de Europa y podía poner en peligro las perspectivas de adhesión de Ucrania a la UE.

El Gobierno estadounidense llegó incluso a ordenar a Zelenski que retirara la legislación. Mientras tanto, los medios de comunicación occidentales dieron amplia cobertura a las protestas.

Por primera vez desde la invasión rusa, las políticas internas de Zelenski fueron criticadas abiertamente por medios que anteriormente lo habían idolatrado como un heroico defensor de la democracia.

viernes, 1 de agosto de 2025

"Cañones o mantequilla"


Nahia Sanzo, Slavyangrad

“La presidenta de la Comisión Úrsula von der Leyen ha presentado este miércoles los planes para recortar la financiación de la Política Agraria Común de la Unión Europea de 386.600 millones de euros a apenas 300.000 millones a partir de 2027 como parte de la revisión profunda del próximo presupuesto a largo plazo del bloque”, explicaba ayer la edición europea de Politico. Para complementar esa noticia, habría que recordar el plan de rearme por valor de 800.000 millones de euros que la sonriente von der Leyen presentó el pasado marzo o el compromiso de invertir 600.000 millones más allá del nivel habitual en armamento estadounidense. El resultado es buena demostración de las prioridades del bloque comunitario y fiel reflejo de la expresión inglesa “guns or butter”, cañones o mantequilla.

“Al obligarle a elegir entre los cañones o la mantequilla, las sanciones le encierran en un vicio que se aprieta poco a poco”, afirmó en 2022 sobre las sanciones europeas el entonces líder de la diplomacia de la UE Josep Borrell. En ocasiones, las sanciones resultan contraproducentes y dañan tanto o más a los países que las imponen. Las tasas de crecimiento y el aumento de los salarios han sido, en estos tres primeros años de guerra rusoucraniana, superiores en Rusia que en la Unión Europea, que ahora elige los cañones, no necesariamente los propios, por delante de la mantequilla.

LinkWithin

Blog Widget by LinkWithin