Porque la Declaración de Nueva York no prevé ninguna medida contra el genocidio en curso, ni siquiera contra sus perpetradores – es apenas una trampa para que los palestinos abandonen su lucha.
Eduardo Vasco, Strategic Culture
Entre los días 28 y 30 de julio se celebró en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York una conferencia sobre la tan mentada “solución” de dos Estados en Palestina, presidida por Francia y Arabia Saudita. A partir de dicha reunión, se divulgó la “Declaración de Nueva York” con el objetivo de implementar lo discutido y aprobado.
En la Conferencia intervinieron el secretario general de la ONU, António Guterres, y representantes de Estados miembros y entidades internacionales como la Organización de Cooperación Islámica y la Media Luna Roja. La “Declaración de Nueva York”, encabezada por Francia y Arabia Saudita, cuenta con el respaldo de 15 países, la Unión Europea y la Liga Árabe.
Estados Unidos e Israel no participaron en la conferencia. Por el contrario, la rechazaron, acusándola de favorecer a Hamás y de socavar los supuestos esfuerzos para poner fin a la “guerra” en Gaza.
En realidad, la “Declaración de Nueva York” no favorece ni a Hamás, ni a la Resistencia Palestina, ni al pueblo palestino, ni siquiera a la creación de un Estado Palestino independiente y soberano.