Timo al-Farooq advierte que Alemania, otrora símbolo de la “guerra nunca más”, se ha convertido en el principal traficante de armas de Europa, y alimenta guerras en Ucrania y Palestina, mientras revive el servicio militar obligatorio y el militarismo que amenazan la paz mundial
Timo Al-Farooq, Al Mayadeen
Una de las expresiones artísticas más emblemáticas del sentimiento antibélico en Alemania es un cartel de 1924 de la pintora y grabadora expresionista Käthe Kollwitz.
Creada para el Día de la Juventud organizado por entidades pacifistas con motivo del décimo aniversario del comienzo de la Primera Guerra Mundial, la obra litográfica representa a un joven con una mano levantada haciendo un saludo con tres dedos bajo las palabras “Nie Wieder Krieg” (Nunca más guerra).
Un siglo después, Alemania está más lejos de renunciar al conflicto armado que en cualquier otro momento de su historia posterior a la Segunda Guerra Mundial.
Mercader de la muerte
En 2025, Berlín alimenta la guerra de poder de la OTAN contra Rusia en Ucrania y el holocausto colonial de “Israel” en Palestina mediante un apoyo militar masivo. Según el Informe sobre las exportaciones de equipo militar para 2024, presentado el 27 de agosto por el gabinete federal bajo el canciller conservador de derecha Friedrich Merz, el gobierno alemán dio luz verde a un récord de 12 mil 800 millones de euros en exportaciones de armas el año pasado, y la mayor parte (64 por ciento) de las exportaciones aprobadas se destinaron a Ucrania.