Se necesitarán años para reconstruir el ejército alemán, pero esta decisión marca un punto de inflexión que cambiará el rostro de Alemania. Y de Europa
Roberto Iannuzzi, Il Fatto Quotidiano
El anunciado rearme alemán devuelve al viejo continente a una lógica de poder largamente olvidada, en un contexto de tensiones y desequilibrios europeos, además de una dura confrontación con Rusia, lo que sin duda no augura nada bueno para el futuro de Europa. Países como Gran Bretaña, Francia y Polonia pretenden seguir el ejemplo alemán, mientras que otros observan con preocupación.
La idea de reforzar el ejército alemán no es nueva. Se remonta al anuncio del llamado “giro histórico” (Zeitenwende) por parte de Olaf Scholz, predecesor del actual canciller, tras la invasión rusa de Ucrania en 2022.
Sin embargo, dos años después de ese anuncio, el Consejo Alemán de Relaciones Exteriores publicó un informe en el que afirmaba que el ‘giro’ no se había producido. Pero con la llegada de Friedrich Merz a la cancillería, las cosas parecen haber cambiado. En primer lugar, ha reformado el techo de la deuda, una novedad sin precedentes en la política fiscal alemana, que permite desbloquear cientos de miles de millones de euros en gastos de defensa.
Este flujo de dinero también servirá para financiar el ya considerable apoyo a Kiev (Alemania es el segundo proveedor de ayuda militar a Ucrania después de Estados Unidos).
La reconstrucción del ejército alemán llevará años y habrá que superar obstáculos internos, pero esta decisión marca un punto de inflexión que cambiará el rostro de Alemania. Y de Europa.
En su discurso de investidura en el Bundestag, el pasado 14 de mayo, Merz prometió convertir las fuerzas armadas alemanas en “el ejército convencional más fuerte de Europa”, una decisión que rompe un tabú histórico.
El rearme alemán ha sido un tema prohibido durante toda la posguerra tras la catastrófica experiencia del nazismo. Incluso después de la reunificación de 1990, Alemania ha dado prioridad a su influencia económica frente a la militar.
A pesar de ello, Merz calificó la decisión de invertir masivamente en defensa como
más que apropiada para el país más poblado y económicamente más fuerte de Europa.Llegó incluso a afirmar que “nuestros amigos y socios […] nos lo están pidiendo”. Una tesis que puede valer para los Estados Unidos de Trump, que ha pedido a sus aliados europeos que destinen hasta el 5 % del PIB a la defensa, pero que ciertamente no se ajusta a varios países continentales que están preocupados por la perspectiva del rearme alemán.
Sobre todo, porque el correspondiente plan de gasto militar promovido por la Unión Europea favorece a quienes ya disponen de recursos financieros (como Alemania), mientras que los demás países solo podrán invertir en defensa a costa de recortar otras partidas presupuestarias.
En cualquier caso, a la luz de los antecedentes históricos, la reacción más dura ha sido la de Rusia. El ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, ha calificado de “preocupante” el plan de rearme alemán, añadiendo que
muchos han recordado inmediatamente el siglo pasado, cuando Alemania se convirtió por dos veces en la principal potencia militar, y los problemas que eso provocó.La irritación rusa se ve acentuada por la actitud claramente hostil hacia Moscú del canciller Merz.
Nada más tomar posesión, ha mostrado un gran activismo en política exterior, visitando numerosas capitales europeas para discutir la “amenaza” de lo que ha definido como una “Rusia militante y revisionista”.
Merz viajó a Kiev y recibió al presidente ucraniano Volodymyr Zelensky en Berlín. Planteó la posibilidad de suministrar a Ucrania misiles Taurus de largo alcance (más de 500 km) de fabricación alemana, pero luego se vio obligado a dar marcha atrás ante la resistencia interna de su propio Gobierno.
Como alternativa, Berlín y Kiev han firmado un memorando de entendimiento para la producción de misiles de largo alcance en territorio ucraniano basados en tecnología alemana. El acuerdo forma parte de un paquete de 5000 millones de euros con el que Berlín financiará la industria bélica ucraniana.
Estas noticias han suscitado duras reacciones en Moscú. El presidente de la Comisión de Defensa de la Duma, Andrei Kartapolov, ha declarado que Rusia atacaría objetivos en territorio alemán si Berlín llevara a cabo su amenaza de entregar los Taurus a Kiev.
Mientras tanto, el 22 de mayo, Merz viajó a Lituania para inaugurar la primera brigada alemana desplegada de forma permanente en el extranjero desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Se prevé que cuente con 5000 efectivos para 2027.
Y es precisamente desde territorio lituano, no lejos de la frontera rusa, donde el ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, ha hablado de una “Rusia agresiva y revisionista”, calificándola de “principal amenaza para la seguridad europea”.
Por una amarga ironía de la historia, el cuartel general de la brigada alemana se encuentra en Nemenčinė, a solo dos kilómetros del lugar donde los nazis alemanes y lituanos masacraron a gran parte de la población judía de la ciudad en el otoño de 1941.
La masacre de Nemenčinė formó parte del exterminio masivo de los judíos de Lituania, del que sobrevivieron menos del 5 %.
Las autoridades alemanas y lituanas no hicieron ninguna referencia a esa dramática página de la historia el pasado 22 de mayo.
Sin embargo, recordar episodios como este sería útil para no olvidar cómo el militarismo y la intransigencia política ya sumieron a Europa en el abismo en el pasado.
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Ver también:
- Jugando con fuego: Ucrania ataca aeródromos del interior de Rusia
Scott Ritter. 2/06/2025 - La Tercera Guerra Mundial sobre el escritorio
Jorge Majfud. 9/06/2025 - El Reino Unido se prepara para la guerra
Leonid Savin. 8/06/2025 - Trump no abandonará la guerra en Ucrania
M. K. Bhadrakumar. 3/*06/2025
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