Una mirada no convencional al modelo económico de la globalización, la geopolítica, y las fallas del mercado
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martes, 10 de diciembre de 2024
¿Por qué hemos llegado a la pavorosa situación actual?
Leonardo Boff, LeonardoBoff.org
Es un lugar común afirmar que estamos en el corazón de una gran crisis de civilización. No es una crisis regional sino global. A decir verdad, ella encierra una infinidad de otras crisis, en lo económico, en lo político, en lo ideológico, en lo educacional, en lo religioso y hasta en lo espiritual. No sabemos qué nos espera. Tenemos mayor conciencia cada vez de que el mundo así como está no puede continuar. El camino actual nos está llevando al borde de un precipicio. Tenemos que cambiar. Se atribuye a Einstein esta frase: “el pensamiento que creó la crisis actual no puede ser el mismo que nos saque de ella”. Tenemos que definir un nuevo camino. ¿Cómo construirlo para que sea realmente otro tipo de mundo?
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mamvas
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viernes, 8 de abril de 2022
Clima: el colapso que viene
Beatriz Gimeno, Público
Se ha dado a conocer el último informe del Panel Científico de la ONU (IPCC) que es un compendio de todo el conocimiento acumulado sobre el cambio climático, además de una sombría advertencia. El colapso climático está a la vuelta de la esquina, pero qué importa cuando nos hundimos en otros colapsos cotidianos que tienen ocupada a la clase política (y a la gente, no nos engañemos). La clase política con verdadero poder se mueve entre hacer lo posible para que esto no se pare, es decir, procurar que la máquina del neoliberalismo no decaiga y que los ricos sigan haciendo dinero, y, al mismo tiempo, evitar el colapso social total. Es un equilibrio casi imposible para el que los partidos ofrecen sus recetas en tiempo electoral. La crisis climática siempre queda al final de todo. Si los ciclos políticos son cada vez más cortos y no hay noticia que dure una semana en los medios, cómo van a ocuparse de algo que, aunque esté ahí, todavía está a más de cinco meses. No es culpa de los políticos, también es culpa nuestra, de la ciudadanía, incapaces de fijar la atención en la misma cuestión más de una semana. Y claro, si hay un tema en el que el negacionismo se ceba es el cambio climático, que asume todos los negacionismos posibles. No se ve, no se huele, no se toca, no puedes hacer un video que demuestre que es real, no se mete en tu casa a robarte, no se puede comprar ni dejar de comprar. Si la gente no se cree una matanza prácticamente televisada, cómo va a creerse que el cambio climático puede acabar con la vida que conocemos.
Se ha dado a conocer el último informe del Panel Científico de la ONU (IPCC) que es un compendio de todo el conocimiento acumulado sobre el cambio climático, además de una sombría advertencia. El colapso climático está a la vuelta de la esquina, pero qué importa cuando nos hundimos en otros colapsos cotidianos que tienen ocupada a la clase política (y a la gente, no nos engañemos). La clase política con verdadero poder se mueve entre hacer lo posible para que esto no se pare, es decir, procurar que la máquina del neoliberalismo no decaiga y que los ricos sigan haciendo dinero, y, al mismo tiempo, evitar el colapso social total. Es un equilibrio casi imposible para el que los partidos ofrecen sus recetas en tiempo electoral. La crisis climática siempre queda al final de todo. Si los ciclos políticos son cada vez más cortos y no hay noticia que dure una semana en los medios, cómo van a ocuparse de algo que, aunque esté ahí, todavía está a más de cinco meses. No es culpa de los políticos, también es culpa nuestra, de la ciudadanía, incapaces de fijar la atención en la misma cuestión más de una semana. Y claro, si hay un tema en el que el negacionismo se ceba es el cambio climático, que asume todos los negacionismos posibles. No se ve, no se huele, no se toca, no puedes hacer un video que demuestre que es real, no se mete en tu casa a robarte, no se puede comprar ni dejar de comprar. Si la gente no se cree una matanza prácticamente televisada, cómo va a creerse que el cambio climático puede acabar con la vida que conocemos.
jueves, 6 de enero de 2022
La desertificación está dejando la Tierra estéril, pero hay una solución que todavía está a nuestro alcance
David R. Montgomery, The Guardian
La expansión de las tierras áridas está dejando a países enteros enfrentados a la hambruna. Es hora de cambiar la manera en la que pensamos sobre la agricultura.
Este verano las olas de calor sin precedentes y los dramáticos incendios en el sur de Europa y en el oeste norteamericano fueron duros recordatorios de que la crisis climática está aquí. Pero mientras el mundo se calienta, también hay una crisis más silenciosa y menos conocida desarrollándose bajo nuestros pies. La desertificación, durante mucho tiempo vista como una crisis que principalmente afecta a las naciones en desarrollo, está llegando también a Europa y Norteamérica, a medida que las sequias cada vez extremas tuestan los suelos ya degradados por las prácticas agrícolas y de pastoreo convencionales.
En España, por ejemplo, aproximadamente un quinto de toda la tierra está ahora en alto riesgo de desertificación, como también lo está la tierra agrícola en Italia, Grecia y el oeste de Norteamérica.
La expansión de las tierras áridas está dejando a países enteros enfrentados a la hambruna. Es hora de cambiar la manera en la que pensamos sobre la agricultura.
Este verano las olas de calor sin precedentes y los dramáticos incendios en el sur de Europa y en el oeste norteamericano fueron duros recordatorios de que la crisis climática está aquí. Pero mientras el mundo se calienta, también hay una crisis más silenciosa y menos conocida desarrollándose bajo nuestros pies. La desertificación, durante mucho tiempo vista como una crisis que principalmente afecta a las naciones en desarrollo, está llegando también a Europa y Norteamérica, a medida que las sequias cada vez extremas tuestan los suelos ya degradados por las prácticas agrícolas y de pastoreo convencionales.
En España, por ejemplo, aproximadamente un quinto de toda la tierra está ahora en alto riesgo de desertificación, como también lo está la tierra agrícola en Italia, Grecia y el oeste de Norteamérica.
sábado, 18 de septiembre de 2021
El coste del cambio climático
Los países latinoamericanos no terminan de apostar por una verdadera transformación energética.
Joselin García Hernández, Alai
El acuerdo de París, firmado en 2015, es hasta ahora el más ambicioso desarrollado entre las naciones para combatir el cambio climático. Dicho acuerdo busca mantener el nivel de temperatura mundial por debajo de los 2°c respecto a los niveles preindustriales, y continuar fijando metas para limitar este aumento a 1.5°c.
El presente artículo señala que las acciones emprendidas por los gobiernos resultan insuficientes para retardar el progresivo cambio climático. América Latina, será una de las zonas geográficas más afectadas económica y socialmente por este hecho. Pese a ello, la agenda climática latinoamericana, no se apega a los estándares internacionales que buscan mitigar esta situación
Las contribuciones nacionalmente determinadas, es decir las metas de mitigación que los países se fijan, son insuficientes para alcanzar los objetivos planteados. De acuerdo con la Declaración de la Organización Mundial de Meteorología sobre el estado del clima mundial en 2020, hay una aceleración en los indicadores del cambio climático, como la subida del nivel del mar, el derretimiento de los polos, y fenómenos meteorológicos extremos como huracanes o sequías prolongadas que amenazan gravemente el desarrollo socioeconómico de la población mundial.
El acuerdo de París, firmado en 2015, es hasta ahora el más ambicioso desarrollado entre las naciones para combatir el cambio climático. Dicho acuerdo busca mantener el nivel de temperatura mundial por debajo de los 2°c respecto a los niveles preindustriales, y continuar fijando metas para limitar este aumento a 1.5°c.
El presente artículo señala que las acciones emprendidas por los gobiernos resultan insuficientes para retardar el progresivo cambio climático. América Latina, será una de las zonas geográficas más afectadas económica y socialmente por este hecho. Pese a ello, la agenda climática latinoamericana, no se apega a los estándares internacionales que buscan mitigar esta situación
Las contribuciones nacionalmente determinadas, es decir las metas de mitigación que los países se fijan, son insuficientes para alcanzar los objetivos planteados. De acuerdo con la Declaración de la Organización Mundial de Meteorología sobre el estado del clima mundial en 2020, hay una aceleración en los indicadores del cambio climático, como la subida del nivel del mar, el derretimiento de los polos, y fenómenos meteorológicos extremos como huracanes o sequías prolongadas que amenazan gravemente el desarrollo socioeconómico de la población mundial.
jueves, 9 de septiembre de 2021
Covid, clima y el nuevo negacionismo
Edward Snowden, edwardsnowden.substack.com
El bulto que tienes en el dedo del pie probablemente sea cáncer; los niveles de hielo marino del Ártico están disminuyendo y aumentando; el mundo tiene 6.000 o 4.500 millones de años…
Como está online, ya lo sabe: Google (o Mad-Libs, su motor de búsqueda) es capaz de vomitar datos «científicos» para respaldar, incluso «confirmar», casi cualquier teoría privada que desee. Y sí, la verdad es que muchos de esos datos serán precisos, pero muchos no lo serán.
Probablemente no tenga cáncer de dedo del pie.
Se ha derramado mucha tinta sobre las noticias falsas y la pseudociencia que nos devuelven nuestras búsquedas: la información (llamémosla así) que responde a nuestras consultas lo hace de una manera alineada algorítmicamente con nuestras preferencias y las preferencias de nuestra comunidad. Aunque para la palabra «preferencias», también podría sustituir «sesgos»…
El bulto que tienes en el dedo del pie probablemente sea cáncer; los niveles de hielo marino del Ártico están disminuyendo y aumentando; el mundo tiene 6.000 o 4.500 millones de años…
Como está online, ya lo sabe: Google (o Mad-Libs, su motor de búsqueda) es capaz de vomitar datos «científicos» para respaldar, incluso «confirmar», casi cualquier teoría privada que desee. Y sí, la verdad es que muchos de esos datos serán precisos, pero muchos no lo serán.
Probablemente no tenga cáncer de dedo del pie.
Se ha derramado mucha tinta sobre las noticias falsas y la pseudociencia que nos devuelven nuestras búsquedas: la información (llamémosla así) que responde a nuestras consultas lo hace de una manera alineada algorítmicamente con nuestras preferencias y las preferencias de nuestra comunidad. Aunque para la palabra «preferencias», también podría sustituir «sesgos»…
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domingo, 5 de septiembre de 2021
Un plan climático para un mundo en llamas
Kim Stanley Robinson, Sin Permiso
La humanidad está al borde del desastre. Pero con pensamiento creativo y voluntad colectiva, todavía estamos a tiempo de evitar la catástrofe.
¿Qué se siente al vivir al borde de un vasto cambio histórico? Se siente como ahora lo hacemos. Puede sonar hiperbólico, y tal vez incluso a pánico, pero creo que estamos ahí. No es que un escritor de ciencia ficción pueda ver el futuro mejor que otros; muy a menudo lo hace peor. Pero entre la pandemia, el ritmo acelerado de los acontecimientos climáticos extremos y la acumulación de datos y análisis de la comunidad científica, se ha convertido en una apuesta fácil.
Hace unas semanas, mi esposa y yo condujimos a través de los EEUU de este a oeste. En Wyoming, nos dimos con una nube de humo de los incendios forestales tan extendida y espesa que no podiamos ver las montañas a solo unas pocas millas de distancia a cada lado de la carretera. Continuó así durante 1.000 millas. Luego llegamos a California justo a tiempo para el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas, que documenta con meticuloso detalle la verdadera escala del problema climático. La humanidad está al borde no solo del cambio, sino del desastre. Y debido a que podemos verlo venir, tan claro como una tormenta negra en el horizonte, nuestros intentos de esquivar el desastre y crear una relación sostenible con nuestro único hogar implicará enormes cambios en nuestros hábitos, leyes, instituciones y tecnologías.
La humanidad está al borde del desastre. Pero con pensamiento creativo y voluntad colectiva, todavía estamos a tiempo de evitar la catástrofe.
¿Qué se siente al vivir al borde de un vasto cambio histórico? Se siente como ahora lo hacemos. Puede sonar hiperbólico, y tal vez incluso a pánico, pero creo que estamos ahí. No es que un escritor de ciencia ficción pueda ver el futuro mejor que otros; muy a menudo lo hace peor. Pero entre la pandemia, el ritmo acelerado de los acontecimientos climáticos extremos y la acumulación de datos y análisis de la comunidad científica, se ha convertido en una apuesta fácil.
Hace unas semanas, mi esposa y yo condujimos a través de los EEUU de este a oeste. En Wyoming, nos dimos con una nube de humo de los incendios forestales tan extendida y espesa que no podiamos ver las montañas a solo unas pocas millas de distancia a cada lado de la carretera. Continuó así durante 1.000 millas. Luego llegamos a California justo a tiempo para el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas, que documenta con meticuloso detalle la verdadera escala del problema climático. La humanidad está al borde no solo del cambio, sino del desastre. Y debido a que podemos verlo venir, tan claro como una tormenta negra en el horizonte, nuestros intentos de esquivar el desastre y crear una relación sostenible con nuestro único hogar implicará enormes cambios en nuestros hábitos, leyes, instituciones y tecnologías.
viernes, 20 de agosto de 2021
Marcos teóricos para entender la crisis actual
En este momento con presencia dramática del coronavirus estamos en el corazón de un caos que afecta a todo el planeta. Pero él nos hace descubrir a la Tierra como un todo y que somos también Tierra, parte consciente de ella y no sus dueños y señores
Leonardo Boff, Alainet
Toda la realidad histórico-social, por bien que se presente o por hundida en una situación de caos, demanda un marco teórico (conjunto de conceptos) para poder ser entendida, sea para enfrentar las amenazas que puede representar sea para celebrar un nuevo orden que puede surgir con sus promesas.
El primer marco teórico sigue la ciencia tal como ha venido siendo comúnmente practicada y cuyo método se inauguró en el siglo XVIII con los padres fundadores del paradigma científico moderno. Adquirió su más clara expresión con los resultados del IPCC que hace el seguimiento del calentamiento actual y de la salud de la Tierra. Se orienta por el principio del orden.
Los hechos sobre los cuales reflexiona son, por ejemplo, la irrupción de la Covid-19 mostrando la reacción de la Tierra contra las agresiones hechas por los seres humanos en la era geológica del antropoceno. El otro dato es el crecimiento del calentamiento global cuyo C02, como sabemos, permanece en la atmósfera más de cien años. Dada la voracidad industrialista está llegando a un límite peligroso. Hasta 2030 debe ser reducido drásticamente, en caso contrario conoceremos una dramática transformación del equilibrio de la Tierra, que amenazaría gravemente la biosfera y generaría millones de emigrados en el mundo. Otro dato es la Sobrecarga de la Tierra (The Earth’s overshoot), es decir, el agotamiento de los bienes y servicios necesarios para el mantenimiento de la vida humana y terrestre. Se está volviendo cada vez más grave como revela el último análisis, verificado el 20 de septiembre de 2020. De continuar el nivel de consumo actual, que exige una Tierra y media, puede llevarnos a altos índices de iniquidad social, especialmente entre los pobres. Están también las “9 fronteras planetarias para el desarrollo” que no deben ser superadas (climas, agua, suelo, biodiversidad, disminución de la capa de ozono, acidificación de los océanos, entre otras). Cuatro se encuentran en alto grado de degradación. A partir de la quinta puede ocurrir un efecto dominó, pues todos los factores son sistémicos y se articulan entre sí. Ahí podría ocurrir el colapso de nuestra civilización.
Toda la realidad histórico-social, por bien que se presente o por hundida en una situación de caos, demanda un marco teórico (conjunto de conceptos) para poder ser entendida, sea para enfrentar las amenazas que puede representar sea para celebrar un nuevo orden que puede surgir con sus promesas.
El primer marco teórico sigue la ciencia tal como ha venido siendo comúnmente practicada y cuyo método se inauguró en el siglo XVIII con los padres fundadores del paradigma científico moderno. Adquirió su más clara expresión con los resultados del IPCC que hace el seguimiento del calentamiento actual y de la salud de la Tierra. Se orienta por el principio del orden.
Los hechos sobre los cuales reflexiona son, por ejemplo, la irrupción de la Covid-19 mostrando la reacción de la Tierra contra las agresiones hechas por los seres humanos en la era geológica del antropoceno. El otro dato es el crecimiento del calentamiento global cuyo C02, como sabemos, permanece en la atmósfera más de cien años. Dada la voracidad industrialista está llegando a un límite peligroso. Hasta 2030 debe ser reducido drásticamente, en caso contrario conoceremos una dramática transformación del equilibrio de la Tierra, que amenazaría gravemente la biosfera y generaría millones de emigrados en el mundo. Otro dato es la Sobrecarga de la Tierra (The Earth’s overshoot), es decir, el agotamiento de los bienes y servicios necesarios para el mantenimiento de la vida humana y terrestre. Se está volviendo cada vez más grave como revela el último análisis, verificado el 20 de septiembre de 2020. De continuar el nivel de consumo actual, que exige una Tierra y media, puede llevarnos a altos índices de iniquidad social, especialmente entre los pobres. Están también las “9 fronteras planetarias para el desarrollo” que no deben ser superadas (climas, agua, suelo, biodiversidad, disminución de la capa de ozono, acidificación de los océanos, entre otras). Cuatro se encuentran en alto grado de degradación. A partir de la quinta puede ocurrir un efecto dominó, pues todos los factores son sistémicos y se articulan entre sí. Ahí podría ocurrir el colapso de nuestra civilización.
lunes, 9 de agosto de 2021
Kazajistán: La sequía de la que nadie habla podría ser un presagio para Occidente
Tarik Cyril Amar, RT
En un mundo asolado por una pandemia, algunas historias quedan atrás. Una que ha escapado a los titulares, probablemente de forma comprensible, es la nueva prohibición del gobierno kazajo de exportar alimentos para el ganado durante seis meses, insistiendo en que los productos se queden en casa.
La razón de esta intervención, que se ha producido tras la dimisión de un ministro de agricultura y en contra de los deseos de algunos agricultores y exportadores, es una grave sequía en gran parte del oeste del país. Tras un invierno seco, ha durado meses y ya ha causado grandes daños a los pastos, al ganado que depende de ellos y a las comunidades que, a su vez, necesitan el ganado.
La atribución directa de un solo evento al cambio climático puede ser un reto. Pero eso es, francamente, una preocupación académica, porque no hay duda de que Kazajstán ya se ha visto afectado y se verá más afectado por el calentamiento global. Así lo reflejan numerosos estudios y lo reconocen múltiples organizaciones internacionales, desde el PNUD hasta la OMS.
En un mundo asolado por una pandemia, algunas historias quedan atrás. Una que ha escapado a los titulares, probablemente de forma comprensible, es la nueva prohibición del gobierno kazajo de exportar alimentos para el ganado durante seis meses, insistiendo en que los productos se queden en casa.
La razón de esta intervención, que se ha producido tras la dimisión de un ministro de agricultura y en contra de los deseos de algunos agricultores y exportadores, es una grave sequía en gran parte del oeste del país. Tras un invierno seco, ha durado meses y ya ha causado grandes daños a los pastos, al ganado que depende de ellos y a las comunidades que, a su vez, necesitan el ganado.
La atribución directa de un solo evento al cambio climático puede ser un reto. Pero eso es, francamente, una preocupación académica, porque no hay duda de que Kazajstán ya se ha visto afectado y se verá más afectado por el calentamiento global. Así lo reflejan numerosos estudios y lo reconocen múltiples organizaciones internacionales, desde el PNUD hasta la OMS.
viernes, 28 de mayo de 2021
Obligan a Shell a reducir sus emisiones de CO2 un 45% en 8 años
Es la primera vez que un tribunal obliga a una multinacional a asumir su responsabilidad en la crisis climática y a reducir sus emisiones.
La Marea
El tribunal del distrito de La Haya (Países Bajos) leyó finalmente su veredicto en el caso bautizado como «el Pueblo contra Shell». Y ganó «el pueblo».
No había dinero en juego, al menos físicamente. Lo que pedía Amigos de la Tierra, junto con otras seis organizaciones y con el apoyo de más de 17.000 ciudadanos y ciudadanas neerlandeses, era un cambio en la política de Shell, la segunda compañía petrolera por ingresos del mundo. La sentencia obliga a la multinacional anglo-holandesa a recortar sus emisiones aceptando el marco impuesto por el Acuerdo de París: deberá reducir un 45% sus emisiones de CO2 en los próximos diez años respecto a 2019.
Toda la comunidad ecologista mundial esperaba el fallo con ansiedad, ya que podía representar un antes y un después en su lucha por frenar el cambio climático: es la primera vez que un tribunal obliga a una multinacional a asumir su responsabilidad en la crisis climática y a reducir sus emisiones. La compañía en cuestión, Shell, emite nueve veces más CO2 que todo Países Bajos junto y se encuentra entre las diez empresas más contaminantes del mundo.
Según Donald Pols, director de Amigos de la Tierra, después de décadas contribuyendo de manera significativa al calentamiento global, había llegado la hora de frenar a Shell, «una empresa que se ha salido con la suya y ha logrado maquillar de verde sus actividades durante demasiado tiempo». Numerosos activistas por el medio ambiente se dieron cita
El tribunal del distrito de La Haya (Países Bajos) leyó finalmente su veredicto en el caso bautizado como «el Pueblo contra Shell». Y ganó «el pueblo».
No había dinero en juego, al menos físicamente. Lo que pedía Amigos de la Tierra, junto con otras seis organizaciones y con el apoyo de más de 17.000 ciudadanos y ciudadanas neerlandeses, era un cambio en la política de Shell, la segunda compañía petrolera por ingresos del mundo. La sentencia obliga a la multinacional anglo-holandesa a recortar sus emisiones aceptando el marco impuesto por el Acuerdo de París: deberá reducir un 45% sus emisiones de CO2 en los próximos diez años respecto a 2019.
Toda la comunidad ecologista mundial esperaba el fallo con ansiedad, ya que podía representar un antes y un después en su lucha por frenar el cambio climático: es la primera vez que un tribunal obliga a una multinacional a asumir su responsabilidad en la crisis climática y a reducir sus emisiones. La compañía en cuestión, Shell, emite nueve veces más CO2 que todo Países Bajos junto y se encuentra entre las diez empresas más contaminantes del mundo.
Según Donald Pols, director de Amigos de la Tierra, después de décadas contribuyendo de manera significativa al calentamiento global, había llegado la hora de frenar a Shell, «una empresa que se ha salido con la suya y ha logrado maquillar de verde sus actividades durante demasiado tiempo». Numerosos activistas por el medio ambiente se dieron cita
martes, 4 de febrero de 2020
Greta Thunberg, Donald Trump y el futuro del capitalismo
Yanis Varoufakis, Project Syndicate
Steven Mnuchin, secretario del Tesoro del presidente norteamericano, Donald Trump, indignó a los analistas liberales en la reunión del Foro Económico Mundial de este año en Davos con un comentario sarcástico dirigido a la activista climática adolescente Greta Thunberg. En respuesta al reclamo de Thunberg de una salida inmediata de las inversiones en combustibles fósiles, Mnuchin dijo que la joven debería ir a la universidad a “estudiar economía” y después “volver a explicárnoslo”. Dos días antes, Trump se había referido a los científicos climáticos como “los herederos de los insensatos adivinos del pasado”.
La actitud de la administración Trump frente al cambio climático, y quienes hacen campaña a favor de medidas drásticas para contenerlo, es abominable, desagradable y errónea. Pero detrás de la vulgaridad y la toxicidad de Trump, Mnuchin, y otros, es lógica fría y honestidad brutal: su política es la única defensa auténtica del capitalismo contemporáneo. Y, a juzgar por el consejo condescendiente de Mnuchin a Thunberg, entienden que la economía tradicional, a diferencia de la ciencia climática, es su amiga.
Yo tampoco pude contenerme tras el comentario de Mnuchin en Davos. “Mnuchin, tristemente, tiene razón”, escribí en un tuit. “Si Greta fuera a estudiar economía tradicional, pasaría varios semestres estudiando modelos de mercados en los que ni un desastre climático ni una crisis económica es posible. ¡Es hora de transformar la política económica y la economía!”
jueves, 9 de enero de 2020
Guerra y fuego: la venganza del cambio climático
Alejandro Nadal, La Jornada
El nuevo año despertó con un doble llamado sobre la realidad del cambio climático. Por una parte están los incendios en Australia, que han cubierto millones de hectáreas y representan una amenaza existencial para el continente. Por otra, los tambores en Medio Oriente nos anuncian la proximidad de una guerra vinculada con las reservas de crudo más importantes del mundo. Doble llamado para tomar acción decisiva y controlar las emisiones de gases de efecto invernadero.
Australia se ha desempeñado mal en el tema de la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). En el marco del Acuerdo de París, Australia fijó una meta de reducción de emisiones de entre 26 y 28 por ciento respecto de las de 2005 para ser alcanzada en 2030. Estas metas son demasiado modestas y lo peor es que Australia ni siquiera está en camino de cumplirlas.
De acuerdo con el índice de desempeño sobre cambio climático (www.climate-change-performance-index.org), que agrupa a las 57 economías responsables de 90 por ciento de las emisiones de GEI, Australia ocupó el último lugar en 2019. Y esta situación va a empeorar. Desde el primero de agosto de 2019 los incendios en Nueva Gales del Sur y Queensland han emitido 306 millones de toneladas de dióxido de carbono. Ese monto representa más de la mitad de las emisiones anuales de Australia.
sábado, 4 de enero de 2020
Tras el fracaso de la COP25, política y economía
Albert Recio Andreu, Mientras tanto
La cumbre del clima celebrada en Madrid ha colmado las expectativas de los más realistas: ha acabado en fracaso, una muestra más de que ante una catástrofe anunciada predominan la inercia y la parálisis frente a la acción. En este sentido poco hay que discutir. Más cuestionable es, como han hecho bastantes comentaristas, considerar la falta de voluntad de los gobiernos como casi la única causa del fracaso. Se trata de una forma de entender la realidad, bastante habitual en los últimos tiempos, que presenta a los gobiernos y a los políticos como perversos y malvados y a la ciudadanía (o la sociedad civil) como un colectivo particularmente bondadoso y bienintencionado. Además de ser falso, ello conduce a errores estratégicos de bulto. Si el movimiento ecologista quiere tener éxito (algo por otra parte totalmente necesario para la supervivencia de la civilización humana), necesita huir de este tipo de interpretaciones y abordar en serio los problemas estructurales que subyacen a los continuos fracasos de los foros del clima (y de la mayoría de los que abordan alguna cuestión ecológica).
La mayoría de los gobiernos no son entes puramente autónomos. Están condicionados, cuando menos, por dos tipos de relaciones clave: por una parte, los intereses económicos dominantes, con los que a menudo mantienen relaciones estrechas, y, por otra, las opiniones del electorado, y en ambos terrenos hay problemas evidentes.
miércoles, 18 de diciembre de 2019
Cambio climático: sainete y gran fiasco en Madrid
Alejandro Nadal, La Jornada
El Acuerdo de París sobre cambio climático fue presentado al mundo en 2015 como un gran logro al finalizar la vigesimoprimera Conferencia de las Partes (COP21) de la Convención sobre Cambio Climático. Se dijo que por vez primera todos los países del mundo se habían unido en un esfuerzo común por mantener el cambio climático por debajo de los dos grados centígrados respecto de la era preindustrial. Además, se acordó realizar esfuerzos por limitar a 1.5 grados dicho cambio climático. Para lograr lo anterior todos y cada uno de los países miembros definirían de manera voluntaria e independiente sus compromisos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
Formalmente el Acuerdo de París (AP) entró en vigor en noviembre de 2016, al ser ratificado por el número requerido de países. Pero lo que nunca se ha dicho con toda claridad, y los medios no han sabido entender, es que ese acuerdo ya entró en vigor, pero todavía no puede aplicarse. Ya llevamos cuatro años en esta especie de limbo que convierte el AP en un tratado internacional que ya entró en vigor pero no puede aplicarse. La razón es que le falta lo que sería el equivalente a una ley reglamentaria.
domingo, 15 de diciembre de 2019
COP25: ¡Dejad de joder, salvajes!
Juan Carlos Monedero, Público
Trump acaba de hacerse otra vez el gracioso negando el cambio climático. ¿Como puede un descerebrado ser Presidente de los EEUU? Pues igual que puede un payaso ganar las elecciones en Gran Bretaña. Tardas menos en convertirte en un monstruo que aprender a respetar a los demás. Sumando que la comida basura embota el cerebro. La Cumbre sobre el cambio climático naufraga negándose EEUU, China, India, Brasil y Sudáfrica a profundizar en los acuerdos logrados en la Cumbre de París de 2015. Con la edad hay cosas que no maduran, sino que se pudren.
Le pregunto todos los años a mis alumnos: ¿qué preferís, 50 euros hoy o 200 mañana? La mayoría dice que 200 mañana. Y vuelvo a preguntar: ¿50 hoy o 200 el curso que viene? Y la mayoría dice: “no, no, 50 hoy”. Eso se llama en sociología “descuento hiperbólico”, es decir, descontamos esa enorme ventaja de multiplicar la ganancia por cuatro por aquello de más vale pájaro en mano que ciento volando. Pero eso es estúpido y los seres humanos nos dotamos de instituciones, que son acuerdos entre todos nosotros para no hacer el gilipollas. Por ejemplo, para no consumir en poco tiempo todos los recursos que nos harán falta mañana. Las instituciones son acuerdos que nos dicen: espera, retrasa la gratificación porque te va a hacer más tarde. Son acuerdos construidos con inteligencia colectiva, dialogando y mirando al largo plazo. Son básicos para la supervivencia, sobre todo cuando son democráticos.
miércoles, 25 de septiembre de 2019
Greta Thunberg en 2050
Víctor M. Toledo, La Jornada
Greta Tintin Eleonora Ernman Thunberg, nacida en 2003, tendrá 47 años en 2050 y, como veremos, de no revertirse las tendencias que afectan el equilibrio ecológico del planeta, habrá de vivir como el resto de la humanidad: inmersa en una pesadilla. Ese año se ha convertido en fecha cabalística porque para entonces habrán de confluir cinco procesos incontrovertibles. La humana es la única especie animal capaz de visualizar escenarios futuros a partir de evidencias y tendencias del presente, pero también de borrarlos o ignorarlos por temor, fantasías, intereses, desdén o cinismo. Greta Thunberg es la niña sueca cuya conciencia ambiental logró movilizar a más de 4 millones de ciudadanos de 150 países el viernes pasado, y cuyo discurso cimbró la Asamblea de Naciones Unidas porque puso en evidencia a los tres sectores que dirigen los destinos de todos nosotros hacia una catástrofe: los políticos, los empresarios y los diplomáticos.
¿Tienen razón los niños y jóvenes que se manifiestan en todo el mundo o es una simple reacción, exagerada y crispante de adolescentes?
Veamos: los cinco procesos actuales que al combinarse terminarán convirtiendo el planeta en un espacio inhabitable en 2050 son: primero, la dinámica demográfica. La proyección de Naciones Unidas estima que la población humana pasará de los actuales 7.6 mil millones a 9.6 mil millones en 2050. Este descomunal aumento de humanos, debido al incremento en la longevidad y en las tasas de fecundidad, elevará la presión sobre los recursos de la Tierra a un nivel sin precedente para ofrecer alimentos, agua, energía, materiales y espacios habitables a otros 2 mil millones de individuos.
lunes, 2 de septiembre de 2019
Noam Chomsky: “Las quemas en la Amazonia son un crimen de lesa humanidad”
Los incendios forestales en la Amazonia han causado indignación y preocupación en todo el mundo. Noam Chomsky, el intelectual vivo más relevante según el New York Times, explica a El Mostrador que la deforestación de esta selva tropical, a causa de las "quemas ilegales", debe ser considerada como crimen de lesa humanidad. Del mismo modo, el pensador y activista político estadounidense asevera que la emergencia climática constituye la problemática más importante que ha surgido en la historia humana, ya que esta crisis ambiental, a menos que se aborde seriamente y pronto, "condenará la vida humana organizada".
Roberto Manríquez, El Mostrador
Los cerezos han florecido en agosto en Santiago de Chile, un mes antes del comienzo de la primavera, que solía llegar en septiembre en el hemisferio sur. Un bello efecto que es rápidamente ensombrecido al constatar que el otoño se reduce inexorablemente. Pero no es lo único que cambia, ni menos lo más grave.
La Amazonia lleva semanas ardiendo y la amenaza se cierne sobre una cuarta parte de las especies de la Tierra: 30 mil tipos de plantas, 2.500 especies de peces, 1.500 de aves, 500 de mamíferos, 550 de reptiles y 2,5 millones de insectos. Ello sin contar que esta selva proporciona el 20 por ciento del agua dulce no congelada del planeta y también, como se ha dicho, produce un 20 por ciento del total de oxígeno disponible en la Tierra.
Aunque es cierto que el oxígeno que produce la Amazonia es consumido en la misma Amazonia, las palabras del ministro de Medio Ambiente de Brasil, cuando declara que dicha región “no es el pulmón del mundo", debido a que tiene su ciclo cerrado y que, por lo tanto, "es un patrimonio brasileño" y que "esta historia de que pertenece a la humanidad es una bobería”, encierran la enorme dimensión de la crisis que afrontamos al desconocer su papel vital en el flujo de las precipitaciones en toda América Latina, en la regulación del clima global y en la aportación de nutrientes a los microorganismos que producen en el mar el oxígeno que respiramos, y que, todo ello, repercute directamente en la supervivencia de la humanidad.
Roberto Manríquez, El Mostrador
Los cerezos han florecido en agosto en Santiago de Chile, un mes antes del comienzo de la primavera, que solía llegar en septiembre en el hemisferio sur. Un bello efecto que es rápidamente ensombrecido al constatar que el otoño se reduce inexorablemente. Pero no es lo único que cambia, ni menos lo más grave.
La Amazonia lleva semanas ardiendo y la amenaza se cierne sobre una cuarta parte de las especies de la Tierra: 30 mil tipos de plantas, 2.500 especies de peces, 1.500 de aves, 500 de mamíferos, 550 de reptiles y 2,5 millones de insectos. Ello sin contar que esta selva proporciona el 20 por ciento del agua dulce no congelada del planeta y también, como se ha dicho, produce un 20 por ciento del total de oxígeno disponible en la Tierra.
Aunque es cierto que el oxígeno que produce la Amazonia es consumido en la misma Amazonia, las palabras del ministro de Medio Ambiente de Brasil, cuando declara que dicha región “no es el pulmón del mundo", debido a que tiene su ciclo cerrado y que, por lo tanto, "es un patrimonio brasileño" y que "esta historia de que pertenece a la humanidad es una bobería”, encierran la enorme dimensión de la crisis que afrontamos al desconocer su papel vital en el flujo de las precipitaciones en toda América Latina, en la regulación del clima global y en la aportación de nutrientes a los microorganismos que producen en el mar el oxígeno que respiramos, y que, todo ello, repercute directamente en la supervivencia de la humanidad.
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viernes, 23 de agosto de 2019
Bolsonaro destruye la Amazonía brasileña
Hedelberto López Blanch, Rebelión
Como fiel seguidor de las orientaciones del mandatario estadounidense Donald Trump, quien se retiro del Acuerdo de París para el cambio climático, el presidente Jair Bolsonaro se ha lanzado a destruir la Amazonía para, según afirma, impulsar la economía.
Para no dejar dudas, tras el informe presentado por el sistema de alertas del Instituto Nacional de Investigación Espacial (Inpe) donde se denunciaba que la Amazonía había perdido 5 879 kilómetros cuadrados en los últimos 12 meses, 40% más que un año antes, Bolsonaro destituyó a su director, Ricardo Galvao.
Como consecuencia de sus declaraciones que minimizaban las cifras oficiales y las calificaba de “mentirosas” y “mala publicidad”, la deforestación de esa reserva de la biosfera mundial se incrementó a niveles alarmantes a partir de julio pasado.
El área desbrozada solo en julio, es tres veces más grande que Nueva York, según el Inpe, Instituto encargado de las mediciones, y se cuadruplicó con respecto al año anterior en unos 3 000 kilómetros cuadrados.
Los gobiernos anteriores, encabezados por el Partido de los Trabajadores, tuvieron como parte fundamental de la política ambiental de Brasil proteger la Amazonía, pero con la elección del actual presidente ultraderechista se ha dado un viraje total en contra de la preservación de la selva tropical más grande del mundo.
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miércoles, 21 de agosto de 2019
Grupo de científicos dice que el capitalismo tal y como lo conocemos está llegando a su fin
Es una gran alerta a economistas y gobiernos: estamos en medio de una transformación de modelo económico cuyo trasfondo es el agotamiento de los recursos y el cambio climático. En cierta manera, estamos asistiendo al fin del capitalismo tal y como lo conocemos.
Es lo que concluye un grupo de científicos finlandeses en un reporte encargado por la ONU para dar contexto a su Informe Mundial de Desarrollo Sostenible.
"El capitalismo tal como lo conocemos ha dependido de la energía barata, ese es el motor o el facilitador de este crecimiento que hemos visto en los últimos 150 o 200 años, básicamente", le explica a BBC Mundo el economista Paavo Järvensivu, integrante de la finlandesa Unidad de Investigación BIOS y uno de los autores de ese reporte. Ahora, agrega, estamos entrando en otra etapa.
"La era de la energía barata está llegando a su fin, y si no tenemos esa energía barata, entonces ya no podemos tener ese tipo de capitalismo".
Según este grupo de científicos, debido al cambio climático, por primera vez en la historia humana, las economías están teniendo que recurrir a fuentes de energía menos eficientes que requieren "más esfuerzo y no menos" para producirla, según se lee en el reporte.
"Se necesita un gran esfuerzo para cortar con nuestra dependencia de los combustibles fósiles", dice Järvensivu.
jueves, 15 de agosto de 2019
Capitalismo, agricultura y cambio climático
Alejandro Nadal, La Jornada
El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) filtró un adelanto de un estudio sobre la relación entre suelos, agricultura y cambio climático. Es un poderoso llamado de atención sobre las fuerzas que amenazan con desfigurar la biósfera y destruir la especie humana. El análisis hace hincapié en el uso de suelo, la producción de alimentos y las emisiones de gases de efecto invernadero.
La advertencia del IPCC señala que la agricultura, la ganadería y la silvicultura generan 23 por ciento del total de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) cada año. Por otra parte, el IPCC recuerda que los suelos del planeta son responsables de absorber alrededor de 30 por ciento del bióxido de carbono emitido cada año por la industria y el sector energético. En la medida en que los suelos se degradan, se reduce su capacidad de absorción del bióxido de carbono (CO2) y su capacidad productiva se ve limitada. Esto aumenta la concentración de GEI en la atmósfera y agrava el cambio climático, lo que genera nuevamente mayor degradación de suelos. El riesgo de desencadenar un ciclo acumulativo vicioso es hoy día muy alto.
El informe del IPCC es importante, pero, como siempre ocurre con estas evaluaciones sobre la destrucción ambiental en el mundo, adolece de una grave omisión: no contiene ninguna referencia sustantiva a las fuerzas económicas que están promoviendo esta degradación ambiental.
viernes, 24 de mayo de 2019
Informe sobre la biodiversidad: los motores invisibles
Alejandro Nadal, La Jornada
Hace 10 días el Panel Intergubernamental sobre Biodiversidad dio a conocer el resumen de su informe sobre el estado de la biodiversidad en el mundo (www.ipbes.net). El contenido es alarmante: la biósfera, nuestra casa en el planeta, está siendo perturbada a una escala sin precedente. La biodiversidad está declinando más rápidamente que nunca antes en la historia de la humanidad.
La lista de daños al medio ambiente es el catálogo de una pesadilla: 75 por ciento de la superficie cultivable se encuentra alterada, 66 por ciento de ecosistemas marinos sufre impactos negativos acumulativos y 85 por ciento de la superficie de los humedales en el mundo se ha perdido. La mitad de los arrecifes coralinos en el mundo ha desaparecido en los pasados 100 años y las pérdidas se aceleran por los efectos del cambio climático. Entre 2010 y 2015 se perdieron 32 millones de hectáreas de bosque primario en los ecosistemas tropicales de alta biodiversidad. El tamaño de las poblaciones silvestres de vertebrados ha declinado en los pasados 50 años.
El informe de IPBES revela que desde 1970 la producción agrícola, la extracción de pesquerías y la producción forestal han amentado. Pero las aportaciones de la biósfera para mantener la producción futura en esas actividades han declinado. Esto significa que la producción no es sustentable.
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